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Historia Argentina Parte 2 PDF

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SITUACION DEL PAIS Interna. - “El Congreso de Tucumán era la única esperanza de la revolución; el único poder revestido de alguna autoridad moral, fue representante hasta cierto punto de la unidad nacional… Era la última áncora echada en medio de la tempestad”. En Salta, Guemes hostigaba al ejército nacional derrotado y a su Jefe, Rondeau, manifestando con actos públicos su encono contra los porteños. En el litoral la liga de Artigas amenazaba seriamente al Directorio. La guerra había trabado el comercio y asolado las regiones más fértiles. El norte y sobre todo el litoral, hablan sufrido las depredaciones de las montoneras y de las indiadas. Externa. - Jamás la patria estuvo en mayor peligro. Fernando VII había sido restituido en el trono de la Metrópoli. Sus poderosas fuerzas militares podían ser enviadas a América. El antiguo pretexto de las revoluciones americanas, (juntas en nombre de Fernando VII), no podía ya sostenerse. Además las principales potencias europeas se habían unido en la Santa Alianza, y existía la amenaza de que extendieran sus restauraciones también a América. En nuestro continente la revolución había sido vencida. Colombia y Venezuela habían sido reconquistadas y Méjico completamente sometido. Los chilenos derrotados en Rancagua se refugiaban en Cuyo. Rondeau había sido batido, desastrosamente en Sipe Sipe y los realistas llegaban otra vez hasta Salta. Los portugueses amenazaban a la Banda Oriental con su ambición siempre alerta. Apertura del Congreso. - El día 24 de marzo de 1816, comenzaron las sesiones del histórico Congreso. “A las 11 de la mañana, dice el informe oficial, los diputados se reunieron en la casa del Congreso y desde allí se dirigieron en corporación hacia el templo de San Francisco donde asistieron a la misa del Espíritu Santo que fue cantada para implorar sus divinas luces y su socorro. En seguida se volvió a la casa del Congreso, donde el ciudadano presidente, el doctor Pedro Medrano recibió el juramento que hicieron todos los diputados de conservar y defender la religión católica, apostólica y romana, de promover todos los medios de conservar íntegro el territorio de las Provincias Unidas contra toda invasión enemiga y desempeñar los demás cargos anexos a su alto empleo”. En el primer mes sus pasos fueron tímidos y vacilantes. Trató de resolver los continuos conflictos que se presentaban en las provincias. Luego afrontando con decisión los peligros con que amenazaban al país la anarquía interior y los ejércitos enemigos, determiné constituir un poder ejecutivo firme y permanente. ELECCION DE PUEYRREDON El día 3 de mayo fue elegido director supremo casi por unanimidad, el diputado de San Luis coronel don Juan Martín de Pueyrredón. El presidente del Congreso con emoción y demasiada verdad, “le encomendó en nombre de la Patria y la Religión, el celo de conservarla contra los esfuerzos y visibles conato de un desenfrenado libertinaje que améis suplantarla» El Congreso nombró una comisión para que estudiara el plan de acción que se debía seguir en las sesiones. Los principales puntos propuestos fueron: 1) Declaración de la independencia. 2) Solucionar ante el Vaticano los problemas eclesiásticos. 3) Los pactos interprovinciales necesarios previamente para el establecimiento de una constitución común. 4) La forma de gobierno. 5) Los asuntos militares. DECLARACION DE LA INDEPENDENCIA La anarquía y la rebelión que exaltaban el egoísmo local y las ambiciones, necesitaban, en esos tristes meses, (fin de 1815 y principios de 1816) un ideal común. Con este patriótico fin, el congreso de dio realizar la tan anhelada declaración. Este anhelo además era apoyado por todas las fuerzas armadas del país. San Martín jefe del ejército de Cuyo, urgía a sus diputados constantemente. A Godoy Cruz le escribía el 12 de abril: «¿Hasta cuándo esperamos para declarar nuestra independencia? Es ridículo acuñar monedas, tener el pabellón y la cucarda nacional y por ultimo hacer la guerra al soberano de quien se dice que dependemos y permanecer a pupilo de los enemigos. ¿ Qué mas tenemos que decir? Con este paso el estado ganará el cincuenta por ciento: y si tiene riesgos, para 1os hombres de coraje se han hecho las empresas”. Belgrano habla sido nombrado jefe del ejército del norte. Por supuesto, por conocer la situación de la revolución ante las naciones europeas y por tener el mando de las fuerzas del Alto Peru el gobierno quiso escucharlo en una sesión secreta el día 6. Según las actas de esas reuniones Belgrano expresó su pensamiento concretamente diciendo: “Que aunque la revolución de América en sus principios por la marcha majestuosa con que empezó, había merecido un alto concepto entre los poderes de Europa; su declinación en el desorden y anarquia continuada en tan dilatado tiempo, había servido de obstáculo a la protección que sin ella se habría logrado de dichos poderes”. Aconsejaba por esto, establecer la independencia pero bajo «una monarquía temperada”, que devolvería el aprecio y la ayuda europea. Proponía también un curioso monarca, “a la dinastía de los incas, por la justicia que envuelve la restauración de esta casa, y el entusiasmo general de que se poseerán los habitantes del interior”. El Congreso aceptó la primera proporción postergando la, discusión de la forma de gobierno para otras sesiones. San Martín seguía insistiendo, y tornaba a escribir a Godoy Cruz: Que si él fuese diputado se presentaría al Congreso como un americano cano republicano por principios y por inclinación, pero que sacrifica esto mismo por el bien de la patria”. La declaración. - La palabra más elocuente es la de aquella memorable sesión: “En la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel de Tucumán a 9 días del mes de julio de 1816, terminada la sesión ordinaria del Congreso de las Provincias Unidas continuó sus anteriores discursos sobre el grande y augusto objeto de la independencia. A su término los representantes fueron preguntados: Si querían que las Provincias Unidas fuesen una nación libre e independiente de los reyes de España y su Metrópoli? Aclamaron primero, llenos del santo ardor de la justicia, y uno a uno sucesivamente, reiteraron su unánime y espontáneo decidido voto por la independencia del país, fijando en su virtud la determinación siguiente: Nos los Representantes de las Provincias Unidas de Sud América, reunidos en Congreso general invocando al Eterno que preside el Universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestro valor: declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias, romper los vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, de sus sucesores y Metrópoli. Las formas de gobierno. - Hemos ya visto la exposición monárquico-incaica de Belgrano en el día 12. El diputado Acevedo de Catamarca, volvió a proponer el coronamiento de una dinastía aborigen con mayores ensueños políticos. Añadió que se designase “desde que las circunstancias lo permitiesen para sede del gobierno del inca, la misma ciudad del Cuzco. En el clima de esos días les parecía a algunos estadistas esta utopía “el único remedio. El Perú se levantaría en masa contra los tiranos. El ejército de Pezuela se volvería humo”. Esta propuesta, según un testigo presencial, “fue apoyada por una aclamación”. El día 15, fray Justo Santa María de Oro, diputado por San Juan, advirtió al Congreso que “para proceder a declarar la forma de gobierno era preciso consultar a los pueblos, limitándose por el momento a dar un Reglamento provisional, y que en caso de proceder sin aquel requisito a adoptar el sistema monárquico constitucional a que vela inclinados los votos de los representantes, pedía permiso para retirarse del Congreso”. El mismo Ilustre fraile escribía a su cabildo: “Por lo que toca a la actitud de mi representación, nada más incompatible con su felicidad que el sistema de una monarquía constitucional. Así que oponiéndome a esta idea desde un principio creo seguir la opinión y voluntad de mi pueblo”. La valiente actitud de fray Oro fue decisiva cuando se le unió el diputado porteño don Tomás Anchorena. Este opuso las diferencias existentes entre los habitantes de la montaña y del llano, y la imposibilidad de conciliarlas en una monarquía de régimen uniforme. Abogó, en cambio, por “el único medio” de lograrlo: el de “la federación de provincias”. Traslado del Congreso a Buenos Aires. - Existía un grave peligro para los congresales en la posibilidad de una invasión realista por el norte. Además las comunicaciones con el director que se habla trasladado a la Capital, y que frecuentemente y con urgencia consultaba al Congreso, eran muy difíciles. Las entorpecían las distancias y la sublevación del litoral extendida hasta Córdoba. Portugal había invadido la Banda Oriental y las relaciones exteriores pedían medidas prontas y enérgicas. Estas graves circunstancian acallaron el recelo y la malquerencia de las provincias. El 25 de septiembre los congresales tomaron dos decisiones trascendentales. Fue la primera, “que mientras el interés y las necesidades publicas no tenían otra cosa el soberano Congreso se trasladaría provisoriamente a la Capital de Buenos Aires”. Este decreto no fijaba fecha. La discusión sobre la forma monárquica de Aires”. Este decreto no fijaba fecha. La discusión sobre la forma monárquica de gobierno, que tanta oposición suscitaba en Buenos Aires, postergó prudentemente la ejecución. Varios meses más tarde, el 18 de enero de 1817, se decidió suspender las sesiones en Tucumán y se determinó su traslado y reanudación en Buenos Aires para el 15 de marzo. El segundo decreto, establecía que este traslado no se llevase a cabo “sin proveer primero por medio de un reglamento a la urgente necesidad de asegurar el orden interior en los pueblos”. El Reglamento dictado en 1817 es una copia del de 1815, y no tuvo ninguna trascendencia. El Congreso dictó, en cambio, dos años más tarde, una Constitución de verdadera importancia institucional. CONSTITUCION DE 1819 (En la síntesis) LA CONSTITUCION DE 1819 Y LAS PROVINCIAS Dos errores básicos anularon los esfuerzos y las intenciones de organización de la Constitución que analizamos: no mencionaba a los cabildos y ponía los nombramientos de los gobernadores en manos del gobierno central. Los cabildos representaban los verdaderos intereses locales. Su gobierno de representación popular calificada, les había dado gran autoridad, prestigio y eficacia. Eran «la institución democrática” de más arraigo en los pueblos hispanoamericanos. «Tanto en España como en América la tradición de los cabildos había sido honrosa y grande”. Con toda razón puede afirmar el constitucionalista Ravignani que el fruto de su trabajo fue estéril por su índole demasiado centralista y porque sin presentir las instituciones provinciales, y al margen de la vida del país, precipitó la crisis en lugar de aplacarla y dio pábulo a la guerra civil”. DIRECTORIO DE PUEYRREDON Muy agitado fue el período de gobierno de este patriota. Tanto que llegó a decir: “Hay momentos en que quisiera no exista por que todo viene a mi y todo me aflige al mismo tiempo”. Debió luchar contra los caudillos del litoral: Artigas, López y Ramírez a quienes se unió el chileno Carrera. Guemes ejercía una autonomía poco respetuosa en el norte. La fracción federalista porteña se había levantado en una lucha exaltada. Hasta antes de su llegada, el director provisorio González Balcarce había tenido que movilizar las tropas para imponerse. Pueyrredón descendió apresuradamente desde Tucumán. En Córdoba tuvo una histórica entrevista con el gran capitán y 1os dos patriotas aunaron sus ideales y sus planes. El 29 de julio entró en Buenos Aires. Situación de Buenos Aires. - La llegada del director efectivo dio término a la lucha en la Capital, pero no a la oposición. Un grupo inquieto de intelectuales, jefes con mando de tropas y una juventud ardorosa, formaban el partido federalista. Lo encabezaban Dorrego, Balcarce, French, Moreno, Palos Kanki, Agrelo y Chiclana. Su lugar de reunión era la imprenta del periódico “La Crónica Argentina”. Desde sus columnas dirigían una campaña encarnizada que no se paraba ni en injurias ni en calumnias. Pueyrredón conoció la trama de un complot que preparaban. Su jefe era Soler. Llamó entonces, sagazmente, a este general a su despacho y le propuso el grado de mayor en el ejército de Cuyo al lado de San Martín. Soler aceptó halagado. La revolución quedó hábilmente descabezada. Pero un nuevo jefe, el coronel Dorrego (más impetuoso), la volvió a dirigir. Después de buscar en vano debilitar su influencia, y para evitar medidas extremas Pueyrredón le ordenó también a Dorrego agregarse al ejército de los Andes. Dorrego desobedeció con indignación. El director no viendo otra forma de evitar la guerra civil, en la tarde del 15 de noviembre, detuvo a Dorrego y lo embarcó sin dilaciones en una nave que partía hacia las Antillas. Procediendo con una generosidad que le honra, le conservó sus grados militares y le proveyó a él y a su familia, enviándole su sueldo. Para justificarse publicó un manifiesto puntualizando todas las circunstancias de la vida revoltosa (aunque valiente), de ese patriota. La revolución fue así detenida por un tiempo. Pero un nuevo levantamiento fraguado por el general French y por los coroneles Chiclana, Valdenegro y Pagola y los doctores Agrelo y Moreno, le obligaron a tomar otra grave resolución. Después de consultar al Cabildo y al tribunal de apelaciones desterró a Moreno, Agrelo, Palos Kanki, French, Chiclana, Valdenegro y otros a los Estados Unidos. Estas graves medidas desbarataron a los conspiradores de la Capital. Las circunstancias exteriores les quitaron toda posibilidad de ayuda. Artigas había sido derrotado y el gobierno afirmaba su prestigio y autoridad por las victorias de San Martín en Chile.

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