El sentido humano de la historia. Una aportación para la revaloración del patrimonio se terminó de editar en la Coordinación Editorial de la Facultad de Arquitectura en el mes de agosto de 2016. Publicación electrónica, ePub con distribución por internet Diseño de portada: Regina Rivas Coss Diseño de maquetación electrónica: Amaranta Aguilar Escalona Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Arquitectura Primera edición: 8 de agosto de 2016 D.R. © 2015 Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria Delegación Coyoacán, C.P. 04510 México, Distrito Federal ISBN: pendiente 2 Hecho en México Made in Mexico 3 Los más importantes instrumentos producidos por los seres humanos para humanizarnos son y han sido desde sus orígenes la Ciudad y el lenguaje Germán Ortega,2 2009 4 Agradecimientos Este texto surge como respuesta a varias iniciativas: la primera de la doctora Ana Lucía González, ya que gracias a nuestros encuentros en la elaboración de su doctorado y en respuesta a una invitación suya asistí como ponente (con ese carácter que se le ha dado al llamarle ‘magistral’) con el tema “El sentido humano de la historia en la ciudad a través de la evolución de las sociedades que han conformado” a una presentación en el XI Seminario-Taller Internacional de la red mexicana de ciudades hacia la sustentabilidad llevado a cabo en la ciudad de Guadalajara. Para Ana Lucía, mi primer agradecimiento. Una síntesis de este trabajo fue publicada posteriormente en el libro memorias del Seminario-Taller Internacional de XI la red mexicana de ciudades hacia la sustentabilidad, lo que provocó que recibiera una invitación por parte de una editorial de prestigio internacional, para profundizar en el tema y después poder publicarse. A raíz de esto, aún pese a los problemas de salud, me propuse terminarlo. Esto fue posible gracias al apoyo de Patricio Ruiz, pasante destacado de la licenciatura en arquitectura, que como parte de su servicio social colaboró con el desarrollo del tema y ayudó a complementar algunas ideas que en una sola ponencia no habría sido posible exponer. Para él mi agradecimiento sincero, por su cariño e interés en ayudarme no sólo en la elaboración y lectura de los textos que mi estado de salud me 5 impedía sino en el enriquecimiento de los textos y las imágenes que complementan el documento en cuestión. Afortunadamente, la nueva dirección de la Facultad de Arquitectura vio con buenos ojos que este texto se publicara con su apoyo para poder llevar a cabo el envío del texto a la editorial que lo solicitó hace dos años. Su interés permitió la corrección de estilo gracias a las instrucciones del arquitecto Marcos Mazari, nuevo director de la Facultad de Arquitectura (2012-16). Esta tarea se llevó a cabo en las oficinas de la Coordinación Editorial, enzabezado por el Arq. Salvador Lizárraga. Para ellos mi agradecimiento. Tendría que mencionar aquí a muchas personas que de manera directa o indirecta participan siempre en el proceso de formación de ideas y de construcción de proyectos. Entre ellos están el arquitecto Edmundo Miranda, profesor de las licenciaturas de arquitectura y urbanismo y ex alumno distinguido, y a la señora Guadalupe Hernández, quien siempre ha estado cerca de mí, asistiéndome en el apoyo secretarial, dándole seguimiento a mis proyectos. Para Lupita, mi cariño de siempre. Además de los ya mencionados siempre habrá colaboradores que se nos escape mencionar puntualmente, para ellos una disculpa sincera. Por último, desde el fondo de mi corazón, un agradecimiento especial a mi compañero de vida, Carlos Ortega, por su compañía, cariño y su paciencia siempre 6 estimulantes para seguir plasmando mis inquietudes a pesar de mis deficiencias visuales. Prólogo La elaboración de una ciudad humanizadora3 y generadora de cultura, requiere de nuestra capacidad para recibir y valorar el patrimonio de las culturas urbanas precedentes, las cuales habremos de conservar y fomentar para heredarlas a las futuras generaciones. Según la , el patrimonio UNESCO cultural es el resultado de “las creaciones humanas, materiales e inmateriales […], que deben ser identificadas, defendidas y preservadas y por su valor propio consideradas para la permanencia de la identidad y cultura de un pueblo.” Entre los bienes materiales considerados como patrimonio están los sitios, espacios comunes y monumentos, que a su vez contienen mucho de lo inmaterial (culturas y tradiciones) que debemos conservar, rescatar y desarrollar. Estos bienes son el archivo urbano de la historia social. Cada grupo va conformando su hábitat y con ello su historia. El patrimonio histórico intangible es además “el crisol de nuestra diversidad cultural y su conservación es garantía de creatividad permanente”.4 Lo cultural abarca las tradiciones, costumbres, fiestas, lenguaje, etc. Al vivir en un mundo materialista, nos resulta difícil tomar en cuenta el patrimonio intangible. La falta de conciencia acerca de éste dificulta la tarea de considerarlo y protegerlo como parte de nuestro legado. Contamos también con patrimonio resguardado dentro de 7 museos, debido a que el contexto para el que fue creado se ha perdido. Existe inclusive patrimonio, que hace ciudad y cultura al mismo tiempo, que no ha sido declarado como tal por la . Éste consiste en aquello que los mismos UNESCO pobladores han considerado digno de ser preservado. Para los fines del presente trabajo consideraremos también como patrimonio aquellos bienes susceptibles de estimación cultural, afectiva o inclusive económica, se encuentren o no reconocidos por la ; pero sí merecedores de ser UNESCO conservados como patrimonio y heredarlo a nuestros descendientes, situación que nos obliga a rescatarlo, conservarlo y continuar generándolo. Ilustración 1: Distintos tipos de patrimonio 8 Si los seres humanos nos definimos además de homo sapiens sapiens como homo faber, somos tanto ‘sabios’ o ‘conocedores’, como ‘hacedores’ o ‘generadores’ de patrimonio (en nuestro caso, principalmente urbano). La ciudad, como manifestación suprema de las obras del hombre, ha sido construida, destruida y reconstruida a lo largo de la historia. En los últimos tres siglos, dada una aceleración en el incremento demográfico, se empezó a padecer en las ciudades el desconocimiento y la falta de cariño de sus habitantes hacia ellas. Éstas se deformaron de manera desconsiderada, tanto social como ambientalmente hablando y no fue hasta 1933 con la Carta de Atenas, cuando de manera incipiente se menciona la idea de preservar el patrimonio, y hasta 1964 en la Carta de Venecia, se habla ex profeso de preservar el patrimonio histórico. Nuestro propósito es despertar en los interesados en el tema la voluntad de generar espacios de discusión y diálogo para repensar y especular sobre nuestra tarea como generadores, hacedores y preservadores de la ciudad (la del siglo ), habiendo aprendido de nuestra herencia y de los XXI tinos y desatinos de los anteriores pobladores y constructores de la misma. Se invita, entonces, a profundizar en la reflexión sobre el sentido humano de la historia de las ciudades, con el propósito de comprenderlas para readecuarlas mejor; queriéndolas, embelleciéndolas y responsabilizándonos más de esta apasionante labor. De ahí que intentaré hacer una 9 reseña del tema que nos ocupa, para plantear algunas hipótesis que nos lleven a pensar en posibles alternativas de cambio, a partir de los propósitos mencionados. Introducción Se pretende subrayar la importancia de hacer un breve recuento de la historia de nuestras ciudades, con renovados enfoques desde el punto de vista del patrimonio cultural construido. Unos que no necesariamente analicen los complejos urbanos y pautas5 de asentamiento tangibles, sino principalmente las intangibles, que son las que en muchos casos nos demuestran que hemos perdido el rumbo y la noción de lo que como sociedad nos acontece. Lo anterior, en esta época de necesaria revisión de nuestro pasado y de atención a nuestro presente, en nuestra actual situación por demás crítica. Se invita al lector a reflexionar en torno a la razón de ser de las ciudades y del decaimiento de su contribución positiva a la condición humana en general. Esta característica se ha agudizado, en particular en sus espacios públicos, arquitectónicos y abiertos que ahora son para la mayoría de los pobladores del siglo el hábitat mas deshumanizado. De XXI igual manera tendremos que especular aquí brevemente sobre el porqué de la pérdida de la capacidad de mantener para nosotros y las generaciones futuras un patrimonio cultural tangible, intangible y sustentable digno de ser considerado como tal. 10