Description:El hombre levantó su gorra y saludó respetuosamente: —Buenos días, señorita Sender. Con mano firme, la mujer tiró las riendas, y el caballo se detuvo por completo. Eran admirables la habilidad y aun la fuerza, con que la mujer lo dominaba. El hombre, sin colocarse aún la gorra, siguió mirando a la muchacha. —¿Buen viaje, señorita Sender? —No vale la pena hablar de viaje. El pueblo está a ocho millas de aquí. Pero he de confesar que el caballo se sentía algo nervioso esta tarde