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El Ser Y La Conciencia PDF

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ACADEM IA DE CIEN CIAS DE LA U.R.S.S. INSTITUTO DE FILOSOFIA EL SER Y LA CONCIENCIA Y EL PENSAMIENTO Y LOS CAMINOS DE SU INVESTIGACION per S. L. RUBINSTEIN Traducción- directa del ruso por AUGUSTO VIDAL ROGET EDITORIAL GRIJALBO, S. A. México, D. F., 1963 ' Título original en ruso: BYTIE I SOZNANIE Esta edición ha sido hecha en virtud de contrato celebrado en fecha 1 de noviembre de 1962 con Ediciones Pueblos Unidos, S. A., Montevideo (Uruguay), con la autorización de Mezhdunarodnaja Kniga, de Moscú. (C) 1963 por Editorial Crijalbo, S. A., avenida Granjas, 82, México, 16, D. F. SECUNDA EDICION EN ESPAÑOL (primera dentro de la colección Ciencias Económicas y Sociales de la Editorial Grijalbo, S. A.) IMPRESO EN MEXICO PRINTED IN MEXICO INDICE GENERAL DE EL SER Y LA CONCIENCIA ”Nota del AUTOR ................................................................................................................................................................. VII CAPITULO I Los fenómenos psíquicos y el mundo material .................................................... 1 Planteamiento del problema ...................................................................................... 1 CAPITULO II La actividad psíquica y i.a realidad objetiva. El problema del conoci- MENTO ..........................................................................................................•.......................... 27 1. Teoría del reflejo ......................................................................... 27 2. El carácter ideal de lo psíquico ........................................................................... 36 3. El carácter subjetivo de lo psíquico ........................................................... 48 4. El proceso del conocimiento. La percepción como conocimiento sen­ sorial del mundo ..................................- 63 5. El pensamiento como cognición ...................................................................... 97 CAPITULO III La actividad psíquica y ei. ci:rki:r<>. El proi:i.i.ma de i.a determinación de los fenómenos psíquicos .......................................................................................... 160 1. La teoría, del reflejo ............................................................................................ 160 2. La actividad psíquica como actividad refleja delc erebro ................... 179 3. Correlación entre lo psíquico y lo nervioso en la actividad refleja del cerebro.................................................................................................................... 202 4. La determinación de los fenómenos psíquicos ......................................... 208 5. Papel de los fenómenos psíquicos en la determinación de la conducta . 221 CAPITULO IV Actividad psíquica y propiedades psíquicas dei. hombre ................................... 23( 1. La actividad psíquica y la conciencia del hombre .............................. 23f a) El proceso, la actividad, como forma básica de existencia de lo psíquico ............................................................................................................... 23( b) Procesos y formaciones psíquica* ........................................................... 24 V VI INDICES GENERALES c) Los procesos psíquicos y la regulación de la actividad del in­ dividuo .......................................'............................................................. 244 d) La conciencia ........................................................................................ 252 2. Propiedades y aptitudes psíquicas del hombre ...................................... 267 3. El hombre: el problema de la persona en psicología .......................... 284 4. Conclusiones ..................... ..............i.......................................................................... 293 INDICE GENERAL DE EL PENSAMIENTO Y LOS CAMINOS DE SU INVESTIGACION Nota preliminar .....................................i................................................................................... 301 CAPITULO I El. PRINCIPIO DEL DETERMINISMO Y LA TEORÍA PSICOLÓGICA DEL PENSAR ____ 303 CAPITULO II Naturaleza y elementos del pensamiento ................................................................ 318 CAPITULO III Objetivo fundamental y método de la investigación psicológica del pen­ samiento ................................................................................................................................. ‘343 CAPITULO IV El análisis a través de la síntesis y su papel en la solución de los pro­ blemas ................................................................................................................... 366 CAPITULO V La generalización de relaciones. Dependencia de la generalización res­ pecto AL ANÁLISIS Y A LA ABSTRACCIÓN ........................................................ 387 CAPITULO VI El proceso del razonamiento ............................................................................................... 400 Conclusión ........................................................................................................................................ 406 Apéndice: El proceso del pensar en la obra de creación científica.............. 413 Indice temático ............................................................................................................................ 415 DEL AUTOR E l ser y la conciencia es una obra que está consagrada a uno de los problemas más importantes de la filosofía: a la naturaleza de lo psí­ quico, de la conciencia en su relación con el ser, con el mundo material. Se examinan en la obra algunas cuestiones fundamentales de la teoría del conocimiento como son los problemas concernientes a lo ideal y a lo material, a lo subjetivo y a lo objetivo, etc. Para solucionar varios pro­ blemas básicos planteados en el trabajo, partimos de la concepción mate­ rialista dialéctica del determinismo. La última parte de El ser y la conciencia está dedicada a los pro­ blemas teóricos de la psicología, en particular a los que tratan dé la psicología de la personalidad. CAPITULO I LOS FENOMENOS PSIQUICOS Y EL MUNDO MATERIAL Planteamiento del problema. El pensamiento humano, insaciable en su curiosidad, se aplica con creciente fervor y éxito al estudio del Universo, adquiere nuevos conoci­ mientos acerca del mundo material —infinito— tanto en la esfera del macrocosmo como en la del microcosmo; elucida la estructura del átomo y la de los astros; paso a paso, va resolviendo los problemas que la natu­ raleza le plantea sin cesar. Movido por su curiosidad de saber, el hombre no podía dejar de dirigirse a sí mismo para meditar en torno al problema de las relaciones que existen entre el pensamiento y la naturaleza, entre lo espiritual y lo material, problema básico de la filosofía. La divisoria entre idealismo y materialismo —principales corrientes en pugna dentro de la filosofía— nos viene dada, precisamente, por la manera distinta de resolver dicho problema. Es obvia la importancia teórica de la cuestión. Ahora bien, los grandes problemas teóricos, planteados en su justo término y bien comprendidos, son, a la vez, problemas de extraordinaria trascendencia práctica. Ver como es debido los problemas teóricos im­ portantes significa verlos en su conexión con los problemas esenciales de la vida. El problema relativo al nexo que existe entre, lo psíquico y lo material, a la dependencia en que se encuentra lo psíquico en relación con el mundo material, comprende no sólo la cuestión que trata de la cognos­ cibilidad de los procesos psíquicos, sino, además, la que se refiere a si dichos procesos pueden ser orientados o no. Según se conciba la depen­ dencia de determinados procesos psíquicos respecto a las condiciones objetivas en que se producen, se emplearán unos métodos u otros en la educación del individuo, en la formación y transformación de su psico­ logía. Los problemas que se refieren al conocimiento del mundo, si se plantean en sus justos términos, quedan relacionados, en último término, con los que tratan de la transformación revolucionaria del mismo- Así como dos líneas que diverjan de modo insignificante en su punto de partida se van separando más, entre sí, cuanto más se apartan de dicho punto, una pequeña desviación del ramino justo en el terreno de la teoría aumenta indefectiblemente a medida que nos adentramos en la esfera práctica de la vida partiendo de los problemas teóricos iniciales. La defensa de la línea justa en los prol-lemas teóricos esenciales constituye, 1 El ser y la conciencia.—I. 2 LOS FENÓMENOS PSÍQUICOS Y EL MUNDO MATERIAL pues, una cuestión no ya de honestidad científica, sino, en último término, de responsabilidad moral y política por el destino del hombre. Con este espíritu enfocaron el estudio de los problemas teóricos básicos los funda­ dores del marxismo. Esta es la única actitud que cabe respecto a tales problemas. De otro modo, ni siquiera vale la pena abordarlos. Los fenómenos psíquicos, como los de cualquier otra naturaleza, están relacionados con todos los fenómenos de la vida, con los distintos aspectos y propiedades del mundo material. En sus diversas relaciones, se mani­ fiestan con cualidades distintas: ya como actividad nerviosa superior refleja, ya como lo ideal en contraposición a lo material o como lo sub­ jetivo en oposición a lo objetivo. Para llegar al conocimiento cabal y justo de la naturaleza de lo psíquico, no hay que partir de su concepción abstracta y generaL unilateral, ateniéndonos a la calidad en que lo psi- quico aparece en una cualquiera de sus relaciones (por ejemplo: como lo ideal en oposición a lo material o como lo subjetivo en oposición a lo ob­ jetivo), sino que es necesario emprender el estudio concreto de los fenó­ menos psíquicos, es preciso verlos según sus nexos esenciales, sean inme­ diatos o mediatos, es indispensable poner de manifiesto sus distintas carac­ terísticas y relacionarlas entre sí de acuerdo con la lógica objetiva de los enlaces y vínculos en que cada una de dichas características se presenta. Tal es el punto de partida de una auténtica investigación científica, el único que puede permitirnos superar los diferentes “puntos de vista”, ar­ bitrarios en su unilateralidad. Los fenómenos psíquicos ya por su origen aparecen, ante todo, vincu­ lados al cerebro, pues surgen y existen únicamente como función o acti­ vidad de este último. Lo psíquico encuentra su forma primaria de exis­ tencia en un proceso, en una actividad que es, precisamente, actividad cerebral. El investigar la naturaleza de los fenómenos psíquicos tiene por objeto —o por lo menos como uno de los objetos esenciales— el estudio de la relación que existe entre los fenómenos psíquicos y el cerebro. El problema estriba no en ver si existe o no dicha relación, pues su existen­ cia está fuera de toda duda, sino en descubrir cómo es, de qué modo la actividad psíquica está relacionada con el cerebro, cuáles son ;los rasgos diferenciales de dicha actividad- Al intentar resolver este problema resulta que es insoluble si a la vez no se descubre cuál es la relación de los fenó­ menos psíquicos con el mundo exterior. La actividad psíquica es una actividad cerebral que constituye, a la vez, un reflejo y un conocimiento del mundo. Todo fenómeno psíquico participa siempre de ambas cualidades. Se trata de dos problemas diferen­ tes e incluso aparentemente de distinta naturaleza. Uno es de carácter gnoseológico, y se refiere al valor cognoscitivo de los fenómenos psíquicos en función de la realidad objetiva. El otro pertenece a la esfera de. las ciencias naturales y concierne a la vinculación de lo psíquico con el cere­ bro. Los dos problemas se condicionan entre sí de tal modo, que si se resuelve uno de ellos en determinado sentido, el otro problema ha de resolverse forzosamente en un sentido que depende con todo rigor de esa primera solución, y no es posible resolverlo de otro modo. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 3 No es preciso separar y contraponer estos dos problemas, es decir: la relación de lo psíquico con el cerebro y su relación con el mundo ex­ terior. Ello es imposible ante todo por el hecho de que la actividad psí­ quica es una Actividad cerebral que se verifica en función del mundo exterior y respondiendo a la acción que éste ejerce sobre el cerebro.-De ahí que si se comprende de maneta justa la relación de lo psíquico con el cerebro, se comprende asimismo de modo justo su relación con el mundo exterior y sólo comprendiendo debidamente la relación de lo psíquico con éste es posible llegar a la comprensión cabal, correcta, de su relación con el cerebro.1 Afirmar que la actividad psíquica es una actividad cerebral en función del mundo exterior, en respuesta a la acción que éste ejerce sobre el cerebro, significa, en última instancia, afirmar que es una actividad refleja. La tesis de que lo psíquico constituye una actividad o una función del cerebro y es, al mismo tiempo, reflejo de la realidad objetiva, implica en cierto modo concebir —de manera necesaria y en calidad de premisa^ la actividad psíquica como actividad refleja. La actividad psíquica cons­ tituye una función del cerebro y un reflejo del mundo exterior, porque la propia actividad cerebral es una actividad refleja condicionada por la acción de dicho mundo- La actividad psíquica puede ser un reflejo del mundo única y exclusivamente porque ella misma posee carácter reflejo, porque los fenómenos psíquicos, en su propio origen, se hallan determi­ nados por la acción de objetos de los cuales son, en virtud de este mismc hecho, un reflejo. Afirmar que lo psíquico es función del cerebro no puede significar, ni significa, que sea una actividad determinada por completo interior­ mente y que parta del cerebro, de su estructura celular. No bien se con­ ciben los fenómenos psíquicos como tal actividad del cerebro o de los órganos de los sentidos, dichos fenómenos pasan a ser considerados, de nuevo, inevitablemente, como expresión del estado en que se halla el ór­ gano correspondiente (receptor o cerebro) y en consecuencia pierden su valor cognoscitivo respecto al mundo; en el mejor de los casos, se trans­ forman en signo convencional de los objetos. La concepción de lo psíquico como actividad que arranca del cerobro lleva a la fuerza —como nos enseña la historia— al idealismo fisiológico. El valor cognoscitivo de los fenómenos psíquicos respecto al mundo exterior como realidad objetiva, se conserva sólo si dichos fenómenos se conciben no como actividad inicial del cerebro determinada exclusivamente desde el interior de dicho órgano, sino como una actividad que es ya una respuesta a la influencia 1 As*, por ejemplo, el concebir la sensación en calidad de experiencia haciendo caso omiso del ser de las cosas —posición idealista—• lleva inevitablemente, en virtud de la lógica interna de esta concepción, a separar sensación y cerebro. La .ella de Avenarius contra la “introyección” está dictada por su posición gnoseoló- gica. Para poder concebir la sensación, la conciencia, en calidad de experiencia en lugar del ser objetivo, es necesario separarlas, antes, del sujeto de la actividad cerebral. 4 LOS FENÓMENOS PSIQUICOS Y EL MUNDO MATERIAL que el mundo exterior ejerce sobre el cerebro. El cerebro es sólo el órgano de la actividad psíquica, pero no su fuente. La fuente de esta actividad es el mundo que actúa sobre el cerebro. La conexión de los fenómenos psíquicos con el mundo exterior aparece, pues, cuando se examina la que existe entre los fenómenos psíquicos y el cerebro, y la relación gnoseoló­ gica de dichos fenómenos respecto al mundo objetivo. Empezaremos la presente investigación por el análisis de la relación gnoseológica existente entre los fenómenos psíquicos y el ser, rela­ ción que examinaremos en un plano abstracto; luego podremos estudiar el mecanismo en virtud del cual surgen dichos fenómenos. El fenómeno psí­ quico se da precisamente cuando en el decurso de la actividad refleja del cerebro (en el proceso de la diferenciación de los excitantes) apare­ cen las sensaciones y el excitante que en ellas se refleja aparece en cali­ dad de objeto. A este hecho está ligado el “cambio brusco”, el paso a los fenómenos psíquicos. Este es el motivo de que la relación gnoseoló­ gica respecto al objeto determine la característica ontológica esencial de lo psíquico.2 Si la concepción de la actividad psíquica como actividad refleja explica el origen natural de los fenómenos psíquicos, la relación gnoseológica en lo tocante a la realidad objetiva determina la “esencia” de dichos fenómenos. Así, pues, la dependencia —señalada ya más arriba— que existe entre esas dos concepciones, a saber: la que se refiere a los lazos de los fenómenos psíquicos respecto al cerebro —concepción in­ cluida en la teoría del reflejo— y la que concierne a la relación cognos­ citiva de los fenómenos psíquicos respecto al ser, significa que se con­ ciben como relacionadas entre sí y en mutua dependencia el origen natural de los fenómenos psíquicos y su esencia gnoseológica. Todo proceso psíquico tiene un aspecto cognoscitivo, pero no se reduce a él. Como regla general, el objeto reflejado en los fenómenos psíquicos afecta a las necesidades y a los intereses del individuo por lo que provoca en él una determinada actitud emocional y volitiva (anhelos, sentimientos). Todo acto psíquico concreto, toda “unidad” de conciencia comprende ambos componentes: uno .intelectual o cognoscitivo, y otro afectivo (no tal como lo entiende la psiquiatría moderna, sino en el sen­ tido de la filosofía clásica del siglo xvn, por ejemplo en la de Spinoza, y también en la de los socialistas utópicos del siglo xvm). Sin embargo, es precisamente en el aspecto cognoscitivo del proceso psíquico donde se manifiesta con singular relieve la conexión de los fenómenos psíquicos con el mundo objetivo. En la solución del problema gnoseológico encon­ tramos la llave que nos permite superar la interpretación subjetivista de la actividad psíquica. Al hablar de la actividad psíquica como de actividad cerebral rela­ 2 La filosofía no marxista plantea el problema en sentido opuesto: lo psíquico se caracteriza como algo especial, sui géneris, sin tener en cuenta para nada su relación cognoscitiva respecto al ser material. Esta tendencia ha alcanzado su ma­ nifestación más extrema en el “existencialismo psicológico” de Titchener, quien trata de obtener el fenómeno psíquico (existence) en su aspecto puro despojándolo de todo valor cognoscitivo respecto al objeto. M.ANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 5 cionada con el mundo externo, no cabe olvidar que el cerebro no es más que un órgano que permite se establezca una acción recíproca entre el mundo exterioi^y el organismo, el individuo, el hombre. La propia acti­ vidad del cerebro depende de dicha interacción entre hombre y mundo exterior, de Ja relación que se establece entre la actividad del hombre y sus condiciones de vid», sus necesidades. (Esta dependencia se presenta como variable en función de las condiciones de vida de los excitantes en su calidad de señales y halla su expresión en las leyes de la actividad señalizadora del cerebro.) El cerebro es solahiente el órgano de la acti­ vidad psíquica; el hombre es el sujeto de la misma. Los sentimientos, lo mismo que los pensamientos del hombre, siurgen en la actividad del cerebro, pero quien ama y odia, quien entra en conocimiento del mundo y lo cambia, es el hombre, no es su cerebro. Sentimientos y pensamientos expresan una actitud emocional y cognoscitiva del hombre frente al mundo. Los fenómenos psíquicos surgen en el proceso de recíprocas in­ fluencias que se establecen entre el hombre y el mundo; se incorporan a este proceso como uno de sus elementos indispensables, sin el cual la interacción a que nos referimos no puede alcanzar las formas específicas superiores, propias del hombre. La actividad psíquica como actividad refleja del cerebro, constituye la actividad psíquica del hombre verificada por el cerebro. La función cognoscitiva respecto al mundo exterior se verifica en el marco de una determinada base material, real, y esta base está constituida por la interacción que se produce entre el individuo y el mundo, por la vida del individuo —cuyas necesidades determinaron la formación del cerebro como órgano de la actividad psíquica del hom­ bre— y por la acción práctica. Ésa es, asimismo, la base “ontológica” sobre la que se produce la actividad cognoscitiva del hombre respecto a la realidad objetiva. ¿Cómo llega a ponerse de manifiesto este último hecho? A la pregunta de cuál es la relación que existe entre lo psíquico y el cerebro, respon­ demos: lo psíquico co* stituye la actividad refleja del cerebro y, por ende, constituye el nexo ac* vo del individuo con el mundo; únicamente si la actividad psíquica es joncebida de este modo puede tener valor cognos­ citivo respecto al mu- do. Ahora se hace necesario aclarar cómo ha de concebirse esta última relación y con ello poner de manifiesto, desde otro plano, de qué modo se condicionan mutuamente el problema gnoseológico y el que trata del origen de la actividad psíquica como reflejo. Preguntamos, pues: ¿cuál es el valor cognoscitivo de los fenómenos psíquicos en lo que respecta a la realidad objetiva? La respuesta a tal pregunta puede formu’arse con el siguiente principio: los fenómenos psí­ quicos son un reflejo tiel mundo como realidad objetiva. Afirmar que los fenómenos psíquicos constituyen un reflejo de la realidad objetiva, no significa decir simplemente que respecto a esta última dichos fenómenos tienen un valor cognoscitivo; presupone no sólo afirmar la existencia de dicha relación, sino, además, explicar en qué consiste, cómo es. La teoría sobre la actividad psíquica del cerebro como actividad refleja no se limita a reconocer que existe una relación entre lo psíquico y el

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