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Glosario De Arquitectura Defensiva Medieval PDF

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Cubrir, a modo de albardilla, en cuarto bocel o cualquier superficie convexa, el ante- pecho a la barbeta en ítdsrrves o torres, para favorecer el rebote de los disparos de trayectoria tensa y aumentar la resistencia del parapeto al despodada. El abocelar el parapeto para agudizar el ángulo de incidencia del proyectil y fa&- tal. su rebote, es medida frecuente desde fines deI siglo XV en d conjunto de dar- mas que se adoptan en fortalezas ya exis- tentes, o de nueva planta, pan adaptarlas a la creciente eficacia poIiorcéeica de la arriileria de pálvora, En el ejemplo de Sal- ces pudiera ser obra del Comendadar Mayor Rainlro Lópeís, arúllera e ingeniero H formado desde 1482 en guerra de Gra- nada, y fecharse alto antes como despu6 del severa asedio franc8s del Otoño de 1503. En el caso de Torreiobwtón, y a pesar de su aparente homogeneidad este- reotómica, el abocelada Jebe correspoil* der a las reformas posteriores ~1 sitio de Juan de Padilla y sus comuneros en Febrero de 1321, El nuevo pasapero, ade- más de abocelarse Fue considerablemente engrosado, inutilizando los matacanes dd siglo XV nl opilarlos, aunque dotándolo de pequeñas y espaciadas troneras de buzón de restringida campo de tiro, Ejeiiipios sidares de abocelamieuro pue. den espigarse por toda Europa, como la francesa torre de Constiai~ce,e n Aigues- Mortes Ic, 1245, abocelada c, ITOO); la rtirre a bastihn de Carretto (c. 1516), en la muralla de Rodas; o, ya consolidadri. la nueva fortificación artaera, en bs fuertes costeros de Enrique VI11 Tudar en la zona dd Canal (1539-401q,u izis can influencias de Dwero, aunque desde.1~02 Lmnardo da Vinci diseña para César Bor- gia profusión de abocdamientos elipLicos, y paco después, hacia 1526, Ucer Bene- detto de Rávena ~rescribiap ara las rtfor- mas en el castillo del ~ u & ede Frías en ViUdpando (Zamaral que todos kos pch- les que se hipkren cnn de yyr medio vedon- dos eu In P I ~dJe elh. Cuando en esos mis- mos años las torres de almenaira litorales empiezan a adarse, se difunde paulati- nammte el parapeta a la barbeta aboce- lada, en particular, dga despuks, cuando se introduce el h s t ed e colisa. - Ensanchamimb de embocadura a salida, en los vanos de disparo, siendo en hori- zontal "deriva" y en vertical "demeune*, y coa menos freEuencia en mnco de cona. En sus mGtipIes variables, el abecina- miento constituye la solución de com- promiso para obtener los máximos kgdos de observación y tiro con la minima abertura en el muro, nada fácil si se tiene en cuenta los grosores habi- d e sd e esre dtimo, que al distanciar al tirador del plano externo de la muralla generaba abundante espacio muerto, Esa grave limit'aci6n se corrigió en parte con el achdanado del abociriamienta, m la mayoría de los casos intramuros, aunque en la segunda mitad del sigla XV empez6 a difundirse en rrspittems y cañonex-as el abocinamienta externo, pmicbentel a deriva lateral conoci- da como canoa~i2reri k~fyang-afseq, ue tiene &$m extraño y remoto precedente fechado a fines del siglo DI o comienzos del N en las mmdsu rbanas galorro- manas de Dax bdas),b ien cpnserua- das hasta su derribo por la municipalí- dad haua 1856, simado jun- ta a la Puerta de San Vicente y al que se le atribuye funciones de aspillera para balista a imbornal de drenaje. El aboci- nado memo llevaría a ulteriores ma- vos amoe l ensanshmicnto troncoc6n.i- co y a la deriva y demame escalonados, destinada a sosiayar el efecto de "embu- do" qrie para los proyectiles contrmios produce el abaEin;umiento externo, dis- posición escalonadas vigente en tronms , y cañoneras dela bunkers actudes. El abocinamiento interno. el mis antiguo y frecuente, consistia básica- mente en una chara de tiro, más tarde tabuco ventanera, que se cierra con una acusada deriva marcando corno jam- bas el vano de tiro, nomalmente muy mgostu y vertical, al que pronto se a¡%- difia un asazichamienta en su base, d aiklet anglo-kancés, para facilitar el dis- para, asi como un derrame inferior des- tinada a favorecer la wayecraria depri- mida que hostiga las aproches irunedía- tos. nado a facílitar la maniobra, El mundo 10 perfecu~nanlo s n ~ ~ deenb su reino rómano retorna el dispositivo a partir del durarite los siglos XIV y 33. Pat siglo Im, ron la zozobra de las uicursio- in0umcia mudéjar se exlcuentra eespará- nes germmas, awque de manaa oc.asio- dicamente m la zona central y medio- nal, al igual que la fd£icaciOn bizatlrina nd del rehá de CasUlla, desde Escdaaa temprw, como vaoc en la muralla de (Talda) o Buitrago de Lozaya (Madrid). la ciudad alta de &ara, entra d9s hasta Aícalii de Guadaira cse~rno~.) tarres pentagondes en proa, ceryes- Jerez de los CabaIIetos CBadajoz), entre Eg.9. - M~ra~hla hntsddekd caiifudalt~d e Adkurn (Turph). Acceso e8 recodo tntre (dos brre~penmgonnl~ms prw, carrespundie~tea lds r&~~n~truccdkQ nCe~o ~ ~ t17 tHee~ acLzo( 630-64U6681,t rar &s guerras persas. pondienre a las reca~struccionesd e Constante II (641-668) tras las graves destrozos de las guerras persas. La E7iiSzk~Z( paso acodado) islhica parece adoptarse en fecha temprana, @$S +en el Bagdag de aI-Mánsik (762-765),a un- que con certeza plena a El Cairo fatimi (1087-1092) y m el de Saladino 0176- 1184). JZa Zriquiyga la encontramos en d, ribat de Mmastir, can mawo de una d mpliacián hacia año 1000, recófis- tnilda en 142ll., en su sector suroeste, a extramuros dd recinto original construi- do por Ben Ayan m 796. La forrificación europea medieval no hizo uso sistemática dd acceso en reo. do, salva en al-Anddus, donde aparece en h Granada Sr? entre 1025 y 1075, la mantienen almorávides y almohades, y m, fines del siglo XlE y mechados del tanto en castiUos coma en rnurauas urbanas, normalmente asociado a una tarre-puerta. En el resto de Eurapa abunda aíía menos, aunque existen ejemplares excelentes que demuestran su conocimiento, como Pembroke {Gdes),c uya muralla-di&@a se awa- vesaba con uri todo atojado en la Hor- se~hoeG m-Tower, aldiendo a la planta scrnicircular pro1angad.a de la iorre- puerta construida pos Guillermo el Mariscal, Cohde de Pembroke, a comienzos dd siglo XIII, quizás como recuerdo de su experiencia como tem- plario m Tierra Sania veinte años atrh. Más espectacular es d ejemplar tambih gaks del acceso al c a d o del Conde de LUrcoin en Ddigb (1286-13 1 11, quizsís infiuido par el Maestro Jarnes of Sr. George que trabajaba entonres para Eduardo I en la no lejana fortaleza dr: Caoarvon (Gales, c. 1296-132 3), que tambí6n presenta la ínarabada pero compleja Xhg%G ate, cuyo acceso en recodo está abs taciilizada consecutiva- mente por dos puentes re~ádesC, inco puertas y seis rasttillos.,, y dominada durante sus cuarenta maros de trayecro acodado por brrhedetas cerr3tales y srie masm ur&a. Admimo m Francia pue- de espigarse dgiin ejemplo coma en las murahs de Náisson idtlier), quizás como resultado de las reformas de Louis de Bourbon en la primera mitad dd siglo X3Y Matar, con plano recto o superficie convexa, una esquina para poteticiar su fesiseeh- cia a los impactos, La vulnerabilidad de las es-w qurnas m Ias constrticcioaes, parriadameate en hs de planta caadrangular, he objeto de diversos int:atos de corrección, cuidan- do la esrereoroda de sus sillares a soga y tbán diatónico, srbsarbiPndolm m sen- dos bar j e s e m í r h ,a &dmhdaIas o recurriendo a la plan'ta circular, o, al menos, a pu&gonua de más lados pata abrir el &gula recto obtusa, ES, chafl&n puede tjas muy slomrsro com en la torre deI homenaje drrl asti- Do pacense de NogsEea (1458) y c-in el b ~ & &de O ~ Odrt SPic aza tc 14201, o muy wacbo, como m el hgd~n]o roeste dd gaditm~d e ;A;tfcas de la Irrantera (S. XID?); arrancar des& d melo como en las mencionados a a media Jtura cama m la Eortde9:~rn zdtil* de V i - 6-aaw del &sdioJ pmbaMmmre de ra m primera mitad del siglo Conocido &de bastmre atrás, cümo en h romnsi hncesa de Sht-Forgeux- m), 1'Esphse CL0it.q S* el Matr a mati~de & 4 a acabá impuni6~drrse en d &la 3X.y& &donos a la Corona de Cas& &a drst las t~rxonri.6m dm- leñas de Piara y Arrayomoliaos, e.1 reducto de la Egh&aFcasdo srgoviano de %t@auo (irtapa Arh-L)Bvfla, 1461- 14Y71, y 1% torres delhamexiaie de Feria Badiajoz), Phuem de Cañedo (Sala- rnaaca), Segara de la Sima ITaen], Luwe (Grd~bfio) la tardo-dha y de indebida stiibtzd4n miza9 de (Ii:Iverq p Zahára de la Sema (Cádiai), El ~ichaffrirnars olo a par& de m& abra toma m $1 mencionado ejmp1a de Villa;fr*mw dd Castfllb, Q en d tos- d&& de Bddchas, d shmtina de la Torre del Clavero o d alicantina da: Viüena, todos ellas Urtad~sw partir de mediadas del siglo isN, encontrd eco namd a la f ~ ~ cpaastri~or, úqtne ~ m casas coma en las plazas trirnee~. gexlerabaa bafuafl~me n loa que ds,ga£$~~0 ~ q ~ & sq Be I& Arfdlk~da Cos c~rdzzhc m fi~dr'dm',y eita tsir m& grm ftxEm en. id: F~~tzjicaeidcso,m o recardaba Cist6bd ds Rajas m 1598; ao obstante, h mEa bafa de la proa del baluarte na so& aManarse para evi- tar un 6ngdo rnulerio que cirbrima al @dtapte. Conjunto de mcaadoa, añadidas a una rronstmcción preexistente o conteriiplados en un proyecto de nueva planta, cancebidos p ma ptimar el. w o d e las amzas de fne-g-o y L. para meiai~r esistir el hostigdento de 10%r ~curstisp bat6cnicos. La padatka htrodrscci8sl de las armas cadencia de fuego mr,ponla L ~ ~ poesdo - de m la fso~ardtiekl,e ata pa6 dos dgAY1~wpate sexlcla de la p i a , co88ame desde *s;lm enos la g~imera azüpadsrs &tul; y latas hbarcs de piwd del siglo no supuso dmaffte recarga 7 r&enranuff;nto, en hs que se gas @ate de aa etapa hicfal apenas convrGíaq n au vez en bkcos &era- cabk alguna m la apariencia dee lsw - hSes. El ci@ca~vo crecir*tSento m d f0dcp~aai-P. ~dede ~ S pa@ d w ,h dihixs16a de los mh- cipiet por asediaates g aedIados, m &s de xirspes para las piws de rmo- mtos &mas log que Baicíhente res& carga p sir eonsfp.6ent.e aumento de taban 'rneaaa pe~ju&ca~&d~ ,e sw cadenua de ftiego, la gadgn&aciGxl de; mejar -pxotegi.CEas pm la fodicaci&h las d&tes r7xoJaymda lm hiperrrdid- p.ermmmtk que los sitiadares gor Ia de . das l~mbadasy Ia de lp: pmpm campaña, aárirne ciwndo su Saja ciOn entre d pego del prr3p4 y el de SU Ag. 14.- Csstik de Mfiwabelhhv (Ávih). Falilsub~agdc onstruidca ha& 1477por ~EDuqued e AEba~qnerqne;e qmsada exteriurmmte en lar pvamwlrs décdddr delsaglo XbT COH .un txtr~PiOa lumbor abnaecada pw ma mungIa perzrnetmJ qzae sln drsd~d ehilitmia el ~zcandiciolaramie~ptiom hzliidica prwvta ql @dos@P?! forro at(zluf4du. wga dde propdai6n, d ajuste del cali- tka, pol: 10 dm8s m usla incesante rva- 'bradQe vitanda: vienm excesiva e;a 1% lucib que dejaba anticuadas lac bge- 1 W a s , el pnfec&onamienro empírico &sas y laboillosas :s&plic3sc onstruidas m la farriíulacian y ~ecudsind e las p61- poca antes, dando a la fadcadón m mras, 1%a dqri6n de! has50 metdico, ra~icrerse &r*icarnen~&ee ra hasm ,entre ouos avmccs, sirpusieron que paa wtmces nunca sufrida par mas csns- mediados deJ. siglo XV la nueva ardIeria i-rucciones can aspiraciiin de pqetW- pira batistica, deb idamerite- empleada, dad, aunque la pr~ccicah hia de daas- b e ya m ama putendalmmtc p&- crar que con &cumcIa resdsgbla preei- grosa para las far.tificacic3nes Ztp pitada deducir Ebci3; cxpugslabiiidd de: migiia, ;at£opt~dospea r tadn Eump las viejas fortalezas &te a 10s nuevos pequeñas y ,gtmde,s refamas para su mes de siti.0. t.lso Idesded mm y la resista& a la de b a , h asu lIirgar a la cons&uccion de: Probab11zienr;e la trtznsfmwcidn de meva puirnr. especificaente acetrida saeteas men .ts snm-ir;asd, esde mdados csrma respuesta. a tan nove& tác- de7 s@So mpw el primer paso en fa adqwcih, seguido de otros coma $ damboradc, de las murdas y BU e~rgm- sstmíenta y redwc&6n de alma; refucsm y nrbocd~dod el parapeto en a&wes y toma; atiLtado de fa Mwbraga: apertu- ra de cañoneras; p~taciar=EBdnd &a&? aamimtu y k deriva mema, mchnada ~3 no, m los vanus apeeíEimm~ep h - b,&sdcos; favurethiento de mcbos foso^, aarmhente s~cusp,a ra agiyer elE de la fmdirza etl ellos, d a d - h d o~ rpnart e de su miisa esttucttird; surgimiento del cubete artillsdo, la caponera de flanqrrea p d h&On w pm- ro-baluartq ~~LOoE dPe s~arici6de~ l a tmed el homenaje; ac Tmto ~:ezre*rljoi pegular g rac~so m8harare tusa se intracIutm CWQ rmfúi.as de maya3 a mealar entidad, puaque pxut-e de 10o &smw ,s~mlren pasr&~mmi~n derd1a d quedar stibscrmidm eii lla estmctura g& de- la fartgIewa esi pwtiedar eamrgit BQ~PC& na, ea cuys asdh bta~t.4d&i se limita do ~rdharioa labor. de repkteo y cimf:riaci6& Mucho más espectaculares pueden resultar los rrabajos de acondiciona- miento en zonas de natwdeza rocasa. Normalmente destacan dos tipos de actuaciones, la tda en vertical algo ata- lutada del relieve perimetrd en Eunción de alambor o escarpa, y la excavadún de un foso en soca viva, que además puede actuar de cantera, proporcionando ripios, mampuestos o siUstres para Ia farica. Dependiendo de las dtversas cir- cunstancias, estos fosos rupestres pue- den alcanzar extraordinarias dimensio- nes, corno en e1 caso sino del castillo franco de Saone [c. 1108-113.2) cuya cava mreste tiene ciento &cuenta y seis metros de largo, veinticinco de fondo y de catorce a veinte de ancho, cortando la estrecha meseta montañosa donde se erigi6 la fortaleza con parte de esras ciento setenta mil toneladas de piedra extraída para su excavación; alga miis de tres veces esa cantidad debió arrancarse para tallar el foso de la ciudadela frmce- m?), sa de Edessa (Turquía, s. quizis agrandando uno armenio o bizantino preexistente. En los dos casas se dejó sin extraer; cuidadosamente labrado, un Fig, IR.- &psl$fo de Amq~c~spaCeM impbdikaD, A~ib]. pilar de raca nativa de unos veinticinco D&d set &mrada r3f&dtes deldgia RV par knr metros de alta para servir de apoya y Dátpiln, Cwkd el Risml cos trm mtzadg dptiE&m7& y entronque entre el sector durmiente y el bbra de @fl~mnsiera&~sr blldtnisd. @k@e@ miwdo2 c01f5mdBb~m za hace poco, dprn aitwtzr, zu.7 e&wcdsrra puente retriictíl que salvaba ambqs &S&, bboy es ~1.tmitrv babt?S&nSte. Blirtpkado e9s ba fosos. Ejemplares de menor cuantia pr~: ~ard&rtdse qtmtv&d$eL Sie~ru$ e h P~rtbmtyfh, cik liferaron en todo Occidente, aunque en el uaL1e del A&$$ mbte bemrc~asm ~dinbmdosm ti general de fechas más tardias, con labras hdbd fa& para pmlaagdf Ea w@tieoEi&d de SUS kdestas aunque eficientes y cma cusa- pmmeskas de siSiWgr&men i*lipiad~se~sc ~i.pderPdo W!@PBS~ &kn@~~mjpr& ao#es de @mpdmkfea~;i & releje como en el ejemplo sevillana mqflsd e c#mt~~&fleys ,Q &&&A~Q aJ t-a'mpag rm de Mairena del Alcor (s. XV) o de pavr~& .illlpabenk1 de mttsrracecí6n ~tidtzuda~ mayor entidad como en el gadítano de Espera (S,W ?). El acondicionamiento topográfico alcanza paciente virtuosismo e~ algunas cuevas foEartificadas y, sobre todo, en los castillos rupestres, como en los labrados en los siglos XLT a XIV en los Vosgos Véase AGUAIX Conjunto de dispositivos en la parte superior de las murallas, compuesto básicamen- te de parapeto, parad& y camino de ronda, normalmente al descubierta, y destina- dos a facilÍtai. h defensa y el desplazamiento ¿e los combatientes. E1 adarve, como conjunto de diversos elementos combinados, admite múltiples versiones, cuya menor o mayor cornplejí- dad no siempre responde a secuencias evolutivas o cranológicas. En zafias de dima particularmente frío puede ser cubierto en su origen o con pssteriori- dad, a pesar de bs riesgos y limitaciona que la techumbre comporta, El parapeto o antepecho puede estar &nado o a la barbeta; aspillerado o ciego; a ras de muro o volado canfigurando cadahal- ladronera%m, atacanes y/o escara- $OS, guaitac. EE o pretil a intramu- ros, por ser normalmente de menor gro- sor y ciilidad de ftibriczt ha desaparecido con frecuencia, o por razones tácticas nunca existió, corno ocurre en aIgzrnas bestarres, barbacanais o cercas urbanas para evitar que se utilice de parapeto contra el interior de 1á forriEicaci0n. El camino de ronda puede ser simple, Fig. 18 - Gistillo (le Lu Cdahorra (Granado). encajonado entre parapeto y parados, o Co:nnstvuidok acio 1 509 por el Marqtrér del Cenete, doble y a distiato nivel, siendo el supe- ofrece de los mirtcrdos tjempios dr nd4mc ubiertos ert - rior -contiguo al antepecho- la platabr- ExpnCa, para a-m -p.a rar .g-u rritas y velasS dieer rlroi sN fraioiosd dire. ma de combate, y el inferior -adyacente ai paradós- la vía desenfilada para el des- plazamiento de 10s combatientes y sumi- nisrros; puede responder al grosor de la murda, o cuando ésta es excesivamente estrecha, suplementar su anchura supri- miento el parados y ampliando la banda holladera sobre arcos entre contrafuer- tes a cobre canetillos en escuadra, al modo de las empalizadas. Dado que durante toda la húgiiedad y Edad Medía las fartificaciones concen- traban su defensa casi exclusivamente en adarves y terrados a plataformas sape- riores de las torres, siendo poco mas o menos simbólico en la mayaría de los casos el uso táctico de las saeteras ahier- ras a media y baja altura en Ius rriuras, es fácil deducir la transcendencia de esas zonas, habitualmente angostas, y las difi-

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