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estudio histórico del convento agustino extramuros de madrigal de las altas torres y la intervención PDF

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Universidad Politécnica de Madrid Escuela Técnica Superior de Arquitectura TESIS DOCTORAL ESTUDIO HISTÓRICO DEL CONVENTO AGUSTINO EXTRAMUROS DE MADRIGAL DE LAS ALTAS TORRES Y LA INTERVENCIÓN CLASICISTA DEL ARQUITECTO JUAN DEL RIBERO RADA. TOMO II Jesús Gascón Bernal arquitecto e historiador Director: Dr. D. José Luis Gutiérrez Robledo Tutor: Dr. D. Javier García-Gutiérrez Mosteiro MMVI ÍNDICE TOMO I 0 INTRODUCCIÓN. MADRIGAL: ESPACIO FÍSICO Y ESPACIO HISTÓRICO 7 0.1 Introducción. 7 0.2 Espacio físico. 9 0.2.1 Morfología. 10 0.2.2 Clima. 11 0.2.3 Actividad económica. 12 0.2.4 Población. 15 0.3 Espacio histórico. 23 0.4 La sociedad madrigalense de los siglos XV y XVI. 37 0.4.1 El creciente poder de la monarquía. La administración del reino. 37 0.4.2 Estructura social y fiscalidad. Hebreos y mudéjares. 42 0.4.3 Población. Actividad económica y territorio. La ciudad burguesa. 52 0.4.4 Iglesia y vida religiosa. Las parroquias. Los conventos. 61 0.4.5 El Hospital Real de Madrigal. 66 0.4.6 El Tostado. La transición de la cultura medieval a la renacentista. 72 0.4.7 Doña Ana de Austria y el proceso de Madrigal. 79 1 ESTUDIO HISTÓRICO DEL EDIFICIO 89 1.1 Fundación, y primera etapa como convento de agustinas. 91 1.1.1 Fundación. 91 1.1.2 El convento de agustinas de Santa María de Gracia. 94 1.2 El inicio del convento de agustinos. 119 1.2.1 La donación del convento. 119 1.2.2 Fray Alonso de Madrid y la primera traza conventual. 126 1.3 El Cardenal Quiroga y el patronazgo del convento de Madrigal. 141 1.3.1 Preámbulo de una relación de intereses. 141 1.3.2 Quiroga y la Corte de Felipe II. 143 1.3.3 Quiroga patrón del convento de Madrigal. El primer Tratado 157 1.3.4 Fray Luis de León y la traza de Juan del Ribero de 1590. 164 1.3.5 El testamento de Quiroga. 187 1.4 La iglesia de Juan del Ribero Rada. 1595-1600. 191 1.4.1 Las tres fases de las obras de los testamentarios. 191 1.4.2 Contrato y desarrollo de la obra de Juan del Ribero. 193 1.5 La obra de Alonso de Vallejo. 216 1.5.1 Introducción a la obra de Vallejo en el convento de Madrigal. 218 1.5.2 El retablo de la iglesia y las pinturas de Juan Pantoja de la Cruz. 220 1.5.3 Los sepulcros del cardenal Quiroga. 230 1.5.4 Las obras de los retablos menores y el coro. 242 1.5.5 El segundo Tratado 249 1.5.6 Las obras de la fachada y cuerpo principal del convento. 253 1.6 El claustro y sus autores. Domingo de Iriarte. 280 1.6.1 El tercer Tratado 280 1.6.2 Domingo de Iriarte. 283 1.6.3 La intervención de Francisco Cillero. 301 1.6.4 Los maestros Francisco de la Hoya y Juan de Alvarado. 322 1.7 Periodo de 1635 a 1835. 331 1.7.1 El inicio de la estabilidad conventual. 331 1.7.2 La intervención de José Benito de Churriguera. 339 1.7.3 El siglo XVIII. 346 1.7.4 Los libros de cuentas del convento, del A. H. N. 359 1.7.5 El convento en el catastro del Marqués de la Ensenada. 368 1.7.6 El pleito de Joaquín Quiroga Melgarejo, patrono del convento. 371 1.7.7 Periodo napoleónico y primer tercio del siglo XIX. 383 1.8 Proceso desamortizador y decadencia del convento. 395 1.8.1 El proceso desamortizador. 395 1.8.2 El monasterio hasta nuestros días. 446 1.8.3 Estado actual del convento. 457 1.9 Organización conventual y aspectos económicos de su desarrollo. 463 1.9.1 Organización conventual. 463 1.9.2 Aspectos económicos. 477 TOMO II 2 RIBERO Y LA ARQUITECTURA CLASICISTA DEL CONVENTO DE MADRIGAL 520 2.1 Focos de influencia clasicista en el convento de Madrigal. 524 2.1.1 El ámbito de Toledo-Madrid. 526 2.1.2 El ámbito de Valladolid - Salamanca. 531 2.2 La figura de Juan del Ribero Rada. 543 2.2.1 Algunos aspectos sobre la vida de Juan del Ribero. 544 2.2.2 La obra arquitectónica 553 2.3 La traza general de Ribero para el convento de Madrigal. 575 2.3.1 La traza de 1590. 575 2.3.2 Descripción de la traza del convento de Madrigal. Medidas, proporciones y construcción. 579 2.4 La iglesia de Juan del Ribero. 595 2.4.1 Influencias y evolución en la tipología de iglesia de Ribero. 600 2.4.2 Medidas y modulación del templo agustino de Madrigal. 610 3 PLANIMETRÍA Y MODELIZACIÓN 613 3.1 Planimetría del estado actual. 615 3.2 Volumetría del estado actual. 632 3.3 Planimetría interpretativa de su reconstrucción. 635 3.4 Volumetrías interpretativas de su reconstrucción. 647 4 CONCLUSIONES 653 5 APÉNDICES DOCUMENTALES 664 5.1. Los tratados entre el convento y el cardenal Quiroga o sus testamentarios. 664 5.1.1 Primer Tratado. 665 5.1.2 Segundo Tratado. 676 5.1.3 Tercer Tratado. 680 5.2. El apeo del convento de 1692. 694 5.3. El convento de Madrigal en el catastro de Ensenada. 699 5.4. El pleito de Joaquín de Quiroga Melgarejo y Rojas. 707 5.3.1 Real Chancillería de Valladolid. 707 5.3.2 Archivo de la Provincia Agustina de Castilla. 785 5.5. Documentos de la Casa Quiroga, del A. H. N. Consejos. 794 5.6. Inventario de bienes procedente de la desamortización. 801 5.7. Inventario de los documentos conventuales sobre el Cardenal Quiroga. 820 5.8. Cronología de Priores y Provinciales. 824 5.9. Reportaje fotográfico del estado actual del convento. 832 6 BIBLIOGRAFÍA 885 2 Juan del Ribero y la arquitectura clasicista del convento de Madrigal. Si en la primera parte se ha profundizado en el conocimiento histórico del convento extramuros de Madrigal, ahora se abordan algunas cuestiones sobre la arquitectura del convento, planteando algunas precisiones sobre el Clasicismo, donde se encuadra estilísticamente el edificio. En el primer apartado se analizan algunos aspectos de este periodo, que constituye la última fase del Renacimiento y que se produce en la transición de los siglos XVI y XVII, antecediendo al Barroco1, especialmente la influencia de los ámbitos clasicistas de Valladolid- Salamanca y de Madrid-Toledo, pues como veremos, ambos se implican en su trazado y ejecución. Estos aspectos teóricos sobre el clasicismo, de los que existen un gran número de estudios y publicaciones, se exponen con suma brevedad, pues pretenden servir solamente de marco introductorio para situar la obra conventual. A continuación se estudia la figura de Juan del Ribero Rada (en la medida en que se conoce), como arquitecto de élite de este periodo, autor tanto de la traza general del convento como la de la iglesia del mismo, obra que también dirige, hasta su muerte, acaecida en noviembre de1600. Así mismo se han analizado las trazas conventuales de 1590, desde su descripción documental y su reconstrucción planimétrica (ya que no se conservan), las cuales se han dibujado a partir de los arranques de los muros que se han mantenido así como de las escasas fotografías existentes de principios del siglos XX, todo ello en el contexto de la obra conocida del arquitecto. El estudio de estas trazas, con el levantamiento planimétrico y volumétrico de lo que todavía se mantiene en pie, sirve para abordar algunas cuestiones de medidas, proporciones y construcción de sus fábricas, que nos facilitan tanto el mejor conocimiento del edificio como la comprensión de su arquitectura en el contexto del Clasicismo. Un último aspecto se centra en el modelo de iglesia que Ribero desarrolla en Madrigal, probablemente una de sus últimas obras, que obedece al desarrollo de una tipología ensayada con anterioridad por el arquitecto. El conocimiento de la traza general del convento agustino de Madrigal, y especialmente de su iglesia, nos permite ampliar el conocimiento de la labor arquitectónica de Juan del Ribero Rada que, aunque analizada por algunos autores, está a falta de un estudio definitivo, aportando este trabajo algunos datos inéditos sobre la obra de este arquitecto, una de las figuras sobresalientes del clasicismo peninsular y la de mayor interés, quizá, del ámbito de la Meseta Norte. Antes de nada, conviene determinar por que consideramos el edificio conventual de los agustinos de Madrigal de las Altas Torres una obra clasicista, ya que desde el punto de vista de la arquitectura del edificio y en una primera aproximación, encontramos argumentos a favor y en contra de su adscripción como tal. Por una parte, el convento de 1590, nace de una nueva traza que, si bien parece aprovecha algunos cuerpos existentes, no cabe duda que la geometría de proporción dupla de su planta y 1 En algunos aspectos y quizá para algunos artistas que intervienen en el convento, como Alonso de Vallejo, se puede hablar de proto-barroco. 520 su estructura compositiva, obedecen a patrones de la tratadística y el pensamiento renacentista. El mismo aspecto de proyecto global que abarca la totalidad del edificio, en lugar de proyectos que se podían haber planteado por zonas (iglesia, claustro etc.) como es frecuente en otro tipo de intervenciones, parece indicar esta ambición arquitectónica renaciente de completación espacial. En este sentido hay que tener en cuenta que edificios coetáneos y próximos, como el hospital de Simón Ruiz, en Medina del campo, que también se construyen con trazas unitarias, no tienen que actuar sobre un edificio existente como en Madrigal, lo que condiciona tanto el encuentro entre lo nuevo y lo antiguo, como la compatibilidad con la vida conventual permanente. Esta ambición parte del mismo Quiroga, verdadero motor de la obra, no solo en lo material, sino y especialmente en lo intelectual. Pocas referencia tenemos sobre las ideas arquitectónicas del cardenal pero, como hombre culto y de su tiempo, su pensamiento debe enmarcarse en las premisas constructivas “al modo romano”. Esta afirmación se sostiene en base a considerar el tipo de obras que promueve Quiroga, especialmente en el periodo a partir de 1580, en el que el “exilio” provocado por la caída política de Antonio Pérez y la campaña de Portugal, le hace refugiarse en su sede arzobispal toledana, donde se dedica a emprender una serie de obras a través de su arquitecto Nicolás de Vergara, el Mozo, que recupera en 1587, la maestría catedralicia de Toledo, de la mano de la reinserción cortesana del propio Quiroga. Las obras que Nicolás de Vergara acomete para el Cardenal Quiroga en Toledo se enmarcan dentro de este lenguaje de la arquitectura clasicista, alguna de las cuales tienen una especial significación, como el Sagrario para la catedral de Toledo, pieza clave de la arquitectura toledana de este periodo, con soluciones propias, ajenas a la mera tratadística. También el propio cigarral de Quiroga, que al parecer construye Nicolás de Vergara en las inmediaciones de Toledo, respira el mismo carácter compositivo y en este caso es de suponer que Quiroga, al actuar como propietario, incide directamente en los aspectos formales y de programa de la obra. La elección del arquitecto Juan del Ribero Rada para la elaboración de la traza definitiva del convento de Madrigal en 1589-1590, cuya obra se subasta a través del agustino Fray Luis de León (como ya se ha visto en el apartado 1.3.4), no cabe duda de que parte del mismo Quiroga, así como el hecho de adjudicar la postura para la ejecución de las obras, anulando el remate anterior de Juan de Nates Naveda. Esto induce a considerar el especial interés que se puso en la elección de este arquitecto, que en esos años estaba considerado como uno de los de más prestigio de todo el reino, después de Juan de Herrera, adscrito a las tendencias mas cultas del clasicismo y que acababa de ser elegido para continuar las obras de la catedral salmantina. Será ademas Juan del Ribero, el que una vez muerto Quiroga, en 1594, construya la iglesia del convento hasta su propia muerte, acaecida en 1600. Vemos que la iglesia de los agustinos forma parte del volumen conventual, estando ideada por el arquitecto de manera unitaria en relación al convento. Solamente la traza y construcción de esta iglesia por Ribero, es motivo suficiente para significar la importancia del conjunto desde el punto de vista arquitectónico, toda vez que ha sido una obra prácticamente desconocida, incluso para los estudiosos de Ribero, quizá por el estado de ruina en que se encuentra y la dificultad de su acceso. Otro de los aspectos que definen su carácter de arquitectura renaciente clasicista es la 521 propia escala del edificio, de una enorme dimensión2 incluso para las perspectivas más optimistas de los frailes, ambición que es probablemente el motivo de que no se concluyese en su totalidad. Hay una intencionalidad de conjunto en este trazado, quizá de inspiración escurialense, con la formalización y el orden de los huecos sobre las cuatro fachadas exteriores de su planta (en la medida de lo que conocemos sobre ellas), que aún de forma sobria, tratan de componer un ritmo de ventanas continuo y una cornisa de remate perimetral a la misma altura. Una última reflexión sobre el lenguaje de la arquitectura del convento la encontramos en el claustro que es quizá el elemento que mejor define la intencionalidad de su arquitectura. Es la parte “mejor conservada” y el hecho de haber sido realizado de cantería nos proporciona muchos de los detalles ornamentales y compositivos, que se han perdido en la mayoría de los restos de las fábricas de ladrillo. Ya hemos visto que la ejecución del claustro se corresponde con los fondos de la tercera Fundación y que, si bien la traza del mismo la firma el arquitecto Domingo de Iriarte, lo más probable es que su concepción viniese reflejada en la traza general anterior de Juan del Ribero, por lo que su elegante factura puede tener a éste como autor o inspirador. En el claustro, orden y modulación están perfectamente conjuntados dentro de esta fase final del Clasicismo que antecede a los nuevos planteamientos prebarrocos que, en el momento de la construcción del claustro, ya habían desarrollando Francisco de Mora y otros. Es una pieza tardía, de austeridad herreriana 3, que parece ideada en un momento de la arquitectura clasicista anterior a la fecha del inicio de su ejecución, en 1628, por lo que cabe pensar que o bien su traza inicial estuviese dada por Ribero, en 1590, o bien que en Domingo de Iriarte, del que apenas tenemos datos de sus obras, perdurasen los aspectos compositivos de la arquitectura “antigua”, quizás a través de los tratados del XVI. Sin embargo otros aspectos ponen en duda, no tanto la intención arquitectónica “clasicista” como el resultado de la propia obra del convento. En primer lugar, el hecho de ser una obra que aprovecha parte del antiguo edificio medieval, cuya continuación languidece a partir de 1645, con algunas partes que se realizan ya en el siglo XVIII, sin saber si las mismas se siguen ciñendo a esta primera traza. Esta zona occidental del viejo convento se corresponde con las dependencias de servicio, e incluyen bodegas y establos asociados a la zona de huerta, por lo que su fachada tuvo siempre un carácter secundario, lo que hizo que los frailes aprovechasen las edificaciones existentes en este ala, incluido su patio interior. Lo dilatado de la obra es otra de las circunstancias que impide en algunos aspectos su coherencia formal. La diversidad de fases y de maestros y artistas que intervienen, en función de los recursos, así como los cambios de programa que van introduciendo los mismos frailes (como por ejemplo las distribuciones y disposición de las celdas de la planta alta), generan la singularidad de este edificio, cuya percepción unitaria es mas aparente que real, provocada por la homogeneidad constructiva que aporta el empleo del ladrillo de forma generalizada y por la propia contundencia de la geometría de su volumen. Sin embargo aún en las pocas partes que se conservan observamos aspectos irresueltos, 2 Tiene aproximadamente unos 10.500 m2 construidos totales. 3 Según lo define M. Gómez Moreno, en su Catálogo Monumental de la provincia de Ávila, Ávila, 1983, p. 274, quien da como autor de sus trazas a Nicolás de Vergara, el Mozo. 522 como la asimetría y el cambio de ritmo de los huecos de la fachada principal en relación a la portada de acceso, donde no se ha sabido compensar la inclusión del volumen de la iglesia en dicha fachada. En este punto hay que ser prudentes, por desconocer como era el alzado de Juan del Ribero y que alteraciones, que sin las duda hubo, introdujeron los distintos maestros que lo ejecutaron, incluidos los propios agustinos, como hemos visto, y sin olvidar las remodelaciones posteriores que sufrió el edificio a partir de la desamortización del XIX. En definitiva se puede considerar una obra de concepción unitaria, bajo premisas clasicistas, aunque con las “objeciones” señaladas, si bien el interés principal lo encontramos en la misma traza, así como en la iglesia de Juan del Ribero y en el claustro previsto en el planteamiento inicial del arquitecto. 523 2.1 Focos de influencia en el convento de Madrigal. La búsqueda de las referencias arquitectónicas del convento de Madrigal se realiza a través de los arquitectos (y de su pensamiento constructivo) que como Juan del Ribero, intervienen en el mismo, ya que por otro lado no se puede afirmar que los agustinos tengan un modelo u “orden” agustino en su arquitectura y más concretamente en la tipología conventual4. Se puede afirmar que el convento extramuros, que se reconstruye con el patronazgo de Quiroga, es obra principalmente de los arquitectos que elaboraron sus trazas y del mismo Cardenal, que dio su visto bueno, más que de los propios planteamientos de los agustinos, como había ocurrido en 1540 con las trazas de fray Alonso de Madrid y Sebastián del Caso. Esto no quiere decir que los frailes, probablemente con la intervención de fray Luis de León (justo antes de ser elegido provincial en Madrigal), no opinasen sobre las mismas, pero por los datos conocidos parece que la elaboración de su diseño no se hizo desde la Orden. En todo caso es evidente que una vez en marcha las obras y cuando ya se acometían las crujías principales de sus fachadas, los agustinos introdujeron una seres de modificaciones en las distribuciones de la planta superior, como suele ser habitual en este tipo de obras . A partir de que el convento se dio por terminado, hacia 1640-1645, sin llegar a concluirse conforme a la desconocida traza inicial, las obras que se realizan con posterioridad, en el siglo XVIII, se hicieron sin tener en cuenta unos planos ya olvidados, si no perdidos. Estas últimas obras, de iniciativa ya exclusivamente agustina, incorporan pequeñas actuaciones que probablemente no siguiesen ya el programa previsto, añadiendo algunos otros nuevos usos. Al hablar de dos focos de influencia en el trazado del nuevo convento e iglesia madrigalense nos basamos, más que en razones exclusivamente geográficas, en un sentido cronológico. Se puede distinguir un primer momento, en vida del arzobispo toledano que patrocina y participa en el proyecto, de referencias a la arquitectura de Toledo y a la arquitectura que se produce en torno a la Corte (que con Felipe II traslada paulatinamente el centro de gravedad de Toledo y otros lugares a Madrid). Sin embargo, en la elaboración de la traza, en 1589 o1590 vemos ya que, de la mano de fray Luis, aparecen los referentes salmantinos y de algún modo vallisoletanos, a través de Juan el Ribero, en ese momento maestro mayor de las obras de la catedral de Salamanca, ciudad en la que reside el último periodo de su vida y en la que también da clases fray Luis de León. Cuando muere Quiroga, en noviembre de 1594, estas relaciones e influencias con el clasicismo de la Meseta Norte se incrementan, no tanto por la ineludible localización territorial, como por la propia gestión de los testamentarios del cardenal, cuyo representante, Jerónimo de Chiriboga, era deán de la catedral salmantina. Esta relación de la arquitectura del convento con el ámbito vallisoletano y en concreto de Salamanca, se establece a través de su arquitecto principal, Juan del Ribero y posteriormente en la labor del claustro, con los maestros Francisco de la Hoya y Juan de Alvarado. Dicha relación se ve así mismo determinada por la pertenencia del convento madrigalense a la Provincia de Castilla, con sede en Salamanca. No obstante la participación de artistas y arquitectos ligados a la Zona Centro y al 4 A. Casaseca Casaseca, “Arquitectura y urbanismo del siglo XVII”, en Historia del Arte de Castilla y León, tomo VI, Ámbito, 1997, p. 70. 524 entorno de la Corte no se pierde en todo el desarrollo de la obra, como vemos en la contribución de Alonso de Vallejo, Juan Pantoja de la Cruz o del propio Domingo de Iriarte en la traza del claustro. El interés de los albaceas en la elección de maestros de reconocido prestigio, algunos de ellos que trabajan para el monarca, como Pantoja, es el de levantar un gran edificio y ornamentarlo en su interior de la mejor de las maneras, de acuerdo con la voluntad y las pías memorias que dejó establecidas el patrono en su testamento. 525

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La construcción del convento filipino, junto con la de su iglesia, se inició sobre 1548 y concluyó, tras más 50 años de obras, sobre 1593. Cuando se firma el contrato de .. Para el dibujo y modelizado del edificio del convento se ha usado el programa de cad Archicad v. 9, trabajo que se ha pro
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