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Fobia escolar, ataques de pánico y ansiedad en niños PDF

324 Pages·2011·0.828 MB·Spanish
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Márianna Csóti Márianna Csóti Fobia escolar, ataques de pánico y ansiedad en niños 3 FOBIA ESCOLAR, ATAQUES DE PÁNICO Y ANSIEDAD EN NIÑOS Colección Prevención e intervención en niños Título original: School Phobia, Panic Attacks and Anxiety in Children. © Máriana Csóti. Publicado por Jessica Kingsley Publishers Ltd., Londres, Inglaterra. Csóti, Márianna Fobia escolar, ataques de pánico y ansiedad en niños. - 1.ª ed. - Buenos Aires : Lumen, 2011. 328 p. ; 22x15 cm. - (Prevención e intervención en niños) Traducido por: Luisa Fernanda Lassaque ISBN 978-987-00-0944-3 1. Psicología Infantil. I. Lassaque, Luisa Fernanda, trad. II. Título CDD 155.4 No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni su transmisión de ninguna forma, ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia, por registro u otros métodos, ni cualquier comunicación pública por sistemas alám- bricos o inalámbricos, comprendida la puesta a disposición del público de la obra de tal forma que los miembros del público pue- dan acceder a esta obra desde el lugar y en el momento que cada uno elija, o por otros medios, sin el permiso previo y por escrito del editor. © Editorial y Distribuidora Lumen SRL, 2011. Grupo Editorial Lumen Viamonte 1674. (C1055ABF) Buenos Aires, República Argentina Tel. 4373-1414 (líneas rotativas) - Fax (54-11) 4375-0453 E-mail: [email protected] http://www.lumen.com.ar Hecho el depósito que previene la ley 11.723 Todos los derechos reservados LIBRO DE EDICIÓN ARGENTINA PRINTED IN ARGENTINA 4 Márianna Csóti Este libro está dedicado a mi hija y a todos los demás ni- ños que han padecido, o padecen en la actualidad, los problemas que presento en sus páginas. Me gustaría agradecer a Chris y a Fiona Woods por su ayuda en aquellos momentos en que los necesitamos. Nuestro reconocimiento es permanente. También deseo agradecer al doctor Gill Salmon, espe- cialista en psiquiatría infantil y juvenil, y profesor titular de Salud Mental Infantil y Juvenil, por su considerable e invalorable ayuda en las etapas finales de la escritura del presente libro. 55 FOBIA ESCOLAR, ATAQUES DE PÁNICO Y ANSIEDAD EN NIÑOS 6 Márianna Csóti INTRODUCCIÓN No existen estadísticas oficiales respecto de los niños que sufren de fobia escolar en el Reino Unido. Sin em- bargo, según Anxiety Care (una ONG), la cantidad de ni- ños a los que les disgusta la escuela, y la evitan cada vez que es posible, es tal vez mayor al 5 % de la población en edad escolar; pero a menos del 1 % podría atribuírse- le, con fundamento, el rótulo de “fobia escolar”. El Royal College of Psychiatrists sugiere que entre un 5 y un 10 % de los niños y los jóvenes padece de problemas de an- siedad que son lo bastante graves como para afectar su capacidad de llevar una vida normal. En este libro, se proporciona información y consejo a padres y tutores de niños de entre 5 y 16 años de edad, además de a todo profesional que trabaje con ellos cuan- do sufran de trastornos de ansiedad, sobre todo la an- siedad por la separación y la fobia social que forman parte de la fobia escolar (véase el capítulo 2). En el capí- tulo 1, se incluyen páginas especiales para que los pro- fesionales, los padres y los tutores las compartan con los maestros, y éstos puedan entender las ansiedades que algunos niños padecen en relación con la escuela. En ocasiones, un niño que ha sufrido de fobia escolar en la escuela primaria vuelve a experimentarla en la se- cundaria y, con frecuencia, en una forma diferente. En este libro, intentamos ayudar a padres, tutores y profe- sionales para que alienten a niños de cualquier edad a recuperarse de la fobia escolar, estar atentos ante la re- 7 FOBIA ESCOLAR, ATAQUES DE PÁNICO Y ANSIEDAD EN NIÑOS currencia, y procurar que no se extienda a algún herma- no menor. También se presentan numerosos consejos prácticos. Mi interés en la escritura de este libro es, en gran me- dida, de índole personal. Mi propia hija sufrió una seve- ra fobia escolar, que comenzó antes de cumplir sus 6 años y se prolongó durante los nueve meses siguientes. Pade- ció de la mayor parte de los síntomas mencionados en el presente libro, y se convirtió en una niña enfermiza debido al constante estrés y a la falta de alimento. Su ca- pacidad para desenvolverse fuera de los confines de su hogar se tornó en extremo limitada, y sus miedos afec- taron toda su vida, lo cual afectó la nuestra. Durante los períodos de mayor gravedad de su afección, concurría a la escuela sólo parte del día, debido a su salud. Descubrí que la mayor parte de las personas a las que recurrí para obtener ayuda no sabían cómo propor- cionarla. Algunas ni siquiera deseaban intentarlo. Co- mo soy una persona a la que le gusta resolver proble- mas, acometí la ardua tarea de encontrar mi propia so- lución y hacerla confirmar por mi hija, y por el psiquia- tra infantil y juvenil al cual ella fue derivada luego de persistentes solicitudes. El consejo práctico que se brin- da en este libro proviene de mis propias experiencias con mi hija. Hasta que me enteré de que otros niños sufrían de fo- bia escolar, no me di cuenta de que era un problema más generalizado que lo que yo había pensado, y deseaba compartir lo que había aprendido con otras personas para limitar el perjuicio que alcanzaba a todos los invo- lucrados pero, en particular, a los niños vulnerables en su padecimiento. Las razones por las cuales la fobia escolar desempe- ña un rol importante en la vida de cualquier niño son va- riadas, pero el factor común en todos ellos es el estrés que él no puede manejar. La forma más rápida para re- solverlo es eliminar el factor de estrés, lo cual permite 8 Márianna Csóti al niño aprender que las cosas que percibe en el presen- te como peligrosas son por completo inocuas. Si este procedimiento no es posible, el niño debe recibir ayuda para manejar el estrés y comprender por qué siente esos miedos, y aprender a mantenerlos bajo control. Los factores de estrés en la vida de mi hija, que de- sembocaron en una fobia escolar, fueron los siguientes: • Nos habíamos mudado a un castillo del siglo XII pa- ra oficiar de supervisores de estudiantes que vivían en la parte de la universidad que estaba organiza- da en dicho castillo. El edificio era ruidoso debido al viento, a los portazos, a los ecos de las voces en los corredores, al cable con que se izaba y arriaba la bandera (que golpeaba contra el mástil), la sire- na de emergencia del servicio de rescate de la uni- versidad (esa sirena databa de la Segunda Guerra Mundial, y estaba situada encima del cuarto de mi hija), la alarma contra incendios (había un disposi- tivo en su cuarto) y timbres en los dos pisos en los que nos alojábamos (uno de los cuales fue instala- do en la puerta del dormitorio de mi hija). • La llovizna, la niebla, las moscas, las ráfagas de vien- to que hacían ingresar partículas de polvo, y los de- tectores que una y otra vez activaban las muy sensi- bles alarmas contra incendios. En consecuencia, mi hija se tornó muy temerosa de los incendios, de las alarmas, de quedar calcinada, de ir a dormir y de quedarse sola. • Mi hija oía los pasos de los estudiantes cuando éstos subían las escalinatas de piedra, y temía que alguno entrara en su cuarto (gente extraña había deambula- do por nuestro departamento más de una vez para curiosear; por supuesto, habían hecho caso omiso de todos los carteles que indicaban “Zona restringi- da”). En consecuencia, mi hija comenzó a sentir te- mor de cualquier extraño, de ladrones que entraran 9 FOBIA ESCOLAR, ATAQUES DE PÁNICO Y ANSIEDAD EN NIÑOS en nuestra ausencia, y de irse a dormir y que la de- jásemos sola. • En su cuarto se proyectaban largas sombras prove- nientes de los distintos arcos y pasillos, que le da- ban miedo de cosas que estuvieran acechando en la oscuridad. • Sufrió de un serio ataque de crup, y vomitó antes y durante el trayecto al hospital, en la ambulancia. A partir de entonces, tuvo miedo de vomitar, de estar enferma y de morir. • Se produjeron tres muertes de las que ella se ente- ró antes de que su problema se desencadenara, y hu- bo otra muerte, un amigo de su padre, meses más tarde. Estos acontecimientos incrementaron su te- mor a las enfermedades y a morir. • Durante algún tiempo, padeció de una infección uri- naria no detectada, que hacía que sus visitas al ba- ño fueran frecuentes. Se preocupaba de que necesi- tara ir al baño y no hubiese uno cerca. Durante un año luego de que su infección desapareciera, ella siguió yendo al baño con gran frecuencia, sobre to- do cuando estaba ansiosa (este síntoma de su an- siedad fue el último en desaparecer). • Una mañana, pisó excremento de perro antes de su- bir al autobús escolar, y esto la hizo vomitar. Ella relacionó el episodio de vómitos en la ambulancia con el vómito en el autobús escolar, y tuvo miedo de volver a viajar en éste. • Fue enviada de vuelta a casa desde la escuela en tres oportunidades, apenas llegó, porque las maestras pensaron que estaba enferma; pero sólo estaba an- siosa. Esto incrementó su preocupación por su sa- lud, y se rehusaba a creerme cuando le decía que es- taba bien. 10 Márianna Csóti El efecto conjunto de estos sucesos hizo que mi hija se volviera ansiosa ante la idea de dejar la casa y no en- contrarse en el mismo cuarto que mi esposo o yo cuan- do estábamos en casa, y necesitaba seguirnos a todas partes. Nueve meses más tarde, era una niña diferente y se había recuperado en un 90 %. La ayudó el hecho de que la casa de estudiantes del castillo cerrara, y que nos mudaran para ser supervisores de estudiantes que vi- vían cerca de nuestro nuevo hogar familiar; pero su re- cuperación había comenzado seis meses antes. La mu- danza sólo aceleró su mejoría. Experimentó una breve regresión tres años más tarde, pero todo se resolvió en tres semanas, episodio que me impulsó a escribir el ca- pítulo 9. El solo hecho de que un niño sea tímido o ansioso res- pecto de algunas cosas o situaciones no debe significar que toda su personalidad sea etiquetada de tal. Todo ni- ño tiene numerosas facetas. Por ejemplo, mi hija sigue siendo una niña tímida ante la presencia de adultos a los que no conoce, pero es extravertida con amigos y personas con las que ya tiene un vínculo. Manifestó un temprano gusto por los parques temáticos de terror, a los cuales sus amiguitos ni se atrevían a concurrir. Hay otros atisbos de una personalidad decidida y amante de la diversión que tratamos de alentar, en nues- tro afán de no ser sobreprotectores y estimularla a que se exponga a los desafíos para seguir avanzando, pero sin presionarla. Le mostramos nuestra perspectiva de que mejorará. Si ella expresa el deseo de emprender de- terminada acción, y podemos acompañarla en ello (es decir, si no median razones de peso para disentir), la alentamos a que la emprenda. 11

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