Description:Jamás se había visto en el Ártico una niebla tan densa y persistente. Era difícil distinguir una persona a cinco yardas de distancia. Semejaba que el mismo diablo había extendido una cortina gris sobre el poblacho marinero de Port-Howe. Hacía años que aquel fenómeno no se dejaba ver por aquellos inhóspitos andurriales de pescadores, con poca suerte y menos fortuna. Pero si la niebla caía espesa como un manto, como un verdadero sudario, los infelices que pululaban por el muelle de Port-Howe o por sus callejas estrechas, sucias y malolientes, se daban a todos los diablos, pues jamás la niebla les trajo nada bueno. Los viejos se quejaban de la humedad, los jóvenes, mejor dicho, los que no eran viejos, maldecían la niebla porque exponíales a chocar contra los arrecifes de la costa o abordar a otras embarcaciones pesqueras.