ebook img

Historia De Espana Musulmana (Historia Serie Mayor) (Spanish Edition) PDF

408 Pages·1993·153.3 MB·Spanish
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview Historia De Espana Musulmana (Historia Serie Mayor) (Spanish Edition)

Título original: Muslin Spain. lts History and Culture Traducción de Pilar Vila l Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en e!arto534-bis de! CÓdigo Penal vigente, podrán ser castigados con penas de multa yprivación de libertad quienes reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica fijada en cualquier tipo de soporte sin la preceptiva autorizaciÓn. @1974, by rhe University of Minnesota All rights reserved. Original edition published by the University of Minnesota Press, MinneapoJis, Minnesota, USA Ediciones Cátedra, S.A., 199"3 Juan Ignacio Luca de Tena, 15.28027 Madrid DepósitO legal: M. 37.142-1993 ISBN: 84-376-0225-4\ PrintedinSpain Impreso en Gráficas Rogar,.S. A. PoI. Ind. Cobo Calleja. Fuenlabrada (Madrid) L Índice PRÓLOGO. .. .. ... .. .. .. .. . .... .. . ... .. .. .. .. .. ... .. .. ... ... .. .. .. .. . 9 AGRADECIMIENTOS. .. .. .. .. ... .. .. .. ... .. .. .. .. ... .. .. ... .. .. .. .. ... . 12 NOTAA LAEDICIÓNESPAÑOLA....................................... 13 . TRANSLITERACIÓN.. . ... .. . ... ... .. .. .. .. .. .. ... .. .. .. ... .. .. .. ... .. .. 14 CAPÍTULOI r . La conquistade Españay el emirato.............................. 15 /' CAPÍTULO 11 38 El califato, 929-1031. . ... ... .. .. .. .. .. .. .. ... .. .. ... .. .. ... .. .. .. CAPÍTULO 111 Los reinos de taifas, 1031-1090...:................................ 54 CAPÍTULOIV Las dinastías beréberes. .. ... .. .. ... . ... . .. ... .. .. ... .. ... .. .. .. .. 69 CAPÍTULOV 91 La dinastía nasrí de Granada (1231-1492).......................... " "CAPÍTULOVI 101 La estructura social y las tensiones socio-religiosas.................. "CAPÍTULO VII 124 Sociedad y administración. .. .. .. .. .. .. .. ... .. .. ... .. ... .. .. .. .. .. "CAPÍTULO VIII 136 Transmisión cultural y autovaloración. . . .. .. .. .. ... ... .. .. .. .. ... . XCAPÍTULO IX 149 Las ciencias y la educación. . .. ... .. .. .. .. .. .. ... .. ... .. .. .. ... .. . CAPÍTULO X 165 Estudios arábigos y lingüísticos. .. ................................ CAPÍTULO XI Prosa y Bellas Letras (Adab). . ................................... 177 I CAPÍTULOXII . Poesía: la tradición clásica.. ...................................... 196 CAPÍTULOXIII 208 Las formas populares de la poesía. . . ... .. .. ... .. .. .'. . .. .. ... .. .. . CAPÍTULOXIV El amor 'udhr¡.................................................. 221 CAPÍTULO XV 235 Historia, Geografia y vIaJes.. ..................................... CAPÍTULOXVI 258 Las ciencias religiosas. ... ... .. ... .. .. ... .. ... .. .. ... .. .. ... .. .. .. CAPÍTULOXVII 275 Filosofia y misticismo. . .... .. ... .. ... .. ... .. .. ... .. ... ... . .. ... .. CAPÍTULOXVIII Las ciencias naturales. . .... ... .. ... .. .. ... .. .. ... .. .. ... .. .. .. .. . 301 CAPÍTULOXIX . 316 La arquitectura, las artes menores y la música. .. . .. .. ... .. .. .. ... CAPÍTULO XX 342 La literatura aljamiada. .... ... .. ... .. .. ... .. .. ... .. ... .. .. .. ... .. CAPÍTULO XXI / La herencia islámica. . ... ... ... .. ... .. ... .. ... .. ... .. .. ... .. .. .. . 363 ApÉNDICE Gobernantes de la España cristiana.. .............................. 377 LISTA DE ABREVIATURAS.. . .. .... .. .. .. ... .. ... .. ... .. .. ... .. ... .. .. .. 379 BIBLIOGRAFÍA. . .. .. .. ... . ... ... .. ... .. .. ... .. .. ... .. ... .. ... .. .. ... . 381 ÍNDICEDENOMBRES.... ............................................. 419 8 TRANSLITERACIÓN FINAL MEDIA INICIAL AISLADA TRANSLITERACIÓN , L L 1 -! Y b ..,..... - ..::.- ..J Ü t - ..::.- J .;:.. th ch e >'-<- J<.. ..... e l;1 .'.-... ...... ..... e j .\.. .\.. ) ) d i.. i.. .) .) dh .;- .;- ) ) r j- -j- -) ) z ..,. S ¡J"'- ,. ., - ..;. sh -- ..... .f <J"- ..¡.- -- -"'" ...; Q 1.. J... j, 1. t .Ió.. Ji.. j; j; e: -"- ..&- t l' t e: -"- ..&. g ...... ....... j ....J f J- ..A.. j q cl- .s:.. s k J- J.. J J l r-- .-..... -- (' ID ..i . n ¡j ,:;- "- -r- ... h . >- >- .J .J w . .¿ 1$ y ":!" 8 h (o t cuando ex- presa posesión) Las vocales a, i, u (cuando son largas), se indican por á,1,Ü. 14 I L CAPÍruW PRIMERO LA CONQUISTA DE ESPAÑA Y EL EMlRATO Hacia el año 570 de la era cristiana, nació un niño en la ciudad de La Meca, al noroeste de Arabia, que llegó a ser el fundador de un movimiento religioso, el Islam, cuyo influjo en los habitantes de una gran parte del mundo ha sido enorme. Este niño era Mahoma, y sus sucesores inmediatos, conocidos generalmente como los califas ortodoxos (al-RashidÜ1l632-661), extendieron el Islam y fundaron un estado en Arabia, Siria-Palestina, Iraq e Irán y Egipto. Este nuevo imperio se formó a expensas de dos grandes imperios contemporáneos: el bizantino y el sa- sánida. Poco después, elcentro político-religioso del estado setrasladó de La Meca- Medina a las provincias, sobre todo Siria e Iraq. En 661 sefundó la dinastía Ome- ya (661-750)en Damasco, que acrecentó la expansión árabe a través del vasto terri- torio comprendido entre el océano ~tlántico al oeste y Asia central al este, y bajo la cual se conquistaron el norte de Africa y España, y se llevaron a cabo repetidas incursiones en el sur de Francia. Cuando en 750 fue desplazada esta dinastía por los 'abbasíes (750-1258), el legado omeya fue conservado y reforzado, influyendo profundamente en la vida religiosa, la perspectiva intelectual, y las costumbres de la mayoría de los pueblos de la cuenca del Mediterráneo, debido a lo c!lal, la herencia árabe-islámica es palpable en Creta, Sicilia, sur de Italia, norte de Africa, y especialmente en España 1. Los árabes llamaban a España al-Andalus, y ésta, al igual que los demás países mediterráneos era un crisol de múltiples pueblos y culturas. Europeos y beréberes se habían asentado allí desde tiempos antiguos; los fenicios ya habían establecido colonias en elsiglo x a. de J. c.; después llegaron los griegos, que llamaron Iberia a la península, fundando también sus colonias; y, finalmente, se convirtió en pro- vincia romana en el siglo I a. de J. C., adoptando la lengua latina, las costumbres y leyes romanas, y el cristianismo, proclamado religión oficial del Imperio en el siglo IV.Al debilitarse el Imperio Romano, la península fue víctima de las suce- sivas invasiones de hordas germánicas como los Suevos, Vándalos, y, finalmente, los Visigodos 2, que, a comienzos del siglo v ocuparon su parte noreste. Al prin- cipio practicaban el Arrianismo, una herejía cristiana, pero pronto se convirtieron alCatolicismo delamayoría de lapoblación. Esto unificó alpaís, que era gobernado desde Toledo, a la que, frecuentemente, se llamaba Ciudad Regia. Los Visigodos 1 Parauna historiageneraldelospueblosárabes,véaseP.K. Hitti,History01theArabs,6.&ed., Londres 1958; C. Brockelmann, History 01 the Islamic Peoples, Nueva York, 1960; B. Lewis, The Arabs in History, Londres, 1954. 2 Sobre los visigodos, véase el vol. 3de R. Menéndez Pidal, ed., Historia de España, Madrid, 1950; A. K. Ziegler, Church and State in Visigothic Spain, Washington, D.C., 1930; E. A. Thompson, The Goths 01 Spain, Oxford, 1968. 15 se fundieron con la población, formando una aristocracia que gobernó compar- tiendo parte de su poder con lasjerarquías eclesiásticas y la nobleza local. Tenían enorme poder sobre las masas, a las que explotaron y redujeron a la servidumbre, situación que originó una inestabilidad socioeconómica, y que se agravó con las rencillas internas de la clase gobernante. Algunos de los reyesvisigodos que fueron elegidos por la nobleza y el clero pudieron gobernar sin la tutela de Roma o Bizancio, pero, a finales del siglo VII, surgió una crisis que alcanzó alarmantes proporciones hacia la primera década del siglo VIII,y que, sin duda, facilitó la rápida conquista de la Península por los árabes. La nobleza yelclero gozaban de privilegios y riquezas, mientras que siervos y esclavos sufrían numerosas privaciones, y losjudíos, que tenían un papel impor- tante en la vida económica del país, eran víctimas de medidas tan duras como bautismo forzoso, confiscación de bienes, y persecuciones. Las intrigas e intoleran- cia de la nobleza, los problemas sucesorios, las dificultades económicas, y otros factores, contribuyeron a la disolución final del reino visigodo; deteriorándose x la situación en700,cuando Witiza sucedió eneltrono a supadre Égica. Alcomienzo de su reinado trató de corregir muchos errores, pero cometió otros muy serios al exiliar a su hijo Pelayo y al acabar con los partidarios de ~u general Rodrigo. También nombró sucesor, arbitrariamente, a su hijo pequeño Agila, y éste asumió el gobierno de dos provincias bajo la tutela del propio hermano de su padre, lo cual antagonizó a los electores y dio pie a intentos de usurpación por parte de los posibles candidatos al poder. Así, a la muerte de Witiza en 710, existía división de opiniones, algunos apoyaban a Á,gila, y otros a Rodrigo. En pleno conflicto, este último sehizo proclamar rey, y Agila huyó al norte o a Ceuta, donde se cree que pidió ayuda a los árabes para recuperar su trono. . La conquista de España por los árabes está íntimamente ligada a la del norte de África, dominado por los bizantino s, y que consideraban territorio enemigo, no pudiendo sentirse seguros mientras aquéllos siguieran allí y pudieran atacar por la tierra o por el mar. Por lo tanto, la conquista del norte de África al oeste de Egipto fue uno de los principales objetivos a conseguir tan pronto se ofreciese la oportunidad 3. 3 Sobre laconquista delNorte deÁfrica, véase H. Mu'nis, Faclzral-Andalus, Cairo, 1959,págs. 34- 49,YFatI}al-'Arab /i-I-Magrib, Cairo, 1947; 'Abd al-'Aziz Salim, Ta'ríj al-mus/imfn wa-iithiiruhumjl- l-Andalus, Beirut, 1962,págs. 132-148;C. A.Julien, Histoire deI'Afrique duNord, París, 1951.También Mu. 'A.'lnan Dawlat al-Isliimfl-l-Andalus, 3.aed., Cairo, 1960,VQL1,págs. 14y sigs.; E. Lévi-Pro- ven<;al,Histoire de I'Espagne musulmane, París, 1950-1953,voL 1,págs. 8 y sigs. Para lahistoria general de España mehe basado fundamentalmente enAjbiirmachmü'ah, ed. E.La- fuente yAlcántara, Madrid, 1867;lbn al-Qüfiyah, Tiiríjiftitiil}al-Andalus, ed. 'Abdallah A. Al-Tabba', Beirut, 1957; lbn 'ldhañ, Kitiib al-bayiin al-mugrib fl ajbiir mulük al-Andalus wa-l-Magrib, ed. Lévi- Proven<;alet al., París, 1930; al-Marrakuslñ, al-Mu'chib fl talji$ajbiiral-Magrib, ed. M. S. al-'lryan, Cairo, 1963;Ibnal-Abbiir,al-lfullah alsiyarii', ed. H. Mu'nis, tairo, 1963,lbn al-Jatib, A'mal al-a'liim, ed. E. Lévi-Proven<;al,Beirut, 1956; lbn Jaldün, Kitiib al-'ibar wa-mwiinal-mubtadii wa.l-jabar, Beirut, 1956(deaquí en adelante, abreviada como 'Ibar); al-Maqqarl, Naft. al-{fbmingU$nal-Andalus al-ra{fb, ed. M. Mul).yyal-Dln 'Abd al-I:Iamid, Cairo, 1949. Entre lasobras árabes modernas lasmásamplia ydefiar eslade 'lnan, Dawlat al-Isliimfl-l-Andalus, que cubre todo elperíodo de laconquista hasta latoma de Granada. A esta importante obra siguieron una serie de estudios como Tiirij al-Mus/imfn wa-iitlziiralzumfi-l-Andalus de Salim, Tiiríj al-'Arab fi- Isbiiniyah, Aleppo, 1963de Jalid al-~üfi, yal-Andalus wa-(wqiiriitulza,Damasco, 1969de Al).madBadr. En cuanto a fuentes occidentales, desde el siglo XVIllha habido una sene de intentos de hacer una historia general delaEspaña musulmana. Podríamos mencionar aDenis D. Canlonne, Histoire deI'Afri- que et de I'Espagne sous ladomination desArabes, París, 1765;Thomas Bourke, A Concise History of the Moors inSpain, Londres, 1811; George Power, TheHistory of the Empire of Musulmans inSpain andPortugal, Londres, 1815;J. A. Conde, Historia de ladominación de losárabes enEspaña, Madrid, 1820-1821; Joseph Aschbach, Geschichte der Ommajiaden in Spanien, Frankfurt, 1829 y Geschichte Spaniens undPortugalszur Zeit Herrschaft derAlmoraviden undAlmohaden, Frankfurt, 1833;P. de Ga- yangos, The History of t~eMohammedan Dynasties inSpain, Londres, 1840-1843,que esuna traduc- 16 Al principio, los árabes llamaron Ifrlqiyah al norte de África, desde Libia al Atlántico, aunque después Ifrlqiyah fue el área comprendida entre Egipto y Bujía, en Túnez. El territorio enmarcado por Trípoli al este y el Atlántico al oeste se llamó al-Magrib (elOeste, es decir, el norte de África), y se dividió en tres partes: Magrib próximo (al-Magrib al-adnii) de Trípoli a Bujía; Magrib medio (al-Magrib al-awsaO de Bujía a los montes Taza; y Magrib lejano (al-Magrib al-aq:¡ii) de los montes al Atlántico. Tras la conquista de Egipto en 639-641, el ejército árabe tardó casi sesenta años en controlar elárea de Libia al océano Atlántico. 'Amr Ibn al-'A~, elconquis- tador de Egipto, intentó extenderse hacia el oeste, pero no pasó de Trípoli, y su objetivo fue el mantener a raya a la marina bizantina en las orillas del Mediterrá- neo. Los califas parecían resistirse a emplear grandes contingentes de tropas en la conquista; indecisión debida, probablemente, a la dificultad del territorio mon- tañoso y desértico, a las tribus rebeldes, y a la ausencia de botín suficiente para hacer atractiva la conquista. Aunque los intentos de empujar la conquista hacia el oeste fueron constantes, las crisis políticas en Medina y el traslado del gobierno a Damasco en 661 retrasaron el avance; y, hasta el nombramiento de 'Uqbah Ibn Nafi' como gobernador de Ifdqiyah hacia 6674 no empezó a progresar la con- quista. Éste, que había ayudado a 'Amr Ibn al-'A~ en el avance hacia occidente, es considerado generalmente como elverdadero conquistador de casi todo el norte deÁfrica. En 670estableció al sur de Cartago elcampamento militar de Qayrawan, alprincipio importante fortaleza contra elenemigo, ymás tarde una de las mayores ciudades del norte de África musulmán. Pronto sesurtió a la plaza fuerte de como- didades -una gran mezquita, mercados y calles- que atrajeron a numerosos beréberes. El triunfo inicial de 'Uqbah fue interrumRido por el nombramiento de Maslamah como gobernador de Egipto e Ifdqiyah. Éste reemplazó a 'Uqbah por su propio cliente, Abü al-Muhiichir Dinar, que destruyó la plaza edificada por el primero en Qayrawan y avanzó por el oeste hasta Tilimsan 5. Sin embargo, 'Uqbah volvió a su antiguo puesto en 682, y procedió a consolidar sus dominios y a hacer avanzar la conquista aún más al oeste. Hasta entonces, la islamización había ido a la par de la conquista del norte de África, pero 'Uqbah se encontró con un problema de apostasía cuando los beréberes, bajo la tutela y el estímulo de la cristiana Bizancio, se resistieron a la dominación árabe. A pesar de todo, tomó Cartago yllegó a las montañas del Atlas, para seguir avanzando hasta Tánger y el océano Atlántico, momento en el que una rebelión en Qayrawan le forzó a volver y luchar con las tribus beréberes. Murió en 683 cerca de Biskra (Argelia) dejando tras de sí un enorme territorio que había sido conquistado, pero nunca subyugado. ción de la primera parte de al-Maqqañ, Naf/Jal-{ib; F. Codera, Estudios críticos de lahistoria árabe- española,Zaragoza, 1903-1917; S.P. Scott, History of.the Moorish Empire inEurope, Filadelfia, 1904; S.Lane-Poole, TheStory of the Moors inSpain, Nueva York, 1911.Pero las más de fiar son R. Dozy, Histoire des musulmans d'Espagne, ed. E. Lévi-Proven9al, Leiden, 1932; Lévi-Proven9al, Histoire de I'Espagne,trad. esp. E. García Gómez, vol. 4 de R. Menéndez Pidal, ed., Historia deEspaña; A. Gon- zález Palencia, Historia de la España musulmana, 2.a ed., Barcelona, 1932; C. Sánchez-Albornoz, La Españamusulmana, Buenos Aires, 1946;S.M. Imamuddin, A Political History of Muslim Spain, Dacca, 1961;Américo Castro, TheStructure of SpanishHistory, trad. E. L.King, Princeton, 1954;W.M.Watt, A History of Islamic Spain, Edimburgo, 1965.Como visión de conjunto dela España medieval, véanse lasmásrecientes obras deJ. F. O'Callaghan, A History ofMedieval Spain, Londres, 1975,yA.Mackay, Spain in the Middle Ages, Londres, 1977. 4 Ibn Jaldün, 'Ibar, vol. 4, pág. 398, establece el nom1:>ramientode 'Uqbah en el 45 de la Héji- ra/665 J. C., mientras Ibn al-Abbar, lfullah, vol. 2, pág. 323,lohace en el46.Según Ajbar machmü'ah, pág. 3, 'Uqbah tomó Tánger poco antes de su muerte. s Ibn Jaldün, vol. 4, pág. 399; Ibn al-Abbar, vol. 2, págs. 324 y sigs. 17 Tras la muerte de 'Uqbah, Qayrawan y el resto del territorio hacia el oeste quedaron por reconquistar. Ésta fuelabor de Zuhayr Ibn Qays, un aliado de 'Uqbah que tomó Qayrawan en 688 y, acto seguido, se dirigió hacia el oeste para enfren- tarse con los bizantinos, pero murió en una batalla, dejando el territorio al oeste de Qayrawan sumido en elcaos. Al mismo tiempo, elgobierno central de Damasco seenfrentaba con una seria rebelión interna, yla conquista no sereanudó hasta 692, cuando elcalifa 'Abd al-Malik, libreya de guerras civiles,envió un ejército de40.000 hombres bajo el mando de I:Iassan Ibn al-Nu'man al-Gassani6, competente ge- neral que alcanzó Qayrawan, desde donde reconquistó Cartago. Su éxito inicial fue pronto frenado por una sacerdotisa, la reina de Chirarah, cuyo ejército beréber derrotó a las fuerzas musulmanas, teniendo I:Iassan que retroceder hasta Barka y esperar refuerzos de Damasco. Cuando éstos llegaron, en 694, reanudó la lucha contra la sacerdotisa, que se refugió en las montañas, no pudiendo vencerla has- ta 701;convirtiéndose entonces en dueño de todo elMagrib desde sucuartel general de Qayrawan. Entre sus logros está la fundación de la ciudad de Túnez, en el em- plazamiento de un pequeño poblado, a la que convirtió en base naval, constru- yendo la mezquita Zaytünah, un palacio, y cuarteles para los soldados 7. A I:fassanIbn al-Nu'man sucedió Müsa Ibn Nu~ayr (Muza), aproximadamente en 707. Cuando el nuevo gobernador llegó a Qayrawan, encontró que elpaís nece- sitaba estabilidad, y comenzó a procurársela con firmeza y determinación. Envió misioneros a varias regiones a pacificar a los beréberes, y delegó en sus dos hijos el mando de las tropas en los lugares conflictivos. En 708 tomó Tánger, y nombró para gobernarlo a Tariq, su lugarteniente y futuro conquistador de España. Müsa rigió los territorios conquistados con mano férrea desde Qayrawan, reinando por vez primera un poco de tranquilidad. Ya eran dueños los árabes de todo elnorte de África desde Egipto al Atlántico, y esta posición les permitió controlar toda la parte sur y este de la cuenca del Mediterráneo, y les ofreció la posibilidad de vencer a la marina bizantina, hasta entonces dueña de los mares. Quizás fue con elfm de rodear completamente a esta última por lo que la conquista de España fue considerada seriamente, aunque también tenía el atractivo de sus grandes riquezas, y, por lo tanto, de botín para un ejército que no podía conservarse fiel durante largos períodos de inactividad. Éstas son algunas de las razones que pudieron impeler a Müsa Ibn Nu~ayr a em- prender la conquista de España. La historia de la con~uista de la Península está deformada por relatos legen- darios. Sedice que Julián , que pudo haber sido un mercader o un antiguo gober- nador de Ceuta bajo los bizantinos o los visigodos, alentó la conquista como ven- ganza contra Rodrigo, entonces rey de España, que había deshonrado a su hija Florinda. Pero una mirada a la península a comienzos del siglo VIllpuede sugerir una razón más plausible: en primer lugar, España estaba muy cerca de África, y los conquistadores árabes o sus súbditos beréberes debían conocer la fertilidad 6 Ibn Jaldün, vol. 4, pág. 401; Ibn al-Abbár, vol. 2, págs. 331 y sigs. 7 Ibn Jaldün, vol. 4, pág. 401. 8 Los autores árabes de la Edad Media concedían amplio espacio al importante papel de Julián. VéaseIbn al-Qütiyah, IftitlilJ,pág 33Ysigs.Ajblirmachmü'ah, pág. 4Ysigs.,menciona que laconquista fueempujada definitivamente por Julián, quien sehabía sometido a laautoridad de Müsá Ibn Nu~ayr. Ibn 'Abd al-l;Iakam, FutülJMi:trwa-l-Magrib wa-l-Andalus,ed.Ch. Torrey, New Haven, 1922,págs. 90y siguientes: Ibn 'IdhárI, Baylin, vol. 2, págs. 4 y sigs. Cf. Mu'nis, Fachr, págs. 52y sigs. Además delafigura deJulián, haylaleyenda dela«casaencantada». Al-Maqqañ, NajlJal-rib,vol. 1, págs. 227-232,cuenta una larga historia en que lallama bayt al-lJikmah(Casa de la Sabiduría), supues- tamente construida por un rey griego como zona prohibida para impedir la entrada de los beréberes. Pero para ello tenía que mantenerse cerrada, y Rodrigo, haciendo caso omiso de las advertencias de sus consejeros, la abrió. 18 y belleza del país, y la posibilidad de conseguir un hermoso botín; y además, estaba pasando por serias crisis socioeconómicas, cosa que también debieron saber los árabes a través de su eficaz sistema de espionaje. También pudieron haber sido alentados por los partidarios de Ágila, destronado por Rodrigo, y por los des-' contentos judíos de cuya persecución se ha hablado. La conquista de España por los árabes fue una rápida victoria, hecho que jus- tifica la suposición de que existió un cuidadoso plan previo a la empresa, y que Julián de Ceuta, y otros desde la Península, pudieron haber contribuido a su éxito en gran parte. En 710, Müsii Ibn Nu~ayr mandó al oficial Tañf como cabeza de un grupo de reconocimiento de 100hombres de a caballo y 400 de infantería a una misión de exploración 9.Tañf ocupó con gran éxito el saliente sur de la Península, donde la ciudad de Tarifa lleva su nombre, y regresó con un cuantioso botín. Las noticias de esta empresa inicial pueden haber alentado a Müsii Ibn Nu~ayr a dejar que sulugarteniente Tiiriq prosiguiese laconquista, yéste, saliendo de Tánger en 711 a la cabeza de un ejército de 9.000 beréberes, cruzó el estrecho y desembarcó con facilidad en una fortaleza a la que se dio su nombre (Chabal Tiiriq, es decir, Gi- braltar). En el momento de pisar tierra, Tiiriq iba decidido a triunfar o a morir, según su plegaria, que llegó a ser famosa en la literatura árabe. Sedice que quemó las naves que le había suministrado Julián, y se dirigió a sus seguidores diciendo que no había escapatoria más que en el triunfo: «¿Dónde podéis huir? El enemigo se halla ante vosotros y el mar está detrás.» Tiiriq convirtió a Gibraltar en base de operaciones, y desde allí se dirigió al norte. Cuando le notificaron la invasión, Rodrigo se puso en marcha contra el intruso a la cabeza de un ejército que se dice contaba con de cuarenta a cien mil hombres 1°, encontrándose con el de Tiiriq en el río Barbate (wádi lakkah), y en- zarzándose en una batalla que duró siete días, y en la cual, el ejército de Rodrigo sufrió enormes pérdidas, probablemente a causa de deserciones entre sus hombres. No se sabe lo que fue de Rodrigo tras esta aplastante derrota: o bien se ahogó, o bien huyó, pero, de todas formas, Tiiriq no tardó en continuar su marcha hacia elnorte. Conquistó varias ciudades de camino hacia la capital, Toledo, y al mismo tiempo, mandó contingentes contra Málaga, Elvira, Murcia (Tudmir) y Córdoba. Desde Jaén llegó a Toledo sin mucha oposición, y encontró la ciudad desierta a excepción de los judíos, obteniendo un enorme botín consistente en oro, plata, piedras preciosas, vestiduras, coronas, caballos, y otros muchos trofeos, como lastablas deSalomón, alparecer hechas de oro yplata macizos yprofusamente ador- nadas de piedras preciosas 11.Verídicas o no, estas cosas debieron cautivar la ima- ginación del conquistador, e inducirle a avanzar hacia Castilla, León y Asturias. Con su escaso ejército, Tiiriq se esparció muy débilmente por la Península, pero, al ir avanzando hacia el norte, fue delegando la administración de los terri- torios conquistados en los nativos, especialmente los judíos, que quedaban bajo el control del conquistador. El éxito de Tiiriq fue tal que impulsó a su jefe, Müsii Ibn Nu~ayr, a acudir en su ayuda y, al mismo tiempo, compartir la gloria de la 9 Ajbarmachmü.ah, pág. 6; lbn 'Idhañ, Bayan, vol. 2,págs. 4y sigs. 10 IbnJaldün, 'Ibar,vol.4,pág. 254,calcula elejércitovisigodo en40.000hombres; Ajbarmachmü'ah, págs. 7-8,en 100.000,y elde Tiiriq en 12.000. . 11Ajbar machmü:ah, págs. 14ysigs.; Ibn 'Idhari, Bayan, vol. 2,pág. 19,describe laTabla de Salo- món como compuesta de tres círculos, uno de perlas, otro de zafiros yeltercero de crisólito. También menciona las piedras preciosas de Alejandro Magno, los bellísimos ropajes de los reyes godos y los báculos de Salomón y Moisés. Véase al-Maqqañ, Na{b al-tib, vol. 1,págs. 254y sigs.,que da también una extensa descripción de la Tabla y de otros trofeos. También P. de Gayangos, que tradujo extrac- tos de laobra de al-Maqqañ con eltítulo de The History o{ theMohammedan Dynasties inSpain, Lon- dres, 1840,vol. 1,págs. 282y sigs. r 19 conquista. Müsa, que dicen estaba enojado y celoso de los notables éxitos de su lugarteniente, reunió bajo su mando unos 18.000hombres, árabes en su mayoría, y desembarcó en la Península en 712, siguiendo una ruta diferente a la de Tariq, y marchando a Algeciras con guías suministrados por Julián. De allí se dirigió a Se- villa, y la tomó después de haber conquistado Sidonia, Carmona 12, Huelva y Beja, y, siguiendo el río Guadiana tomó Mérida y otras ciudades con relativa fa- cilidad, uniendo sus fuerzas a las de Tariq bien cerca de, o en el mismo Toledo. El relato de los azotes dados por Müsii a su lugarteniente no puede ser tomado en serio, ya que los dos parecen haber con;¡binado sus fuerzas, dirigiéndose a Sala- manca, Alba de Tormes, y otros puntos. Tras el invierno de 713, alcanzaron Za- ragoza, Lérida, Barcelona y Narbona, llegando más allá de los Pirineos hasta Avignon y Lyon en el Ródan013, donde, al encontrar fuerte oposición, el ejército árabe retrocedió y volvió al extremo noroeste de la península, conquistando León y Galicia, y obligando a sus últimos adversarios, bajo el mando de Pelayo, a re- fugiarse en Asturias. Müsa había esperado poder llegar a Damasco vía Europa, a través de Constantinopla yAsia menor, proyecto que causó consternación en Da- masco, e hizo que el califa al-Walid le mandase llamar14, al considerar, probable- mente, que la invasión había llegado demasiado lejos, y sobrepasado su autori- zación. Müsa dio largas durante algún tiempo y prosiguió la conquista hasta que consideró seguro el territorio conquistado, volviendo a Damasco con Tariq en 714,mientras su hijo 'Abd al-'Aiiz sequedó en Sevillaa cargo de los asuntos de la península. Llevó consigo un enorme séquito de árabes y cautivos visigodos, ricos presentes de oro, plata y perlas, esclavos y demás botín, y, al llegar a Africa, asignó a uno de sus hijos elgobierno de Tánger, y a otro el de Ifñqiyah, siguiendo lentamente ycon gran pompa alacabeza de sucaravana a través delnorte deÁfrica, Egipto y Palestina, mientras el califa al-WalId (705-715) se hallaba muy enfermo. Poco después de la llegada de Müsa a Damasco murió al-WalId, y el nuevo califa, Sulayrnan, tratóle fríamente, acabando por caer en desgracia junto con su lugar- teniente. Así terminaron las carreras de dos competentes caudillos militares que dieron una nueva e importante dimensión al estado islámico.rel nuevo territorio, llamado al-Andalus a partir de entonces, se convirtió en provincia del enorme imperio regido por la familia Omeyg; una rama de la tribu Quraysh, a la que perteneció Mahoma. Había empezado unnuevo capítulo delahistoria deEspaña, ylaconquista marcó un punto de partida para la vida y el pensamiento del país. Dos sociedades con diferentes caracteres' étnicos, lingüísticos, religiosos y culturales se unieron y lograron forjar con éxito una nueva civilización. Parece ser que la población conquistada aceptó a los intrusos con poca o nin- guna resistencia, y que su situación mejoró. en comparación con la dominación visigoda. Al mismo tiempo que se avenían a las nuevas circunstancias, los con- quistadores tenían que hacer considerables esfuerzos por adaptarse a su nuevo ambiente. La primera crisis surgió al partir Tariq y Müsa, que no habían tenido tiempo de consolidar su conquista. Este último había delegado el poder en su hijo 'Abd al-'Aiiz Ibn Müsa (714-716), gobernante capaz que hizo de Sevilla su 12 Sobre la conquista de Müsa, véase Ajbiir machmü'ah, págs. 15y sigs.; Ibn al-Qüfiyah, ljiitiiJ:¡, pág. 35.Invariablemente, todas las fuentes árabes coinciden en que Müsa castigó fuertemente a Tariq, pero que en seguida sereconciliaron y marcharon juntos sobre elnorte. Sinembargo, al volver a Da- masco,Tariq aparenta haberse apropiado delagloria de Müsaalosojosdelcalifaalpresentarle laTabla de Salomón como botín suyo. Véase Ajbiir machmu'ah, págs. 19y 29 Ysigs. 13Gayangos, History of the Mohammedan Dynaslies, vol. 1,pág. 288; Ibn Jaldün, 'Ibar, vol. 4, pág. 255. 14Ajbiirmachmü'ah, pág. 19;IIbnJaldün, 'Ibal, vol. 4, pág. 255. 20

See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.