F I L O S O F Í A D E D A M A S Y M O R A L M A S C U L I N A U R S U L A P I A J A U C H VISÍTANOS PARA MÁS LIBROS: https://www.facebook.com/culturaylibros Ursula Pia Jauch Filosofía de damas y moral masculina Del Abad de Gérard al Marqués de Sade Un ensayo sobre la razón ingeniosa Versión española de Luisa Posada Kubissa Alianza Editorial Título original: Damenphifosophie & Mánnermoral VonAbbéde Girará bis Marquis de Sade Ein Versuch über die láchelnde Vernunfl Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en e| art. 534-bis del Código Penal vigente, podrán ser castigados con penas de multa y privación de liber tad quienes reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica fijada en cualquier tipo de soporte sin la preceptiva autorización. © 1990 by Passagen Verlag Ges. m.b.H., Wien © Ed. cast.: Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1995 Calle Juan Ignacio Lúea de Tena, 15; 28027 Madrid; teléf. 741 66 00 ISBN: 84-206-2808-5 Depósito legal: M. 5.212-1995 Compuesto en Fernández Ciudad, S. L. Catalina Suárez, 19; 28007 Madrid Impreso en Lavel. Los Llanos. Cí Gran Canaria, 12. Humanes (Madrid) Printed in Spain ÍNDICE Prólogo, en el que se explica por qué hay que devolverle la ironía a la filosofía, seguido de una breve observación, acerca de las penas y ale grías al escribir este modesto tratado; todo ello secundado, a su vez, por «Tristram Shandy», de una dedicatoria y de los agradecimientos opor tunos ................................................................................................... 13 Primer capítulo, que trata de la filosofía de damas como una filosofía experimental y propone una relectura de los Entretiens sur la Pluralité des Mondes de Fontenelle y de la Marquesa deG ***............................................................................................. 17 Segundo capítulo, en el que se estudian las fuentes y consecuen cias de la filosofía de damas de Fontenelle, de un tal Abad de Gérard y de un profesor, de nombre Christían Thomasius............................ 32 Tercer capítulo, en el que el Señor Algarotti aparece como en tusiasta imitador de Fontenelle. Con un entreacto acerca de la Marquesa de Chátelet como auténtica filósofa de damas y falsa apóstol................................................................................................ 41 7 g Indice Cuarto capítulo, en el que se relata cómo Joseph Jéróme de La- lande nos obsequia con una astronomía para damas y se narra el triste declinar de la razón ingeniosa en pro de un rígido esquematis mo de escuadra y cartabón. Junto a ello, una aparición del profesor de filosofía Immanuel Kant, en calidad de comentarista................... 56 Quinto capítulo, en el que un muy galante Gottfried Wilbelm Leibniz, una tal Mademoiselle de Scudéry, un papagayo muerto, la reina de Prusia, algunas princesas de Hannoverydos damas inglesas salen a escena y debaten muy seriamente sobre la filosofía de damas como filosofía popular....................................................................... 65 Sexto capítulo, en el que aparece una valerosa y joven dama, con el aventurero nombre de Giuseppa Eleonora Barbapiccola, quien re sulta ser traductora de Descartes y en el que finalmente se plantea si Descartes puede ser también probo filósofo de damas........................ 76 Séptimo capitulo, en el cual los Señores Manteuffel y Wolff descu bren en las damas-filósofas los agentes del sistema wolffiano y se di seña el prototipo de una filosofía de damas destinada al mejoramien to moral masculino ............................................................................ 87 Octavo capítulo, en el que un tal señor Formey publica La bella wolffiana y otro tal C.F.T. su Escuela de moral para damas ....... 98 Noveno capítulo, en el que los señores de LaRochefoucauld, Montesquieu y Kant disertan acerca de las «flores» de la eticidad, y en el que se aborda la «filosofía del harén», aspecto éste en el que Lady Montagu corrige a sus colegas................................................... 109 Décimo capítulo, en el que los señores enciclopedistas Denis Di- derot y Jean le Rond d'Alambert sostienen su discurso sobre la vir tud femenina, secundados más adelante por la «fisionomía dental» de Johann Gaspar Lavater................................................................. 127 índice 9 Undécimo capítulo, en el que Ninon de Léñelos, cortesana y Gia- como Casanova, Caballero de Seingalt, se ven envueltos en un dis curso de expertos en moral masculina y virtud femenina; seguido de algunas observaciones acerca de la comprensión actual del tema de los sexos............................................................................................. 139 Duodécimo capítulo, en el que los caballeros Marqués d’Argens, Chordelos de Lacios y el Marqués de Sade conducen a sus Teresas, Sofías, Cecilias, Juslines y Juliettes al tocador filosófico.................... 152 Decimotercer capítulo, que no es realmente un capítulo en si, si no que contiene las notas ................................................................... 176 Decimocuarto capítulo, que tampoco pretende ser un capítulo, sino que recoge la relación de la bibliografía utilizada y las ilustra ciones del texto ................................................................................... 187 Y cómo os aburrirían vuestros hombres e, inclu so, os repugnarían, si estuvieseis condenadas a ser tan sólo un ser racional, erudito y científico, y a tratar siempre con filósofos. Ni non de Lenclos P rólogo en el que se explica por qué hay que devolverle la ironía a la filosofía, segui do de una breve observación acerca de las penas y alegrías al escribir este mo desto tratado; todo ello secundado, a su vez, de «Tristram Shandy», de una dedicatoria y de los agradecimientos oportunos. Estimada lectora, querido lector: Seguramente esperan ustedes una aguda y profunda explicación filosófica de la empresa aquí* anun ciada con tan altisonantes encabezamientos, títulos y promesas. Pero, sean ustedes más abiertos: ¿Acaso es necesario volver a entonar una elegía por el declinar de la risa filosófica, o por la actual ausencia de ironía conceptual? ¿Tal vez hay que seguir manteniendo el luto por la debilidad de las mentes actuales, el pobre espíritu filosófico rei nante y, en fin, la pusilanimidad intelectual? ¿Y quién se da por satis fecho con la salida fácil de parcelar la actividad intelectual? ¿Quién podría sentirse cómodo entre los anfiteatros abarrotados, la quisqui llosa burocracia y las miles de «comidillas» organizativas, y dedicarse con ilusión y humor a los matices tornasolados, al alegre sinsentido, a las irónicas historias de sucesos menores o insignificantes en el campo de la filosofía? Pero, apreciado lector, estimada lectora: no querría aburrirles con una ristra de quejas a ustedes, que también padecen la carga de esa razón calculadora. Y aquellos entre ustedes que no pertenecen a la especie académica, no tienen por qué malhumorarse por las cues tionables historias que cuentan en las universidades. Al fin y al cabo estoy muy lejos de escribir un capítulo más sobre la actual «Metafísi ca atrabiliaria». En fin: recordemos al catedrático de Filosofía Chris- tian Thomasius y su colérico grito de guerra: «¡Contra la pedantería!»; 13