Carlos Coopman Prof. de la Facultad de Teología, U. C. EL PODER EN EL ANTIGUO TESTAMENTO E L uso corriente de "teocracia", para designar la concepción de la deten- ción del poder en Israel, nos ayuda poco a desentrañar la variada com- prensión del problema en los distintos libros de la Biblia. Esuna historia lar- ga la que Dios ha querido compartir con su pueblo, y en medio de las vici- situdes de la contingencia sociopolítico-religiosa, Israel ha comprendido la fuerza y el poder de Dios que guía su historia y las limitantes del poder o los po- deres humanos. Compleja es la presentación del argumento que nos preocupa en los textos de la Biblia: 1) Porque no es posible delimitar filológicamente el lenguaje que se relacio- na con nuestro tema; es variado y recubre campos que van desde 16fuerza, el.pode- río, la magnificencia, el poder, etc. 2) Porque, a través del tiempo, no se percibe. una fijación caracterizable de los términos, con lo cual no podemos inferir una profundización o afinamiento de va- lores semánticos. 3) Porque la terminología es la misma, salvo honrosas excepciones, para designar tanto el poder de Dios como el del hombre y sus instituciones. 4) Porque al recurrir a la versión griega de los LXX percibim,osuna variedad aun mayor de conceptos.relacionados con el poder; entre las palabras hebreas traduci- da!:>por dynamis, exousía o kratos aparecen algunas como gloria (kabod), Ser alto (gabah), multitud, estrépito (hamon), etc., que nos abren el campo filológico de IIlvestigación. Método. Comprobada la inadecuación del uso exclusivo de un análisis filoló- gico se nosimpone el recurso a otros medios de trabajo que den cuenta en forma más acabada del argumento. Nos pa,rece que una pesquisa de los "motivos literarios" tradicionales puede ayudar a diversificar ordenadamente este complejo material literario y la expe- riencia básica de la Fe de Israel: el poder es de Dios y lo participa aquel a quien Dios se lo comporta en consonancia con la Alianza. 264 CARLOS COOf'MAN Intentaremos el análisis desde una triple dimensión: 1) detecci6n de los "motivos literarios", 2) su desarrollo y complementación en el tiempo, y 3) en cuanto se enriquece y profundiza un pensamiento propiamente teo- 16gico. Esquema. Se tratará sólo de un esbozo de los ámbitos o perspectivas desde los cuales Israel percibe el poder y la fuerza, procurando sugerir resonancias bíbli- cas del tema. 1. Poder de Dios 1.1 en la creaci6n: 1. teofanías 2. en el acto de crear 1.2 en el culto: 1. el santuario 2. las celebraciones 3. el sábado 1.3 en la historia: 1. las gestas guerreras 2. la Alianza 3. la escatología profética 4. la visi6n apocalíptica lA por Jopalabra 1.5 por el Espíritu 2. Poder del hombre y de los hombres (a desarrollar en la exposición), 1. Poder de Dios 1.1 En la creaci6n 1.1.1 Teofanfas Aparece como un motivo literario y teol6gico muy antiguo. Es común a todos los pueblos vecinos de Israel, así lo comprueba la literatura comparada: la percep- ci6n de lo numinoso. Difícil es saber cómo comienza Israel a percibir el poder o la fuerza de Dios; sin embargo, esta experiencia de un contacto por medio de la fuerza natvral, debe haber sido muy primitiva. Aquí no corresponde detenerse en los análisis de fenome- nología -religiosa, pero habría que tener presente sus resultados. Desde los textos más antiguos, que reHe¡an una influencia cananea fuerte, ya en la época premonórquica, aparece este motivo literario en algunos salmos como el Ps. 29 ó 68 (muestran su antigüedad por el texto difícil y sus arcaísmos lingüís- ticos). EL PODER EN EL ANTIGUO TESTAMENTO 265 Nos interesa insistir en el Ps 29: Himno con clara raigambre cananea en su estilo y que aporta un cúmulo tal de términos referentes a nuestro tema, que puede aparecer programático desde un punta de vista filológico ('oz, kabod, koaj, hadar = poder, gloria, fuerza, magnificencia). Términos aquí reunidos para mostrar la gran- deza de la manifestación en la tempestad (7 truenos, &stilísticamente presentados por la serie de voces = gol). Descripción poética de un signo evidente de la fuerza de Dios y del poder que despliega en el mundo. Si esta percepción puede conducir a una actitud idolátrica, Israel sabe ver 8n ella a Yahvéh, su Dios. El mismo ambiente detectamos en Jue 5, 4-5, cántico de Deborah, recono- cido por su antigüedad. El motivo teofánico aparece en medio de una celebración del éxito de la batalla del Qishon; contexto diferente, pero semejante percepción de Dios: una tempestad arrasadora. La a,dición posterior, del recuerdo de Dios como el "del Sinaí" Iv 5b), unifica el tema a la experiencia histórica del pueblo. Desde las tradiciones más antiguas del Exodo, reunidas en la época de la corte de David-Salomón por el Yahvista, aparece una teofanía que introduce la alian- za. El texto de Ex 19 reúne dos redacciones superpuestas coincidentes (J. y E.lo El momento constitutivo del pueblo, pueblo de la Alianza, está marcado por la expe- riencia significativa del poder de Yahvéh. El Elohísta (E), un siglo después, apor- tará sus locuciones características para resaltar el motivo: temor del pueblo, pro- hibición de acercarse al monte. Las fórmulas que a.:ompañan toda manifestación del poder sobrenatural de Dios en el Elohísta Id. Ex. 3, la zarza ardiente; etc.l. El mismo motivo recorre el Psde David (1Sam 22 = Ps 181 y el cántico de Ana (1Sam 2) que procede de la época de la monarquía. Enambos se exalta a Dios con el epíteto de "Roca" ('aben) que muestra su fuerza, su firmeza, su fidelidad. Te- mas superpuestos que nos dan nueva profundidad a la comprensión de Su poder. En ambos aparece el tema teofánico, más fuerte y poético en el salmo, casi lexicalizado en el fin del canto de Ana. Pero es en un contexto semejante al del canto de Jue 5 donde el motivo teofánico adquiere suverdadera y, permítasenos decir, definitiva ubica- ción. El motivo de la salvación en la historia será inseparable de la manifestación de Dios, del poder que desenvuelve en el mundo. Así se explica que en toda la lite- ratura Hímnica del libro de Pss.sean dos temas obligados; en muchos casos se trata sólo de formas lexicalizadas, tal como las encontramos también en la literatura apoca- líptica. El único caso diferente lo detectamos en la literaturc de las vocaciones profé- ticas, donde el motivo teofánico acompaña la experiencia de envío. Esen la manifes- tación visual o auditiva que el hombre de la palabra percibe el cambio de vida a que es invitado y la misión que se le encomienda. Por eso la estructura formal de los relatos de vocación de un líder está fundamentado en una experiencia personal del Dios que salva por su poder (difícil essaber si el relato de vocación de Moisés influ- ye en la forma o si el proceso es el inverso). 266 'CARlOS COOPMAN Condusión. Uno formo antiquísimo de mostrar el poder de Dios es o través de las teofanías. Debido a lo constante del temo en todos los períodos de lo litera- tura judío deducimos que es un teologúmeno, uno verdad adquirida que no requie- re justificación. A pesar de las posibles confusiones con el Ba'al de la tormenta de los cananeos, nunca desaparece en Israel la conciencia de que a Dios se le puede conocer como poderoso por sus manifestaciones sensibles e inmediatas. 1.1.2. En el acto de crear Lapresencia de Dios en el mundo ha sido interpretado, reflexionada por todos los pueblos; también las antiguas culturas mesopotámicas y egipcias nos entregan susgestas y discursossabios sobre el tema. En Israel se recibe la influencia, y hacia el s. X, en la corte salomónica, se reelaboran bajo perspectiva yahvista. Es lo que encontramos sistematizado por J. (yahvista) en ,los caps. 2-3 del Génesis. Aunque no utilice la terminología usual de los "motivos" de fuerza o podel' de Dios, esta reflexión de J. insinúa plásticamente (hacer, moldear) fundamento a otras manifestaciones literarias del tema: Dios autor, casi alfarero, de todos los seres conocibles dentro de la perspectiva hortícola del relato; Dios que se relaciona COI1 el hombre en la dimensión histórica de éste (jardín geográficamente ubicable, con- dición pecadora real del hombre, etc.~; Dios, en fin, que comunica la "respiración" (nefesh) o vida al hombre. Visto el relato en la perspectiva que el mismo J. elabora, Dios aparece como el que dirige la historia de los plJeblos desde el inicio (genealogías, torre de Babel, etc.1; nada escapa a su mano. Aunque los motivos míticos no están ausentes en el J, es en la literatura sál- mica (difícil de datar, pero seguramente antigua, de himnos como el Ps. 89 ó 1041 donde la magnificencia real del Dios creador s-eráexaltada con el recurso de las imá- genes. Dicha magnificencia aparecerá más fuerte al resaltar la obra de "limitación" de lospoderes caóticos (mar, animales marinos, monstruos). El poder de Dios es uni- versal y grandioso. Sólo en el contacto inmediato con la cultura mesopotámica, en la época del exilio babilónico, Israel perfeccionará su lenguaje, y designará realidades más espe- cíficas: el veo'boboro' fcrear!, como aparece en Is 1Iy en la literatura sacerdotal (P.l, seaplica exclusivamente para la acción de Dio's.Acción única e incomparable, que el hombre participa sólo como "formación a partir de materia preexistente". El relato de Gen 1, 1-2, 4° P)reúne en torno a este término su exposición, reuniendo tradi- ciones o relatos anteriores a -,la luz de la singularidad del acto poderoso de Dios: todo el mundo, cielo y tierra, depende de este acto. Sin duda es la creación del hombre la que aparece como más importante !v 27,3 veces), En esta línea se desa- rrollará un motivo de alabanza al creador Id. Ps89, 13. 48; !s45, 12. 18; etc.\. El segundo Isaíos toma el mismo térm¡no y, el motivo, unificándolo a la temá- tica histórica: Dios crea también a su pueblo y los procesos de la historia. Hay uno El PODER EN ELANTIGUO TESTAMENTO 267 percepción de la elección de Israel en cuanto acto de Dios tan incomparable como el acto de crear. La acción de Yalwéh en la historia es salvadora, como lo muestro la efección-creación de Israel. Elmotivo de la creación como manifes;ación del poder de Dios acompaña la simple descripción teof6nlca en lo mayoría de los Salmos de naturaleza Hímnica. Junto al tema de la historia de salvación, concurren las descripciones :poéticas del Dios grande, poderoso, lleno de majestad que tiene en sus monos el mundo, porque Ello hizo. La reflexión sapiencial, que nace ya en lo corte salomónico, se independiza, en cuanto literatura, lentamente y elabora los motivos del acto creador de Dios con una nueva perspectiva. Prov. 8; Job 28. 38ss.; Eclo 24 revelan una reflexión inde- pendiente de los mismostemas, ahora como expresión de un conocimiento "intelec- tual". Con Von Rad podemos suponer que se tmta de la reelaboración del motivo de la "Gloria de Yahvéh" presente en el mundo, presencia que se reconoce por el orden, la organización, le razón cósmica de lo obra. Es la Sabiduría, casi persona, presente como la huella de Dios, el orden primigenio, el sentidc inscrito por Dios en el mundo al crearlo. Conclusión. La percspción histórica, los temas míticos.y la reflexión racio- na!,llevan a Israel a reconocer la obra ((eadora de Dios, ia acción única del poder de Dios. Sin duda, la visión teológica que más nos ha marcado en la formación de la fe; casi, diría yo, convirtiéndose en la presentación exclLlsiva del poder y la fuer- za de Dios en nuestra concepción ocC:dental. 1.2. En el culto Mucho nos ayudaría poder contar con los resultados del estudio de la Histo- ria de las religiones y de la fenomenología religiosa. Tendremos que suponerlo. N:>s iluminaría, comparativamente, la concepción del lugar y el santuario, las celebracio- nes e institucio'hes que desde antiguo y, especialmente en ambiente semítico, han prevalecido..B6stenoscaracterizar los motivos del poder de Dios que en la literatu- ra hebrea dicen relación al culto, sin pretender ser exhaustivos debido a lo com- ple¡o del lema. Tal vez requeriría un tratamiento exclusivo. ¡.2.1. En el santuario Lastradiciones patriarcales las conocemos sólo por su inserción en el Pentateu- co. Los relatos parecen haber tenido un estadio oról antes que los pusiesen por es- crito los diferentes redactores que están reunidos en los cinco libros de Moisés. Po- dda reconocerse, con de Vaux, que hay una historia subyacente y sugerente. Paro nuestro argumento interesa resaltar que todas las tradiciones están enmarcadas en lugares determinados (Beershebapara el ciclo de Abraham-Isaac, Betel poro el ciclo de Jacob). Estossitios son reconocidos centros cultural·es incluso en la cultura cana- 268 CARLOS COOPMAN neo. Los relatos los justifican como propios del culto yahvista por la manifestación de Dios a un patriarca en ese lugar. El "Dios de los Padres" se ha mostrado con poder a ellos, a vecescon teofanías (cf. el relato c!e la escala de Jacob, etc.), para mostrar su libre elección, las promesas que cumplirá en la historia. La erección de un altar por parte del patriarca ratifica el sentido de presencia y memorial del lugar; recuerda y hace presente la acción de Dios libre y fiel, poderosa y esperanzadora. El santuario adquiere así un volor de mediación entre personas. De aquí nace la apropiación del J. y E. de estos relatos: les sirven para mostrar el entronque de la historia salvadora con estos lugares en que se ha manifestado !a decisión de Dios de escoger un pueblo. ElSinaí no espropiamente un santuario israelita, pero parece haber sido lugar de culto extranjero (la adoración del becerro de oro aparece como la actitud sin- cretista constante de Israel y la anterior peregrinación de Moisés a tierra de Madián donde Dios se le revela en la zarza ardiente ya lo insinúan\. El Eloísta mostra- rá la misión de Moisés cómo hacer salir 01pueblo para "servir", esto es rendir culte. a Yahvéh. Hay un interés de notar que la Alianza significa una definición por el D:osque se ha mostrado poderoso para salvarlos de los egipcios, lo atestigua la teo- fania [tormental. En el santuario volvemos a encontrar los motivos de la historia y e! de la potestad de Dios que convoca un pueblo para que lo sirva. La presencia de Dios no se reduce a un lugar sino como signo y memorial de los actos salvadores. Esta línea relacionante de los motivos de la historia y el culto acompañan al pueblo en superegrinar a la tierra prometida: el signo es lo tienda de reunión, al que se suma la presencia teofánica de la nube. Todas las gestas de Israel requieren la presencia de Yahvéh; El está presente en la tienda (acepto la hipótesis de de Vaux, tienda esel lugar del oráculo al igual que para los árabes preislámicos\ acompañan- do e,1caminar del pueblo y sirviendo de memorial de la Alianza. No es raro que P, después del exilio, haya asimilado la descr~pción de la tienda con el Templo de Sa- lomón. Peroesdespuésde la conquista y el estable:imiento de Is~aelen Canoán cuan- do se produce la gran crisis del culto: el sincretismo con las prácticas cananeas. Los relatos másantiguos de Josué y de la época de los jueces \incluido I Sam 1-11Sam 8) reflejan una apropiaCión paulatina de los santuarios cananeos, tranquila y masiva, por parte de Israel. En su tierra el pueblo puede encontrarse con Yahvéh por do- quier. Pero paulatina es también la apropiación que Israel hace de los ritos y, peor aún de la ideología religiosa de Canaán: comienza a influir el culto de naturaleza de ritos sexuales, culto cíclico que hace olvidar las gestas de Yahvéh. Ante esto reac- cionan los profetas. En aras de la brevedad, resumamos la predicación y las accio- nes de un Elías, un Amos, Isaias, etc., como una detracción de la "cultura religiosa" imperante para reconquistar el culto al Dios de la historia. No se trata sólo de estar pro o contra el culto, sino de salvar la concepción de fondo: volver a Yahvéh y su Alianza, el Dios sin imagen, destruyendo los Ba'olim y las Asherot. EL PODER EN EL ANTIGUO TESTAMENTO 269 En esta perspectiva nacen la literatura deuteronómica (Dt) y deuteronomista (dtr). El motivo central del libro del 01: "el lugar que Yahvéh se escogió para poner sunombre allí"; y la tesisque se puede descubrir en toda la redacción dtr de los li- bros históricos (el culto puro a Yahvéh) que se cumple infaliblemente en cada rey como resultado de la palabra de un profeta (es aprobado a reprobado según si ha cumplido con la ley cultual como David o no), nosmuestran la reflexión a que se llegó gracias a la predicación profética. Ya no es posible desligar el lugar de culto, ahora y definitivamente seró el Templo de Jerusalén, de una recta actitud para relacio- narse con Yahvéh: vivir conforme a la Alianza. Dios misll'lo ha escogido un pueblo, Dios mismo se ha escogido un lugar "para poner Su nombre alli". Esla sede de la presencia de Yahvéh y el memorial de la elección. No es, como en otros pueblos, un puro símbolo enraizado en el mito (unión de cielo y tierral, sino el medio con- creto de relacionarse con el Dios de la historia, de celebrar la historia. Por eso no esuna amarra de Yahvéh,que siga presenteaun cuando noexista el Templo (d. Jer -7) y El se hará definitivamente un templo no hecho por mano de hombre (lo insinúan los libros apocalípticos 1• 1.2.2. las celebraciones Podemos brevemente aludir a los sacrificios; si éstos son acciones simbólícas de unión y dedicación a Dios, en Israel tienen una motivación ca.da vez más precisa: el Señor del Sinaí es el poseedor de todo, el dador de la vida, el que comunica la fertilidad de la tierra y los animales. A Else le reconoce sudominio y poder mediante el ofrecimiento de suspropios dones. En el canto se exalta sobre todo el poder de Yahvéh (d. la literatura de los salmos) como creador y hacedor de portentos y milagros en la historia del pueblo. Estoesel contenido constante de la alabanza. Y en las peti'Cionessereconoce al Señor capaz de vencer a tosenemigos, de salvar al inocente Ensusvicisitudes reales. No es UII culto de ritos, como lo resaltarán los p"rofetos, sino una celebración de la vida en comunión con Dios. De igual modo las fiestas anuales celebran al Señor de lo natura- leza y la historia juntamente. 1.2.3. El s6bado Esuna práctica constante del pueblo el separar la semana en seísdías de tra- bajo y uno dedicado a Yahvéh. los antiguos textos legales lo aceptan sin comenta- rios, pero por estar en el decálogo percibimos su vinculación a la Alianza. Esel tiem- po dedicado, consagrado a Yahvéh. luego se hará explícita esta relación en el Dt 5, 14-15: fuiste siervo en Egipto y Yahvéh te sacó de allí con mano fuerte y brazo le- vantado; por eso esel día de liberación, de celebración· de la salvación histórica por medio del descanso. El Dt tiene una dimensión social y antropológica 'Para ~nterpretar &1sábado Más profunda aún seró la visión de P. que asocia la celebración del día 270 CARLOS COOPMAN con el descansode Yahvéh en el relato de creación (Gen 2, 2-3). La creación apare- ce como el primer aGtode la historia salvadora y el día de descanso, el día bendito pone en comunión de vida con el Señor que ·salva. Conclusión. Ha aparecido una línea de pensamiento compleja, pero coheren- te. Al mirar el poder de Dios en el culto el israelita, el hombre de Fe, reconoce al Señorde la historia y no puede separar losgestossalvadores litúrgicos de la realidad vivida. Contra ia mentalidad mítica o m6gico, vive el culto como un conjunto de sig- nos significantes de una relación de Alianza que abarca su vida e historia toda. In- cluso el mundo "vuelve" a Yahvéh por el acto litúrgico del pueblo escogido y salva- do en los acontecimientos concretos. No puede haber una separación para la pala- bra de Dios que lo crea todo, no hay un mundo de lo religioso y un mundo profano que tenga reglas independientes. Y no basta el concepto de teocracia para explicar el fenómeno; es m6s bien una concepción antropológica la que nos distancia de este modo de abordar la realidad. 1.3. En la historia Ya nos ha aparecido como un tema recurrente a través de otros puntos de mira, y como tema característico y englobante a la vez. El poder de Dios fue cono- cido por Israel preferentemente al recorrer sus propias experiencias; de ahí que sea difíci·¡ sistematizar el acopio de relatos y motivos que inciden en una comprensión total del argumento. Intentaremos una seria orgónica y sugerente. 1.3.1. Las gestas guerreras Tal vez sea la experiencia m6s distintiva de todos los tiempos para Israel. Ya desde un texto tan antiguo como difícil, el de las boncíiciones de Jacob a sus hijos (Gen 49), se alude a esq fuerza de Diosque acompaña a suselegidos, concretamente a Jacob. Di<;>ses el Fuerte ('abir) de Jacob, el Pastor, la Roca de Israel. Esla ima- gen del refugio, del que guía, del que defiende. No se sabe exactamente lo que significó históricamente el nombre "Fuerte", pero queda claro que es un antiguo mo- do de reconocer al Dios del pueblo, al menos en el norte del país (d. Kapelrud en TWAT leal. 45-46). Enotro antiguo texto, salmo 68, nosencontramos con una descripción de Dios, la cual ha sufrido añadidos posteriores, que deja entrever la captación de un Dios de la guerra, al frente de su pueblo para "dispersar" a jos "enemigos" (términos y temas siempre recurrentes en las guerras de Yahvéh); éstos son aplastados por el poder de Dios aunque sean "fuertes" ('abirim). El mismo Señor guerrero es exaltado por Deborah ,Jue. 5) y por Miryam, la profetisa hermana de Moisés. En este último himno (Ex 15i, .retraba¡ado muchas ve- ces hasta encontrar su redacción actual, encontramos también una terminología ¡nsi- EL PODER EN EL ANTIGUO TESTAMENTO 271 nuante: 'ish miljamah Iguerrero), (oz,zimrah? ¡fuerza), 'adar, koaj, etc. Laimagen final esla de una guerra, l.magesta magnífica de Yahvéh que da cuenta de los enemigos de Israel. Sele compara a unrey (v. J8) que guía a supueblo en batalla. Algo seme- jante encontramos en el Ps68 (posiblemente también un añadido posterior). En época antigua, premonárquica, se desa-rrollan relatos también- con res- pecto a losjuecesy guías del pueblo según el mismoesquema literario de una guerra en que se manifiesta el poder salvador de Dios (Posiblementelas tradiciones de la lis- ta de los juecesmenoresy de los relatos de los grandes libertadores [Gedeón, San- són, etc.] adquieren bajo este motivo literario su primera versión). Losrelatos sobre la conquista circulan primero oralmente y, en forma escrita, posiblemente, ya en época premonárquica. Esla primera experiencia de una guerra no defensiva, y aquí también Yahvéh actúa con poder a la cabeza y en medio de supueblo. Tendríamos que referirnos, lo haremos sólo de paso, a los motivosdel arca tal como aparecen en los sustratos antiguos de Jos y Jue. Reflejan la convicción de que ella es el trono de Yahvéh y la seguridad de su presencia en las gestas gue- rreras. Seperfila ya una "ideología" de Dios como rey. En los inicios de la época monárquica parece haberse esbozado un esquema, casi un género literario, de -la presentación de la guerra santa. Así se puede dedu- cir del análisis de Ex J4; Jue 4; Jos JO; I Sam 7. -Estostextos se elaboran en una primera redacción que representa una concepción común. Es una visión sintética y estilizada de la acción salvadora de Dios que recurre a la terminología del Dios gue- rrero. La formulación que se hace clásica es: JI acción de Israel que provoca reac- ción masiva del enemigo; 2) miedo de israel; 3) oráculo de confianza; 4) vi-ctoria del pueblo por intervención de Yahvé'h; 5) destrucción del enemigo. Esteesquema litera- rio servirá para codificar nuevasacciones de -liberación. No es extraño entonces que el yahvista recvrre, al hacer su síntesisde las tradiciones del Exodo, a esta formula- ción o a alguna de suspartes para caracterizar los momentos históricos que ha vivi· do Israel. Nunca aparece en J, sin embargo, como motivo literario único: lo rela- ciona con el motivo de-la Alianza. Enlastradici-onesdel tiempo de la monarquía, y desdesusinicios, tienen papel importante 'Iastradiciones sobre los profetas. Tradiciones complejas por suvariedad y diversidad. Basta a nuestra perspectiva comprobar que el motivo de la guerra como muestradel poder de Dioscumple enellas un rol de factor unificador. Enlosrelatos de Ex 15 y Jue 5, Miryam y Deborah exaltan el poder de Dios, como profetisas, en los actos guerreros para que no haya malentendidos: no es por la fuerza de Israel que se consigue la victoria sobre los enemigos. En la época mcnárquica Samuel, Notan, Gad (d. I - fI Sam) aparecen como los carismáticos que acompañan las guerras. Ya no juega papel importante el arca; ya no-se trata de guerras sólo defensivas; ya encontramos una institucionalización de los ClJerposguerreros: no sólo las milicias tribales sino un ejército mercenario y, con Salomón, carros y caballerías. El profeta comienza a ser la garantía de relación entre los actos guerreros y la Alianza de Yahvéh. Son los qlJe impiden la adecuación a una ideología secular de la guerra. 272. CARLOS COOPMAN Más claro aparece e!'1los ciclos de Elías y Eliseo el rol de "protección" de Israel que cumple la persona del profeta. Esla garantía de la asistencia de Yahvéh (d. 11Rey2, 12., 13, 14.1.Encierta medida, el profetismo cumple la función que anti- guamente tenía la Guerra Santa: garantía de la protección de Yahvéh. Así se expli- ca también que desde los círculos proféticos (jebel-nebi'im) y Samuel hasta Elías aparezca la insistencia en la ley del anatema (Jerem), la consagración de todo a Yahvéh, incluso por la espada. Si luego esta práctica y la insistencia profética des- aparecen, es por una profundización del sentido de semejante práctica bárbara: Dios toma cuenta de los enemigos, pero porque los juzga y los tiene en su mano (ef. el género literario de "juicio colectivo a las naciones"). Se explica también por este recurso al motivo de la Guerra Santa la actitud de Gad frente 01 censo de David (11Sam24): no hoy que confiaren el número, sólo Dios puede salvar (habría que des- entrañar los ribetes antimonórquicos del relato). Como yo lo insinuábamos, en los profetas escritores, el motivo de lo guerra lo encontramos estilizado a través de: 1) los géneros liter::lrios del juicio colectivo a Israel y a los pueblos extranjeros, donde se acuso al pueblo arg·umentando con los hechos salvadores de Yahvéh; 2) los oráculos de desgracia, en que los castigos apa- recen como situaciones históricas dirigidas por lo mano de Yahvéh; 3) en el tema del "día de Yahvéh", en que se retoman las descrtpciones del día de la batallo y del miedo del pueblo Am; Sof, etc.). Estas expresiones literarias nos ayudan a percibir que el hombre de la Palabro y de lo Alianza (temas y motivos entrelazados en lo literatura profético) es quien mejor muestra 01 Señor que rige los acontecimientos como un continuo universal. El Diosdel posado es también el del futuro; posado que motiva el presente y el futuro; es la unidad de uno Elección y uno Alianza vitales que son inviolables por parte de Dios. Sólo el hombre se olvida de su compromiso. Por el esquema y los motivos de lo guerra reconocemos la finalidad de la historia: en la acción futuro de Dios se repiten losmotivos de los inicios, es decir, el Dios que salvo de losenemigos y que exige, con juicio, lo fidelidad de su pueblo a la Alianza. Por lo influencio profético nace, ya lo decíamos, In literatura dtr. Y, entre los libros que esta teología de la historia reelabora, esel libro de Josué el que nos indico lo pervivencia del esquema y los motivos de la guerra para presentar la acción his- tórico del poder de Yahvéh. Ellibro es redactado en los finales de la época mon6rqui- u ca de Judá y unificado al resto de los libros uhistóricos sólo en el Exilio o des- pués (cf. introducción del Dt1, 1-4, 43 que sirve de marco a toda la obra). En el espíritu del Dt. se reelaboran todas las tradiciones antiguas, llegando a constituir una gran gesta épica de la conquista de Canaán. Peroesla gesto religioso de Yahvéh. El es el maestro de obras: arrebata Canaón para regalárselo a su pueblo. Aunque no se sabe cuál es el lugar histórico que corresponde a Josué (tal vez sólo aparece en algunas gestos concretas y en el pacto de Siquem) aparece como figura del lu- garteniente de Yahvéh y el que da unidad definitiva a esta historia de Dios que se mueve por su pueblo en medio del acontecer político. Así seentienden -lasinsistencias teológicas del reda:tor: "Yo estaré contigoU uSévalienteU uCumple los mandamientos , ,
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