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Historia de Al-Ándalus (711·1492) PDF

18 Pages·2012·0.14 MB·Spanish
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Preview Historia de Al-Ándalus (711·1492)

Historia de Al-`ndalus (711•1492) La convivencia de tres culturas durante 800 aæos Por el Prof. Shamsudd(cid:237)n El(cid:237)a La presente es una de las exposiciones realizadas por el Profesor El(cid:237)a en el seminario (cid:147)El Islam: Arte, Derecho, Econom(cid:237)a, Filosof(cid:237)a, Historia y Teolog(cid:237)a. XV Siglos de Civilizaci(cid:243)n y Cultura(cid:148), que tuvo lugar en Buenos Aires, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, del 23/10 al 27/11 de 1996. Introducci(cid:243)n Cuando se habla de Espaæa y el Islam, se suele hacer referencia a un concepto con claro significado religioso y a otro con contenido muy directo, de carÆcter ling(cid:252)(cid:237)stico. Se habla as(cid:237), de Espaæa musulmana o de Espaæa Ærabe. Sin embargo, en tØrminos populares, con significado antropol(cid:243)gico f(cid:237)sico en primer lugar, se habla de 1a Espaæa mora. La palabra castellana moro, viene, sin duda, del lat(cid:237)n (cid:147)maurus(cid:148), y del griego (cid:147)mÆvros(cid:148), que significa (cid:147)oscuro(cid:148), (cid:147)negro(cid:148). Escritores latinos como Juvenal (60-140) y Lucano (39-65) mencionan a los mauros, tambiØn conocidos como nœmidas, que constitu(cid:237)an en tiempos de Iugurta (160-104) un pueblo caracterizado por su energ(cid:237)a f(cid:237)sica y belicosidad. Recordemos a la famosa caballer(cid:237)a nœmida empleada por los cartagineses en las guerras pœnicas. La designaci(cid:243)n Øtnica en suma, es muy antigua y al principio no tuvo el carÆcter peyorativo, como lo adquiri(cid:243) despuØs. Parece claro que la palabra (cid:147)morisco(cid:148) se forma como (cid:147)berberisco(cid:148), y es un diminutivo cariæoso que mÆs tarde se emple(cid:243) para identificar a los hispano- musulmanes que permanecieron en la Pen(cid:237)nsula luego de la ca(cid:237)da de Granada. Otros sin(cid:243)nimos son moruno, morer(cid:237)a, almoraima, etc. La acepci(cid:243)n de bereber, que es otra forma de llamar a los moros, estÆ relacionada con la denominaci(cid:243)n utilizada por griegos y romanos para designar a los pueblos extranjeros: bÆrbaros. En la anti- g(cid:252)edad clÆsica el norte de Africa era conocido como Berber(cid:237)a o pa(cid:237)s de los bereberes. El pa(cid:237)s de los mauros o mauritanos se conoc(cid:237)a como Mauritania, que luego fue provincia romana y hoy es un estado islÆmico. Los musulmanes de los siglos VII, VIII y IX aplicaron el nombre de al-Andalus a todas aquellas tierras que hab(cid:237)an formado parte del reino visigodo: la Pen(cid:237)nsula IbØrica, la Septimania francesa y las Islas Baleares. En un sentido mÆs estricto, al- Andalus comprenderÆ la parte de aquellos territorios administrados por el Islam. Conforme avanzaba la conquista cristiana, su extensi(cid:243)n se iba reduciendo progresivamente y a partir del siglo XIII design(cid:243) exclusivamente al reino nazar(cid:237) de www.islamoriente.com 1 Granada. La prolongada resistencia musulmana granadina contra las incursiones castellano-aragonesas permitirÆ que se fije el nombre de al-Andalus y se perpetœe en el actual de Andaluc(cid:237)a. El islam(cid:243)logo holandØs Reinhart Dozy (1820-l883), autor de la famosa obra Historia de los musulmanes de Espaæa, impuls(cid:243) la teor(cid:237)a que fue apoyada por muchos historiadores modernos segœn la cual el nombre de al-Andalus estÆ relacionado con los VÆndalos, suponiendo sin ningœn fundamento, que la BØtica pudo llamarse en alguna ocasi(cid:243)n Vandalicia o Vandaluc(cid:237)a. Nosotros compartimos la opini(cid:243)n del eminente fil(cid:243)logo espaæol don Joaqu(cid:237)n VallvØ, vertida en su trabajo erudito La divisi(cid:243)n territorial de la Espaæa musulmana. (cid:201)ste dice que la expresi(cid:243)n Ærabe Yaz(cid:238)rat al-Andalus (isla de al- Andalus)1 es una traducci(cid:243)n pura y simple de (cid:147)isla del AtlÆntico(cid:148) o (cid:147)AtlÆntida(cid:148)2. Los textos musulmanes que dan las primeras noticias de la isla de al-Andalus y del mar de al-Andalus, se clarifican extraordinariamente si sustituimos dichas expresiones por isla de los Atlantes o AtlÆntida y por mar AtlÆntico. Lo mismo podemos decir del tema de HØrcules y las Amazonas, cuya isla, segœn los comenta- ristas musulmanes de estas leyendas grecolatinas estaba situada en el Yauf al- Andalus, lo cual cabe interpretar como al norte o en el interior del Mar AtlÆntico. La Entrada de los Musulmanes en la Pen(cid:237)nsula La cuesti(cid:243)n de c(cid:243)mo y por quØ entraron los musulmanes en la Pen(cid:237)nsula IbØrica estuvo sustentada durante muchos siglos por mitos, leyendas y relatos hist(cid:243)ricos sumamente parciales. Gracias a la labor encomiable e imparcial de estudiosos e investigadores espaæoles como don AmØrico Castro (1885-l972), JuliÆn Ribera (1858-1934), Julio Caro Baroja (1914-1995), y Juan Goytisolo (n. en 1931), hemos podido reconstruir una historia que se cre(cid:237)a perdida para siempre. Por ejemplo, Ribera ha descubierto gran cantidad de interesante informaci(cid:243)n en la cr(cid:243)nica de Ibn Al-Qutiyya, un historiador hispano-musulmÆn descendiente de los pr(cid:237)ncipes visigodos, cuyo nombre significa (cid:147)descendiente de la Goda(cid:148). El anÆlisis de los toponimios estÆ rindiendo poco a poco informaci(cid:243)n œtil, y recientemente se ha podido demostrar as(cid:237) con casi total certeza que muchos de los bereberes que llegaron a Espaæa con los Ærabes musulmanes eran aun cristianos y luego, mÆs tarde, se islamizaron. La historia de la Espaæa musulmana comienza en el aæo 711, a finales de abril en que Tariq ibn Ziad, a la cabeza de un ejØrcito de siete mil hombres en el que domina la etnia bereber de la que Øl forma parte (los Ærabes eran menos de 300), cruza el estrecho que llevarÆ a partir de entonces su nombre, para desembarcar en la Pen(cid:237)nsula IbØrica. El contingente islamo-bereber hizo la traves(cid:237)a a bordo de la flota del conde Don JuliÆn, el antiguo gobernador cristiano de Ceuta que se hab(cid:237)a puesto al servicio del gobernador musulmÆn de la Ifriqiiah, Musa Ibn Nusair, con sede en QairauÆn (hoy Tunicia). www.islamoriente.com 2 Ahora hay algo clave para contar. Por un lado, el conde Don JuliÆn era un cristiano unitario, es decir un monote(cid:237)sta puro, que adher(cid:237)a a las enseæanzas de los cristianos primitivos y de los llamados Padres y Doctores de la Iglesia, como Or(cid:237)genes (185-254), Clemente de Alejandr(cid:237)a (m. 215), Tertuliano (155-220) y Justino MÆrtir (100-165), y especialmente al obispo griego Arrio (256-336), nacido en Libia, todos ellos defensores de un acendrado monote(cid:237)smo que rechazaba la divinidad de Jesœs. La doctrina de la Trinidad, recordemos, fue instaurada en la Iglesia Cat(cid:243)lica reciØn a partir del Primer Concilio de Nicea, en 325, y produjo un gran cisma entre los cristianos de oriente, partidarios del monote(cid:237)smo, y los obispos occidentales liderados por Osio (257-358) que a travØs del llamado (cid:147)pacto constantiniano(cid:148) monopolizaron desde entonces la orientaci(cid:243)n y el poder de la Iglesia. El historiador espaæol Ignacio Olag(cid:252)e explica en su obra La Revoluci(cid:243)n IslÆmica en Occidente, que a partir de entonces (cid:147)...la doctrina trinitaria fue impuesta a hierro y fuego(cid:148) por todo el norte de Africa y la Pen(cid:237)nsula IbØrica. Eso tambiØn explica la relativa facilidad con que los musulmanes avanzaran por esas regiones, y la hospi- talidad con que fueron recibidos, particularmente la de los bereberes. Luego de consolidar su dominio en la Ifriqiiah (Tunicia) hacia el 670, en 701 alcanzaron el extremo occidental del Magrib y en 708 entraron en TÆnger.3 Respecto a Mßsa Ibn Nusair, el historiador musulmÆn almohade Ibn al- Kardabßs, del siglo XII, nos dice que pertenec(cid:237)a a la escuela de pensamiento shi(cid:145)(cid:238). Su padre hab(cid:237)a sido Nusair al-Bakri, nacido en 640, a quien el fundador de la dinast(cid:237)a omeya, Mu(cid:145)awiiah ibn Ab(cid:238) Sufi(cid:226)n hab(cid:237)a conferido el mando de su guardia, pero Øl se neg(cid:243) a combatir contra el cuarto califa, (cid:145)Al(cid:238) ibn Ab(cid:238) T(cid:226)lib (600-66l). Mßsa Ibn Nusair har(cid:237)a la alianza con el arriano conde Don JuliÆn, seæor de TÆnger y Ceuta. As(cid:237), en 710 envi(cid:243) a su lugarteniente Tarif con 500 hombres a ocupar el saliente sur de la Pen(cid:237)nsula donde la ciudad de Tarifa lleva su nombre y a la cual impuso un pesado tributo, o sea (cid:147)la tarifa(cid:148), para castigar los excesos de la gobernaci(cid:243)n visigoda contra los cristianos arrianos de la regi(cid:243)n. Vale aqu(cid:237) puntualizar que la poblaci(cid:243)n mayoritaria de la Pen(cid:237)nsula adher(cid:237)a a los principios unitarios y al arrianismo. Por el contrario, la corte y el clero visigodo respond(cid:237)an a los dictados de Roma y al dogma trinitario. La oligarqu(cid:237)a visigoda con sede en To- ledo explotaba y oprim(cid:237)a hasta los mÆs crueles extremos a sus sœbditos arrianos. El profesor Olag(cid:252)e en la obra ya citada, muy recomendable ciertamente, brinda pormenorizados detalles de este asunto. Volviendo a nuestro tema anterior del cruce de Tariq, Øste al frente de sus hombres desembarc(cid:243) en las cercan(cid:237)as del famoso peæ(cid:243)n al que se dio su nombre: Yabal al-Tariq, (cid:147)Monte de Tariq(cid:148), es decir, Gibraltar. El 19 de julio de ese mismo aæo, por las orillas del r(cid:237)o Guadalete, logra una victoria decisiva sobre el rey visigodo Don Rodrigo. Un mes mÆs tarde, su lugarteniente Mughit ar-Rumi cerca la ciudad de C(cid:243)rdoba. Dice Haim Zafrani en su obra Los jud(cid:237)os del Occidente MusulmÆn: (cid:147)Durante el asedio, los jud(cid:237)os se encierran en sus hogares esperando impacientemente el desenlace. Contrariamente a lo que sienten por los godos y su clero, no temen en absoluto la llegada de los musulmanes en los que tienen puestas www.islamoriente.com 3 todas sus esperanzas, pues no olvidan que los reyes visigodos los han oprimido despiadadamente. SirviØndose de estratagemas, los jud(cid:237)os -segœn narran los historiadores musulmanes y cristianos- contribuyeron a facilitar la entrada del ejØrcito islÆmico a la ciudad, celebrando su victoria. Mughit los tom(cid:243) a su servicio, confiÆndoles la guardia de la ciudad. Lo mismo ocurri(cid:243) en Toledo, y en Sevilla, donde Mßsa Ibn Nusair dej(cid:243) una guarnici(cid:243)n jud(cid:237)a para mantener el orden(cid:148). A partir de entonces, Espaæa entra en el seno de Dar al-Islam, (cid:147)la Casa del Islam(cid:148), y los cristianos arrianos y jud(cid:237)os se integran armoniosamente en el estado musulmÆn que se va forjando. As(cid:237), los jud(cid:237)os espaæoles, al convertirse en miem- bros de un dominio que se extiende desde el AtlÆntico hasta la China, se reencuentran con sus hermanos de las demÆs comunidades jud(cid:237)as de Oriente y de Africa del Norte, reanudando sus lazos socio-culturales y econ(cid:243)micos. Por otra parte, los cristianos unitarios espaæoles consolidan y reafirman su identidad monote(cid:237)sta junto con sus hermanos en la fe, musulmanes y jud(cid:237)os. Esta explicaci(cid:243)n de los or(cid:237)genes de la Espaæa musulmana, tal vez un tanto extensa para el reducido tiempo que tenemos, la creemos necesaria para con- trarrestar la historia oficial que sin fuentes ni argumentos serios afirma que Espaæa fue conquistada a sangre y fuego por los musulmanes. Como hemos visto, la poblaci(cid:243)n nativa mayoritariamente arriana y la numerosa comunidad jud(cid:237)a recibieron a los musulmanes como libertadores y comulgaron con su fe, costumbres y tradiciones, que eran prÆcticamente las mismas que ellos ten(cid:237)an. El pueblo (cid:237)bero-romano, no se puede hablar de pueblo espaæol en esa Øpoca, fue mÆs bien c(cid:243)mplice que conquistado. AdemÆs, en menos de una generaci(cid:243)n, los musulmanes bereberes y Ærabes se integraron completamente a la poblaci(cid:243)n aut(cid:243)ctona a travØs de mœltiples matrimonios mixtos, ya que la inmensa mayor(cid:237)a hab(cid:237)a llegado a Espaæa sin mujeres. Como mejor prueba de lo que aseveramos, se puede decir que los musulmanes pacificaron la Pen(cid:237)nsula en menos de dos aæos y establecieron un estado islÆmico integrado por cristianos y jud(cid:237)os que lleg(cid:243) a durar casi ocho siglos, hasta 1492. Recordemos que los fenicios y cartagineses hab(cid:237)an tratado infructuosamente de sojuzgar a los bØticos y celt(cid:237)beros durante cuatro siglos, y los romanos durante casi seis, provocando espantosas matanzas como aquella de la heroica Numancia, la cual resisti(cid:243) durante 20 aæos su asedio y fue destruida por las legiones de Escipi(cid:243)n Emiliano (185-129 a.C.). Los musulmanes no destruyeron nada de lo que hab(cid:237)a, sino que reconstruyeron las antiguas obras dejadas por los romanos, como puentes y acueductos, erigiendo una (cid:147)cultura del agua(cid:148), y construyeron monumentos maravillosos que han sobrevivido hasta nuestros d(cid:237)as. Hoy se puede afirmar que el 80% de los quince millones de turistas que llegan anualmente a Espaæa tienen como meta principal visitar la Giralda -la torre-campanario que fuera el minarete de la mezquita mayor de Sevilla-, la Mezquita de C(cid:243)rdoba y el palacio-fortaleza de la Alhambra de Granada. Tolerancia y Convivencia www.islamoriente.com 4 Pero mÆs allÆ de las obras pœblicas y arquitect(cid:243)nicas, y los prodigios cient(cid:237)ficos y culturales de al-Andalus, lo que mejor caracteriza el legado hispano- musulmÆn es su esp(cid:237)ritu de la tolerancia. Si hablamos de la tolerancia de1 Islam, no se trata de un t(cid:243)pico repetido con fines propagand(cid:237)sticos, sino de una experiencia y una realidad hist(cid:243)rica irrefutable. En la llamada Edad de Oro del Islam, cuando el territorio musulmÆn se extend(cid:237)a de Espaæa hasta la China, entre los siglos VIII y XIV, conviv(cid:237)an en su seno en un ambiente de libertad y mutuo respeto cristianos arrianos, nestorianos, monofisitas y coptos, jud(cid:237)os, budistas, zoroastrianos, maniquØos e hinduistas, cuyas creencias y tradiciones eran garantizadas por el Islam por el estatuto de Ahl al-Dhimma, es decir, la (cid:147)Gente del Pacto(cid:148). Esto es algo que el Islam puso en prÆctica hace mÆs de 1400 aæos y que Occidente a duras penas comenz(cid:243) a llevarlo a cabo a mediados del siglo XX. Y es precisamente uno de estos pactos, el firmado entre el godo Teodomiro, gobernador de Orihuela, y (cid:145)Abd al-(cid:145)Az(cid:238)z, el hijo de Mßsa Ibn Nusair, el 5 de abril de1 aæo 713, el que conforma el documento mÆs antiguo de la historia andalusi (Ver ApØndice). En virtud de este tratado Teodomiro qued(cid:243) como gobernador inamovible y Orihuela (la de Miguel HernÆndez) fue un estado aut(cid:243)nomo durante muchos aæos. Cuando los musulmanes llegaron a la Pen(cid:237)nsula, tra(cid:237)an un concepto absolutamente revolucionario basado en el CorÆn y la Sunnah o Tradici(cid:243)n del Profeta Muhammad, por el cual se trataba a los seres humanos por igual, respetando sus derechos y propiedades. El pacto entre (cid:145)Abd al-(cid:145)Aziz y Teodomiro prueba que hace 14 siglos el Islam no s(cid:243)lo respetaba los derechos humanos, que Occidente reciØn descubri(cid:243) hace menos de 300 aæos, sino que ten(cid:237)a c(cid:243)digos y regulaciones que las propias Naciones Unidas no son capaces de aplicar a las puertas del siglo XXI. Por eso, vale remarcar aqu(cid:237) que ese concepto o idea sobre (cid:147)el oscurantismo de la Edad Media(cid:148) tan en boga en los medios de comunicaci(cid:243)n y en la lectura de los escritores posmodernos, es algo que compete a la historia de Occidente, pero no a la del Islam. Pongamos otro ejemplo muy conocido. DespuØs de afirmar su posici(cid:243)n en la Pen(cid:237)nsula, los musulmanes escalaron los Pirineos y entraron en Francia. En 732, entre Tours y Poitiers, dos mil kil(cid:243)metros al norte de Gibraltar, y a 450 kil(cid:243)metros de Londres y a menos de 200 de Par(cid:237)s, fue el punto mÆs septentrional que alcanzaron esos predicadores carismÆticos. En 735 entraron en ArlØs y en 737 llegaron a Aviæ(cid:243)n, el valle del R(cid:243)dano y Lyon. Y aunque en 759 se vieron obligados a retirarse del mediod(cid:237)a francØs, sus cuarenta aæos de circulaci(cid:243)n por aquellas tierras contribuyeron, en el Languedoc, a la ins(cid:243)lita tolerancia de diversas creencias, la pintoresca alegr(cid:237)a y el amor romÆntico y caballeresco que desde entonces caracteriz(cid:243) a los lugareæos. El Esplendor del Califato de C(cid:243)rdoba El califato de los Omeyas (661-750), con sede en Damasco, nunca dio a Espaæa el valor que ten(cid:237)a. Incluso cuando en 750 Øste fue reemplazado por el califato de los Abbas(cid:237)es (750-1100), con capital en Bagdad, el territorio era meramente conocido www.islamoriente.com 5 como (cid:147)el distrito de al-Andalus(cid:148), gobernado desde QairauÆn. Los triunfantes abba- s(cid:237)es ordenaron la muerte de todos los pr(cid:237)ncipes omeyas. Abdurrahman (731-788), nieto del califa Hisham ibn (cid:145)Abdilmalik (691-743), fue el œnico omeya que consigui(cid:243) escapar. Perseguido de aldea en aldea, cruz(cid:243) a nado el ancho Eufrates, pas(cid:243) a Palestina, Egipto, Ifriqiiah, Marruecos y al-Andalus. As(cid:237), en 756 fue proclamado califa de C(cid:243)rdoba iniciando uno de los per(cid:237)odos mÆs ilustres de la historia del Islam. Hacia 777, al-Andalus fue invadida por el ejØrcito de Carlomagno (742-814), pero los francos fueron frenados en las puertas de Zaragoza por los soldados de (cid:145)Abdurrahman y su retaguardia aniquilada por una alianza de vascos y musulmanes en Roncesvalles (778), donde cay(cid:243) el palad(cid:237)n franco Roland o RoldÆn que dio lugar al cantar de gesta hom(cid:243)nimo. Los sucesores de (cid:145)Abdurrahman I, como Hisham I (788-796), Al-Hakam I (796- 822), (cid:145)Abdurrahman II (822-852), Muhammad I (852-886), A1-Mundhir (886-888), (cid:145)Abd-al•lah (888-912), (cid:145)Abdurrahman III (912-961 ) y Al-Hakam II al-Mustansir, propiciaron un enorme desarrollo de las ciencias y las artes que ser(cid:237)a la base del llamado Renacimiento europeo. Los romanos hab(cid:237)an construido en C(cid:243)rdoba un templo a Jano; los cristianos lo sustituyeron por una catedral; (cid:145)Abdurrahman I compr(cid:243) el terreno a los cristianos y edific(cid:243) la famosa Mezquita que con el tiempo ser(cid:237)a la mÆs grande de todo el Islam y que ha llegado casi intacta hasta nuestros d(cid:237)as. La mezquita original ten(cid:237)a diecinueve portales, con arcos de herradura elegantemente esculpidos con pØtrea decoraci(cid:243)n floral y geomØtrica, los cuales conduc(cid:237)an al Patio de las Abluciones, hoy Patio de los Naranjos. En este rectÆngulo, pavimentado con baldosas de colores, hab(cid:237)a cuatro fuentes, cada una tallada en un bloque de mÆrmol tan grande que se hab(cid:237)an necesitado setenta bueyes para su transporte desde la cantera. La sala de oraci(cid:243)n era un bosque de 1290 columnas, que divid(cid:237)an el interior en once naves principales y veintiuna secundarias. De los capiteles de las columnas part(cid:237)a una variedad de arcos, semicirculares, apuntados, de herradura, la mayor(cid:237)a con dovelas alternadamente rojas y blancas. El techo de madera estaba tallado en cartelas que ostentaban inscripciones, muchas de ellas corÆnicas. Colgaban de Øl 200 candelabros que sosten(cid:237)an 7000 tazas de aceite perfumado que les llegaban de dep(cid:243)sitos constitui- dos por campanas cristianas invertidas, tambiØn suspendidas del techo. El historiador musulmÆn argelino al-Maqqari (l591-1632) considera a la Mezquita de C(cid:243)rdoba (cid:147)el mÆs bello templo del Islam en el mundo(cid:148). Los historiadores musulmanes nos pintan las ciudades andalus(cid:237)es como colmenas de poetas, eruditos, juristas, mØdicos y cient(cid:237)ficos. Al-Maqqari llena sesenta pÆginas con sus nombres. Como cifras ilustrativas del apogeo de C(cid:243)rdoba durante la Øpoca islÆmica se afirma que Østa lleg(cid:243) a tener casi un mill(cid:243)n de habitantes (hoy tiene menos de 300 mil), con 1836 mezquitas, 800 de las cuales estaban en el arrabal de Saqunda. El nœmero de sus baæos pœblicos era de 700, el de sus fondas y hospeder(cid:237)as era de 1600 y hab(cid:237)a ademÆs 30.452 tiendas y co- mercios. Las escuelas pœblicas sumaban 25. El circuito amurallado de la ciudad ten(cid:237)a una superficie de 2.690 Ha. C(cid:243)rdoba pose(cid:237)a un notable y revolucionario www.islamoriente.com 6 sistema de albaæales y aguas corrientes, a lo que se sumaba una red de alumbrado pœblico y un ingenioso mØtodo de irrigaci(cid:243)n de la vega circundante a travØs de norias y acequias que extra(cid:237)an el agua del r(cid:237)o Guadalquivir (del Ærabe: uadi al- kabir, (cid:147)el r(cid:237)o grande(cid:148)). Debe destacarse que en esa Øpoca, a mediados del siglo X, Par(cid:237)s y Londres eran aldeas casi desconocidas, y la gran mayor(cid:237)a de las ciudades de la Europa no musulmana se hallaban en las mÆs absolutas condiciones de insalubridad y primitivismo. Al-Andalus lleg(cid:243) a contar con setenta bibliotecas pœblicas, ya que casi todos all(cid:237) sab(cid:237)an leer y escribir, mientras que en la Europa cristiana, a menos que pertenecieran al clero, no sab(cid:237)an. La biblioteca del califa cordobØs al-Hakam II lleg(cid:243) a contener 400 mil tomos, 44 de los cuales formaban el catÆlogo de los restantes. Y al-Hakam los hab(cid:237)a le(cid:237)do todos. Un manuscrito andalus(cid:237) en papel de algod(cid:243)n que hoy guarda la biblioteca del Escorial, del aæo 1009, prueba que los musulmanes fueron los primeros en sustituir el pergamino por el papel. Las bibliotecas de la Europa no musulmana ten(cid:237)an menos de cien libros en esa Øpoca. Hab(cid:237)a centenares de te(cid:243)logos y gramÆticos; los ret(cid:243)ricos, fil(cid:243)logos, lexic(cid:243)grafos, antologistas, historiadores, bi(cid:243)grafos eran legi(cid:243)n. Ibn Hazm (994- 1064), el famoso autor de El collar de la paloma, ademÆs de servir como visir (ministro) a los œltimos califas cordobeses, era te(cid:243)logo, exØgeta del CorÆn e historiador de gran erudici(cid:243)n. Su Libro de las religiones y sectas, donde se discute el juda(cid:237)smo, mazde(cid:237)smo, cristianismo y las principales escuelas de pensamiento del Islam, es uno de los primeros ensayos del mundo sobre religiones comparadas. A pesar de esta bonanza, el califato cordobØs se vio involucrado en una guerra civil que determin(cid:243) su ca(cid:237)da hacia 1031. La Espaæa musulmana se desintegr(cid:243) en veintitrØs taifas o ciudades-Estados, demasiado atareadas con sus intrigas y luchas mezquinas para detener la gradual absorci(cid:243)n de al-Andalus por castellanos y aragoneses. Ir(cid:243)nicamente, cada avance de los cristianos sobre al-Andalus dejaba entrar una ola de literatura, ciencia, filosof(cid:237)a y arte islÆmico en la cristiandad. As(cid:237) la captura de Toledo en 1085 hizo adelantar inmensamente los conocimientos de los cristianos en astronom(cid:237)a y revel(cid:243) la doctrina corÆnica de la esfericidad de la tierra 400 aæos antes de Col(cid:243)n. Y aqu(cid:237) hay que destacar el mecenazgo y la protecci(cid:243)n de este legado por Alfonso X el Sabio (vØase, Francisco Marquez Villanueva: El legado alfons(cid:237). Madrid, l996). El Faro de Europa Al-Andalus contribuir(cid:237)a con mÆs de mil traducciones de los clÆsicos griegos al Ærabe, luego llevadas al lat(cid:237)n por eruditos cristianos visitantes de la Espaæa musulmana, como Gerberto de Aurillac (938-1003), que luego fue el Papa Silvestre II; Adelardo de Bath (siglo XII), el viajero y fil(cid:243)sofo inglØs que tradujo del Ærabe los Elementos de Euclides; Miguel Escoto, el pol(cid:237)mata de origen escocØs, que lleg(cid:243) a Toledo en 1217 y cuya primera traducci(cid:243)n importante fue la EsfØrica de Abu Is•h(cid:226)q www.islamoriente.com 7 al-Bitruji, el Alpetragius de los latinos, natural de Pedroche (cerca de C(cid:243)rdoba), que vivi(cid:243) en el siglo XII; y el eminente sabio y sacerdote inglØs Roger Bacon (1220- 1292), conocido como el Maestro Maravilloso (Doctor Mirabilis), quien hacia 1270 dijo: (cid:147)La filosof(cid:237)a de Averroes -el fil(cid:243)sofo y mØdico hispano musulmÆn Ibn Rushd (1126-1198)-, tiene actualmente el sufragio unÆnime de los doctos(cid:148). Por Østas y otras afirmaciones en favor de la ciencia y la cultura del Islam, Bacon fue acusado de herej(cid:237)a por la Iglesia en 1278 y confinado de por vida. Sobre otros grandes sabios andalus(cid:237)es como Ibn Bayya (Avempace, l070-1138), Ibn Tufail (1110-1185) e Ibn (cid:145)Arabi de Murcia (1165-1240), recomendamos leer la obra de Miguel Cruz HernÆndez Historia del pensamiento islÆmico, reeditada este aæo por Alianza en 3 vols. (Vol. 2: El pensamiento de al-Andalus. Siglos IX-XIV ). La Europa cristiana recibi(cid:243) del Islam espaæol alimentos y recetas de cocina, bebidas, fÆrmacos y medicamentos, armas, herÆldica, temas y gustos art(cid:237)sticos antes absolutamente desconocidos, art(cid:237)culos y tØcnicas industriales y comerciales, costumbres y c(cid:243)digos mar(cid:237)timos y a menudo palabras para estas cosas (el castellano tiene un 30% de tØrminos derivados del Ærabe): naranja, lim(cid:243)n, azœcar, jarabe, sorbete, julepe, elixir, jarra, azul, arabesco, sofÆ, muselina, bazar, caravana, tarifa, aduana, almacØn, almirante, rambla, etc., etc. E1 juego de ajedrez lleg(cid:243) a Europa procedente de la India por la v(cid:237)a del Islam hispano, tomando las palabras persas en el camino; (cid:147)jaque mate(cid:148) viene del persa shah mat, (cid:147)el rey ha muerto(cid:148). Algunos de los principales instrumentos utilizados mÆs tarde en Occidente llevan en su nombre la prueba de su origen: laœd, guitarra, tambor, adufe. La Europa cristiana no fue invadida por alfanjes y cimitarras, sino por otros ignotos invasores como Ælgebra, cero, cifra, azimut, alambique, zenit, almanaque y astrolabio. Las Dinast(cid:237)as Bereberes: AlmorÆvides y Almohades La pØrdida de Toledo y la consecuente arremetida del rey de Le(cid:243)n y Castilla, Alfonso VI contra al-Andalus, hizo reflexionar a los pr(cid:237)ncipes de las taifas y pedir ayuda a una nueva dinast(cid:237)a bereber surgida en el Magrib, los almorÆvides o mo- rabitos, que eran unos soldados m(cid:237)sticos oriundos del sur marroqu(cid:237). Su l(cid:237)der, Yusuf ibn Tashuf(cid:237)n, hombre de gran valor, piedad y prudencia, cruz(cid:243) su ejØrcito a travØs del estrecho y con los refuerzos recibidos en MÆlaga, Granada y Sevilla ven- ci(cid:243) a las fuerzas de Alfonso en la batalla de Zalaca (23 de octubre de 1086), cerca de Badajoz. All(cid:237) comenz(cid:243) el gran renacimiento de al-Andalus que continu(cid:243) con los califas de la dinast(cid:237)a de los almohades (al-muahhidßn: defensores del tauh(cid:238)d o monote(cid:237)smo). Los almohades fueron constructores entusiastas. Primero construye- ron para la defensa y rodearon a sus ciudades mÆs importantes con poderosas murallas y torres, como la Torre del Oro, una de un grupo de doce que guardaban al Guadalquivir en Sevilla. Luego erigieron el AlcÆzar en 1181. El mismo califa Abu Yaqub Yusuf que empez(cid:243) el AlcÆzar construy(cid:243) en 1171 la mezquita mayor de Sevilla, luego destruida por los cristianos victoriosos quienes edificaron en su lugar primero una iglesia (1248) y luego la catedral g(cid:243)tica (1401) que ha llegado hasta www.islamoriente.com 8 nuestros d(cid:237)as. El califa almohade, para celebrar su victoria sobre Alfonso VIII de Castilla en la batalla de Alarcos (julio de 1195), cerca de Ciudad Real, hizo erigir el magn(cid:237)fico alminar de la citada mezquita, torre que hoy conocemos por la Giralda (luego convertida en campanario de la catedral), y que fue terminada en 1198. Su altura durante la Øpoca islÆmica era de 76 metros y el fulgor que desped(cid:237)an al sol las cuatro manzanas de bronce dorado de diÆmetro decreciente que coronaban el remate de la torre se pod(cid:237)a divisar a 20 kil(cid:243)metros de distancia y serv(cid:237)a a los musulmanes de las comarcas aledaæas como referencia para sus orientaciones hacia La Meca. El reino nasr(cid:237) o nazar(cid:237) de Granada fue el œnico estado andalus(cid:237) que sobrevivi(cid:243) al avance cristiano en el siglo XIII, luego de la derrota almohade en la batalla de las Navas de Tolosa (16 de julio de 1212). Su fundador, Muhammad Ibn Nasr al- Ahmar orden(cid:243) en 1239 la erecci(cid:243)n del edificio mÆs famoso de Espaæa: la Alhambra, esto es, (cid:147)La Roja(cid:148) (ar.: al-Hamra(cid:146)), que luego se convertir(cid:237)a en la joya mÆs hermosa del Islam en Europa y en una de las siete maravillas del mundo moderno. La Espaæa almohade se hab(cid:237)a quebrado en taifas que fueron conquistadas por los cristianos una a una: C(cid:243)rdoba en 1236, Valencia en 1238, Sevilla en 1248. Los hostigados musulmanes se retiraron a Granada, donde la Sierra Nevada sumi- nistraba una defensa natural, y campos bien regados florec(cid:237)an en olivares y naranjales. Una sucesi(cid:243)n de prudentes gobernantes sostuvo a Granada y sus dependencias: Jerez, JaØn, Almer(cid:237)a y MÆlaga, contra repetidos ataques cristianos; revivieron el comercio y la industria, floreci(cid:243) el arte y las ciencias. El pequeæo reino sobrevivi(cid:243) durante casi 260 aæos (1232-1492) como el œltimo baluarte europeo de una civilizaci(cid:243)n por la que al-Andalus, durante ocho siglos, fue un honor para la humanidad. MozÆrabes y Jud(cid:237)os Son muy numerosos en un principio, los cristianos llamados mozÆrabes por sus compatriotas musulmanes -tØrmino que viene de musta(cid:145)rab, es decir el (cid:147)seudoÆrabe(cid:148)-, puesto que en todo asemejaban a aquØllos, ya que hablaban, se vest(cid:237)an y viv(cid:237)an, en suma, de la misma manera; tan s(cid:243)lo eran distintos por la adscripci(cid:243)n a otra religi(cid:243)n. MÆs tarde, a partir del siglo X, muchos mozÆrabes se convierten al Islam, y son denominados mulad(cid:237)es (mual-ladßn), si son descen- dientes de matrimonios mixtos, y musÆlima, si se han convertido por propia convicci(cid:243)n. Estos œltimos serÆn cada d(cid:237)a mÆs, quedando los autØnticos mozÆrabes como una minor(cid:237)a. El profundo respeto de la libertad religiosa contenido en la ley corÆnica permiti(cid:243) a los mozÆrabes gozar de una autonom(cid:237)a interna considerable. Administrativamente depend(cid:237)an de un (cid:147)comes(cid:148) de origen visigodo. La justicia se reg(cid:237)a segœn leyes propias y los impuestos eran recaudados por un mozÆrabe, el (cid:147)exceptor(cid:148). Este esp(cid:237)ritu de tolerancia hizo posible que mozÆrabes y jud(cid:237)os lograsen, sin demasiados obstÆculos, cargos en la diplomacia, el ejØrcito y el propio www.islamoriente.com 9 gobierno musulmÆn. En dos terrenos se manifiesta claramente la singularidad del estilo mozÆrabe: arquitectura e iluminaci(cid:243)n de manuscritos. Las caracter(cid:237)sticas de las iglesias mozÆrabes, en las que se combinan elementos de la tradici(cid:243)n visig(cid:243)tica con influjos musulmanes, son los arcos de herradura, los capiteles de tipo corintio y elementos de decoraci(cid:243)n esculturada. La miniatura mozÆrabe, proyectada por el arte islÆmico, estÆ considerada como una de las escuelas mÆs originales de todas las que en esta especialidad produjo el arte medieval. Sobresalen ejemplares como los ilustrados del (cid:147)Comentario del Apocalipsis(cid:148) de Beato de LiØbana (monje asturiano muerto en 798). Entre otros miniaturistas y cal(cid:237)grafos mozÆrabes, destacan Magius y Florencio. Podemos juzgar de la atracci(cid:243)n ejercida por el Islam en los cristianos por una carta de 1311, que calcula la poblaci(cid:243)n musulmana de Granada en esa Øpoca en 200.000 habitantes, de los cuales todos menos 500 eran descendientes de cristianos convertidos al Islam (citado por Sir T. W. Arnold, The Preaching of Islam, Nueva York, 1913, pÆg. 144). Los cristianos a menudo declaraban preferir el gobierno musulmÆn al cristiano (citado por S. Lane-Poole, Story of the Moors in Spain, Nueva York, 1889, pÆg. 47). Un autor cristiano de la Øpoca de (cid:145)Abdurrahman II, llamado Alvaro (siglo IX), en su manuscrito hom(cid:243)nimo, dice lo siguiente: (cid:147)Mis correligionarios se complacen en leer las poes(cid:237)as y las novelas de los Ærabes: estudian los escritos de los fil(cid:243)sofos y te(cid:243)logos musulmanes, no para refutarlos, sino para formarse una dicci(cid:243)n arÆbiga correcta y elegante. ¡Ay !, todos los j(cid:243)venes cristianos que se distinguen por su talento, no conocen mÆs que la lengua y literatura de los Ærabes, reœnen con grandes desembolsos inmensas bibliotecas, y publican dondequiera que aquella literatura es admirable. Habladles por el contrario, de libros cristianos, y os responderÆn con menosprecio que son in- dignos de atenci(cid:243)n. ¡QuØ dolor! Los cristianos han olvidado hasta su lengua, y apenas entre mil de nosotros se encontrar(cid:237)a uno que sepa escribir como corresponde una carta latina a un amigo; pero si se trata de escribir Ærabe, encontrarÆs multitud de personas que se expresan en esta lengua con la mayor elegancia, desde el punto de vista art(cid:237)stico, a los de los mismos Ærabes(cid:148) (De El manuscrito de Alvaro, en la Espaæa Sagrada, por Fl(cid:243)rez, Risco, etc. 2da. edici(cid:243)n, 47 vols., Madrid, 1754- 1850, pÆgs. 273-275. Citado por R. Dozy, Historia de los musulmanes de Espaæa, Turner, Madrid,1984, Tomo II, pÆgs. 92 y 93). Los jud(cid:237)os, como ya hemos visto, ocupan desde Øpocas tempranas importantes puestos en la administraci(cid:243)n y el gobierno andalus(cid:237). Ciudades como Lucena, Toledo, C(cid:243)rdoba y Granada, albergan importantes comunidades jud(cid:237)as. Por ejem- plo, Hasdai Ibn Shaprut (915-975), mØdico famoso, hÆbil diplomÆtico y gran traductor del griego al Ærabe, estuvo al servicio, en su calidad de visir (ministro), de (cid:145)Abdurrahman III, en C(cid:243)rdoba; Samuel ben Yusuf Halevi, conocido por los musulmanes por el nombre de Isma(cid:145)il Ibn Nagrilah (993-1056), llamado tambiØn Ha-Nagid -el Pr(cid:237)ncipe-, fue tambiØn un gran sabio, poeta y ministro en la Granada de los zir(cid:237)es hasta su muerte. Fue sucedido por su hijo Yusuf Ibn Nagrilah. Uno de los mÆs celebØrrimos del juda(cid:237)smo y de al-Andalus fue el Rab(cid:237) Moshe ben Maim(cid:243)n www.islamoriente.com 10

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Cuando se habla de España y el Islam, se suele hacer referencia a un concepto Éste dice que la expresión árabe Yazîrat al-Andalus (isla de al-.
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