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Ezequiel Martínez Estrada PDF

222 Pages·2016·1.68 MB·Spanish
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Ezequiel Martínez Estrada: imágenes del escritor, entre el ensayo y la ficción Tesis para optar por el título Magister en Letras Hispánicas Facultad de Humanidades Universidad Nacional de Mar del Plata Tesista Profesora María Lourdes Gasillón Directora Dra. María del Carmen Coira Codirectora Dra. Rosalía Baltar Mar del Plata, julio de 2015 ÍNDICE AGRADECIMIENTOS.................................................................................................. 4 INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 6 CAPÍTULO 1. De la enunciación al autor: Martínez Estrada, una semblanza de ensayista 1.1. El lugar de la enunciación .................................................................................... 12 1.2. La figura del autor ................................................................................................ 15 1.3. El papel del intelectual ......................................................................................... 20 1.4. Del intelectual orgánico al escritor comprometido .............................................. 21 1.5. El ensayo: un género de elaboración cognitiva.................................................... 25 1.6. El ensayo en América Latina ............................................................................... 29 1.7. Retrato de un escritor ........................................................................................... 31 1.8. Martínez Estrada en el campo intelectual argentino ............................................ 50 CAPÍTULO 2. Martínez Estrada: la literatura al servicio de las ideas. Denuncia e interpelación en el ensayo 2.1. Imágenes de un escritor ....................................................................................... 58 2.1.1. Primera escena: el profesor ............................................................................... 59 2.1.2. Segunda escena: el crítico literario ................................................................... 67 2.1.3. Tercera escena: el académico ............................................................................ 74 2.1.4. Cuarta escena: lector de la literatura universal ................................................. 75 2.1.5. Quinta escena: el teórico de la literatura ........................................................... 89 2.1.6. Sexta escena: el amigo intelectual .................................................................... 95 2.1.7. Séptima escena: el intelectual revolucionario ................................................. 109 2.2. El ajedrez, cuando el arte y la ciencia conviven ................................................ 115 2.2.1. El derrotero de un juego intelectual ................................................................ 115 2.2.2. Un filósofo del ajedrez .................................................................................... 116 1 2.2.3. Avatares de un manuscrito inconcluso ........................................................... 118 2.2.4. Matrices constitutivas del ajedrez ................................................................... 121 2.2.4.1. La ironía y la risa ......................................................................................... 122 2.2.4.2. Memoria, intuición e imaginación ............................................................... 122 2.2.4.3. La lucha de las inteligencias ........................................................................ 127 2.2.4.4. El ajedrez, una obra artística y científica ..................................................... 129 2.2.4.5. Categorías físicas aplicadas al ajedrez ......................................................... 134 2.2.4.6. Las piezas ..................................................................................................... 136 2.2.4.7. Aptitudes del buen ajedrecista ..................................................................... 137 2.2.4.8. La importancia del error............................................................................... 141 2.2.4.9. Los temperamentos ...................................................................................... 144 2.2.5. El juego de las posibilidades ........................................................................... 150 CAPÍTULO 3. Un sábado de pesadilla 3.1. Crónica de un tiempo “glorioso” ....................................................................... 153 3.2. La invasión de los “otros” .................................................................................. 158 3.3. Collage ficcional ................................................................................................ 160 3.4. Memorias de una burocracia .............................................................................. 165 3.5. Títeres de papel .................................................................................................. 170 3.6. Reflexiones finales ............................................................................................. 171 CAPÍTULO 4. “Marta Riquelme” o las memorias de un escritor 4.1. La búsqueda de una identidad ............................................................................ 173 4.2. Memoria y ficción .............................................................................................. 175 4.3. Subvertir las convenciones ................................................................................ 178 4.4. La casa, cuna de la memoria .............................................................................. 181 4.5. El juego de Marta, el juego de Ezequiel ............................................................ 183 4.6. Kafka argentino .................................................................................................. 185 4.7. La máscara de un escritor .................................................................................. 186 2 CAPÍTULO 5. El verdadero cuento del Tío Sam: la historia que no fue 5.1. Artistas revolucionarios ..................................................................................... 190 5.2. Palabra e imagen: metáforas de una ideología ................................................... 193 5.3. El cuento del tío… Samuel ................................................................................ 200 5.4. El cuento se acabó .............................................................................................. 202 CONCLUSIONES. Géneros en tensión: entre el artista y el pensador ................. 204 BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................ 209 3 AGRADECIMIENTOS El presente trabajo ha sido financiado por una beca doctoral otorgada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Sin ese aporte, me hubiera sido bastante difícil terminar de escribir estas páginas, que resultan, a su vez, un paso previo a lo que será el cierre de la investigación, en un futuro, con la tesis de doctorado. Son muchas las personas a las que quiero dar las gracias y dedicar estas líneas porque, con su apoyo incondicional, me fue posible producir. En primer lugar, destaco a mis padres, Luján y Nelson (uno de mis hermanos adoptivos), que siempre, desde hace años, cuando comencé en el ámbito de las letras, me ayudaron, entendieron e incentivaron a no decaer, a seguir, a trabajar con seriedad y honestidad, con un inmenso amor que les retribuyo. A Maxi, mi compañero de vida, mi amor, que también es un sostén imprescindible para mí, en todo momento dándome ánimo, escuchando y apoyándome en todo lo que hago y decido, con una mirada práctica y crítica que me hace ver las cosas de otra manera. También, quiero mencionar a Susana, Mabel, Mauri, Julia, Lorena, Mariana, Diego y mis sobrinos, a quienes quiero mucho y les agradezco el acompañamiento y su amor. Deseo agradecer a mis directoras, las Dras. María Coira y Rosalía Baltar, que hace unos años me propusieron trabajar con ellas y desde ese momento, siempre me respaldaron e estimularon a crecer, a aprender, a investigar. Su experiencia, seguimiento, sugerencias y ayuda constante, no sólo en lo profesional, permitieron que logre dar forma a esta tesis. A mis entrañables amigos y compañeros de ruta: Mariana Pozzoni, Virginia Forace, Patricia Leguizamón, Florencia Otero, Guillermo Donato y Gastón Galera; su cariño, las palabras de aliento, el intercambio de vivencias o la facilitación de bibliografía han sido motivadores para mí en este camino. Le debo mi gratitud a todos los docentes e investigadores quienes, a través de consejos, evaluaciones y comentarios pertinentes, durante los años que transito la carrera, me han ayudado a encarar la investigación desde otro lugar, fomentando mi crecimiento profesional, en especial, las Dras. Mariela Rígano, por quien conocí a Ezequiel Martínez Estrada, y Carola Hermida, que me ha apuntalado con sus observaciones siempre pertinentes sobre mi producción. 4 Finalmente, dedico estas páginas a las integrantes del grupo “Estudios de Teoría Literaria”, del que me da mucha alegría formar parte: Estefanía Di Meglio, Natalia López, Belén Severini, Lucía Gandolfi, Lis Arougueti, Cintia Di Milta y Laura Franco, con las que se ha creado un ámbito de trabajo solidario, afable y de compañerismo que vuelven mucho más fácil y enriquecedora nuestra tarea cotidiana. 5 INTRODUCCIÓN Este trabajo pone en relación a tres relatos particulares de Ezequiel Martínez Estrada (1895-1964). Su producción ficcional, en el marco del proceso de escritura propio, porta ciertos elementos comunes que posibilitan pensar en algunas características de la representación y autorrepresentación de la figura de escritor y su estrecha relación con la problematización de la realidad en las textualidades de un período específico de la literatura argentina, esto es, durante las décadas del ´40 al ´60. Este autor diseña un imaginario de escritor a partir de sus experiencias personales e ideología influidas, al final de su vida, por sus viajes a países como Rusia y Cuba, donde se desarrollaron sistemas políticos comunistas o inspirados en el Socialismo durante los años ´50 y ´60 (Saítta 2007). A lo largo de la presente propuesta, se observarán cada uno de los elementos característicos de los textos analizados, disímiles entre sí pero con ciertos aspectos comunes, ya que reinterpretan de otro modo las nociones tradicionales de autor, narrador, personaje, capítulo, cuento, novela, historia, etc. para pensar la posición del escritor en su relación con sus recorridos espaciales y sus innovaciones formales. En el corpus aparece la representación de imágenes de personajes, sucesos históricos o categorías narrativas a partir de la utilización de procedimientos cada vez más experimentales. En las narraciones de Martínez Estrada hay una resignificación de la historia en un presente de escritura que se destaca por una realidad llena de incertidumbre y la información implícita: situación que justamente este autor quiere invertir, asumiéndose él mismo como el encargado de dar a conocer la verdadera situación a sus lectores y las causas que dieron lugar a ella. Martínez Estrada fue un intelectual que recorrió dos destinos revolucionarios emblemáticos: la Unión Soviética y la Cuba sesentista. En principio, estos países ofrecían la concreción de una utopía imaginada desde hacía tiempo para todos sus ciudadanos. Ahora, los intereses comunitarios están por sobre los individuales, lo cual constituye una “garantía de felicidad” según los cronistas, políticos izquierdistas y pensadores atraídos por este nuevo sistema experimental, que les otorgaba una posición de poder sin precedentes (Saítta 2007). Sus crónicas, muy leídas, se convirtieron en las mediadoras entre los grandes tratados de ciencia política y el gran público, ávido de leer los relatos de una experiencia revolucionaria. En esta línea, es un escritor que durante sus últimos años adhirió a una facción política denominada de “izquierda”, factor que influyó en la narrativa producida durante esa época. 6 En segundo término, se advierte que en su producción hay otros elementos que problematizan el espacio propio del escritor y ponen en crisis las categorías e imaginarios sociales instaurados por el uso en el siglo XX. La búsqueda de una representación de la realidad problemática se halla en relación con una subjetividad construida a partir de personajes y recursos estilísticos que retoman y/o redefinen espacios concretos de enunciación. Al respecto, estos textos comparten ciertos elementos en un plano formal, pues no son propiamente cuentos sino, como propone Sebreli (1997: 139-141) para el caso de otro cuentista argentino contemporáneo: Bernardo Kordon, “relatos” lineales. La hipótesis de trabajo que sostenemos es que Ezequiel Martínez Estrada propone una narrativa coherente con las reflexiones expuestas en sus ensayos sobre la literatura y el ajedrez. La originalidad e innovación de este escritor se va agudizando a medida que adquiere madurez, debido a que progresivamente invierte los esquemas de valores convencionales de autor, género, narrador, entre otros, para exponer una visión alternativa de la realidad con la que discrepa. Su producción narrativa presenta relatos cada vez más fragmentarios, extraños, difíciles de clasificar genéricamente, abundantes en información implícita, que terminan destacándose por el trabajo textual con materiales heterogéneos puestos a funcionar en una maquinaria lúdica. En sus ficciones, el autor abandona el lugar del crítico moral serio y se posiciona en el papel del artista que, con mayor libertad expresiva, crea textos bajo la influencia kafkiana y de la lógica ajedrecista. Así, la literatura es concebida como un juego, cuyas reglas son la estética del fragmento, la incertidumbre, la ambigüedad, la experimentación y la novedad en los formatos utilizados, en especial, el caso de sus últimos textos, que un lector atento y participativo debe resolver. Además, los relatos evidencian un trabajo elaborado que moldea la subjetividad del escritor con una serie de recursos estilísticos recurrentes: la ironía, la parodia y la antítesis. Al mismo tiempo, el corpus analizado presenta una sutil ingenuidad e inocencia, moderadas por un tono humorístico y absurdo, que intenta mostrar indirectamente personajes y acciones perversas, usureras o malintencionadas. Nos detendremos puntualmente en la práctica literaria de Ezequiel Martínez Estrada para definir el concepto de autor que maneja en sus propios textos narrativos. Con ese propósito, acotamos nuestro análisis a un corpus ficcional que evidencia características particulares y diferenciales dentro de su producción narrativa y, al mismo tiempo, son una prolongación de los conceptos teóricos, empíricos e intuitivos que desarrolla en sus ensayos (Earle 1996, Weinberg 2004, Orgambide 1997). Así, 7 abandonando los moldes tradicionales de los géneros literarios, él mismo se convierte en “diagnóstico y profeta de su época, y en esa función, la novela, el relato y el ensayo son […] instrumentos dialécticos” (56). En consecuencia, es un intelectual coherente en sus ideas, que conecta temas, figuraciones e interpretaciones de su ensayística con la trama argumental de algunas ficciones. Por consiguiente, nuestra reflexión no se realiza en forma aislada, sino que cada ficción se pone en diálogo con dos compilaciones póstumas de ensayos escritos a lo largo de su vida, que escapan al modelo del ensayo de indagación nacional, tan característico en este escritor como ya mencionamos. De esta manera, en el primer capítulo, nos centraremos en el recorrido teórico por los problemas más relevantes en torno a enunciación, autor e intelectual desde una perspectiva general para luego centrarnos en la emergencia de estos conceptos en Martínez Estrada. Nos parece importante, por otro lado, dar cuenta de una biografía que operará como telón de fondo de una obra ficcional y ensayística que se ha servido de ella para dotarse de sentido. En el capítulo 2, nos detendremos en la observación de cómo en distintos planos textuales se van diseñando e instalando imágenes de la subjetividad: aspecto que dialoga, por una parte, con el texto inconcluso y fragmentario Filosofía del ajedrez (2008) –que permite entender aún más la definición de literatura y realidad social presentada por el intelectual santafesino– y en sus ensayos sobre Franz Kafka (1967), donde hay un reconocimiento de la relectura, reescritura y resemantización del concepto de lo real y el realismo del autor checo en sus propias narraciones (Anderson Imbert 1988). En estas reflexiones, Martínez Estrada no sólo declara que la intuición de Kafka para llegar a las verdades más importantes lo condicionó en la creación de sus cuentos, sino que también comparte con el colega europeo un sentimiento de desarraigo físico (vive fuera del país en el momento de su elaboración) y cultural: ambos se reconocen extranjeros en su patria y en su época. Se autoproclama como un artista incomprendido por sus pares que deliberadamente pretende escribir una literatura distinta y adherir a otra ideología, de corte revolucionario. No obstante, en realidad, con esta postura de automarginación física y literaria pretende ubicarse fuera del canon dominante en su tiempo, pero en definitiva, su principal objetivo será destacarse del resto y legitimarse a través del discurso narrativo como un excéntrico innovador. Además, otro punto de contacto entre ellos: el pesimismo existencial cifrado en la idea del fracaso y el desconcierto, que subyace en los protagonistas de las narraciones kafkianas, es absorbido y reelaborado con un estilo irónico propio por Martínez Estrada. 8 Desde ese lugar fronterizo (Orgambide 1997), presenta relatos fragmentarios, extraños, difíciles de clasificar genéricamente, con una estructura irregular, que componen discursivamente la imagen del narrador, los personajes y la atmósfera narrativa a partir de la relectura que se hace de Kafka y el análisis del juego del ajedrez, y en la que se expresa la construcción imaginaria del sujeto “Martínez Estrada”, en el marco de una mirada extravagante respecto del realismo convencional. El tercer capítulo indagará el vínculo que el autor propone en sus ensayos entre el concepto y el sentido de literatura y representación en el marco de tres textos ficcionales que sirven a modo de casos. El primero de ellos es el cuento “Sábado de Gloria” (1944), publicado por primera vez en 1956, con un final abierto e inconcluso, aunque responde a los cánones tradicionales del género.1 Sin embargo, su trama es efectiva en representar, mediante una técnica cercana al collage de citas e intervenciones del narrador, un mundo gobernado por las rigurosas leyes de la burocracia, que hostigan al hombre y lo desconciertan muchas veces. Martínez Estrada, en clave apocalíptica, revela cuestiones de la idiosincrasia argentina a través de las peripecias de un personaje que fracasa en el logro de sus objetivos y se pierde en los laberintos administrativos. En este extenso relato, que incluye una cuantiosa cantidad de referencias históricas entrecruzadas, el protagonista ignora las nuevas reglas del gobierno militar impuesto y su jefe, por lo tanto pasa a convertirse en un extraño en su propio territorio laboral (si bien hace años se desenvuelve allí). Todos los sucesos de un día sábado desconciertan y confunden a Julio Nievas, que no logra salir de la oficina y tomarse la licencia vacacional que esperaba tanto. En su lugar, paulatinamente, se lo describirá como un personaje que desconoce los manejos y las decisiones cambiantes de sus superiores, de quienes termina siendo víctima, en una atmósfera asfixiante teñida de condimentos oníricos o alucinatorios. El cuarto capítulo muestra un punto de inflexión en la narrativa martinezestradiana. En esta oportunidad, veremos cómo un personaje ficcional construye una personalidad compleja a partir del registro escrito de sus recuerdos en un relato que, al mismo tiempo, caracteriza una figura autoral. Así, en el extenso cuento “Marta 1 Juan Carlos Ghiano (1956: 147) aclara que este cuento fue concluido en 1944, según le comentó Martínez Estrada, pero fue publicado unos años más tarde, en 1956, al igual que el resto de sus “entretenimientos”, como el propio autor denominaba a sus ficciones narrativas. Andrés Avellaneda agrega que debe ajustarse la cronología de los relatos; así, “Sábado de Gloria” no pudo haberse finalizado en 1944, pues en él se hace referencia a hechos ocurridos posteriormente (2013: 144). Por su parte, toda la producción cuentística de Martínez Estrada apareció en la compilación de Cuentos completos (1975), que es nuestra fuente en este trabajo. 9

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