Abilio Vergara Figueroa Etnorafía g del osl ugares Una guía antropológica para estudiar su concreta complejidad México, 2013 . Escuela Nacional Instituto Nacional de Antropología de Antropología e Historia e Historia ENdaicviaornresa SEP promeP üCONACULTA �••. l� e_,TEispema-cpio,. o y Consejo Nacional para la Cultura y las Mes �� INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGfA E HISTORIA Sergio Raúl Arroyo García Dirección General Bolfy Efraín Cottom Ulín Secretaría Técnica ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGfA E HISTORIA José Luis Vera Cortés Dirección Julieta Valle Esquive! Secretaría Académica Karyn Galland Subdirección de Investigación Marcela Montellano Arteaga Subdirección de Extensión Académica Etnografía de los lugares. Una guia antropológica para estudiar su concreta complejidad D. R. e 2013, Abilio Vergara Flgueroa Primera edición: 2013 ISBN: 978-607-484-388-0 Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, sin la autorización escrita de su legítimo titular de los derechos de autor. D.R. e 2013 Instituto Nacional de Antropología e Historia Córdoba núm. 45, Col. Roma, C.P. 06700, México, D.F. [email protected] Escuela Nacional de Antropología e Historia Periférico Sur y Zapote s/n, Col. Isidro Fabela, Tlalpan, C.P. 14030, México, D.F. D. R. e Ediciones Navarra, por las características de la edición. Van Ostade núm. 7, Col. Alfonso XIII, C.P. 04160, México, D.F. Tel. 56 51 08 56 Corrección de estilo: Katia Vanessa López González Liv Kony Vergara Romaní Diseño, diagramac/ón y cuidado de la edición: Ricardo Pérez Rovira Impreso y hecho en México. Índice INTRODUCCIÓN ¿Por qué seguir haciendo antropología del lugar? 1 11 Agradecimientos 1 1 7 CAPÍTULO PRIMERO El lugar antropológico 1 1 9 Etnografía, crónica y descripción 1 23 Marc Augé y el concepto de lugar y no-lugar 1 29 Lugar, una definición 1 35 CAPITULO SEGUNDO Un lenguaje multimedia peculiar 1 41 El lenguaje articulado 1 43 El lenguaje corporal 1 51 El lenguaje sonoro 1 55 El lenguaje de los objetos 1 5 7 El lenguaje arquitectónico 1 61 Lenguaje e interpretación 1 63 Postal: el lenguaje del tiempo en un lugar sagrado 1 65 CAPITULO TERCERO Rutinas y rituales característicos 1 71 Orden y consenso, tensión y conflicto 1 81 CAPÍTULO CUARTO Su orden interno se expresa en recortes espaciales estructurados y extructurantes 1 94 Las regiones de Goffman 1 97 Postal: el lugar-bar 1 102 Postal: el lugar-prisión 1 106 Postal: el lugar-burdel 1 111 CAPÍTULO QUINTO Las fronteras.! 11 9 La frontera no es siempre fija, ni clara, ni estática 1 127 El entorno y las fronteras 1 132 CAPÍTULO SEXTO Los actores y su agencia 1 139 Los lugareños hacen lugares y éstos los condicionan 1 139 Postal: actor y lugar simbólico 1 150 CAPÍTULO SÉPTIMO Contextos. El lugar pertenece a un territorio y articula redes 1 153 Los lugares, sus contextos, la identidad y las redes 1 173 Bibliografía y hemerografía 1 181 Para Kony, Kim, Iaím, Dolores, César y Prisci/ia, porque juntos hicimos nuestros mejores lugares. INTRODUCCIÓN ¿Por qué seguir haciendo antropología del lugar? La gente vive en lugares, el poder domina mediante flujos. MANUEL CASTELl.S Lo memorable es lo que puede soñarse acerca de un lugar. MICHEL DE CERTEAU La globalización está produciendo transformaciones radicales en el espacio, el territorio y el tiempo. La figura de la "aldea global" (McLuhan y Powers, 1991) es sólo una expresión figurada 1 de cómo se impone una visión del espacio vivido cuando éste se reconfigura con la nueva velocidad (de los desplazamientos y de las comunicaciones) impuesta a la experiencia contemporánea y con las ofertas del mercado simbólico globalizado que afectan la cotidianeidad y. por ende, la producción y vivencia de los lugares. No obstante esta imagen dominante, la vida cotidiana sigue produciendo (y se realiza en) lugares aunque de naturaleza y sig nificación también cambiantes. La pretendida uniformidad no llega a culminar; y las interacciones sociales "aquí y ahora" en el contexto de la sociedad -como grupo o como individuo- produce, incesantemente, nuevas formas locales, nuevos lugares que guardan, re-producen y (re)crean aún las marcas emosignifi cativas que los caracterizan y distinguen. Por ello, para comprender la experiencia actual debemos re-conocer que hay un flujo -de diverso carácter y magnitud- entre lo macro-global y lo micro-local que requiere ser abordado por la antropología. Así, nuestra discipli na aún se confronta empíricamente con actores situados en lugares y territorios, Constituyendo un oxímoron, semejante a gloca/ (Robertson, 1995), pues conjunta dos dimen siones espaciales extremadamente contrapuestas: lo global, que refiere a los flujos planetarios (veloces e indiferentes a los límites terrltorlales) y lo loca/, que refiere a fenómenos circunscritos a espacios acotados y micro, cuya velocldad y ritmo están marcados por la corporalidad y las copresencias, además de la historia de los grupos. ABILIO VERGARA FlGUEROA quienes desde allí experimentan, se confrontan2, y/o miran los flujos. Ulrich Beck lo señala: "La globalización -aparentemente lo muy grande, lo exterior, lo que sobreviene al final y sofoca todo lo demás-, es asible en lo pequeño y lo concreto, in situ, en la propia vida y en los símbolos culturales, todo lo cual lleva el sello de lo 'glocal'" ( 1998: 80). David Harvey señala que la unificación del espacio contemporáneo otor ga mayor importancia a las "cualidades de las fragmentaciones para la iden tidad y la acción social", agrega que "la reducción del espacio que da lugar a la competencia entre las distintas comunidades del globo implica estrategias competitivas localizadas y una elevada conciencia de lo que otorga a un lugar3 un carácter especial y una ventaja competitiva. Este tipo de reacción acentúa mucho más la identificación del lugar, la construcción y señalización de sus cualidades únicas en un mundo crecientemente homogéneo pero fragmentado" ( 1998: 300). Señala también que existen (y en contradicción) lugares diferentes a los originados por la acumulación de capital. Los mundos del mito, de la religión, de la memoria colectiva y de la identidad regional o nacional son constructos espacio-tiempo que constituyen y se cons tituyen mediante la formación de lugares distintivos (capillas, lugares de culto, íconos en las historias, etcétera). Los lugares que expresan creencias distintivas, valores imaginarios y prácticas sociales e institucionales, han sido construidos desde hace mucho tiempo tanto material como discursivamente. El afán de per petuar tales procesos de construcción de lugares continúa hasta hoy. Muchas instituciones tradicionales, como son la iglesia y la nación, dependen crucial mente de la existencia de toda una red de lugares simbólicos para asegurar su poder y expresar su significado social. Los lugares, como permanencias, se vuelven simbólicos y sugerentes de esos valores (como fama, autoridad, iden tidad y poder), construidos mediante prácticas espacio-temporales" (Harvey, 2010: 39-40). Por su parte, Néstor García Canclini señala la necesidad de articular ambos enfoques. Después de remarcar que las "cifras de los censos migratorios, de la circulación planetaria de inversiones y las estadísticas del consumo adquieren más sentido cuando se cargan con las narrativas de la heterogeneidad" ( 1999: 2 Como bien lo expresan los nuevos movimientos indígenas que conjuntan el discurso mítico con el ecológico, los indignados y los ocupas, que luchan contra la "avaricia" del capital finan ciero y la falsificación de la democracia, los estudiantes chilenos por la democratización de la educación, etcétera. Es posible encontrar esta articulación también en las trayectorias de los migrantes internacionales que oscilan entre la tierra de origen y de recepción (ver Degregori, 2003; Besserer, 2004; Germaná, 2005; Arizpe, 2006, entre otros). 3 Harvey utiliza la categoría lugar de manera dual: refiere tanto a las configuraciones urbanas como los suburbios o barrios, como a los espacios más acotados como templos o casas ( 1 998 y 2010). 12 ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES 35), advierte que "no es fácil juntar ambas perspectivas en esta época en que cada vez se cree menos en la capacidad explicativa de un paradigma. Pero al mismo tiempo es imposible entender convivencias tan intensas y frecuentes como exige nuestro mundo si compartimentamos a las sociedades, como lo hizo el relativismo cultural que imaginaba a cada cultura separada y autosuficiente" ( 1999: 35). Luego agrega: No conozco mejor manera de encarar estos riesgos que trabajando con cifras y otros datos duros, macrosociales, donde se aprecian las grandes tendencias de la globalización, y a la vez, con descripciones socioculturales que captan pro cesos específicos, tanto en su estructura objetiva como en los imaginarios que expresan el modo en que los sujetos individuales y colectivos se representan su lugar y sus posibilidades de acción en dichos procesos. Se trata de reunir lo que tantas veces fue escindido en las ciencias sociales: explicación y comprensión. o sea, articular las observaciones telescópicas de las estructuras sociales y las miradas que hablan de la intimidad de las relaciones entre culturas. Me parece que en esta tarea tenemos un recurso clave para que el futuro de la globaliza ción lo decidan ciudadanos multiculturales (García Canclini, 1999: 36). Por ello, este libro no debería ser impertinente al presente de la antropolo gía, aún para ciertas visiones "optimistas" de la globalización, pues los mapas mentales a pesar de parecer haberse tornado en predominante consonancia con redes y flujos, los que, supuestamente, en vertiginoso ritmo, han logrado extirpar el lugar; éste aún genera imaginarios, demarca representaciones, posi bilita prácticas, estimula posicionamientos y contiendas, y permite vislumbrar horizontes: hasta para sufrir o alegrarse, muchos aún necesitamos reiterar, lo que, a su vez intensifica el placer de crear o reinventar y, también, permanecer.4 Por otro lado, parto de la idea muy conocida, de que la ciudad no sólo es depositaria de la diversidad5 sino su más característica impulsora, por lo que su condición múltiple y compleja, así como, su propia fragmentación contemporá nea, se debe a la producción incesante de lugares y, dentro de dicha producción también podemos incorporar su reinvención y resemantización. Los sujetos di versos que produce la ciudad, necesitan lugares que los agrupen en y con aquello que los asemeja, de esta manera se separan y buscan diferenciarse para desde allí comunicarse y relacionarse -aún contendiendo- con los otros.6 4 Habría que incorporar la nostalgia en el estudio antropológico de los desplazamientos, como lo hacen Shinji Hirai (2009) y Gustavo Lins (2003). 5 Louis Wirth señala este carácter: "[ ...] una ciudad puede definirse como un asentamiento relativamente grande, denso y permanente de individuos socialmente heterogéneos" (Wirth, 1988: 167). 6 Estos otros podían haber sido parte de su nosotros, pero esta relación pudo haber sido tensa precisamente por la diferencia que pretendían negar, pues, por ejemplo, para los homosexua les, salir del closet puede ser no sólo la búsqueda de visualizar su otredad oculta(da), sino 13 ABILIO VERGARA FIGUEROA En este contexto, reconocer la necesidad del estudio de los lugares no eli mina la observación de la nueva velocidad y la superposición de escalas (por ejemplo, cuando de la casa-micro, posicionados en el barrio-meso, "salimos" a la ciudad-macro) que caracteriza la vida citadina, sino, al contrario, ayuda a comprender que los lugares se constituyen dialogando con los itinerarios y tra yectos7 de los urbícolas y otros sujetos, pues aún para partir y retornar, hay que tener un piso desde donde hacerlo. Referente a los cambios en las formas de habitar los lugares, es preciso también reconocer que si en las sociedades tradicionales determinados factores incidían en producir lugares comunes (por ejemplo, para uso de toda la familia) hoy los grupos generacionales se separan y se generan -o imponen- espacios propios y excluyentes (lugares juveniles de mamaseoª versus asilos de ancianos, por ejemplo); lo mismo ocurre con los grupos étnicos: algunas formas de los lugares de residencia tradicionales, de carácter étnico, pueden conservarse en la ciudad, pero otros son eliminados por la pobreza y la desposesión de poder, pero también se crean otros lugares para usuarios urbanos (bares para homo sexuales, espacios para nuevas "tribus urbanas", etcétera), que postergan o van abandonando anteriores ejes de identidad para buscar y encontrar, o re formular, otros. El surgimiento de la juventud y su nuevo protagonismo en -y por- la ciudad -especialmente en el consumo cultural-, así como las nuevas condiciones del uso del tiempo libre segmentado por edades y generaciones, son otros factores de dichos cambios. Así, aún hoy, y "a pesar" de la globalización y las diferentes migraciones, el lugar es, para una gran mayoría de la humanidad,9 la forma más común y sentida de vivir y modular el espacio que permite fundar y habitar territorios como redes de lugares. Habría que señalar también, frente al "optimismo" por la velocidad y los flujos, que al interior de sus propios países, hay mucha gente también la búsqueda de lugares que les permitan estar juntos ejerciendo esta identidad (ver List, 2005; Angón, González y Solís, 2006). El caso de los indígenas en la ciudad es también expresivo, pues si los padres inmigrantes mantienen rasgos étnicos, sus hijos pueden alejarse de ese nosotros étnico. 7 Hago una distinción entre ambos términos ya que nomino Itinerario a la ruta recorrida durante un viaje (que puede durar unas horas o días) y reservo trayectoria para la sedimentación que dichos viajes realizan en nuestros mapas o cartografías mentales, el primero corresponde a la sincronía y el segundo a la diacronía; el Itinerario produce croquis, la trayectoria produce mapas, además de relatos que progresivamente van Impregnándose de otros relatos que se comparten. 8 Ha surgido esta práctica erótica juvenil que consiste en agruparse en algún establecimiento donde varones y mujeres adolescentes Intercambian "caricias con desconocidos para no Invo lucrarse sentimentalmente" (Martínez Juárez, 2009: 12). 9 Los que han emigrado, aquellos que viven fuera del país donde nacieron, no son más de 200 millones de personas en el mundo, lo que constituye menos del 3 por ciento de la población mundial. Habría que añadir que la mayoría de dichos emigrados también busca, y consigue, (re)construir nuevos lugares en nuevos espacios. Ver Vergara, 20IO, para diferenciar espacio, territorio y lugar. 14