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"Exposición mística del Cantar de los Cantares". PDF

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EL CANTAR DE LOS CANTARES EXPOSICION MISTIGA POR EL P. JUAN GONZALEZ ARINTERO, O. P. PROI-OGO DEL P. ALBERTO COLUNGA, O. P. 3." EDICION www.traditio-op.org TRADITIO SPIRITUALIS SACRI ORDrNIS PR/ED1CAT0RUM CONVENÏO DE SAN ESTEBAN E D I T O R I AL FIDES SALAMANCA Apartado 17 r S 95 Nibil obslat: FR. JOSE SALGUERO, O. P. FR. PEDRO ARENILLAS, O. P. Salamanca, 2^ de junio de 1958 Imprimi potest: ER. ANICETO FERNANDEZ, O. P. Prior Provincial Midrid, z de julîo de 1958 Imprimatur: f ER. FRANCISCO, O- P. Obispo de Salamanca Salamanea, 16 de julio de 1958 PROTESTAS DEL AUTOR i.a Todas nue-stras opîniones van sometidas a la correecion y al infalibie dietamen de la S. M. îglesia Catolka, cuyo senddo es el nuestro, y en cuyo seno queremos vîvir y morir. 2.a En conforraidad eon los decretos Pontifîcios, Sas caiifkaciones de santo o vénérable y otras anâlogas no tiene mas valor que el de ona piadosa apreciacion privada, sin ânimo de prévenir el isapelable falîo de la misma IglesEj. DEPOSITO LEGAL; S. no. 1958. !HP. -'CALATRAVA-'-SftLAM/iNCA A LA DULCE REINA DE LOS CORAZONES, MADRE DEL AMOR HERMOSO Y DE LA SANTA ESPERANZA, dedica este humîjde trabajo el ultimo de sus sîervos EL AUTOR Salamanca, 25 de marzo de 1919 ADVERTENCIAS DE LOS EDITORES 1." Esta ediciôn se hace conforme a un ejemplar que el auior dejô preparado para la imprenta. Recogemos, conio es natural, las correcciones y adiciones que hizo, pocas relativamente. 2." Hemos suprimido en la portada los tftulos académicos del P. Arintero, que figuraban en îas dos anterîores, por parecernos que hoy, dada su fama, basta con el nombre y apellido. 3." Asimismo, para que no resultara recargada, hemos trasladado aqui lo que en la misma adveriia acerca de la traduccion, a saber, "Con nueva version castellana, acomodada al original, texto de la Vulgata, y variantes del Hebreo y del Griego". 4.a Lo que dejamos dicho de los titulos del P. Arintero lo apli- caraos también a los del P. Colunga, autor del Prâlogo. Son firmas que dicen lo suficiente, sin necesidad de mâs explïcaciones. 5." De esta obra hizo el P. Arintero dos ediciones: una en 1919, y la otra en 1925, y, segûn hemos indicado ya, déjà preparada la lercera que ahora sale. Hace muchos anos que estaba agotada la anterior, con pena de las aimas espirituales que constantemente nos la pedian. ^Por que no se ha reimpreso antes? Porque ocupados con la Evolution Mistica y îas Cuestiones Misticas nos faite vagar para esta. 6.a Los ediiores somos los religiosos domînicos que tenemos la di- recciôn de la Bevista de teologîa mîstica, LA VIDA SOBRENATURAL, hija predilecta del P. Arintero, por él fundada el ano 1921. Y nada mâs, lector. l'orna y iee. Pero que sea con el espïritu con que esta obra fué escrita. AL PIADOSO LECTOR El Cctntar de los Ccmtares es, entre los libios deî Antigua Testamento, un libro singular, libro prefétido de misticos y poetas. Por esta razôn no es maravilla que haya sido objeto de muchos comentarios. En estos ûltimos tiempos se le ha que- rido interpretar como una obra diamâtïca, pero equivocada- mentè. Cieemos, en cambio, que se ha de sosiener la inter prétation alegôrica, que, en substancia, es la interprétation tradicional de judios y cristianos. Quienes hayan leido la Biblia, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, habrân notado eî uso grande que en ella se hace del eîemento imaginativo. Yahvê, habiendo escogido a Israël como pueblo especial suyo para preparar la obra de la salud mesiânica, empezô por establecer con él un pacto bi latéral. He aquî una primera imagen. Yahvé e fsraei son dos aliados. Las naciones,_ que rodeaban a Israël, estaban organi- zadas en reïnos, e Israël concibiô a Yahvê como su rey y asi mismq como eî reino de Yahvé. Aqui tenemos eî origen de otra imagen, el reino de Dios, el reino de îos tielos. En Israël abun- daha la ganaderîa menor; los patriarcas de Israël tueron sobre todo pastores. De aquî la otra imagen, la de Yahvé como pas- tor de Israël, e Israël como el rebano de Dios, que El pastbrea por medio de reyes, profefas y sacerdotes. Pero la imagen pre- ierida para expresar las reîationes de Yahvé con su heredad es la del matrîmonio. Yahvê es el Esposo, Israël la Esposa y el Templo es la casa donde se realizan las reîationes conyugales, que tienen siempre carâcter espiritual. Esta ima gen es ampîiamente desarrollada por Oseas y Ezequiel; pe ro ya desde eî Exodo Yahvê se présenta a Israël como el Dios ceîoso, y en los Profetas las infracciones deî pecado, sobre iodo el de idolatria, son caîiÛcadas de iniîdelidades, de adul- terios. En eî Evangelio, el reino de Jos cieJos es comparado va rias veces con un banqueté de bodas. San Pablo dice haber 9 desposado a los corintos con el esposo Ciisto, y San Juan, en el Apocalipsis, nos otrece la imagen de las bodas del Cordero con Jerusaién, su Esposa. Pues, en la época postexiliana, un sabio, que era a la vez eminente poeta, tomô esta imagen y la desaziollô en una sé rie de escenas y cantos, tomando por hase las costumbies nupciales de su puebîo y, tal vez las de los puehlos vecinos, que no seiian muy diterentes, y por mateiiales los que le ofrecian en abundancia los Piofetas en sus vaticinios mesiâ- nicos. Poique eî Cantar, tan lleno de optimismo, no puede res- ponder a los tiempos histôricos de Israël, que los hïstoriadores y piofetas nos piesentan tan negros, sino a la época mesîâni- ca, que los vaticinios mesiânicos nos pintan con matices de color de roscr. La Esposa tan bella, sin mancha ni arruga, no puede ser aqueï Isiael, ni aquella Jeiusalén, que nos presen* tan los Protetas entregados a Ja idolatiia y manchadas las manos con la sangre de los pobres oprimidos, o de los ino- centes saciiiicados a los dioses paganos. Peio cuando habla- mos de alegoiia no hablamos de una puia metâîoia continuada, en la que todos los elementos de ella, veibos, sustantivos, etc., tienen su especial signiiicâdo tiasladado. De este género de aie- goiia solo nos ofrece San Juan algunos ejemplos en su evange- lio. Hablamos de las alegoiias, que nos oiiecen los Pioletas, am- pliamente desarrolladas, en las que ahundan los elementos de •puTo adozno. Recoriamos los largos capitulas 16 y 23 de Ezequiel, en que el proleta nos pinta la historia de Israël en sus lelaciones con Yahvé bajo la imagen del matrimonio, y echaiemos de ver la gian cantidad de elementos de ampliiicaciôn a los que sersa înûtiî buscar alguna signiticaciôn, que no sea la de realzar los elementos esenciales de la alegoria. Es verdad que los Padres y expositores antiguos no bacian distinciôn entre estas dos clases de elementos; pero cieemos que la exégesis actual, que busca en la Biblia, sobre fodp, el sentido literal, obra mejor distinguiéndoies y dando a cada uno io que ie corresponde. En el Canlar de los Cantates los expositores mïsficos tam- bién sueîen apurai la inteipretaciôn de los minimos detalles para ver ahi grandes misterîos. No pocas veces son de ad- mirar taies exposiciones consideiadas en si mismas, por la doctrina que encierian, pero no como exposiciones del texto sagrado. Los autores de esas interpretaciones, nombres ilenos de cîencia mistica y de espiritu de Dios, nos ofrecen paginas admirables de doctrina espiritual, pero esta no la podemos 10 considerar como contenida en ej texto hiblico, a no ser atenién- ddnos a las normas, que nos da San Agustin en sus Coniesio- nes, de que el Espintu Santo conocia esas exposiciones, que El mismo inspiiaba a sus autoies y que, como cosa buena y santa, aprobaba y hacia suya. Peio este método exegético, que el amor de la concoidia entre los diveisos expositores del Génesis, inspiiaba al Santo Doctoi, ni lo hizo suyo la Igîe- sia, ni la ciencïa modeina tampoco. Pero, en cambio, ienemos en el Cantar de îos Cantares la lealizaciôn de la doctrina sobre el sentido pîeno, que hoy se va abxiendo paso entre los exégetas. Veâmoslo. El Jiibro ceJe- fora las bodas de Yahvé con Israël en los tiempos mesiânicos, tal como las contemplaban îos Proîetas con las luces que el Espintu Santo les comunicaba. ^Cuâl es la realizaciôn que de estas vaticinios nos reiieren los Evangelios? Porque ninguno dudarâ que entre el sentido de îos Proietas y el de los Apôs- toles hay identidad substancial, aunque haya dïversidad de accidentes, que tocan a la concepciôn y expresiôn de su sen tido divino. Ahora bien, no hay duda que el Yahvé del can tar es Jesucristo, Dios y hombie, y que el Israël es "el Israël de Dios" de San Pabio, el Israël îormado por los hijos de Abraham, segûn la ie. Todavia podemos ir mâs adelante. En el Antiguo Testa- mento las relaciones de Yahvé con Israël empiezan por ser relaciones con la naciôn, pero poco a poco esas relaciones vienen a hacerse individuales, con las aimas, las ûnicas que tienen una existencia y un destino eternos. Todos los eîemen- tos que constituyen lo formai de la colectividad, digamos, de la Iglesia, se ordenan a la vida de las aimas. Luego estas son las verdaderas esposas de Cristo y tal es el verdadero sentido del Apôstol, cuando escrîbe: "Os he desposado con un solo marido, para presentaros a Cristo como casta virgen" (II Cor. 11, 2). Y no otro es el sentido de San Juan, cuando nos habla de las eternas bodas del Cordero en el Apocalipsis. Todavia podemos dar un paso mâs adelante considerando que, si en el matrimonio el vinculo jundico, que îiga a îos cônyuges entre si, es una relaciôn, la cual, segûn dicen los îôgicos, no admite mâs ni menos; pero a esa union ariadie- ron la naturaleza y la gracia el amor, que une los corazo- nes, y esto es lo esencial en este matrimonio mistico de Je sucristo con las aimas, que se célébra en el Cantar de Ios Caniares. Ahora bien, ese amor, que es la caridad, derrama- .11 da por el Espiiitu Santo en nuestros corazones, es mayoi o menor en cadet una de las aimas, de d'onde viene la aplicaciôn especiai de los sentidos del Cântico a los mâs escogidos, a aquelîos de quïenes dice San Juan, que se les ha concedi- do seguïr al Coidero poi doquiera que va y cantai un cân tico, que solo a ellos es permitido entonar. De aqui una apli caciôn paiticulai a las aimas misticas y mâs partïcular a la Santisima Virgen. Todo esto no es mâs que desanollo y apîicaciones diveisas del mïsmo sentido îiteral, el sentido teo- lâgico de la union mistica de las aimas con Bios por la ca- ridad "que jamâs pasa" (2 Cor, 13, S). El comentario del P. Arintero esta fundado en este piin- cipio, que como verân nuestros îectores, no es una iantasia, sino algo que brota de la misma naturaleza de la Sagrada Escritura, y de la reveJaciôn divina, que el Espiritu Sanfo ha querido comunicar a la humanidad graduaîmente, segûn el estado de su espiritu y su capacidad para entenderla y asi- milarla. A este principio se anade ofro, que no es tan fundado co mo el primero, es el convertir el Cantar en una pertecta aie- gorîa, en la cuaf fodos los elementos de ella tendrian un sentido especîal, siempre relacionado con el que antes ex- pusimos dèl amor de /esucrisfo con las aimas misticas. No, el Cantar no es una alegoria como la que el Senor propone en San Juan, cuando dice: "Yo say vid verdadera y mi Padre es el vinador. Todo sarmiento que en mi no îïeve iru- to, lo cortaiê, y todo el que dé iruto, lo podaré para que dé mâs iruto" (15, 1 s,). En esta alegoria, cada substantivo y cada verbo tiene un' especiai'significado, dentr'o del sentido gênerai de las relaciones con Cristo. Todo esto pertenece al sentido Iiteral del Evangelio y por eso es cîaro y no hay en él duda razonable. No sucede lo mismo con el Cantar de los Canîares. Se haiia compuesto de cantos, en que abundan las imâgenes y expxesiones poêticas, en los cuales el Esposo y la Esposa mu- tuamente se requiebran y declaran el amor que se profesan. Tal es ese sentido gênerai y en esto no parece que pueda haher tampoco duda fundada. Pero querer precïsar mds, vi- niendo a detalles sobre las maniiestaciones de la vida misti- ca, los grados en que se desanolla, las pruebas por que pa sa, etc., todo esto se halla sujeto a muchas dudas. Por eso no es de maravillar que Jos interprètes mislicos, si no se co- 12 pian, diiieien grandemente unos de otros y no se les puede concédez ningûn valor exegético cientifico. Estos expositores fienen, de ordinario, el aima Uena de Dios; algunos, como el P. Arinteio, tienen enriquecida la mente de doctrina mistica, y de doctrina reducida a un cuerpo mas o menos cientifico, y toman el Cantar dè los Cantares como un canamazo, sobre el cual bordan iaboies, a veces, dé una belleza maravillosa. Es decir, que exponen doctiinas o sentimientos de alto valor ieolôgico o ediîicante, y es el Espiritu Santo el que mueve su pluma para enriquecer la doctrina espiritual de la Iglesia. Las aimas piadosas, que îean esas paginas sin preocupacio- nes de exégesis cientiîica, encontrarân en ellas pasto abun- dante para alîmentarse. Tal es el comentario del P. Arintero, enriquecida ademâs con su prodigiosa érudition, la cual nos oirece paginas innu- merables de los Santos Padres y doctos expositores, ricos de doctrina e impregnados de piedad. El P. Arintero, autor de Ja Evolucion Mistica y de tantas obras de espiritualidad, nos otrece en este comentario esa misma doctrina suya, expre- sada en la forma que le oirece el libro inspiiado y a la vez da a ias palabras de este sentidos maravillosos, que no se- rian los del autor sagrado, pero que concuerdan con los que el Espiritu Santo révéla en otros libros de la Escritura y con los que El mismo inspira a las aimas, en las que de asiento mora. iQué mâs pueden desear los que buscan, no la tien- cia, que a veces infla, sino la caridad, que siempre edifica? Por esto no dudamos en recomendar a estas aimas eJ comen tario deJ P. Arintero, que acreditan, primeramente el nombre de su autor y luego las repetidas ediciones del mismo. . FR. ALBERTO COLVNGA, O. P. 13 www. trad i ti o - op. o rg TRADfTlO SPnUTUAJJS SACRI ORDINIS PR/EDICATORLFM INTRODUCCION El Cantai de los Canîares de Salomon, o sea el Cantar por excelencia, es un divino epifalamio inspirado por ei Espi- ritu Santo e' incluido entre los lïbros del Antiguo Testamento, en que, bajo la figura de un desposorïo humano, el de Salo mon côn la Sûlamita, o el de un pastor y una zagala, y del tierno amor que entre ellos reina, se simbolizan y representan muy al vivo los inefables amores de Cristo con su mlstica Esposa, la Santa Iglesia Catolica, y con la Santisima Virgen —tipo y compendio de la misma Iglesia y modelo de las ai mas santas—; y se nos declaran los ineiables misterios del espiritual desposorïo que con todas estas quiere celebrar el Verbo Divino. Varias son las suertes de personajes. que intervienen en este canto: los principales son el Esposo y la Esposa, que de ordinario figuran como pastores, y a veces como labradores o jardineros, aunque a lo mejor aparecen como reyes; las doncellitas y las hijas de Siôn, amigas de la Esposa y que aspiran a ese divino desposorio, y las hijas de Jerusaién, ai mas vulgares, profanas de] todo en estos caminos del mïstico amor. También figuran los amigos del Esposo, que represen tan ora a sus ministros de la tierra, ora a sus Angeles y Santos del cielo (1). El autor humano de este libro, segûn su mismo titulo in- dïca y la tradicion casi gênerai, judia y cristiana. suponen, parece o aparenta ser el mismo Rey Salomon. Sin embargo, ciertos criticos modernos, fundados en el modo como aîli se menciona a este personaje, que no pegan muy bien en boca (1) "Sponsa, dice lucm de Jésus M.", C. D. (Cantïci Canticorum Interpiet—-Salamanca, 1602, Cânones,-7), est anima spiritualis conjugii foedere, Jesu Christo sociata. Sponsi comités, Doctores Ecclesiae surit; Sponsae vero sociae, animae, modo Sion, modo Jérusalem iilïae nun- cupatae". 15

Description:
dogmâiicas, exegéticas o apologéticas. Y aunque asi y todo, incompressible, que aunque todos los ângeles me hablaran de Vos no calmarian mi
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