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Historia de América PDF

253 Pages·2007·14.899 MB·Spanish
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Carlos Malamud Historia de América Alianza Editorial Índice ~:o brn ha sido publicada con la ayuda de la Dirección General dei Libro, l_______ AH.:h1vos y Biblioteca, del Ministerio de Cultura ------ ···--···"'-···~· ----------" Primera edición: 201}5 Segunda reimpresión: 2007 Resc,vadns lúdú, lo¡ <le,echos El comen ido de """ ~hra ~SL; p, 01e.g1dn roe la l,ey. ~ne ¿stnbkc~ re nas J,: prisión ylo mullas, además de las corrosp9ndtentos tndernni'l.acannc.s prn ,faiios y p< rJU\Cl<lS, lntrodllCCÍÓn .. 11 pata quieneo rcprod~¡e,en, plagiaren, dist,ibuyerco o ~ornumt:uren ptlbhcsmente, en todo nen purte, una obro lilemna, atlistica o cientifica, ◊ su t,ansformactÓll, rnkrpretaeión o eJewc;Óll m ti.stica fija. Primera parte da en c"alquier tipo de. soporte o enmumcada a navés Je cualquier 1nedw, s;n la preceptiva uuloriz:i .. América colonial ción. 1. El mundo americano antes del encuentro. 15 l. L0Hidescub1ertos» . 16 l. l. El ongen del hombre en /lméric~ . 18 1.2. L, caza y la !'~colección .. 19 1.3. Agricultura, ganaderia y sedentarismo. 21 1.4. El se<leritar;smo y el desarrollo urbaílO. L¡1s atlas culturas .. 24 © Carlos MalamudRikks, 2005 2. Aztecas e incas. 29 © Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2005 2006. 2.007 Jn~n Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 Madrid; telff. 91 393 88 88 2. El descubrimiento de un nuevo mundo. El papel de Europa. 33 www.al,arizaeditoriaLes La Europa qtie hizo posible e[ descubrimiento. 33 ISBN: 978-84-2{)6-473<).5 2. Los cambios t~~nológicos . 35 Depósito kgaJ: M. 33.216,2007 3. Las complicaciones en las rutas tradicionales. 37 Compueotoe impreso en FerrnindezCíndad, S. L. 4. La peninRula lht\ric11 .. 38 Coto d~ Doñana, !O 28320 Pinto (Madrid) 5. El laboratorio atlitn:tico. 40 Printcd 111 Spain 6. La empt·csa colombina. 42 6.l. E!protagoní5ta. 43 Sl QUIERE REClB!R INf-ORMACJÓN PERlóD!CA SOBRE LAS NOVWADES DE AUANZA EDITORIAL, ENVÍE UN CORREO f:LECTRÓN!CO A LA DIRECCIÓN, 6.2. El prirnerviajr. .. 45 6.3. Los otros tres viajes de Col611. 47 [email protected] '---- 6.4. Lo~ primems contactos en Tiena Finnc y Centmamerica .. 49 7 El connenzo 1k la snc,etbd colonial en lml1as el Citi ibe .. 51 13 Los grHpos subordirrndos. 144 8 Tic,,~ Fi,me y América Ccntrnl .. 55 14 ¡ .iH indio,; en b oo~iedad cspaiioia _ 145 3 1 El Darién .. 56 2. La socie,bd d,, los indios .. 146 8.2 Los tanreos iniciales en América Cemrnl . 59 <,_ f_a\11eltaalmundo .. 60 8 La administración dd Imperio: gobierno y Real Hacienda .. 15 l La admin1strnc1ón imp~rial .. 153 3. La conquista y los conquistadores. 63 11 La Casa de Contratación .. 153 l. El marco legal ... 65 1.2. El Consejo Real y Supremo de lndias .. 154 1.1. La guerra y la explotación de los indios . 65 2 El gobierno de Indias en lndins .. 156 2 La conquista .. 69 2.1 Vineyes y virreinatos . 156 2.1 Los conquistJdores y la hueste .. 70 2.2, Las Audiencias y los gobernadores .. 157 2.3. Elcabildo .... 159 4. La conquista tle la América continental y el comienzo de !a coloniza- 3. La Re~! Hacienda . 159 ción. 77 3.1 Las Cajas Re~les .. 160 El Imperio azteca y Mesoamérita . 78 3 2. La minería .. 161 1 1 !,ftS primeros pasos en la conqulsta de México. 79 3.3. El tributo indlgena y e! diezmo eclesiástico. ]62 1.2. La conquista de Méxko-Tenochtitlan . 80 3.4 Los impuestos indíred(l> __ 163 1.3. La ampliación de las fronteras del México colonial .. 83 l.4 América Central 87 9. La economía colonial. 167 2. J.a conquista de América del Sur. Perú -·· 89 Las repei:CL,siunes de la conquista sobre la economía indigenu. 167 2. La producción., 168 2.1. La conqLlista de Perú y Quito .. 90 2.2. Colombia y Ven~zuela bajo el mito de El Dorado . 95 2.1 El sector agrario . 168 2.3 Tucumán y el Río de la P!ata.. 97 2.2. La ganaderia. 170 2.4. El reino de Chile. 100 -2- ~• - Las manufacturas .. 171 2.4. La mineria de plato .. 172 5. La conquista espiritual, .. 103 3 El comercio co\onial . 176 1. Iglesia y Estado .. 104 3.1 El comercio ex!erior. 176 2. Evangelización y educación religiosa . 107 3.2. Elcontrabandoe;::tranjero .. 179 3 Órdenes religiosas y red,,cciones 108 4. Las exportaciones de metales preciosos .. 181 4. Elclerosecubr. 112 4. l. El comercio interior .. 182 5. La Inquisición en América.. 115 5. Los cambios en la economía colonial y la crisis del siglo xv¡¡ ,-- 134 6. La demografía colonial. 117 5.1. El auge de la economía colonial en el último cuarto del siglo xv1 , .. 185 El cboq1ie demngnlfico . 118 5 2. La crisis. 186 5.3. Lasrespucstasrcgwnales. 188 1.1. El factor epidemiológico. 119 6. El trabajo en la colonia .. 190 2. J ,a inmigración española 126 3. Las rnigraclones indias !32 6.1. El trabajo indígena, .. 190 4. La trata negrera 133 6.2. El trabajo esclavo __ 193 6 3 Trabajo urbano. Gremios y artesanos __ 194 7. La sociedad colonial.. 135 10. El Brasil colonial.. 195 l,a sociedad de los españoles. 137 Lapob!ación .. 196 1 l. Las ciudades como centros de relación social . 138 2. La colonización y la primera administración colonial .. 199 J .2. El papel de los encomenderos y de otros gn.,pos privilegiados .. 140 3. Economía y sociedad ene! delo del azúcar.,, 203 4. La expanoión de la frontera y la colonimción de fa periferia brasileña ... 208 J5 . Brasil: de la independencia a la república .. 307 5 Reforma y cristo del oi s tema colonial. 212 Los precedentes de la emancípacíórt. 308 6. El comercio colonial . 216 2. LacortegeimtzlaenRlo .. •·-·· 309 31! 3. La independencia 1 l La prese1icia ameiicana de las otras potencias europeas. 221 4. El [mpe, io y el reinado de ¡fon Pcd1tJ. 313 l Lo~ primeros paso~ , 224 5. Onlcnyprng1eso. 317 2. Las Trece Colonias 226 6. La crisis del Imperio .. 320 3. Canadá 234 4. EICanbc .. 237 5. Los diferentes sistemas 1:olonlales .. , 240 Tercera parte América Latina contemporánea l 2. Economín y reformas borbónicas .. 243 16. Las consecuencias poHticas y económicas de la independencia. 327 l. La economía. 243 Las ctJnsccuencias políticas. 328 1 ! La población. 246 2, Lat1t1evarealidadregional. 329 L2. Laagrinilt1.1rn 248 J. Polittcaeir\s!itnciones. 331 U. Lamine1ía. 250 4. Liberales y conservadotes .. 337 5. G1an Bretaiiay Eotados Unidos. 338 2. Las reformas borbónicas. 252 6. La rec()nstrncctón d¿ la economía . 342 2. l. Las refoimas admiE1istrativas. Las ímendenci~ .. 254 7. El comercio ex.tenor y la apertura Ebrecambista .. 344 22..32 . La libe1alización del comercio ...........1 .1 i;~;;¿,~·;~;~~;;¡;i·~·:· 257 8. La mine6a 346 Las refo1mas fo;cales y el aumento de 260 9. Las relaciones con España. 347 349 17. El desarrollo de los regímenes oligárquicos .. Segunda parte l Del estancamiento a la apcrtma económica. 350 Las independencias 2. La ~onsolidación de lao economias exportadoras .. 352 2.1 La ganadería y la agriculrnra templada. 353 ]J Las independencias de Estados Unidos y Haití_ 265 2.2 La expansión del café y de los cultivo5 tmpirnles .. 355 1. La independencia de los Estados Unidos . 266 2.3. Las expur!aciones mineras ... 359 3. La finandación de lus exportaciones y el endeudamiento externo .. 362 1 l ~as Trece Colonias frent<' a !os intentos metrnpolitan()S de reforzar el poder 4. La ;ociedad. 363 1mperrnl. . ..................... ,., ................... . 266 1.2, ~a qtllc.bradel orden colonial y la Guerra de la InJependenci~ .. 270 4.1. El comienzo de las m,graClones internacionales. 363 1.3. El surgnrne11to del orden republicano ... -· ..... _. ·--· . _. ........ _. .... . 274 4.2. Los grupoo urbanos .. 365 2. La independencia de Haití 278 5. Polític~, elecciones y ciudadanía .. 366 370 6. Liberales y conservac!ores. _ . 22..1L LAozsú ecsacr! ya vcores ceinmtrieannt eon e accocnióómn. iEco! liderazgo ;¡~-'f~~~;~¡~;i:.~;;;;;;~;~ :· 228718 6.1. La ((Reformm> mexicana . 372 18. El esplendor !atinoamencano. De 1880 a la Primera Guerra Mundial. 375 14. La independencia de Hispanoamérica. 285 l Política y partidos_ 376 l Las cansas de la revolución. 286 1 ! . Revoluciones, guerra ~iviles y elecClones .... 376 2. ¿De qué revolución se habla? . 291 J 2. Expansión de! sufragio y reformas electorales .. 377 1. Las primeras experienciBs juntistas 293 i .3. La formación Je los sis!ernas de partidos. 378 4. ElRiodelaPlatayChile. 297 382 5. San Martín y la ernpresB peruana . 301 2. La actividad ptJlíticJ de los grupos urbanos 6. La gesta de Bolívar Vet1cn1ela y Colombia 302 3. Elmovirnientoobrern. 384 385 7. Nueva Es pafia y América Centra\ 304 4, Los problemas lirnítrnfcs .. 8. El comienzo de las prilcticas electorales . 305 4.1. ElcanaldePanamá .. 386 5 FI porf1riato Y la Revolncrón rnex,eana 387 Introducción 6 Las gucrrn:; civiks en Colrnnbin .. 39.\ El fin del !rnprnn espnlml 394 R Li> wn,;oliclación de IJ;, expo,1acionc5 .. 397 9. Las mven;iones ex!ranJcrns y b actividad prodL.!(tiva. 398 I O El cornien~o rle lo incln5tri,1!i?~1c1ón .. 400 19. Economía y sociedad en la crisis del sistema oligárquico .. 403 l Ln eco□omía .. 403 I / Estados Unido~ . 405 1.2. Los ini,:io, de la ind1Jstrinlización . 407 l 1 La(J(anDepresión ................................................ . 408 1.4. La industrinlización por sustitución de importaciones . 413 2. La sociedad. 418 21 Laevoluci(,n demográfica: el fin de la inmigración masivJ y la urbani7..ación 418 2.2. Elmnndormal .................................. . 423 2 3. Los sindicatos 424 24 La Iglesia católica 426 20. La política en !a crisis del sistema oligárquico. 429 1 La incorpo,ación de los excluidos. 429 2. E!populismo. 433 En la senda de los bicentenarios de la independencia 3. Lo~cambiospolitícos .. 436 4. Los partidos políticos 437 5. Los militares y la política . Al comenzar la próxima década, y durante bastantes años, los p,llses latinoa 440 6. Las idea8 pofüicas .. mericanos festejarán los bicentenarios de sn independencia. Las dos únicas 442 7 La Reforma Uni,ersitnria izq~;~·;d;~~·;¡;;l~;·· 443 excepciones son Haití, que debió conmemorar esa fecha a principios de 2004, 8. La izquierda· socialistas, comunistas e 445 aunque la dificil coyuntma qne vivía impidió hacerlo en toda regla, y Cuba, 9. El nncionalismo, el fascismo y otras corrient(:s anti/íberales .. 451 que deberá esperar hasta 2098. Si bien España perdió sus colonias en aquella oportunidad, es obvio que no puede permanecer al margen de semejantes '.!.l. La lucha por la. denaoc1acia: del autoritarismo a las transiciones . 455 eventos, y esto por varias razones. En primer lugar, porque tiene con los paí l La economía .. 456 ses hispanoamericanos una lengua, una historia y una cultura en común y con 2. lritervenciomsmo e industrialización sustitutiva .. 456 el conjunto de América Latina una vocación de pertenencin que excede los 2. l La Alianza parn el Progreso . 460 estrechos (pese a su gran inmensidad) marcos lingüísticos. Segundo, porque 2.2. Las solucio,ws regionales_ el nacimiento de las nuevas repúblicas, y con ellas el de la ciudadanía y la 461 2.l. Lacás1sdcladeudae.,1erna .. 463 misma democracia, están directamente vinculadas y relacionadas con la he 3. La Revolución cubana rencia hispana, algunas remotas, como las teorías pactistas que hicieron posi ;¡~;;;~~;,;~·¡;::·· 467 4. El autorilarisrnornilitar y las trnnsicio~;,~·~·j;: ble la em:.mcipaci6n, y otras más cercanas, como la Constitución de Cádiz, la 470 Constitución liberal de 1812, la famosa Pepa, que tanto impacto tuvo en toda 4.1 La cuestión militar, las invasiones nortearneácanao y la izquierda insu" neccionn/,. 470 la región y que fue decisiva en la expansión de los sistemas electorales. 4.2. La transición a b <lcmocrncia . 474 Es el tercer motivo el que más se vincula con la obra que el lector tiene en tre sus manos. En 1992 se celebró el V Cente11ario del Descubrimiento de Bib/iogrnfia .. 487 América, o del Encuentro de dos Mundos, o como se lo quiera llamar en fun ción de preferencias políticas o ideológicas o de lo políticamente correcto, En Índice onomástico _ 499 ese entonces se perdió una oportunidad de oro para que españoles y latinoame- rieanos comenzaran a reflexionar conjuntamente sobre un pasado en comlln. E~ evidente qlie no se trata <le una tarea facil, ya que si entre los propios conna•• cionales de cada uno de los paise~ no se ponen Je au1et"do sobre su historia na cional, es mas dificil todavia que esto se consiga entre especialistas de más de veinte países. Sin embargo, es un ensayo nnprescindible yla oportunidad que Primera parte brindan los bicentenarios de la independencia debería ser punlltalmente apro~ vechada. En ese sentido, esta Historia de AmCrica quiere ser un aporte para un p10ceso qne se me ocurre complejo y dilatado, pero sumamente necesario. América colonial Se trata de disrntir, entre otros múltiples asuntos, mucho8 temas que de una forma esquemática se abordau en este libro, como el significado del des cnbrim1ento y de !a conquista o su iinpacto sobre los pueblos asentados en las distintas zonas de la región. Es cnrioso, pero en estos momentos se ha optado en muchos foros proclives al indigenismo por la denominación de pueblos onginanos para aludir a !os pueblos indigenas. Ocurre, pese a todo, que mu chos pueblos originarios en realidad eran Íllvusores y se rnstalaron en !a re gión que controlaban tras expuhar a otros pueblos ind\genas, más onginarios que ellos. Pero no es lo único que hay que discutir. Hay tambien que profündi zar en todo lo positivo y negativo que supuso la occidentalización y la evan~ gdización para unos pueblos refractarios a incorporar los valores, usos y cos tumbres de una cu!tuia diferente. Más modern<JJnentc b1y 0iros temas que merecerían nuestra atención, como el significado de la democracia en America Latina. Re,o,u!ta frecuente oir que se trata de un sistema transpbnta<lo del exterior, de Europa y de Esta• dos Unidos, y que por tanto no tiene en cuenta los verdaderos sentimientos de lo8 latinoamericanos. En realidad, la democracia en Ameriea Latina es con wstancia! al desarrollo republicano y salvo que se diga que el republicanis~ mo, y el sistema político que lo sostiene, es ajeno a esa realidad, no queda más remedio que profundizar en estas cueMiones, tal como lo está haciendo lamo derna historia polltica latinoamericana, que tanto ha avanzado en los últimos veinte arios y que ha dado tantos y tan buenos estudios. Jnnto a ese afán de participar en el debate de los bicentenarios, esta Histo• ria de America tiene otro gran objetivo y es transmitir a los lectores los con ceptos bflSico5 para que se forme u una idea Jo mil.s acabada posible de la reali dad latinoamericana, un continente complejo, extenso, diverso y de muy dificil genem!izaci6n. Mil.s allá del debate sobre la unidad o la diversidad de AmCrica Latina, lo cierto es que esta obra se beneficia de la doble identidad del autor, española y argentina (latinoamericana), lo que permltc incorpo~ rar al tratamiento de la historia de América una doble perspectiva, no siem pre coincidente, muchas veces antagónica, pero cuya convergencia es el único camino para avanzar en esa historia en comU.11 de la qne se hablaba más arriba. Carlos MALAMUD Madrid, abril de 2005 1, El mundo americano antes del encuentro El 12 de octubre de 1492, Colón y sus hombres, tras 71 días de travesía atlán tica, desembarcaron en un lugar del Caribe denominado por los indígenas Gnanahani y que los recién llegados designaron como San Salvador. Durante mucho tiempo la historiografía occidental, íncluida la americana, desígnó tal evento como el «Descubrimiento de Am6ricm>. A fines del siglo pasado, a medida que se acercaba 1992 y con él los festejo½ del V Centenario del Des cubrimiento, se eomenzó a cuestionar dicho concepto desde algunos secto res ligados a la defensa de lo~ intereses indigenistas, y se planteó en su lugar el de «Encuentro de dos Mundos)), con resonancias políticamente más co rrectas_ El principal objetivo de este nuevo concepto era quitar contenido a la versión euro o etnocéntrica de los hechos, que primaba el punto de vísta eu ropeo sobre el indígena, el de los vencedores frente al de los vencí dos. Desde esta última perspectiva, el descubrimiento y conquista de Améríca habían sido lisa y llanamente unn. invasión o, en el peor de los casos, un simple geno cídio. Más allá de las cuestiones meramente nominalistas que tienen más que ver con aproximaciones políticas e ideológicas, o con concesione-S fáciles a lo políticamente correcto, lo cierto es que ninguna de las definiciones al uso re snl1a de utilidad científica. Tampoco es útil la denominación de «encuentro de dos mundos>>, porque fueron muchos más los que se encontraron (o se em bistieron) en el intento. Mientras los pueblos europeos compartían una serie de valores culturales, religiosos, ideológicos, históricos e inclusive económi cos, producto de su propio desarrollo hístórico y de algunas experiencias ' .. - "' ' '· como el Imperio romano, que tuvierun para algunos pueblos europeos resul ciones de escaso desarrollo tecnológico. Mientras los grandes imperios se de tados similares a los de la conquista ibéricn, el grado de compartimentación sarrollaron en los altiplanos tropicales y en las tierras fríus o templadas de las del mundo arnencano a fines del siglo xv era muy marcado, Desde Alaska a regiones intertrnpica!es, los grupos meno~ ,desarrollados $e_ establecieron es Tierra del Fuego había múltiples y diversas sociedades que se diferenciaban pecialmente en las llanuras y en algnna~ fnas zonas montanosa~. Entre estas por su aspecto físico, su lengua o su cultura. Esa multipíicidad permitió la zonas hubo diferencias demográficas importantes: altas dens1dadcs en tas convivencia en el continente americano de ct1lturas muy primitivas con otras primeras frente a bajas o muy bajas en las segundas, lo que indudablemente sociedades muy desarrolladas cultural, social o científicamente. afectó a la conquista europea. Al margen de la existencia de algunos circt1itos comerciales que permi La gran diversidad entonces existente es trasladable a la ac_tualidac~ donde tían el intercambio a farga distancia de productos de gran valor, las diferentes resulta sumamente dificil hablar de la realidad latinoamencana corno un culturas e impe1ios americanos solían vivir aislados los unos de los otros. De todo. A fines del siglo xv, la diversidad se observaba en la existencia de múl ahí la dificultad para hablar del Nuevo Mundo eomo de una entidad unitaria y tiples y diferentes identidades, pueblos, cu!turas; lengu_ajes,_ costumbres Y estructurada. En realidad, y sin que ello suponga un enfoque eurocéntrico, la creencias, así como en el desarrollo de las mas vanadas lustonas, que apenas hisioria común de ese nuevo mundo empezará a forjarse a partir de la con tenían puntos de contacto entre sí, pese a que en algunos casos los mitos cos quista o invasión europea. Fueron los conquistadores los que comenzaron a mogónicos bebían de las mismas fuentes. La expansión europea en el Nuevo hablar de indios y los que le confirieron a la palabra una idea de unidad que Mundo y la consolidación de !os imperios español y portugués, así como la hasta entonces no tenía. Dijo Alain Rouqnié qt1e América era parte de Occi presencia de otras potencias europeas en el Caribe y América d~l Norte, h:ríau dente. o, en el peor de los casos, el Extr<".1110 Occidente. Por eso, de Jo que no tabla rasa de buena parte de ese pasado, homogeneizándolo casi todo (un m11co hay duda, es del origen occidental de la irlVención del indio, lo que no implica rey lejano al qn.e sólo se podía acatara la distancia; 1ma única y rr~ihtan'.e rei_i atribuir dicho migen a los pueblos originarios. gión: el cristianismo; el idioma español como lengua franca del 1mpcno mas extenso del continente; monedas comunes que permitían la existencia de cír cnitos comerciales de larga, mediana y pequeña distancia; etc.). Pero este pro 1. Los «descubiertos» Geso füenemente homogeneizadorno debe hacernos creer que las raíces indí genas fueron borradas del mapa. A fine,<; del siglo XV y pnncipios del XVI, las tierras que actualmente deno La historiografía moderna no sólo se ha preocupado por saber quiénes minarnos continente americano estaban pobladas por varios millones de indí eran los pueblos que habitaban el Nuevo Mundo, sino también Cllántos eran genas, de un desigual desarrollo tecnológico, cultural, social y político. Los sus pobladores. Mientras la primera pregunta h1vo una respuesta relativamen primeros migrantes, que inicialmente no pasaron de unas cuantas decenas o, a te sencilla, dependiente de los avances que iban realizando los antropólogos, lo sumo, de algunos cientos, füeron incremernando su número con el correr arqueólogos e historiadores, la segunda füe objeto de una agria polémica en del tiempo, a medida que aumentaban su control sobre el medio circundante. los años sesenta y setenta del siglo pasado, y todavía hoy vemos a algunos Si bien resulta dificil y polémico realizar una cálculo fiable del tamaño de !a empeñados en mantenerla viva. La discusión estaba muy ligada a lo que se población indígena en el momento <le la conquista, las estimaciones dispom. denominó la Leyenda Negra de la Conquista, que tendía a cargar las tintas so bles van desde la cifra mínima de 11 a 13 11Jillones hasta la máxima de 90 a bre la barbarie y el carácter sangriento y depredador de la empresa española. 11 O millones, Sin embargo, los estu<lios demográficos más serios han recha Mientras resulta más o menos sencillo conocer el tamaño de la población zado ambas por ser poco consistentes y estar basadas en apreciaciones subje americana a mediados del siglo xvi, gracias a la existencia de fuentes ade tivas más que en criterios científicos. En la actualidad, la mayor parte de los cuadas, su cálculo para cincuenta años antes, en el momento del ,<descubri académicos, basándose en trabajos que tienen en cueuta la ecología y la pro miento», dada la falta de fuentes escritas, ha sido objeto de arduas disct1sio ducción de alimentos, maneja una cifra que oscila entre los 60 y los 80 millo nes_ Como había un acuerdo más o menos generalizado sobre los años nes de habitantes, de los que entre 40 y 65 millones corresponderían a los te posteriores a la conquista, la dimensión numérica del punto de partida era rritorios de lo que Juego sería el Imperio español. Las regiones más pobladas crucial para cuantificar la magnitud de la barbarie española. Cuantas más eran México {cerca de 25 mi!loncs) y la zona andina (entre 1O y l 5 millones). personas hubiera habido en 1492, más habrían muerto en las décadas poste ¡ft1_ En ese momento, las sociedades más estructuradas y avanzadas eran los riores y, por tanto, más cruel habría sido la conquista ibérica según los detrac peri os inca y azteca (enclavados en lo ql1e hoy es la zona andina en América tores de España. Por eso, los defensores de !a labor española sesgaban las ci del Sur y en Mesoamérlca); en el otro extremo del especiro encontramos a un fras a la baja, mientras los más críticos apostaban por los números más abundante número de pueblos cazadores y recolectores, que vivían en condi- elevados posibles. Sin pretender rehuir un punto tau importante para el debate %--l'l;Y-~...ill¼ ill1~Hi -~=~~·-d~ de estas cuestiones, me ocupan\ ahorn dé' los ¡mmitivos hJbit:rnte~ de i\m6l'Í 1-os ocCanos y el correspondieutc de~censo del nivel dd ~iar. De ese ca, parn intentar luego i-c,~ponckr a !a cuestión de cuántos lrnhic1 ,'.l1 el momen "'o<lo en d <.strecho de Bering quedó lransitablc un corredor dt: crcrtu anchu to dd descnh1imicnto. ~: qu~ durante un largo pt:flodo de t_icmpo re.r1:1i.tíó ei pi1so contin~3do .de hombres y animales en amh:is direcciones. El irncw de un nuevoy,;nodo m terolaciar, con d consiguiente aumento de !:is temperaturas, dernt10 muchos 1.1. El origen del hombre en América de los hielos polares y con ello las aguas subieron nuevamente de nivel, ce rando dcfinitivamenie la ruta terrestre que habia permitido la población del C, . Pese a la existencia de algunas teorías más o menos simpáticas o disparata Nuevo Mundo. Desde entonces, en tomo al año 8000, y has1a 1492, el conti das, más próximas a la ficción o al romanticismo que al conocimiento siste nente y sns habitantes, conocidos posteriom1ente como amerindios o indios mtltico, que relacionan el origrn del hombre americano con cuestiones miti americanos, quedarían totalmente aislados del resto del planeta, salvo por al cas o teológicas, como las que lo hacen proceder del continente perdido de gtmO$ contactos esporádicos como los?~ mencionados pro~enientesde la Po Mu-Lemmfa o de !a mitológica At13.ntida, hoy sabemos con bilstante certeza linesia, o la llegada de algunas naves v1kingas en torno al ano 1000 de nnestra que durante millones de años los seres humanos que fueron ocupando otra$ era a las costas de lo qne llamaron Vinlandia, la actual Terranova, partes del planeta, no pisaron el continente americano, donde sin embargo si Algunas bandas de cazadores y recolectores, por lo general no mayores de se hsbian desarrollado ima flora y nna fauna bastante originales. También se 30 personas, llegaron a tierras americanas durante el.p_eríodo g~~ciar conocido da por práclicsmente seguro qHe los primeros lwbitantes que alcanzarou sns como Wisconsín, Estas bandas tenian una gran movilidad y utJhz::iban utensi costas de un modo sistemático lo hicieron a través de movimientos migrnlo lios rudimentarios de piedra, hueso y madern, seglln confirman numerosos rios procedentes de Asia. Una afin11ación de este tipo nos lleva a descartar las halJazgos arqueológicos. A elias pertenece el yacimiento americano más antr <listintas teorias sobre el origen amóctono del hombre americano, corno las ouo conocido, el de Blne Fish Cave,junto al rio Yukou. Partiendo de ta penín planteadas en la segnnda mitad del siglo XIX de forma polémica p;rel argen :ula de Alaska, algunas de estas baudas iniciaron largos y complicados peri• tino Florentino Ameghino, que lo situaba en la Pal.agonía. plos por las tierras interiore,~ del conti:1ente y terminaron dispe:sánd_ose por Hace cerca de 40.000 años, algunos grupos humilnos de origen mongo toda la América del Norte, para postenormente llegar mucho mas alla, en di loide oriundos de Asia comenzaron a poblar el continente americano, a! cual rección a Mesoamérica y AmCrica del Sur. En Texas se han hallado algunos habían emigrado caminando a través del estrecho de Bering, Frente a estas yacimientos arqneológicos que gracia.$ al carbono 14 se pudieron datar en tor certezas, ciertas teorías hablan de la presencia de gente de origen polinesio no al 36000 a. C. La marcha de estos grnpos continuó en dirección al sur y en llegada por vía marítima a través del océano Pacífico, aunque se trata de una Nicaragua encontramos el yacimiento de El Bo,~que, qnc se ha fechado en tor afirmación asnmida por ciertos antropólogos y prehistoriadores sin demasia no al 35000 a. C Los restos materiales hallactos por los arqneólogos en Amé das discusiones. En esta linea, y con el ánimo de probar la factibilidad de di rica del Sur demuestran que algunas bandas primitivas de cazadores y reco cho viaje, algunos aventureros han realizado pruebas para demostrar que con lectores tardaron cerca de 10.000 años en atravesar :i. pie todo el continente, la tecno!ogia náutica de la epoca se podía atravesar el ocCano Pacífico. Sí bien de un extremo a otro, siguiendo generalmente !a ruta de sus presas de caza. cabe la posibilidad de que accidentalmente alguna nave hubiera transportado En torno al año 10000 a. C., ciertos grupos indígenas vivieron un proceso sanos y salvos a gentes y productos proceden les de la Polinesia o de cualquier de cambio tecnológico, gracias al cna! pndleron convertirse en cazadores de otro punto remoto próximo al Pacifico hasta alguna playa americana, resulta grandes animales herbivoros, mientras que otros grupos no se adaptaron y completamente diferente hablar de una ruta regular transpacifica en ambas ~antuvieron el mismo nivel de vida que tenian cuando llegaron a América. En direcciones, Una cosa es que una nave arrastrada por el viento llegara acci este momento comem:ó a intensificarse el proceso de diversificación entre los dentalmente y con sobrevivientes a bordo a las costas del Nnevo Mundo, y diferentes grupos aborlgenes, que hasta entonces hablan tenido un hagaje cul otra muy distinta la existencia de un tráfico regular que implicara a un nllme tural bastante homogeneo a lo largo y ancho del continente americano. ro importante de navíos y personas, lo que habría supuesto t11go tan complica do como el conocimiento por parte de los navegantes de la epoca de una ruta de regreso que pudiera ser transmitida de una generación a o1ra. 1.2. la caza y la recolección Las migraciones transcontinentales en el extremo norte del continente se produjeron en un período glaciar, semejante a los producidos en otros mo Con posterioridad a su inslalación en Am:€rica y durante milenios, el hombre mento.e; similares de la historia de nuestro planeta, cmmdo la fom1ación de sólo pudo acercarse a la~ grandes presas, teniendo alguna ocasión de matarlas masas comiderables de hielo en los casquetes polares provocó la retirada de cuando se as-cidentaban o quedaban inmovilizadas en el fango, en los panta- ·l:r1·1,~,,n1 JI,,__ . ,

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