Premio Tristana de Novela Fantástica.
Hay personajes con poderes extraños o curiosos. No son superhéroes, no vuelan ni trepan por rascacielos neoyorquinos. El hombre que atravesaba las paredes, por ejemplo, es un relato delicioso del francés Marcel Aymé. Y Fernandito, el protagonista de de esta novela, posee el peligroso don de la bilocación, es decir, de desdoblarse en dos ejemplares de sí mismo, capaces de realizar acciones distintas y simultáneas. Pero este modesto poder tiene una cara buena y otra mala. La buena es que la bilocación es muy divertida. La mala es que te puede matar. Fernandito es llevado ante una eminencia médica que sólo se ocupa de criaturas extraordinarias para que le cure de lo que se considera una enfermedad peligrosa, o sea, para que le extirpe el don. Sin embargo, una terapia errónea no lo cura, no lo despoja de su arriesgado poder, sino que lo aumenta y potencia, de modo que, para su asombro y regocijo, Fernandito, pasa de poseer el don de la bilocación a disfrutar del poder de la multilocación. Esta novela divertida, que se lee de un tirón, de acción trepidante y desenlace sorpresivo