32 FFeerrnnaannddoo TTiinnaajjeerroo MMaayyoo ddeell 6688 HHuuiilloo RRuuaalleess LLooccaa ppaarraa llooccaa llaa llooccaa LLiitteerraattuurraa aaccttuuaall ddee LLoojjaa 22 DDoossssiieerr 33 PPrreemmiioo NNaacciioonnaall PPaarraalleelloo CCeerroo 22001188 CChhrriissttiiaann ZZuurriittaa yy EEddiissoonn NNaavvaarrrroo PPiillaarr QQuuiinnttaannaa Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión UUnnaa sseegguunnddaa ooppoorrttuunniiddaadd Avs. 6 de Diciembre N16–224 y Patria 1 Telf.: 2565-808 Ext. 110 www.casadelacultura.gob.ec CON EL APOYO DE CON EL AUSPICIO DE SEDES editorial Día de los museos número treinta y dos • abril 2018 uando asumí la Presidencia de la Casa de la Cultura CEcuatoriana, propuse la creación del Gran Museo Na- cional del Ecuador, entendiéndose que éste sería el re- Presidente Camilo Restrepo Guzmán sultado de la incorporación de todos los repositorios estatales, incluidos los nuestros, que contienen esos bienes inestimables que constituyen la memoria de la nación. Director Patricio Herrera Crespo Este 18 de mayo, Día Mundial de los Museos, se inaugurará el Museo Nacional en un espacio cedido en comodato por la Editor Casa de la Cultura Ecuatoriana, pero más allá del rico y versátil Patricio Viteri Paredes discurso museográfico con el cual se lo pone en valor, creo debe Colaboran en este número: ser el inicio de la integración y construcción de ese Gran Museo Maximiliano Barrientos, Jorge Basilago, Karen Alexa Nacional, por lo que saludo al señor Presidente de la República Calva, Walter Jimbo, Darío Jiménez, Yuliana Marcillo, y a su Ministro de Cultura y Patrimonio, por este importante Sara Montaño, Patricio Mora Calle, Edison Navarro paso, y señalo que no podemos obviar que la Casa de la Cultura Cansino, Pilar Quintana, Andrea Rojas Vásquez, es poseedora de cuatro hermosos museos: Arte Colonial, Arte Huilo Ruales, Iván Salazar, Paulina Soto, Fernando Tinajero, Patricio Vega Arrobo, Berta Vias Mahou, Contemporáneo, Etnográfico e Instrumentos Musicales que de- Christian Zurita Estrella. ben ser parte de ese proyecto. El espacio físico de la Casa de la Cultura, con la presencia Edición de textos de estos museos, constituye un verdadero conjunto museográfico Katya Artieda que debe ser valorado y considerado si queremos que estos sean, Diseño en palabras del intelectual Juan Valdano: «El gran espejo en el Tania Dávila L. que un país se mira y reconoce a sí mismo, la vitrina a través de la cual se muestra al mundo lo que ha sido, lo que es». Portada El Estado ecuatoriano y su gobierno nacional deben apoyar Mayo del 68 en París. urgentemente a la cultura en sus distintas y diversas manifes- taciones para que, en estos momentos difíciles para la patria, Casa de la Cultura Ecuatoriana sean la savia y el músculo regenerador del espíritu y desarrollo Benjamín Carrión nacionales. Finalmente debo destacar que en el Museo de Arte Colonial Dirección de Publicaciones abrimos la muestra de Miniaturas, verdaderas joyas ecuatorianas Avs. 6 de Diciembre N16–224 trabajadas a través de años de historia. y Patria Las obras tangibles e intangibles son signos que conforman Telf.: 2565-808 Ext. 426 nuestra identidad. [email protected] www.casadelacultura.gob.ec Quito–Ecuador. casapalabrascce @casapalabrascce [email protected] CON EL APOYO DE 1 CON EL AUSPICIO DE SEDES índice 3 En el bicentenario de 16 Cincuenta años después, el 40 Berta Vias Mahou, escritora su nacimiento, la vida y escritor y ensayista Fernando española, presenta su obra de Emily Brontë es Tinajero rememora y cuento Sueño robado. analizada por la escritora examina los sucesos de Mayo Yuliana Marcillo. del 68 en París. 8 Loca para loca la loca, cuento de Huilo Ruales, escritor ecuatoriano que reside en París. 24 Pilar Quintana, escritora colombiana, nos ofrece su relato Una segunda oportunidad. 28 1995, cuento del escritor boliviano Maximiliano Barrientos. 32 Poemas de La memoria de Argos, libro de Christian Zurita Estrella, Premio Nacional Paralelo Cero 2018 . 84 Jorge Basilago evoca a Chabuca Poemas de Perros de niebla, libro de Edison Navarro Cansino, 36 Granda, cantante y compositora Premio Nacional Paralelo Cero 2018. peruana, a 35 años de su muerte. Dossier: Literatura actual de Loja. 49 50 Walter Jimbo, El poema del diablo. 54 Iván Salazar, Círculos. 58 Paulina Soto, poemas. 60 Darío Jiménez, Motocicleta. 62 Karen Alexa Calva, ¿Castigo o venganza? 64 Patricio Mora Calle, poemas. 66 Patricio Vega Arrobo, poemas. 90 Sollozo por Pedro Jara, poema 68 Sara Montaño Escobar, poemas. de Efraín Jara Idrovo, fallecido hace poco. 70 Andrea Rojas Vásquez, poemas 72 La suerte del Donnadie, relato que nos presenta José Andrés Ardila, periodista y escritor colombiano. 78 Emiliano Monge, escritor mexicano, nos entrega su cuento Alguien que estaba ahí sobrando. 88 Juan Romero Vinueza realiza un estudio sobre el libro Atar a la rata, poemario de Esteban Mayorga. 106 Homenaje a Sergio Pitol, el gran escritor mexicano fallecido el 96 Los colores del agua, exposición 12 de abril de 2018. del acuarelista ecuatoriano Manuel Félix García. homenaje 1818-1848 La niña ‘genio’, la solitaria, la rara, es considerada una de las voces más representativas de la narrativa victoriana. Es conocida casi exclusivamente por Cumbres borrascosas, pero también han triunfado varios de sus poemas. En este 2018 se celebra el bicentenario de su nacimiento. Yuliana Marcillo 4 Retrato en acuarela, de 1836, de las hermanas Bronte: Anne, Emily y Charlotte. Pintor: Edwin Landseer. n los países imagina- Erios «Angria», «Gondal» Cumbres borrascosas y «Glass Town», residía la (1847) es considerada imaginación de tres niñas extra- ñas que jugaban inventando histo- una de las mejores rias. Esas niñas eran las hermanas Brontë: Charlotte, Emily y Anne. narraciones en Las niñas, junto con su hermano Branwell, quien tenía dotes artísti- lengua inglesa y obra cas para la pintura, vivían en una casa de ladrillo oscuro con hileras maestra de la narrativa de ventanas blancas, en lo más alto del pueblo de Haworth, al norte de romántica victoriana. Inglaterra, entre el cementerio y el Fue firmada bajo el paisaje rocoso de los páramos, vi- vienda que fue construida a finales seudónimo del siglo XVIII para ser el hogar de los pastores anglicanos de la época. Ellis Bell. Dicen que los hermanos solían «pasear a solas por los páramos, bajo el viento frío y la nieve», y que «declamaban poemas en lo alto de la montaña», apostados sobre rocas, liar, apenas escuchada por Emily, frente a los duros paisajes del con- levitando quizá en sus versos más dado de West Yorkshire. En este célebres, reunidos en poemas como lugar inventaron su propio mundo, Remembranza, Una escena de muerte construyeron versos y relatos fan- o en Mi ánimo no es vil, donde el tásticos, convertidos con el tiempo sentido de la muerte es recurrente. en obras maestras, entre ellas Cum- Al quedar huérfanos de madre, bres borrascosas (1847), escrita por los niños quedan al cuidado del pa- Emily Brontë, la quinta hija de la dre, el reverendo Patrick Brontë, ir- familia, a quien en este 2018 se la landés de origen campesino, quien recuerda a nivel mundial al cele- fue descrito como un hombre ‘frío’ brarse el bicentenario de su naci- y ‘egoísta’. La biógrafa Claire Har- miento. man, cuya obra Charlotte Brontë: una vida fue publicada en 2015, alude al poder del padre de Emily El carácter ‘feroz’ de sobre el carácter de ella: «Él le dio Emily a sus hijos una inmensa latitud en cuanto a temas de interés: eran una Emily Brontë (Thornton, 1818 familia muy inusual, nada restrin- - Haworth, 1848), poeta y narrado- gida intelectualmente», señala. Fue ra británica, fue descrita como una el padre quien educaría principal- chica ‘rara’ pero con temperamento mente a todos los hijos, instruyén- de piedra. La muerte siempre estu- dolos sobre todo en la lectura y en vo presente en la familia: su madre el análisis de las obras. fallece en 1821, cuando ella tenía Emily odiaba alejarse de su ho- tres años de edad y, en 1824, sus gar y del paisaje que la rodeaba, por hermanas mayores, María y Eliza- lo que se negó a ir al colegio y em- beth, mueren también a causa de pezó a estudiar de forma interna, tuberculosis. La muerte suena en- en su casa. «Emily era demasiado tonces como una balada silenciosa huraña, demasiado sensible, y en- que pasea por la gran mesa fami- fermaba gravemente siempre que 5 Las mujeres de esa época tenían pocas opciones, entre ellas casarse o ser institutrices. Para casarse de- bían ser sumisas o poseer fortuna, ninguna de las tres cumplían con esos requisitos, ellas querían es- cribir, iban a contracorriente, pero la publicación de ese primer libro no resultó muy afortunada. «Las hermanas nunca parecieron haber pensado en casarse. Estaban muy interesadas en batallas, estadísticas y geografía, cosas sobre las que, tra- dicionalmente, no se alentaba pen- sar a las niñas. Les parecía terrible la idea de tener que trabajar, pero en ningún momento pensaron: “Me toca ser una institutriz, pero quizás podría casarme», dice Clai- re Harman. Sus biografías señalan se alejaba de casa y debía relacio- que de este libro de poemas solo narse con extraños», señala Har- vendieron dos ejemplares. man, entre otras particularidades No cesaron. que fueron contadas por su herma- Decidieron continuar con la na Charlotte, con respecto a la vida narrativa. Charlotte que acaba- de los hermanos Brontë. Todo lo ba de cumplir treinta años, escri- que hacían las adolescentes dentro bió Jane Eyre; Emily, con veinti- de casa era repartirse las tareas do- nueve, Cumbres borrascosas; y Anne, mésticas, leer y escribir. de veintisiete, Agnes Grey. Los li- bros no fueron bien recibidos en su momento, los críticos literarios Hermanas ‘genio’ querían saber «quiénes eran esos tres hermanos que se atrevían a Entre 1820 y 1855, en esa casa escribir novelas donde las mujeres sobria y alejada de todo, escondi- no eran seres pasivos ni sumisos», das, en secreto, las hermanas Bron- sino personas complejas, de tem- të crearon sus obras: primero, en peramentos variables, llenas de re- 1846, una colección de poemas de beldía y violencia. las tres, titulado Poesías de Curre, «Emily, molesta por las duras Ellis y Acton Bell, seudónimos mas- críticas recibidas, decidió no volver culinos que utilizaban para evitar a publicar nunca más, y regresó se- los prejuicios de la época victoria- renamente a su cocina, sus poemas, na que recaían en las mujeres, em- su música y sus lecturas en ale- pleando cada hermana las iniciales mán, además de sus largos paseos de sus nombres. «Las tres escribie- por las montañas. Se concentró en ron novelas con protagonistas fe- el cuidado de su padre y en el de meninas independientes, valientes su hermano. Charlotte y Anne, en e inteligentes, que vivían historias cambio, se animaron a seguir es- de amor muy apasionadas. Sus his- cribiendo. Charlotte inició Shirley, torias y personajes no eran muy una obra con trasfondo político, y bien vistos en su época, y si firmaba Anne, La inquilina de Wildfell Hall, una mujer la censura era mayor», novela que habla sobre la capaci- 6 señalan sus biógrafos. dad de una mujer para superar los estrechos límites impuestos por la Solo el tiempo sociedad», apuntan sus biografías. valoró a Cumbres La muerte dobla la borrascosas como una esquina de las expresiones más La cuarta muerte en la familia, rotundas y abisales y quizá la más dolorosa para Emily, se dio en septiembre de 1848, cuan- del espíritu romántico do devorado por el alcoholismo y el consumo de opio, muere su herma- anglosajón. no Branwell, con tan sólo 31 años. Emily mantenía un vínculo muy fuerte con él; permanecía despierta hasta que él llegara, siempre ebrio y desvariando, lo esperaba hasta al- cer que el viento soplara y el trueno tas horas de la noche y le ayudaba rugiera». a acostarse. Cuenta Harman que Charlotte fallece seis años des- muchas páginas de Cumbres borras- pués de Emily, en 1855. cosas y algunos de los 60 poemas que escribió, fueron gestados du- Niña ‘asperger’ rante esa espera. Se dice que Emily no logró recuperarse de la pérdida de ese Según las investigaciones de hermano al que había cuidado con Claire Harman, Emily padeció el devoción. Debilitada también por síndrome de Asperger. Resalta va- una veloz tuberculosis, murió cinco rios rasgos de su carácter, por ejem- meses después, a los treinta años, plo: la genialidad, la negación a salir en diciembre de 1848. Gracias a su de casa, síntomas de enfermedad al personalidad severa y temperamen- relacionarse con otras personas y los to intransigente, solo permitió que repentinos estallidos de ira y frus- la vea un médico dos horas antes de tración. Dice Harman que todos fallecer. Se negó a comer y soportó sentían pánico de Emily, y que se dolores terribles durante la enfer- empeñaban mucho en protegerla. medad, padeció sola y en silencio. Las biografías de Emily señalan Fue enterrada en la iglesia de San que salió muy poco de casa. Entre Miguel de Todos los Santos, en esos viajes citan una breve estancia Haworth. en Bélgica para estudiar música y La última en sobrevivir fue lenguas extranjeras durante unos Charlotte, quien finalmente dio a meses en 1842, y un corto período conocer la identidad de los herma- en Law Hill School, en Halifax, nos Bell. Charlotte publicó cuatro donde intentó trabajar como ins- novelas en total, en ese lapso pudo titutriz, al poco tiempo enfermó disfrutar del respeto de su literatu- gravemente, por lo que regresó al ra, y también de la creciente acepta- hogar. ción de Cumbres borrascosas, obra de El sufrimiento estuvo siempre la que Virginia Woolf muchos años afuera, el miedo y el estupor tam- después diría: «Con un par de pin- bién. Adentro: el odio y el amor, celadas, Emily Brontë podía conse- el cielo y el infierno, la pérdida y guir retratar el espíritu de una cara la tragedia, y entre las borrascas, la de modo que no precisara cuerpo; ira de Emily retumbando entre los al hablar del páramo, conseguía ha- vientos. 7 Huilo Ruales UNO y desabrida ansiedad mientras se expande, aunque fuese por segun- uertos, con las cabezas dos, un silencio casi de campiña, Mdesconyuntadas y pen- una ranura de paz. Hasta que otra dulantes, hundidas en vez brota el tumulto, la contienda, los pechos o adheridas a la sucie- el logro, el fracaso. dad de los vidrios, eso parecen los Le embelesa todo aquello, le pasajeros de los buses a la hora aviva la sangre. El sol, el viento res- del sopor. No se diga si el sol anda quebrajan el polvo compacto de sus suelto y furioso, espantando has- mejillas pero eso no le importa. Le ta la sombra. En las paradas es la encanta la loca vida de las calles. jungla. Todo mundo se empuja, se Además, no tiene apuro ni meta, estropea. La mayoría, a empellones, de tal manera que ve los toros sin gana. Pierden los ancianos, los ni- pisar la arena. Cerca de las tres de ños, los cojos, algunas mujeres. No la tarde el gentío casi ha desapare- cabe sino la esperanza de integrar cido. Ahora sí puede encaminarse a el grupo de los primeros que subi- la parada y tomar el bus con digni- rán en el siguiente bus. Nuevamen- dad. Apretando al pecho una res- te se hace la multitud en la para- quebrajada cartera —en esta época da, el remolino brusco intentando de tanto ladrón—, vestida con un atravesar la angostura del estribo. deteriorado traje sastre de color ne- Los débiles anteriores van adqui- gro y semicubierta la cabeza con un riendo destreza —la rabia del que chal gris, doña Catalina sube al bus se siente con derecho— para vencer sin ayuda de nadie, paga y se desli- por lo menos a los nuevos débiles. za por el andén. Al sentarse, una de Como banderas deshechas a me- sus medias negras se rasga en el es- dias, los últimos triunfadores se van paldar del asiento anterior. Parece- flameando en la puerta del bus, que ría que estos vehículos, aparte de su parte con un mugido de vieja res. ruina galopante, se achicaran cada Los perdedores, desde la acera los vez más. Entre hipos y bramidos, 8 miran con una expresión de envidia casi embistiéndose con otro vejes-
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