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Estetica Etica Y Espiritualidad PDF

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ESTÉTICA, ÉTICA Y ESPIRITUALIDAD -Bio-estétican y bio-ética en perspectiva oriental- (Este ensayo estaba destinado aformar parte del libro BIOÉTICA Y RELIGIÓN, ed. Síntesis, Madrid, 2008, pero hubo que prescindior de él por razones editoriales de número de páginas. Recoge temas tratado parcialmente en artículos anteriores con el denominadore común del enfoque estético de la ética) En la tradición académica occidental estamos acostumbrados a distinguir con fronteras bien definidas los campos respectivos de filosofía, ética y religión. Aún se complican más sutilmente las distinciones cuando se acometen estudios que implican a más de uno de estos campos, como se ve en los largos prólogos metodológicos de cualquier obra de ética religiosa o filosofía de la religión. La complicación alcanza su climax cuando las respectivas sospechas de la laicidad hacia lo religioso (y viceversa) obligan a cualificar metodológicamente cada afirmación que pretenda solaparse entre dos campos. La insistencia, desde hace más de cinco décadas en la necesidad de enfoques interdisciplinares no ha sido capaz de restar beligerancia a dichas disputas fronterizas y las dificultades con que ya tropezaba Kant en 17971. En cambio, en las tradiciones orientales, en India, China o Japón, los límites entre disciplinas se difuminan. La reflexión sobre lo religioso brota y se lleva a cabo en contextos que, vistos desde Occidente, son filosóficos; pero 1 Kant im Streit der Fakultäten, Hrsg. v Gerhardt, Volker-Meyer, Thomas, W. de Gruyter, Berlin, 2005 la filosofía, por su parte, no es independiente de un humus religiosos, en el que surge, así como de contextos religiosos en que se desarrolla. Sería dificilísimo deslindar, en las tradiciones éticas orientales, dónde acaba lo estruictamente filosófico y dónde comienza lo religioso. Esta ambigüedad es, por una parte, obstáculo o desventaja a la hora de pensar con rigor analítico; pero favorece, por otra parte, la visión totalizadora de conjunto, sobre todo cuando se trata de pensar realidades que no son tratables con métodos meramente mecanicístas y matematizables, como ocurre con la naturaleza y la vida. Un reflejo emblemático de este estilo de pensar es la importancia de la estética en pensadores orientales que se han ocupado de filosofía, ética y religión, como los que voy a citar después. Para los medievales europeos, el triunvirato unum, verum et bonum presidía el reino del saber, sin que pareciera quedar mucho espacio para el pulchrum entre los trascendentales. Inteligencia y voluntad se han llevado siempre la parte del león en las historias del pensamiento filosófico, dejando marginados a los sentimientos. Tendría que reivindicarlos Hume y, más tarde, se atrevería Kant a embarcarse en un estudio del juicio estético, no sin antes haber concluído sus críticas de la razón pura y la razón práctica. En cambio, para las tradiciones orientales, la perspectiva estética no es un apéndice, sino parte central y cauce del pensar sobre la vida. La estética puede convretirse en punto de partida y auxiliar de la ética y la metafísica. Estética y trascendencia El filósofo japonés Kitarô NISHIDA (1870-1945) escribe así: “En Occidente resaltan dos modos de pensar: uno más orientado al pasado, con énfasis en la razón y en la causalidad; otro, más orientado al futuro, con énfasis en la voluntad y la finalidad. En cambio, la característica de lo oriental sería filosofar centrándose en el presente, la intuición y el sentimiento”.2 En la época en que Nishida expresaba así su comparación de Oriente y Occidente, otro filósofo japonés, Kuki SHÛZO (1888-1941), publicaba La estructura del “Iki”, uno de los libros filosóficos japoneses más reeditados. “Iki”, a la vez que el radical del verbo ikiru (vivir), es un término en el que convergen muchos significados en torno a la constelación semántica del gusto por la vida y el placer, desde la elegancia a la belleza pasando por la gastronomía y la amistad. En japonés, vivir se dice ikiru. Es posible que lo recuerden quienes hayan visto hace años uno de los éxitos cinematográficos (estreno en 1952) de Akira KUROSAWA (1910-1998). En japonés, como en castellano, el uso más frecuente del verbo vivir es intransitivo; pero también se pueden construir frases transitivas como “vivir la vida”, “vivir un papel”, “vivir momentos de angustia” o “vivir su trabajo”. Utilizando la misma raíz (ik-) del verbo vivir (ikiru) se forma, en japonés, el significado causativo “hacer vivir” (ikasu) y el causativo en voz pasiva “ser hecho vivir” (ikasareru). En castellano recurrimos para ello al verbo “vivificar” y, en voz pasiva, “ser vivificado”, aunque también podríamos emplear las formas “hacer vivir” y “ser hecho vivir”. Quizás suena un tanto extraño en castellano la expresión “ser hecho vivir”. Más comprensible sería decir “somos vivificados” por algo o por alguien absoluto y trascendente. Pero se pueden entender estos tres matices – activo, causativo y causativo en pasiva-, si los vemos con otro verbo como, por ejemplo, esperar. Puedo construir frases como las siguientes: (yo) estoy esperando, (a mí) me están haciendo esperar, estoy haciendo esperar (a otras 2 Obras completas, ed. Iwanami, Tokyo, 1968, XII, 149 personas), que son hechas esperar por mí. Tras el rodeo de esta explicación lingüística se comprenderá mejor el texto siguiente de un monje budista3: “Paseo, dice, al amanecer de un día de buen clima. Me dejo acariciar por la brisa, saboreo la experiencia de estar vivo, sentir palpitar mi vida. Y pienso: ¡Vivir, qué maravilla y qué enigma! Interrumpo el paseo. Me paro en silencio a saborear esta vivencia. Estoy vivo, pero mi vida me desborda; no es sólo mía, ni la controlo.¡Vivir es ser vivificado por algo que nos hace vivir! Sigo paseando. Compro el periódico. Titulares de muerte me desazonan: atentado, asesinato, guerra, maltratos, hambre, manipulación, tortura… Me pregunto: ¿Cómo construir una humanidad en que nos hagamos vivir mutuamente, en vez de destruirse cada persona a sí misma, a sus semejantes y al entorno? ¿Cómo recuperar la experiencia de vivir, la gratitud por estar siendo vivificados, la responsabilidad de vivificarnos mutuamente?” Al analizar esta meditación de un budista sobre la vida, descubrimos que ha resumido, con lenguaje sencillo y poético, tres grandes temas de ética de la vida. Pero el autor de esas líneas se habría quedado, sin duda perplejo, si le preguntáramos con óptica occidental desde qué postura habla, obligándole a definir si su perspectiva es filosófica, ética o religiosa. En efecto, cuando los maestros budistas de espiritualidad hablan sobre la vida, sin entrar a debatir sobre filosofías, éticas o religiones, hay tres temas recurrentes: a) Percatarse de que uno está vivo (En japonés, ikite iru, en voz activa). b) Agradecer que, si vivimos, es porque estamos siendo vivificados por una vida que nos desborda. (En japonés, ikasarete iru, en voz pasiva) c) Vivificarnos mutuamente. (En japonés, ikashi-au, en forma causativa). 3 Citado de una carta de T. Usami al autor en octubre del 2002 Este estilo de reflexión sapiencial proporciona una perspectiva sobre la vida contemplada desde la espiritualidad, mucho más positiva y esperanzadora que la que surge cuando las religiones, convertidas en ideologías, se ponen a dictar normas en vez de proponer valores o se creen obligadas a ser gendarmes de moralidad en vez de anunciadoras de sentido y proclamadoras de esperanza. El primero de estos tres temas invita a caer en la cuenta de lo que significa vivir, sentir que estamos realmente viviendo, saborear la vivencia del momento presente, cobrar conciencia del enigma de la propia vida. El segundo profundiza más, al subrayar que: vivir es ser hecho vivir, dejarse vivificar. El tercero nos abre a la solidaridad o, como habría dicho Paul Ricoeur, a la “mutualidad del reconocimiento recíproco”: hacer vivir a las demás personas y ser hecho vivir por ellas. Vivir, ser hecho vivir y vivificarnos mutuamente serían tres grandes temas de bio-estética, bio-filosofía y bio-ética respectivamente. Bioética y religiones en Japón Un enfoque semejante adoptaba, en 1985, el simposio sobre “Bioética y Humanidades”, organizado en Tokyo bajo el patrocinio de la Fundación Niwano para la Paz. En el contexto de un debate sobre el papel de la filosofía en la reflexión bioética, se planteó la relevancia de las perspectivas orientales sobre la vida. “Hace falta, se decía, una bio- estética”. “Para cuidar de la vida (bio-ética), decía el doctor Kawakita, hay que revisar nuestro modo de pensarla (bio- filosofía); pero antes de pensar, hay que vivir, percibir y sentir”. Esta observación invitaba a revisar el influjo de la herencia helénico-europea, sin restar importancia a la reflexión sobre el ethos y la sophia, pero sin alejarse de sus raíces en la aisthesis. Así lo formulaba otro ponente, el profesor Imamichi, catedrático de estética y filosofía en la Universidad de Tokyo, promotor en Japón de la ética de la vida con el nombre de “eco-ética”.4 Es significativo subrayar que una entidad religiosa, caracterizada por promover la paz mundial y el diálogo interreligoso, fuese una de las primeras instituciones motivadas para promover la bioética en Japón. El simposio citado, patrocinado por la Fundación Budista Niwano el 22 de octubre de 19845, reunía intencionadamente bajo el título de “Bioética y Humanidades”, dos temas a primera vista distantes: el movimiento bioético y las éticas de la liberación. Las figuras representativas de ambos en otras latitudes se encuadraban en pertenencias académicas y sociales no siempre conectadas entre sí. En el caso de Japón, con mentalidad holística, se percibía con mayor facilidad que en otras latitudes el sentido de reflexionar tendiendo puentes inter-disciplinares, e inter-culturales. La idea motriz del simposio citado era construir puentes entre diversos enfoques sobre la vida (biológicos, psicológicos, sociológicos, éticos, religiosos, etc.) para promover un mayor y mejor cuidado de la vida en la actualidad. En la ponencia de apertura se mencionaron cuatro de esos puentes: 1) El puente, en el campo de traducción e interpretación, entre texto y lector, que construye la filosofía hermenéutica. 2)   El puente interdisciplinar de comunicación entre las ciencias y las humanidades, que promueve la bioética. 3) El puente intercultural entre Norte y Sur, entre opresores y oprimidos, que preocupa a las éticas de la liberación y la justicia. 4) El puente interreligioso para fomentar la cooperación de las 4 “Eco-ethica et communicatio”, en : Acta Institutionis Philosophiae et Aestheticae, UnivTokyo Univ., 1988, vol.VI, p. 129 5 Actas publicadas con el título “Religión, medicina y humanidades” en la revista Fundación Niwano para la Paz, 1985 religiones a la paz mundial, que buscaba desde 1970 la Conferencia de Religiones para la paz (World Conferance of Religions for Peace, representada en Japón por la misma Fundación Niwano, que patrocinaba estos simposios de Bioética). En estos cuatro campos se manifiesta una preocupación central: establecer puentes para que los diversos enfoques sobre la vida contribuyan unánimes a cuidarla. El prefijo “inter-“ es común a los cuatro campos mencionados. “Inter” es la palabra clave de la interpretación, la relación de diálogo interdisciplinar, la comunicación intercultural y los encuentros interreligiosos. Hay necesidad de traducir e interpretar, porque hay malentendidos. Necesitamos practicar el arte de leer y releer interpretando para practicar el diálogo entre texto y lector de que nos habla la filosofía hermenéutica. Además, este vaivén hermenéutico entre dos mundos es precisamente clave en las otras tres áreas mencionadas: la bioética, la ética de la liberación y los encuentros entre religiones. En todos estos campos se plantea la tarea de construir puentes de comunicación, que era precisamente un motivo conductor para el padre del movimiento bioético, Potter. La bioética, tal como la proponía la intuición original de V. R. Potter, aspira a ser puente entre las ciencias y los valores humanos. El diálogo “inter-cosmovisional” -término más usado en el contexto japonés que el de “inter- religioso”, con el fin de incluir también a las cosmovisiones no religiosas en el proceso- se esfuerza por tender puentes de sabiduría y caminos de espiritualidad, más allá y más acá de las expresiones concretas locales y epocales de cada cosmovisión; tal es el camino para evitar caer en dogmatismos y fundamentalismos. El esfuerzo por acompañarnos mutuamente los humanos para construir espacios de convivencia y encuentros interculturales, que eviten el choque de civilizaciones y la deshumanización de las culturas, sería el camino hacia una ética global enriquecida con las diferencias locales. Esta perspectiva oriental, holística y estética, ayuda a relacionar e integrar diversas temáticas entre sí. Podemos ver un ejemplo de ello en la carta pastoral sobre la vida, publicada a comienzo de milenio por el episcopado japonés. 6 Se titula Mirada sobre la vida. Pero ese título se presta a un largo debate, porque “vida” y “mirada” se pueden expresar, en escritura chino-japonesa, con ideogramas variados. La cuádruple mirada (biológica, psicológica, sociológica y religiosa) sobre la vida, que pretendía adoptar dicha carta pastoral, como dice explícitamente en la introducción, acentuaba un enfoque multidisciplinar, que no rehuye incluir la perspectiva religiosa, pero tampoco se siente en la obligación de reducirse solamente a ella con exclusividad. Hay varias palabras japonesas equivalentes de “vida” en castellano, vita en latín o life en inglés: la vida biológica (seimei); la biográfica o psicológica (jinsei); la de las relaciones sociales (seikatsu); la de la edad cumplida (jumyô); y, finalmente, la vida, en el sentido del término usado en las religiones (inochi) para hablar, por ejemplo, de vida eterna. Esta última palabra es la que fue elegida para que figurase como emblemática en el título de dicha carta pastoral. En cuanto al término “mirada”, también el verbo "ver" se puede expresar en escritura chino.japonesa con ideogramas diferentes. Habrá que atender a qué clase de visión y en qué clase de contexto nos estamos refiriendo a la visión. Por ejemplo, según se refiera a la mirada curiosa de un reportero fotográfico, al examen para un diagnóstico médico, a la observación del investigador ante el microscopio o a la mirada cálida y acogedora de una madre que abraza por 6 Conferencia episcopal japonesa, Mirada sobre la vida, Tokyo, 2001 primera vez a la criatura recién nacida, la palabra “mirada”, aunque se pronuncie igual, se escribirá con caracteres diferentes, que nos transmitirán visualmente los respectivos matices. El último de los matices mencionados, el de la mirada materna cálida y amorosa, fue el elegido por los redactores de dicho documento, que usaron la palabra manazashi para el título. Al decir Mirada sobre la Vida o Perspectiva sobre la Vida (son las dos formas con que se cita esa carta en versiones oficiales de la Conferencia episcopal japonesa), querían hacer suya, como dicen en la introducción, la "perspectiva de Dios sobre la vida humana". Un estilo así amplía y profundiza los debates bioéticos, invitando a una ética más sapiencial y a un enfoque más amplio de las relaciones entre bioética y religión, un enfoque que se resume en “cuidar la vida” en su totalidad. Ciencia y supervivencia En la enumeración que acabamos de hacer de términos japoneses con el significado de vida, todavía faltaba por mencionar uno muy importante, de especial relevancia para la bioética. Se trata de la palabra sei-zon, traducible como “supervivencia”. En castellano, los supervivientes de un naufragio u otra catástrofe son las personas que salvaron su vida en el accidente, tras pasar por el trance de estar a punto de perderla. Solemos decir, entre otras expresiones, que “se salvaron milagrosamente” o que “faltó poco para que murieran”. En expresión vulgar, se diría que “se salvaron por los pelos”. También se usa el verbo “sobrevivir” con el sentido de “mantenerse con lo mínimo imprescindible para no morir”. Así se usa en casos, por ejemplo, de falta de recursos alimenticios o en otras condiciones dificultosas: guerras, prisiones, extravíos en la selva o en la montaña, etc. Pero sobrevivir humana y dignamente es algo más que

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