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Flores de Bach: manual de aplicaciones locales PDF

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RICARDO OROZCO FLORES DE BACH MANUAL DE APLICACIONES LOCALES EL PATRÓN TRANSPERSONAL: UNA EFICAZ HERRAMIENTA DE TRABAJO INDIGO Zamora, 91-95 08018 Barcelona www.edicionesindigo.com © 2002 Ricardo Orozco © 2003 Ediciones y distribuciones Vedrá, S.L. Primera edición: enero 2003 ISBN: 84-89768-78-1 Depósito legal: B-1266-03 Fotocomposición: Text-Gráfic Ausiás Marc, 16 - 08010 Barcelona Impresión: Liberdúplex Constitución 19, Bloque 8, local 19 08014 Barcelona Encuademación: Encuademaciones Roma Feixa Llarga, 70 08907 L'Hospitalet (Barcelona) A mi hija Marina Cuando salió mi primer libro, Flores De Bach. Manual para Tera- peutas Avanzados. índigo, Barcelona, 1996, la idea que animaba este trabajo era la siguiente: por una parte reivindicar la filosofía de Bach como instrumento consustancial que sustentaba y justificaba la terapia; por otra, sugerir que el sistema floral estaba siendo infrautilizado debi- do, tal vez, a una interpretación reduccionista que sólo contemplaba las flores para aplicaciones mentales y emocionales, limitadas casi siempre al ámbito de lo doméstico. Partía de la base, y aún sigo pensando lo mismo seis años después, de que no se podía compartimentalizar al ser humano de la manera en la que se venía haciendo a la hora de trabajar con las flores, y que mente, emoción, cuerpo y alma, eran integrantes indivisibles de esa superposi- ción de planos energéticos interconectados que nos configuran y sus- tentan. Resumiendo, que si el sistema floral del doctor Bach había sido con- cebido desde una visión holística del ser humano, su campo de acción sin duda debía ser el mismo. El mensaje era más o menos el siguiente: «Estamos confundiendo nuestros límites con los de la terapia, la punta del iceberg con el iceberg en sí. Esto es mucho más de lo que nos figurábamos». Por otra parte introducía el concepto de Patrón Transpersonal como herramienta para ampliar y sistematizar otras aplicaciones florales, com- plementarias de las clásicas, a nivel oral y tópico. Todo ello desde un punto de vista racional. La respuesta fue mucho mayor de lo que suponía. De toda España, de casi todos los países de Latinoamérica y cuando salió la edición am- pliada en italiano, de este último país, empecé a recibir cartas, llamadas 9 y e-mails de terapeutas y usuarios agradeciéndome el trabajo, compar- tiendo sus buenos resultados y confirmándome lo que ya sospechaba: ellos también habían intuido que la terapia era algo más de lo que se venía barajando hasta el momento. Definitivamente, pienso que quienes creen que las flores no trabajan en el terreno físico se equivocan, así como los que piensan que para tocar lo espiritual hacen falta otras herramientas. Sin duda no han leído bien a Bach, ya que todo el sistema gira en torno a la reconducción del ego a los dictados intuitivos del alma. Quienes llevamos ya tiempo trabajando con las flores, así como mu- chos de los que acceden a la lumbre del sistema floral, vivimos en la constatación cotidiana de ello. A los varios años de mi debut literario, Clemente Sánchez y yo nos embarcamos en un ambicioso proyecto que cristalizó en Flores de Bach. Diagnóstico Diferencial entre Esencias, índigo. Barcelona, 1999, libro que creemos ha contribuido a un mejor manejo de las flores. Después de 6 años del Manual para Terapeutas Avanzados sigo con- vencido de que aún queda mucho por hacer en el terreno floral. El que haya tanta gente trabajando con criterios amplios sobre la terapia de Bach, es el aliciente que me ha animado a embarcarme en esta tercera incursión floral. Los criterios de mi primer libro son aún válidos para mí, pero han sido tantas las contribuciones y confirmaciones que se han producido, que sentía la obligación de compartir y terminar de hilvanar las conti- nuas actualizaciones y ampliaciones de los Patrones Transpersonales y sus aplicaciones locales. RICARDO OROZCO Verano de 2002 Barcelona - Valle D'Adda (Bergamo-Italia) 10 Agradecimientos Ésta es quizá para mí la parte más importante del libro. Todos, en menor o mayor medida, dependemos de la ayuda de otros para crecer y evolucionar. Desde lo más trivial, a lo más complejo, no existe una autosuficiencia real en casi ningún aspecto de nuestro de- venir. Este libro es fiel testigo de lo antedicho y por eso quiero testimoniar mi agradecimiento a todas aquellas personas que me estimularon y ayu- daron en el complejo proceso de elaboración de este manual. Agradezco de corazón a mi amiga Rosa Castelló que siempre ha es- tado animándome en el tema del libro y en todos los aspectos de mi vida. A mi secretaria y amiga, Sara María Calzada, por insistirme día a día capricornianamente en la necesidad de trabajar más y ser menos Hornbeam, también por haber colaborado en el proceso de documenta- ción del libro. A mi hija Marina que con Sara María Calzada, corrigie- ren con mucho amor y humor el estilo y la gramática. A Enzo Carlevaro, Carlos Salazar y de nuevo Marina, que contribuyeron en las figuras. Fue muy importante también para mí el apoyo de mis compañeros de SEDIBAC, que siempre han valorado mi trabajo, así como el estímulo recibido por Eduardo Grecco, Susana Veilati; mis amigos de Italia: Ezio Sposato, Ermanno Paolelli, Angela Cavalcanti; los profesores de la Uni- versidad de Sta. Clara de Cuba: Boris (El Grande) C. Rodríguez, Eloida 11 Pedroza, Dayamic Rodríguez, Lucía Alba y en definitiva tantos alum- nos que han compartido sus experiencias conmigo. Mi gratitud es infinita para Ezio Sposato que, para que adelantase en el libro, me ofreció su casa en el bosque de Lombardía y sobre todo su hospitalidad y amistad, en un momento muy difícil de mi vida. También es obligado agradecer la disposición siempre positiva de mis editores, los que desde un principio creyeron en mi trabajo dejándome toda la libertad literaria inimaginable. Quiero asimismo agradecer a mi maestro e iniciador en la terapia floral, Carlos Cruz, al que todavía me une una amistad inmune al paso del tiempo. Pero en verdad hay dos personas sin las cuales nada hubiera sido posible. Ellos, Edward Bach y Nora Weeks, lo dieron todo de forma altruista e incondicional en beneficio de la humanidad. Creo que lo si- guen haciendo desde otras esferas. El autor 12 Introducción Luces en la oscuridad La terapia floral de Bach goza, cuando esto escribo, de muy buena salud. Tal vez no es todavía, como pensaba Bach, la medicina del futuro pero sin duda es una medicina con futuro. Debe, sin embargo, superar aun no pocas barreras y prejuicios en este tiempo complicado donde el materialismo más cartesiano impregna todas las disciplinas llamadas " ortodoxas». Más pronto que tarde la medicina oficial deberá reconocer que se ha alejado demasiado del hombre, al confundir tecnología con progreso, en su loca carrera hacia quién sabe dónde. Hoy más que nunca, tal vez debido al alejamiento exagerado de nuestros orígenes y de las fuentes filosóficas y espirituales que buscan un sentido a nuestra existencia, surge una necesidad imperiosa de re- torno, de eterno retorno diría, en busca de nosotros mismos. Quizá de ahí que Wild Oat, la esencia del vacío existencial, sea de tan rabiosa actualidad. A todo esto ha contribuido sin duda la deshumanización de la medi- cina oficial, que no termina de salir de las concepciones mecanicistas que con pocos elementos pretenden explicarlo todo. Desde luego hay que reconocer que, al menos en Occidente, ha au- mentado la expectativa de vida y que las grandes plagas y epidemias han sido sustituidas por el estrés, la depresión y las enfermedades cardiovasculares. En cambio, en África, América Latina y Asia, sólo por poner un ejemplo, temas como el SIDA adquieren proporciones bí- blicas, fomentadas por el egoísmo del denominado «mundo rico». Los pobres hoy son más pobres que nunca. En este sentido, no resulta extra- 13 ño que la medicina se plantee con criterios empresariales de rentabili- dad, y no como un derecho inalienable. Sin embargo, cabría preguntarse si el hecho de añadir años a nuestra vida ha redundado también en añadir calidad de vida a esos años. A tenor de lo que podemos percibir en el ámbito de la medicina comunita- ria, no parece corresponderse lo uno con lo otro. Tanta energía, tiempo y recursos puestos en el desciframiento del código genético, y tan poco de todo ello en escuchar al paciente o en la búsqueda de un poco de sentido a tanto sufrimiento innecesario. Por otra parte, sabemos que una gran proporción de las enfermeda- des son de causa iatrogénica, es decir producidas por la actuación médi- ca, amén del uso indiscriminado de fármacos alopáticos. El famoso primum non nocere parece no ser tenido en cuenta y el discurso para 1 justificar ciertos estragos de la química alopática parece ser el mismo que se usa para justificar las bajas civiles de los bombardeos en las guerras actuales: algo así, como «nosotros no tenemos la culpa, son efec- tos colaterales». Esta proliferación de conductas agresivas y sobre todo prepotentes, que para nada tienen en cuenta la psique, ni las particularidades indivi- duales de cada uno, por no hablar ya del alma, no dejan de sumir en la perplejidad a muchos de los que hemos sido paradójicamente formados en las aulas de la medicina científica. Sin duda, el error de seguir considerando al ser humano como una máquina compleja desprovista de todo significado y trascendencia, será contemplado con una indulgencia no exenta de compasiva ironía por el médico del futuro. Cada día son más los profesionales de la salud y los usuarios de la sanidad que vuelven la vista atrás a la búsqueda de sistemas naturales más holísticos y sobre todo más respetuosos con nuestra naturaleza. En suma no agresivos. Y es precisamente esta necesidad de volver a las raíces la que en la actualidad está impulsando el resurgimiento de tera- pias como la que nos ocupa. El doctor Bach fue muy consciente, hace más de 70 años, de este fenómeno. Fue testigo privilegiado de la tendencia alopática de su épo- ca, que por cierto no ha hecho más que aumentar, y abogó por una 1. Expresión latina que significa lo primero no dañar. 14 suelta a los sistemas naturales de sanación, abjurando de la medicina científica en la que militaba. Pienso que hoy más bien deberíamos tender a una medicina de complementación / integración donde el usuario tuviera más posibilida- des de elección y el médico le informase de las distintas opciones de tratamiento que existen para su caso. Pero el tema fundamental es que la tarea de Bach no quedó limitada a una crítica testimonial, sino que se impuso la ciclópea misión de crear un sistema terapéutico coherente con su línea de pensamiento y senti- miento, sistematizando una verdadera medicina del alma, que además no hacía ascos a dolencias más o menos físicas. Dedicó toda su vida a la lucha contra el sufrimiento humano. Es más, ideó una verdadera medi- cina floral preventiva, una asombrosa técnica que buscaba corregir ten- dencias patológicas que derivarían más adelante en enfermedades físi- cas o psíquicas. Para Bach, la enfermedad no es material en su origen, sino el resulta- do de una serie de disarmonías que empezaron a nivel de lo mental / emocional en forma de pensamientos, sentimientos y actos que podrían definirse como «defectos» del ego, o intentos de la personalidad de in- subordinación a la tutela del Alma o Ser Superior. Esta supraestructura intenta conducir a la personalidad, sobre todo por medio de la intuición, en la dirección del aprendizaje y el bienestar. Lo preventivo, consiste pues en detectar esas disarmonías y ayudar, mediante el uso de las esen- cias, a su corrección para evitar la somatización. Esto es lo que podríamos definir como una verdadera profilaxis. Pero al mismo tiempo quiso que su sistema también sirviera para el trata- miento de la enfermedad somática una vez producida, o cuanto menos como paliativo del sufrimiento humano, animal e incluso vegetal, tanto era su amor. Pero además, creó Bach un sistema único de desarrollo espiritual o si se quiere de crecimiento personal, que aún hoy no deja de sorprender- nos. ¡Y todo al mismo precio! Leer su filosofía, expresada con palabras simples que encierran ver- dades complejas, es un gozoso ejercicio de conocimiento y una invita- ción a la sinceridad que siempre nos aporta un poco de luz en la oscu- ridad. Sin embargo, hay que reconocer que Bach no escribió sus retratos florales para los terapeutas, sino más bien para el ciudadano de a pie. 15

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