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Estrada Cabrera, Barillas y Regalado Volume 1 PDF

221 Pages·1962·84.19 MB·Spanish
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üNva SIHl 3AOI/\l3d ±0N 00 ■|BU0}BLU ;so| 0|q|suods9j joj ✓ J. L i z a r d o D í az O. E S T R A D A C A B R E R A , B A R I L L A S Y R E G A L A D O LA REVOLUCION ENTRE GUATEMALA, SAN SALVADOR Y.HONDURAS EN 1906. 1962 EDITORIAL «SAN ANTONIO» 10a. Av. 7-54, Zona 1 — TEL.: 21990 DOCTOR MANUEL ESTRADA CABRERA. Gobernó Guatemala durante 22 años, capoteando hábilmente las tor­ mentas que se desataron sobre su administración y en donde el historiador imparcial encontrará campo propicio para juzgarlo. Fue un político sagaz y un gran estadista que mantuvo la supremacía sobre los presidentes de Cen- troamcrica, hasta que el grupo de conservadores, —sus enemigos personales— lanzaron el acta famosa de los tres dobleces, que despertó la adormecida opi­ nión pública, marcando el destino como trágico final el 8 de abril de 1920... — 3 — E S T A S P A G I N A S Van dedicadas a lu memoria de todos los patriotas guatemaltecos, que haciendo fe en el credo liberal puro y sin mancha, sacrificaron su vida y dieron su sangre en h locaústo de nuestras libertadas y a la CASA DE LA CULTURA DE MI XELAJU, que convirtió un centro de dolor y miseria hu­ mana, donde muchas veces se escucharon los grit"s lastimeros de quienes so- oortaban el peso de una condena injusta, aplicada en ntmbre de la ley, por la casa que hoy día sostendrá en sus recios cimientos, el hogar intelectual donde se alberguen los cer.ebros de una juventud libra, viril y capaz, forta­ lecida por los aires puros de las montañas que lo circundan y sigan el- camino que nos dejaron trazado nuestros antepasados con sublimes ejem­ plos, para que con el correr del tiempo se convierta mi adorada puebla en la pequeña Atenas de América ! El autor. ¡j — • ■ A MANERA DE PROLOGO Con grande complacencia tomamos la pluma, para pergeñar estas lí­ neas que, a guisa de prólogo hacemos relativas a la nueva obra del escritor y periodista José Lizardo Diaz, intitulada: «ESTRADA CABRERA, BARI- LLAS Y REGALADO». Obras como la presente, vienen a llenar los gran­ des vacíos de nuestra historia, patria que, aún no ha sido debida e impar- cialmente escrita. Ojalá, esta monografía que trata de un episodio nacional: la revolución del aña 1906, encabezada por el General Manuel Lisandro Barillas expresidente de Guatemala y el Licenciado y General don José León Castillo, sirva de estímulo para que nuestros escritores e historiógra­ fos imiten el ejemplo dado por el señor Diaz. A grandes trazos y a contiuación vamos a dar una idea del conte­ nido del libro que proíogamos. Empieza esta, monografía histórica con la descripción de algunos pa­ sajes de la infancia del Doctor Don Manuel Estrada Cabrera, gobernante que supo sostenerse con sutiles artes por espacio de veintidós largos años, de dura e implacable tiranía. Indudablemente la figura de Estrada Ca­ brera, es apasionante, con sus grandes defectos y altas cualidades intelec­ tuales. No lo vamos a juzgar, solamente diremos que, entre otras cualida­ des tuvo tres muy principales: inteligencia y astucia política para sostener­ se por tanto tiempo en el poder venciendo y arrollando cuantos obstáculos encontró en su camino. Fue valiente, hombre de «ñeque», como él mismo se calificaba, su valor quedó demostrado en los dos atentados serios que sufrió y con su caída del poder que lo hizo peleando, por espacio de ocho días, contra sus enemigos políticos. Tercera cualidad, fue honrado, entró y salió pobre de 1a. Presidencia de la República, el que fue omnipotente, pudo haber salido millonario, pero no fue así, su pasión no era el dinero sino «la voluntad d|e poder». Sus defectos son bien conocidos, por propios y extra­ ños, y son las mismos de todos los dictadores hispanoamericanos que han regido los destinos de Nuestra «América Bárbara» desde la Independencia hasta nuestros días. Indudablemente, y esto no tes justificación sino expli­ cación de que los grandes tiranos de la América hispánica son representa­ tivos y un producto sociológico de la misma. Después el libro del señor Diaz nos describe, a la ligera pero en for­ ma interesante, la primera revolución contra el doctor Estrada Cabrera, encabezada por el Licenciado y Coronel Don Próspero Morales. Luego vie­ ne la descripción dramática de la erupción del- Volcán de Santa María en el año de 1962, que tantos estragos hiciera en la rica zona del pacífico. Cuen­ ta la trágica huida del general Manuel Lisandro Barillas desde sus fincas: «San Antonio» y «El Rosario Palajunoj», que se encontraban situadas en las faldas del citado vol-cán hasta llegar con sus peonps sano y salvo, a la ciu­ dad de Retalhuleu. Con este episodio geológico se inicia la persecución política de Es- — 7 — (rada Cabrera en contra del general Barillas, hasta obligarlo, con su saña y hostilidad, huir a la vecina república de México. El general Barillas desde ix ciudad de México y como una represalia contra su antiguo amigo y paisano, don Manual Estrada Cabrera, pues ambos eran quezalleeos, inició una serie de conspiraciones juntamente con los demás emigrados políticos guatemaltecos que se encontraban en la capi­ tal de México. El principal de ellos era el Licenciado Don José León Cas­ tillo en San Salvador; el general Barillas sostuvo varias entrevistas con él y con otros emigrados, con el fin de organizar la revolución que culminó en el año de 1906. Una vez organizada la revolución para invadir .el territ rio guate­ malteco desde tierras mexicanas, el gencgiU Barillas logró, en un viaje que hizo especialmente a los Estados Unidos que, una Compañía norteamericana de San Francisco California, le facilitara los fondos necesarios para la ad­ quisición del armamento y las municiones. Según dice el escritor señor 'Díaz, la revolución fue muy mal organi­ zada y ai' invadir los revolucionarios guatemaltecos, junto con otros merce­ narios extranjeros, solamente hubo dentro del territorio de Guaiema a, dos acciones de armas, que el autor dice fueron simples escaramuzas, en los lugares fronterizos llamados Ocós y Ayutla. Por hábiles gestiones diplomáticas Don Manuel- Estrada Cabrera, lo­ gró que el gobierno mexicano presidido por el general Don Porfirio Diez reconcentrara en la capital al General Baritas, con lo cual fracasó la inten­ tona para derrocar a Estrda Cabrera en ese entonces. A continuación el autor transcribe Lteralmente ted s ios taiiensajes ci­ frados que se cruzaron, con motivo de la revolución, entre el Gobierno de Guatemala y sus delegados en México y autoridades guatemaltecas. Los ci­ tados mensajes son fuentes históricas que por si solas hablan de la dura realidad de ese pasaje histórico. Luego nos describe el dramático asesinato de que f,.c víctima el ge­ neral Barillas a manos de los guatemaltecos Federico Morales y Bernarda Mora, en la llamada Calle del' «Reloj» en la capital de México el día 7 de abril de 1907, cate que hoy se llama avenida Guatemala. Por último nos transcribe el autor pasajes interesantísimos de las Memorias del do éter Víctor Manuel Calderón, quien describe, como actor, una parte de la guerra entre Guatemala y El Salvador en el ano de 19-6, la que culminó con In muerte del general salvadoreño Don Tomás Regalado. Esa es en síntesis ci libro de José Lizardo Diaz que ahora ve la luz pública. El señor Diaz ha enriquecido la Historia de Guatemala con va­ rias obras de este género talos como: «Apuntamientos Historíeos (Revolu­ ción de 1871)» y «De I-a Democracia a la Dictadura (Revolución de 1897)». Para terminar estas cuantas letras prológales sólo nos resta felicitar cordialísimamente al escritor Diaz y darle una voz de aliento para que prosi­ ga espigando en nuestros trigales nacicnales, para bien de nuestra patria. RICARDO CASTAÑEDA PAGANINI. v 2 r b a v o 1 a,ii t , s c r i p t a m a n e n t «Las palabras vuelan tos escritos quedan». Al inolvidable maestro Abraham Bustan.ante (que en paz descanse) debo el interés que despertó en mi ánimo la investigación de los hechos históricos de nuestra patria. Asumía éste la dirección de la escuela nacio­ nal de varones número uno en Que- zaltenango, allá por el año de 1903, provisionalmente instalada en la ca­ sa de don Tránsito An'eu, Lente al Instituto Nacional de Varones ce Oc­ cidente. El reciente terremoto de San Perfecto nos había dejado sin el am­ plio edificio que la albergara al nor­ te del teatro Municipal, el cual que­ dó convertido en escombros durarte muchos años. Aparte del cargo de direc or, i.n- partia las clases de, Geografía e His­ toria de Cent oimárica. Dividió el p:i- mer grado en dos bandos: Uno lla­ mado cartaginés y otro romano. Del P'imero fui capitán y del segundo lo fue Reginaldo Rodríguez. Estableció conferencias sabatinas con el objeto de calar capacidades de sus alumnos. Adalberto Aguilar Puentes fue contrincante nuestro en serios encuentros historicogeográficos que sosteníamos en disputa de la capitanía del partido. A los romanos siempre les ganábamos las disertaciones, pues teníamos los car­ tagineses en nuestras filas buenos muchachos, estudiosos como Leopoldo Flores, Juan Angel Rivera, Jorge Alvarado —hoy el señor «dotor»—, Pedro Reyes, Maximino Pereira y algunos más que ya no recordamos pues muchos compa­ ñeros de banca en aquella escuela han fallecido. Don Abraham nació para maestro; sus clases dictábalas con un mé­ todo personalísimo. No era el rígido mentor que instruye con el rostro ce­ ñudo y aplicando duros castigos. No. —Era en amena charla sin olvidar su ca­ lidad de profesor y la consideración que se le debía—, como nos instruía, — 9 —

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