Description:A lo lejos, más allá de la curva del Don, una columna de humo, denso y negro, se enroscaba perezosamente, ascendiendo hacia un cielo gris. Aquello era Stalingrado. Así lo pensó el capitán Veraisser, mientras contemplaba la llanura, cubierta por el manto de la primera nevada. Stalingrado. Un capítulo que acababa de cerrarse; una esperanza que desaparecía; una pieza, en los gigantescas partidas de ajedrez de la guerra germano-rusa, que Hitler «se había dejado comer».