Págs. PROLOGO A ESTA EDICION 11 AGRADECIMIENTOS 17 PROLOGO 19 SOBRE EL AUTOR 21 INTRODUCTION 23 I. LUGARES MISTERIOSOS 27 Las Hurdes: Luces que matan 31 Ochate: El pueblo maldito 55 Las caras de Belmez y la «Operaci6n Tridente» 75 II. OVNIS: PELIGRO DE MUERTE 109 «E1 Nino de Tordesillas» 113 El desastre de Torrejoncillo 129 Policías españoles ante un ser de cuatro metros 145 III. SERES EXTRANOS 159 El Hombre-Pez de Lierganes 163 Lo que Von Daniken olvido en Extremadura 177 El año de los humanoides 189 IV. CONTACTO CON OTRA REALIDAD 213 ¿Materiales de otros mundos? 219 Mensajes asesinos 241 1 tJ.v' V. DESAPARICIONES Y APAR1CIONES INEXPLICABLES .. 261 La Desaparición de Somosierra 265 For Iker Jiménez El cadaver de Boisaca 277 VI. LOS EXPEDIENtES X DEL EJÉRCITO ESPANOL 293 Al obsenur la naturaleza, nada de lo que consideramos imposible me parece improbable. Cinco días de enero 297 PLINIO EL VIEJO Los expedientes ocultos del Ejército del Aire 319 Lo verdadero puede no ser a veces verosímil. LA AVENTURA CONTINÚA 349 N. BOILEAU U NA NOCHE DE NOVIEMBRE mantuve una entrevista con un sacer- dote. El, exorcista oficial de la Iglesia catolica, y yo, periodis- ta -obrecogido ante la mirada de las gargolas que nos vigila- ban desde el corazon del barrio gotico, conversamos durante una hora. Fue suficiente para estremecerme de arriba abajo. Con voz pausada, estirado el alzacuellos y eristalinas las pequenas gafas, me conto la historia de uno de los casos que tuvo que atender, autori- zado por su Ilustrisima. Fue el de una niñaa de unos nueve anos que vivía en una barriada obrera de casas bajas a las afueras de la ciudad, allí donde las calles acaban siendo devoradas por el campo. También ocurrió al oscurecer del otoño. La intervention se habia aprobado al comprobarse en un infor- me previo la sobrenaturalidad de algunos hechos ocurridos en aquel cuarto infantil. Al poner sobre la mesilla el Rituale Romanum, el codigo del siglo XII por el cual la curia imparte paso a paso el ritual de expulsion del mal, la pequena se giro y la risa le cambio como por arte de magia. Su cara se torcio como una «L» deformandose y creando una mueca en la que los ojos se volvieron tan blancos como las sabanas. Intentando apartar la mirada de aquel ser, el exorcista ENIGMAS SIN RESOLVER I 1 ENIGMAS SIN RESOLVER i 'i oyó algo que le hizo temblar. Una voz de hombre hablo por aquella por dentro horadando el suelo provistos de algún tipo de maqui boca tan pequeña en perfecto y comprensible latín... un sonido naria incomprensible. La Guardia Civil, rodilla en tierra, despejaba bronco, quejumbroso, como de otro tiempo y otro espacio, que le algunas dudas. Aquellas huellas eran sencillamente imposibles. No respondía con fuerza e insolencia. Durante siete minutos el diálogo estaban realizadas por mano del hombre ni por animales o enseres se mantuvo en aquella desvencijada habitación con frases nítidas y de labranza. Una vez más, había llegado tarde por muy poco. Entre perfectas. Solo había una niña tendida en el camastro, pero su voz viste a los protagonistas, recorrí el lugar, me hice con los informes se identificaba como un reo condenado a muerte hacía 2.000 años. oficiales y tomé muestras. ¿Quizá la próxima ocasión podría obser A la espalda de mi informante varios platos cayeron de la enci- var aquel prodigio? ¿Quizá un día podría decir a mis lectores «yo tam mera, la cama rebrincó y el cable de la bombilla dio varias vueltas bién lo vi»?... enroscándose como una serpiente de metal desafiando a la gravedad. Los dos libros que componen Enigmas sin resolvery que ahora Esa noche, mi confidente, el sacerdote, se enfrentó cara a cara tiene entre sus manos en este tomo especial de su vigésima edición, con lo invisible en aquella casa de protección oficial. Fue su primer están escritos con el mismo asombro con el que yo escuchaba estas encuentro con lo imposible. últimas historias. Asombro puro ante cosas que ocurren y que, por Desde aquel momento, y me lo decía arrimándose a la vieja estu lo general, jamás se cuentan. Sucesos que casi siempre acaban devo fa con gesto de preocupación, ya nada volvería a ser igual. La con rados por ese monstruo infame y amorfo del silencio. cepción de las cosas, de la vida, del enigma que nos rodea, había Estas páginas que ahora vienen nacieron con la vocación de un cambiado. Marcado por el misterio, este hombre, como tantos otros, pequeño San Jorge enfrentándose a ese dragón del conformismo se confesó cambiando el rol habitual con este reportero. que a veces todo lo invade. ¿Inútil la batalla? No lo creo. Exactamente seis meses después, cuando despuntaba mayo de Fue este un trabajo largo y pródigo en kilómetros, sustos y ha 2001, viajaba a toda velocidad hacia tierras de Salamanca. La noticia llazgos. Para llegar al fondo de los treinta casos hubo que hacer partía de un miembro de la Guardia Civil que me alertaba con un muchas cosas. Algunas de ellas inconfesables. Y es que muy equi flash de tres frases: vocados están quienes piensan que la información por la que más adelante irán sumergiéndose es de fácil acceso. Si algo he aprendi — Acaban de verse ovnis. Estamos investigando. Hay decenas do en estos años de reporterismo a tumba abierta es que todos los de huellas y testigos. casos realmente importantes hay que extraerlos con paciencia, en frentándose a las más diversas «barreras de silencio» y con el duro No es difícil imaginarse mi estado. Salté como un resorte a las sacacorchos de la constancia. Nunca el testigo —menos aún si ocupa carreteras y sobre la misma linde con Portugal asistí a una de esas cargo de relevancia dentro de nuestra sociedad civil o militar— va a escenas impagables. El misterio se había posado allí mismo, mar declarar alegremente. Quizá por eso los periódicos ya no informan cando a fuego la dehesa con ochenta marcas donde cabía el puño. de esta otra realidad que interesa e intriga. La dificultad que entraña La policía científica investigaba y yo asistí a los interrogatorios gra la pesquisa y la mentalidad funcionarial de muchos integrantes de los badora en mano, con la fascinación sin borrarse de mi rostro. Los medios de comunicación, hacen que aquellos reportajes sensacio testigos, aunque ellos no lo habían querido, ya estaban «atrapados nales con enviado especial en el lugar de los hechos —habituales en por el misterio». Para siempre. Uno de ellos, militar extranjero de alta algunos rotativos de los setenta como Pueblo o La Gaceta del Norte— graduación, tenía miedo al volver a pasar por el terreno en el que las sean ya solo un recuerdo. Un eco de valientes que perseguían la gigantescas luces habían aparecido veinticuatro horas antes. A solas noticia hasta sus últimas consecuencias y a los que las modernas tec me confirmó cómo se le habían aproximado al coche iluminándolo nologías —conjuntadas con el sedentarismo del gremio— han rele- I I I Mi ,\l \'. M\ Kl M M \ I i; 'I'' -I i • > i \ I [ \ I I ih h ' I i gado al olvido. Un olvido injusto que. a mi modo, he intentado rom (con ellos, con los testigos, aprendí muchas cosas y me reafirme per con estas andanzas solitarias donde el buscador se siente impo en otras con tanta fe que estoy seguro de que cuando usted, amigo tente y a la vez fascinado ante lo que descubre. lector; este leyendo estas ultimas letras, yo me encontraré rodando Las evidencias, efectivamente, son muy pocas..., pero una de en busca de micros misterios, emocionado al entablar diálogo con ellas, tan importante o más que todo lo tangible y susceptible de exa (auquellos (que fueron protagonistas de lo insólito. minarse bajo el microscopio, es la que poco a poco va creciendo en nuestro interior. Esa certeza, quizá indemostrable pero real, de que Estas palabras, escritas en 1998 y que ponían fin a la primera parte conocemos muy poco. De que ahí fuera pasan de cuando en cuan de Enigmas sin resolver, vienen ahora a mi mente. Dicho y hecho. do. Cosas extraordinarias que nos indican que somos inquilinos de Durante este tiempo la aventura, efectivamente, ha continuado sin un universo desconocido y maravilloso del que incomprensible tregua en los cuatro puntos cardinales de nuestro país, arrancando mente nos creemos dueños y conocedores. expedientes sensacionales del anonimato al que habían sido conde La misión oculta de estas páginas llenas de testimonios, fotogra nados. Estos sucesos siguen engrosando mis cuadernos de campo. fías y andanzas que vienen a continuación, era la de alimentar el lim Y en ellos permanecerán pacientemente, con todos los datos e imá pio espíritu de búsqueda que cada ser humano —en mayor o menor genes, hasta que llegué el día en que puedan ser plasmados con el medida— lleva en su interior. No busqué con estos reportajes pro- rigor que cada uno de ustedes se merece. Como ocurrió con los apa selitismos ni verdades absolutas. Solo busqué la propia búsqueda y sionantes treinta incidentes que vienen a continuación. Treinta his su particular épica, en la que creo ciegamente. En ese impulso que nos torias que ya nunca podré olvidar. Espero que les ocurra lo mismo. empuja a departir con personas que jamás hubiésemos conocido de Bienvenidos a estas páginas llenas de aventura... ¡Y que el genui otro modo y a pisar campos que nunca hubiésemos cruzado en otros no espíritu de la búsqueda los acompañe! menesteres. La búsqueda, cuando es real, nos convierte en mejores personas. Solicita de nosotros el mayor esfuerzo y nos recompensa En la calle Místerios, una madrugada de tormenta, en ocasiones dejándonos esa pista, ese hilo del que tirar para seguir siendo las 3:06 h del 23 de octubre de 2001 creciendo. Sé y me consta que quienes han apostado por mí leyendo algu no de estos Enigmas sin resolver han sentido el picotazo inmiseri- corde de este espíritu etéreo, a veces melancólico y otras burlón, que se apodera de nosotros y, siempre en nuestro beneficio, nos hace preguntarnos por las cosas y abrir nuestra mente a nuevas realidades. El éxito de estas obras repletas de esa filosofía me hace sentir que cada vez somos más los que desafiamos a todos aquellos inmovilis- tas que nos quieren hacer creer que todo está ya descubierto. En estas páginas, para quien lo dude, hay mucho más que un puñado de casos misteriosos. Hay algo que atrae como un canto hipnótico, que muestra cosas y ofrece pistas. Que plasma el miedo y las incóg nitas. Algo más que cifras y datos. Algo que hará que después de leer estas andanzas quizá ya no piense como antes. ERÍA INJUSTO no hacer parada obligada para recordara tantas personas que han sido clave para que estos apuntes de bitá cora se conviertan en la obra que ahora tiene entre las ma nos. En primer lugar, mis sinceras «gracias» deben marchar hasta la redacción de Enigmas, lugar en el que tantas veces he vibrado ha ciendo periodismo y donde todos mis compañeros me han brinda do su apoyo y sabiduría para que esta idea no cayese en saco roto. Especialmente importantes son para mí los once años de amistad y trabajo ininterrumpido junto a Lorenzo Fernández, un reportero de esos que ya no quedan. Quiero trasladar desde aquí mi afecto y agradecimiento sincero y profundo a nobles colegas como favier Sierra Jesús Callejo, que me ayudaron en su momento y de verdad para que todo esto llega se a buen puerto; a Carmen Porter, por su vital ayuda y dedicación en la titánica y desagradecida, pero a la vez esencial, labor de las correcciones, y a Sebastián Vázquez, por escucharme desde el pri mer momento y creer en esta idea de papel. Pero he de confesar que jamás hubiese escrito ni un renglón de no ser por coincidir en estos últimos y agitados tiempos de aventu ras con dos figuras, con dos maestros, a los que he tenido la suerte y el orgullo de tratar y conocer en profundidad. Uno es Fernando Jiménez del Oso, primero amigo y después jefe, que confió en mí desde el principio, con el peligro que eso conlleva a veces, y del que siempre obtuve palabras sabias de ánimo en lo personal y profesio nal. Su humanidad y actitud ante las cosas me demuestran diaria- 1S i .!< .M \ • -i . n .1 'i \ i !•• mente que la humildad es el recio camino que a personas como el le hacen cada día ser más grandes. El otro es Juan José Benítez, de cuyo instinto e inimitable raza reporteril he procurado aprender durante muchos años y desde que era un niño, amando el periodismo como a nada en la vida y cre yendo en cada investigación con una Je sin límites. Todo por su bendita culpa. Esa es, por fortuna, la deuda eterna que siempre ten dré con él. Que ambos hayan dejado un destello de su prosa en estas pági nas me llena de orgullo y satisfacción. La misma que me produce el que usted, amigo lector, se sumerja en esta aventura de búsqueda STE ES UN MUNDO lleno de paradojas y misterios, una Miente Iras el misterio. constante de sorpresas que únicamente aburre al que se está quieto o al que, por no atreverse a mirar más lejos, sólo con IKER JIMÉNEZ templa su ombligo. El libro que el lector tiene ahora en las manos va de eso, de acontecimientos extraños, de desapariciones misteriosas y apariciones estremecedoras, de esa parcela de la realidad, en suma, inconfensable y bastarda que incomoda a los necios y asusta a los pacatos. Algunos de los hechos que aquí se narran han permanecido ocultos, arrumbados entre legajos polvorientos a la espera de que alguien sagaz los exhumara; otros son de ayer, de hoy mismo, pero también con vocación de secretos por presión de las instituciones o temor de los testigos. No es, pese a todo, una obra de denuncia ni una enumeración de casos inconclusos, es la crónica de una bús queda, el relato vital y ameno de alguien que persigue y acosa al misterio a costa de mil lances, de no pocos apuros y de algunos serios riesgos. Es un libro en el que camino y meta se confunden, en el que importa tanto la solución del enigma como los sinuosos vericuetos recorridos hasta hallarla. El autor acaba dándose cuenta de ello a poco de iniciada la aventura, descubre que el misterio no sólo sedu ce con su canto de sirena hasta atraparte, sino que te incluye en su trama favoreciéndote con casualidades que no son tales o frenándo te por absurdos medios cuando sigues la pista equivocada. El misterio te ama si lo amas, se complace en ti si lo buscas rec tamente. Es un camino para los elegidos, con la democrática ventaja de que nadie te elige, salvo tú mismo. De Iker Jiménez, protagonista y escritor de estas andanzas, poco o nada debiera decir. Es un compañero de trabajo, un amigo y, por razón de edad, que no de experiencia, un a modo de hijo adoptivo por el que siento profundo afecto. De lo que hace bien, me enorgu llezco; con lo que hace mal, me irrito. Y aun siendo culpa suya, por que no tengo categoría ni vocación de maestro, desde esa posición en que él me ha puesto, sólo puedo recomendar al lector que esté atento a lo que Iker investiga y escribe: tiene olfalto, es tenaz, asume el peligro que a otros detiene, y va a hacer, está ya haciendo, cosas L A FRASE, POR SUPUESTO, NO ES MÍA. Pero engarza a las mil mara que darán que hablar en el mundo del periodismo. villas con lo que el lector tiene ahora entre las manos: El motor principal del mundo se alimenta de poetas y soñadores. Doctor FERNANDO JIMÉNEZ DEL Oso Hace tiempo que los investigadores de lo insólito y de lo miste rioso —en especial los más veteranos— nos sentimos orgullosos y más que recompensados. Lo he manifestado muchas veces, y creo que este es otro momento oportunísimo para recordarlo: una nueva generación de investigadores —que no alcanza aún los treinta años— está tomando el relevo. Y nos sentimos felices porque estos jóvenes cumplen los requi sitos del verdadero, del genuino investigador científico. A saber: son curiosos. Llevan esa cualidad en la masa de la sangre. Son rigurosos. Luchan por el dato. Jamás se contentan con una primera versión o impresión. Analizan, valoran y contrastan. Y, además, a esa «curiosi dad científica» añaden un inagotable espíritu deportivo. Vital, diría yo, para terminar de dibujar la lámina del auténtico investigador. Esa «deportividad» los hace inconfundibles. Su afán por descubrir —por ser los primeros en descubrir— los lleva siempre lejos. Más lejos que a nadie. No importa el sacrificio, ni el tiempo invertido, ni tampoco el riesgo... A cambio, entre sus manos aparece siempre «algo» que moviliza y motoriza la imaginación. Ese «algo», como decía, mueve en definitiva el mundo. Este es el caso del periodista Iker Jiménez Elizari. Y este es el caso de la obra que el lector se dispone a disfrutar. Un trabajo fruto de la curiosidad, del rigor y del más generoso espíritu deportivo. Algo que sólo pueden comprender los que no han perdido la capacidad de soñar. J. J. BENÍTEZ L o QUE TIENE ENTRE LAS MANOS, amigo lector, es tan sólo la punta ínfima de un inmenso iceberg que poco a poco debemos ir descubriendo. En los últimos tiempos la serie norteamericana «Expediente X» ha popularizado ese mágico término con el que nos referimos, precisamente, a los sucesos insólitos que, por su compleji dad y abundancia de documentos fiables, son habitualmente hiber nados en los archivos de las más diversas instituciones. El célebre serial ha extendido por el mundo entero el sentimiento generalizado, casi conspiranoico, de que las altas esferas manejan, ocultan e imponen el secreto sobre aquellas informaciones y materias que, por su naturale za desconcertante, no deben ser conocidas por el pueblo llano. Al me nos eso piensan «los poderosos». Y a pesar de tratarse de una película, hay que admitir que esa actitud de algunas instituciones, cumpliendo o no con sus obligaciones, es absolutamente real. Los expedientes X, por lo tanto, serían aquellos documentos donde se demostrasen hechos imprevisibles, aparentemente en contra de la naturaleza, en los que habría indicios para demostrar que, en ocasiones, las cosas casi im posibles pueden llegar a suceder. En estos archivos de hechos conde nados al secreto no es difícil toparse con los ovnis, desde hace medio siglo generadores de amores, odios, muertes y esperanzas, con las desapariciones insólitas de aquellos que fueron «tragados por el aire» como si traspasasen el umbral de dimensiones que conviven paralelas a nosotros, o con lugares concretos que, por diversos motivos y cir cunstancias, parecen elegidos por fuerzas imprevisibles que desafían y ridiculizan a nuestra rudimentaria física newtoniana, generando voces imposibles o haciendo que surjan efigies siniestras de la nada.
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