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Francisco Petrarca, con los Seys Triunfos de Toscano sacados en castellano, con el comento que sobrellos se hizo: Edición crítica PDF

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ANTONIO DE OBREGÓN FRANCISCO PETRARCA, CON LOS SEYS TRIUNFOS DE TOSCANO SACADOS EN CASTELLANO, CON EL COMENTO QUE SOBRELLOS SE HIZO EDICIÓN CRÍTICA DE ROXANA RECIO eHumanista Santa Barbara, 2012 Para Kike, como siempre. Para Frank Domínguez. Para todos aquellos que, por las razones e intenciones que sean, siguen y se interesan por estos temas, y “andan tras mis escritos” ÍNDICE Preliminares (A. Cortijo Ocaña) ............................................................................ i Introducción ................................................................................................................ 1 Francisco Petrarca con los seys Triunfos de toscano sacados en castellano ................................................................................................................ 13 La vida del auctor ................................................................................................... 15 Triunfo de Amor ..................................................................................................... 22 Capítulo primero .................................................................................................... 22 Capítulo segundo .................................................................................................... 55 Capítulo tercero ...................................................................................................... 75 Capítulo cuarto ....................................................................................................... 111 Triunfo de la Castidad ........................................................................................... 136 Triunfo de la Muerte .............................................................................................. 174 Capítulo primero .................................................................................................... 174 Capítulo segundo .................................................................................................... 205 Triunfo de la Fama ................................................................................................. 232 Capítulo primero .................................................................................................... 232 Capítulo segundo .................................................................................................... 287 Capítulo tercero ...................................................................................................... 348 Triunfo del Tiempo ................................................................................................ 405 Triunfo de la Divinidad ......................................................................................... 434 i Roxana Recio PRELIMINARES El lector tiene en sus manos la edición crítica de la obra del ¿capellán real? Antonio de Obregón: Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano sacados en castellano con el comento que sobrellos se hizo (Logroño: Arnao Guillén de Brocar, 1512), primera traducción completa al español de los Trionfi de Petrarca, que saliera impresa junto a una traducción de los comentarios a dicha obra de Bernardo Lapini de Montalcino o de Siena, comocido como Bernardo Illicino, de 1470, todo ello dedicado al almirante de Castilla Fadrique Enríquez. Se cumplen, pues, 500 años de su primera edición, que celebramos con su publicación en eHumanista. Esta edición, a su vez, es una entrega más del proyecto en que la prof. Roxana Recio lleva varios años involucrada y que podríamos titular El Petrarca Castellano o El Petrarca Ibérico. Dicho proyecto ha dado ya lugar a un sinfín de excelentes publicaciones por su parte, iniciadas con la monografía de 1996, Petrarca en la Península Ibérica (Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá de Henares), después continuada con la edición de El 'Triumpho de Amor' de Petrarca traduzido por Alvar Gómez (Barcelona: PPU, 1998) y más recientemente con Los Triunfos de Petrarca comentados en catalán: una edición de los manuscritos 534 de la Biblioteca Nacional de París y del Ateneu de Barcelona (Chapel Hill: North Carolina UP, 2009), amén de numerosos artículos. En esencia este proyecto se concibe como un análisis minucioso y detallado de la recepción de la obra poética de Petrarca en la Península Ibérica, tanto en las letras castellanas como catalanas, con particular atención a los Triunfos. Que la figura del italiano se hubiera de eHumanista 2012 ii Roxana Recio convertir en patrón de referencia obligado para el renacer de la poesía castellana en el siglo XVI solo hace incrementar la importancia de esta investigación. Asimismo, es característica relevante de la misma que la prof. Recio se haya preocupado por rastrear el éxito y fortuna de la obra petrarquista de mayor difusión por Europa y, consecuentemente, de mayor influjo, aunque a menudo minusvalorada por la crítica en favor del Canzoniere petrarquesco: los Trionfi. Las imitaciones de dicha obra ya sea en ámbito cancioneril ya sea en la literatura en prosa de amore, en particular dentro del género de la novela sentimental, abundan ya desde comienzos de la centuria del Cuatrocientos. De hecho, la obra del italiano está en la base de numerosas obras sentimentales, que tienen como patrón de referencia el proceso onírico-dialéctico que va de la entronización del Amor al vencimiento del mismo por Laura, su superación en la muerte casta y la coronación por la Fama como corolario de la salvación de los amantes. Sobre el fondo de este triunfo del Amor y los enamorados se perfilan unas obras sentimentales –en variedad de prosimetra muchas de ellas- que exploran las dicotomías de los triunfos e infiernos de amor, a menudo vistos al contraluz de la realidad burguesa que aflora por muchas de estas composiciones (ver A. Cortijo Ocaña, La evolución genérica de la ficción sentimental, London: Tamesis, 2001). Por su parte, la tradición lírica cancioneril hará de este tema petrarquista y ovidiano uno de los de más desarrollo hasta su entronización última en el Cancionero general de Hernando del Castillo de 1511, a su vez continuado durante toda la siguiente centuria (ver Recio, en prensa). Los Triunfos en castellano fueron primero traducidos por Alvar Gómez de Ciudad Real (ca. 1510), aunque de manera parcial. La primera traducción completa de los mismos es de nuestro autor, Antonio de Obregón, con una editio princeps de 1512 y con posteriores ediciones (usadas en la edición crítica que aquí editamos) de Sevilla (Juan Varela de Salamanca), en 1526 y 1532, y Valladolid (Juan de Villaquirán), en 1541. Con posterioridad a la traducción de eHumanista 2012 iii Roxana Recio Obregón vería la luz la de Hernando de Hozes (1554). Si esta última se hace vertiendo los versos de I Trionfi al endecasílabo, ya aceptado como moneda de uso corriente en la poesía castellana, la traducción de Obregón está todavía en cuanto a su modus operandi a medio camino entre las fórmulas medievales y las de nuevo cuño. De hecho vierte los versos de Petrarca en quintillas dobles y en octosílabos. Por lo que toca a la traducción propiamente dicha, Recio señala en su introducción que nos las habemos con un método que todavía se basa en el de transposición „palabra a palabra‟, aunque, debido a la dificultad añadida del verso, se acepta que la lengua de llegada se aparte de dicho método para recoger la sintaxis del original creando a la par algo bien sonante y “apropiado” en castellano. Un comentario añadido tiene que ver con el género en sí al que pertenece la obra, publicada como traducción por Obregón pero a la vez con el refrendo de ser la edición de un texto poético canónico más comento: Petrarca + Illicino. En este sentido nos es lícito comparar la fortuna de los comentarios letrados humanistas de la Divina Comedia de Dante, más los de los Triunfos de Petrarca, con la del que fuera primer comentario humanista a un poeta castellano, Juan de la Mena, que realizara Hernán Núñez de Toledo en ediciones de Sevilla (1499) y Granada (1505): Glosa a las Trescientas de Juan de Mena (A. Cortijo Ocaña & J. Weiss eds., www.ehumanista.ucsb.edu/projects). El texto de Obregón surge, así, en un clima de rivalidad cultural entre las lenguas vernáculas, italiana y castellana, en un momento febril de intercambios letrados, en un contexto igualmente apasionante para el establecimiento de primacías culturales que pasan por la canonización de las primeras figuras en las lenguas nacionales. Igual que hiciera a pocos años de distancia Hernán Núñez de Toledo, el Comendador Griego, con Juan de Mena, Obregón tiene el acierto en 1512 de presentar al público castellano un autor ya entronizado en el eHumanista 2012 iv Roxana Recio Olimpo literario, Petrarca, cuya obra ofrece a sus lectores como modelo de prosa y verso, refrendada por el análisis y comentario de un sabio humanista. La edición de Roxana Recio viene así a llenar de modo magistral un vacío en el panorama editorial del petrarquismo hispano, y de seguro permitirá a los estudiosos realizar análisis sobre el éxito de temas y motivos petrarquescos en las letras hispanas e ibéricas. Antonio Cortijo Ocaña University of California eHumanista 2012 1 Roxana Recio INTRODUCCIÓN La figura de Francesco Petrarca resulta fundamental en la Península Ibérica durante los siglos XV y XVI. Su obra más influyente fue sin duda los Triunfos, que concretamente en Castilla dio origen a un corpus considerable al que pertenecen también las traducciones. Además de las traducciones de los Triunfos llevadas a cabo por Alvar Gómez de Ciudad Real (ca. 1510) y por Hernando de Hozes (1554), Antonio de Obregón publicó la suya en 1512. Se trata de la primera traducción completa en castellano de los Triunfos, dado que la de Alvar Gómez es parcial. Salió a la luz por primera vez en Logroño, en la imprenta de Arnao Guillén de Brocar, con la siguiente portada: Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano sacados en castellano con el comento que sobrellos se hizo. De esta obra hay múltiples copias. Su éxito fue tremendo y así es el testimonio que ha llegado hasta nosotros. Algo que debe destacarse es que los comentarios que la acompañan son una traducción también de los escritos en 1470, y publicados en 1475, por Bernardo Lapini, más conocido como Bernardo Illicino.1 La traducción de Obregón constituye un documento muy importante por varias razones. En primer lugar, como ya se ha indicado, fue una obra muy popular (varias ediciones en un periodo de cuarenta años) que apelaba a un gran número de lectores. Por otro lado, resulta una obra fundamental para el desarrollo del Humanismo en España, pues se trata de la primera edición completa Petrarca en lengua castellana y se convirtió en una referencia para la difusión de sus ideas en la Península. Además, desde el punto de vista de la traducción, presenta unas características muy relevantes con respecto a las teorías de la época, debido a las decisiones que toma Obregón en cuanto al tipo de verso, la presencia del comentario y la forma de traslado accesible al lector castellano. LOS TRIUNFOS DE PETRARCA Los Triunfos son seis poemas narrativos que representan las distintas fases por las que atraviesa una persona durante su vida. Fueron por separado muy populares en la Península Ibérica, especialmente el Triunfo de Amor, en la segunda mitad del siglo XV y a lo largo de todo el XVI.2 De su popularidad dan prueba no sólo las numerosas composiciones que llevan el título de triunfos, sino también las varias traducciones que se llevaron a cabo, además de la gran cantidad de composiciones que abiertamente imitan a Petrarca o que usan en su su estructura algunas características típicas de un triunfo. No obstante, la fama de los Triunfos de Petrarca fue eclipsada hasta hace bien poco por la atención preferencial que recibió el Cancionero por parte de la crítica moderna, especialmente en España por la influencia en la literatura castellana de figuras como Boscán y Garcilaso. Sin embargo, los Triunfos fue la obra de Petrarca más leída, traducida e imitada en toda Europa. Gran parte de su éxito se debe sin duda a que su estructura ofrecía a los autores la posibilidad de alternar partes narrativas, líricas y comentarios morales en el mismo discurso. Es precisamente esta connotación didáctico-moral de tipo cristiano que ofrece la obra la que ha hecho que la crítica moderna no haya mostrado especial entusiasmo por una composición que influyó muy profundamente en los autores de los siglos XV y XVI. En los Triunfos Petrarca adapta la tradición literaria clásica de los triunfos romanos, griegos y etruscos para sus propósitos. Éstos conmemoraban una festividad o la grandiosidad de un dios, y, por su ampulosidad, estaban muy cerca de los carnavales, sobre todo en Grecia. En el 1 De esto da noticia Antonio Prieto 1: 21. 2 Wilkins, “The Separate…” 748-51, y “The First…” 245-52. eHumanista 2012 2 Roxana Recio caso de la tradición romana se conmemoraba con un triunfo la entrada a una ciudad de un jefe guerrero victorioso. Se trataba de un desfile en el que el triunfador recibía los vítores y halagos del pueblo que, orgulloso de su victoria, le rendía homenaje público a él y a toda su comitiva. Desfilaban animales y hombres incluyendo a los esclavos, que eran los prisioneros de guerra. Las características de un triunfo clásico podrían reducirse básicamente a tres: a) la presencia de la figura de un triunfador, es decir, de un jefe guerrero victorioso; b) la descripción del desfile en sí; c) el ambiente de pompa y festejo.3 Más tarde habría un cambio decisivo en el género, que fue efectuado por Ovidio. El cambio fue básicamente ideológico, aunque afectó también a la estructura del triunfo. Ovidio, en lugar de presentar a un jefe guerrero, alegoriza a Cupido como tal, con lo que le da un tono erótico y jocoso a la composición. Es con Ovidio con el que aparece la alegorización del Amor. En su obra se pueden apreciar cuatro características básicas: a) Cupido como jefe triunfador; b) poeta insomne que invoca el poder de Cupido; c) descripción por parte del poeta del desfile que supuestamente acompañará a Cupido celebrando su grandeza; d) poeta que se declara esclavo del dios Cupido, mostrando la inferioridad y vasallaje paródicos del poeta. Como puede observarse, en Ovidio hay una estructura nueva en donde el desfile es sólo una característica más. Esta tradición pagana se basa en el goce carnal. En Ovidio el poeta se siente afortunado cuando consigue una relación física con la amada. Esta ideología es esencial tenerla en cuenta con respecto a Petrarca.4 Con Petrarca se produce otro cambio importante en la naturaleza y la ideología de este tipo de composiciones. Básicamente los Triunfos (1352-1374)5 de Petrarca constituyen una alegoría. Se sitúan dentro de la tradición latina.6 En un triunfo, como ya se dijo, los romanos celebraban la victoria de un jefe guerrero. Describían su marcha al entrar victorioso en una ciudad, así como su séquito, en el que se encontraban los prisioneros del combate. La alegoría petrarquesca consiste en que en su obra, a través de un sueño, el poeta ve que el jefe guerrero victorioso es el Amor (Triunfo de Amor), que vence sobre el poeta mismo y muchísimos enamorados del pasado y del presente. Sin embargo, hay un personaje que aparece invicto, Laura, quien vence a su vez al Amor y lo hace prisionero, celebrando su victoria al lado de otras mujeres famosas por ser virtuosas. Entonces, se dirigen todas al templo de la Castidad en Roma (Triunfo de la Castidad), donde queda prisionero el Amor y Laura regresa a Avignon con su cortejo. En el camino a Avignon se encuentra con la Muerte (Triunfo de la Muerte), que le anuncia que morirá antes de envejecer. Laura acepta la voluntad divina. Al día siguiente se le presenta al poeta en sueños y le asegura dos cosas: que la muerte no es dolorosa y que siempre le había amado, aunque no le había correspondido para no estropear la salvación del alma de los dos. Al alejarse la muerte, aparece la Fama (Triunfo de la Fama) con un séquito de personajes ilustres por su intelecto o por sus obras. Se hace un paralelo con el sol que surge radiante, y el poeta se pregunta si en realidad la vida es algo más que un día. La fama es algo efímero. Después, el poeta ve al Tiempo (Triunfo del Tiempo) triunfar de la fama en un eterno presente. En esa situación la Divinidad llegará para triunfar del Tiempo (Triunfo de la Divinidad o de la Eternidad). Allí el poeta vivirá con Dios, con Laura y con los espíritus elegidos.7 3 Recio, Petrarca en... 3-6. 4 Recio, Petrarca en... 5. 5. Sin embargo, según Gerardo Vacana, siguiendo a Calcaterra, la fecha del Triunfo de Amor es anterior a 1340- 1342. 6 Highet 1: 43. 7. Sobre la trama alegórica de los Triunfos, véase Bosco (191), Serra (2: 44-50), Noferi (54), Sapegno (250), Curato (242-54), Caliendo (22-25), Bernardo (102-62) y Vacana (51-53). eHumanista 2012 3 Roxana Recio Valiéndose de los distintos triunfos, Petrarca desea hacer una exposición de los diferentes estados por los que pasa el ser humano durante las diferentes etapas de su vida: primero, en la juventud, está gobernado por el amor; con la madurez llega la castidad y, como consecuencia de ella misma, surge la idea de la muerte, la cual, vista cristianamente, es un paso hacia otra vida mejor y hay que aceptarla sin miedo. La idea de la muerte conlleva la concepción de lo superfluo de la vida terrena, unida a la fugacidad del tiempo. Es entonces cuando el hombre se da cuenta de que debe tener un único deseo: el deseo de lo imperecedero, que es Dios y la vida eterna. Se trata, en definitiva, de una obra moralizante y cristiana sobre el destino del hombre.8 CARACTERÍSTICAS DE LA TRADUCCIÓN DE OBREGÓN 1. El traductor No se sabe prácticamente nada de Antonio de Obregón, salvo lo que el propio traductor dice de sí mismo en la dedicatoria al almirante de Castilla Fadrique Enríquez. Se presenta a sí mismo como una persona que después de un largo tiempo en diversas partes de Italia ha podido regresar a España. Asegura que en atención a su deseo, una vez allí, de ocupar su tiempo en cosas provechosas ha aceptado muy a gusto la propuesta del almirante de traducir la obra de Petrarca, puesto que considera muy provechosa su divulgación en Castilla. Asegura además que considera al almirante un perfecto modelo de virtudes, por lo cual la obra de Petrarca resulta excelente para él. Esta breve imagen de sí mismo en la dedicatoria, con las fórmulas tradicionales de humildad y de alabanza al señor a quien va dirigida, constituye la única información que tenemos sobre él. En la dedicatoria de Antonio de Obregón al almirante Fadrique Enríquez que aparece en el folio ii de la edición de 1512 figura un encabezamiento refiriéndose a Obregón como “capellán del rey”. Algunas referencias bibliográficas indican también que en el título del libro en la edición de 1512 figuran las palabras “Francisco Petrarca con los seis triunfos, de toscano sacados en castellano con el comento que sobre ellos se hizo por Antonio de Obregón Capellán del Rey”, pero en los ejemplares consultados de la edición de 1512 no hemos encontrado dicha mención en la portada, que concluye después de las palabras “se hizo”. No se han encontrado datos externos que confirmen su condición de capellán del rey. En el estudio que Avalle-Arce dedica al almirante Enríquez no existe ninguna referencia a Obregón. Rabaey ofrece unos datos que tratan de identificar a nuestro traductor con el Antonio de Obregón, canónigo de León, que tradujo la Precatio dominica de Erasmo, pero no aporta ningún documento que confirme que era capellán del rey. Por otra parte, Nicolás Antonio en su Bibliotheca hispana nova refleja igualmente que el traductor de Petrarca era capellán del rey, pero sus datos no son fiables porque cree que la primera edición de Obregón es de Salamanca en 1581, cuando ésta es en realidad una edición de la traducción de Hernando de Hozes. Esta confusión le lleva a decir que Obregón era capellán de Felipe II, lo que resulta imposible, ya que, como indica el Catálogo de la Biblioteca de Salvá, éste empezó a reinar en 1555, cuarenta y tres años después de la publicación del libro (Salvá 1:307-08). Existe también un documento sobre Juan del Enzina, citado por Emilio Cotarelo en su prólogo a la edición facsímil de la primera edición de sus obras (18) donde se cita a un canónigo Antonio de Obregón que fue enviado por Enzina en 1519 a tomar posesión de su empleo de prior en la catedral de León. Como Enzina, según indica Cotarelo, había estado muy próxima al almirante Fadrique Enríquez, podría ser que se tratara del mismo Obregón que tradujo los 8 También puede considerarse una alegoría autobiográfica Para este asunto, véase Calcaterra (10-11). eHumanista 2012

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