Description:Jim Banner contó el dinero de la caja registradora, hizo una anotación en el libro de cuenta y luego volvió a guardar el importe de la recaudación. Al día siguiente lo llevaría al Banco. A Banner no le importaba dejarlo en la tienda; tenía un buen sistema de alarma y la policía del barrio acudiría antes de que un posible ladrón hubiera podido consumar sus propósitos. Siempre lo hacía así; hasta ahora le había dado buen resultado y no veía motivos para cambiar de proceder. Al terminar, cerró todo meticulosamente y apagó las luces. Llegó a la puerta e, inclinándose un poco, movió la palanquita que conectaba el sistema de alarma. Cualquiera que quisiera entrar a partir de ahora y que no usara la llave, dispararía un potente timbre que se oiría en toda la vecindad. Una vez hubo alguien que lo intentó y lo había pasado muy mal cuando la patrulla le puso la mano encima. Cerró la puerta y salió a la calle. Se disponía a abandonar el umbral cuando, de repente, oyó una voz a su izquierda. —Señor Banner.