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El pensamiento politico de Aristoteles PDF

236 Pages·2012·7.602 MB·Spanish
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A partir de un análisis exhaustivo de dos de las principales obras del 'clásico filósofo griego, la Política y la Etica a Nicómaco, de las que ; se ofrece una amplia antología y comentarios críticos que incorpo­ 'm m ran los debates de las últimas décadas, Berti se ocupa de todos los i ü temas fundamentales del pensamiento político aristotélico —como por ejemplo el concepto de polis, o la anhelada «ciudad feliz»—, y confronta el pensamiento político de Aristóteles con el de otro fi- ; lósofo griego fundamental, Platón. La rigurosa lectura introducto- ' * ria que nos ofrece Berti se distingue de otros estudios históricos sobre el pensamiento político de Aristóteles por la capacidad de ¡J establecer un fructífero diálogo entre las ideas del filósofo clásico 1 y el pensamiento político moderno y, sobre todo, contemporáneo. www.editorialgredos.com ISBN 978-84-249-2604-5 Imagen de la cubierta: Retrato de Aristóteles © Corbis Diseño: Luz de la Mora CREDOS 9 788424 926045 ENRICO BERTI El pensamiento político de Aristóteles TRADUCCIÓN DE HELENA AGUILA R EDITORIAL GREDOS, S. A. MADRID Título original italiano: IIpensiero politizo di Ansíatele. © (íius. Latcrza íc Kigli, 1997. TckIos los derechos reservados. Publicado de acuerdo con Marco Vigevani Agenzia Letteraria. © de la traducción: Helena Aguila Ruzola, 2012. © EDITORIAL GREDOS, S. A., 2012. López de Hoyos, 141 - 28002 Madrid. www.editorialgredos.com Primera edición: marzo de 2012. ref.: GBECOO9 isbn: 978-84-249-2604-5 depósito legal: m. 5.994-2012 Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito del editor cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones establecidas por la ley. Pueden dirigirse a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográftcos, www.cedro.org) si necesitan fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70/ 93 272 04 47). Todos los derechos reservados. CONTENIDO I. LA CIENCIA POLÍTICA, 9 II. LA CIUDAD, 21 III. LA FAMILIA, 39 IV. LA CRÍTICA A PLATON, 59 V. LA CONSTITUCIÓN, 73 VI. CÓMO SE TRANSFORMAN Y COMO SE CONSERVAN LAS CONSTITUCIONES, 91 VIL LA CIUDAD FELIZ, 103 Nota biobibliográfica, 123 ANTOLOGÍA DE TEXTOS La ciencia política, 141 La ciudad, 147 La familia, 153 La crítica a Platón, 175 Las constituciones, 193 Los cambios de constitución, 221 La ciudad feliz, 225 7 I LA CIENCIA POLÍTICA Con el adjetivo «política» (politice), a menudo sustantivado, Aristó­ teles designa varias disposiciones o actividades que pueden agrupar­ se en dos grandes categorías, actividades de la «ciencia» (episteme) política y actividades de la «prudencia» iphronesú) política, cada una de las cuales, como veremos, se divide a su vez en otras especies. Aristóteles menciona, por así decirlo, oficialmente la «ciencia políti­ ca» (politice episteme) al principio del grupo de tratados dedicados a la llamada «filosofía práctica», es decir, en el Libro I de la Ética a Nicómaco (como es bien sabido, los otros tratados son la Ética Eude- mia, la Gran ética y la Política propiamente dicha). En dicho libro, tras recordar que todo «arte» (techne) o discipli­ na y todo «método» (methodos) o tratado científico, así como toda acción y toda decisión, tienden a un fin, esto es, a un bien, Aristóteles añade que, así como existe una jerarquía entre los fines, pues los unos son medios para alcanzar los otros, también existe una jerar­ quía entre las «artes» y las «ciencias» (epistemai), pues algunas están subordinadas a otras, razón por la cual las denominamos «arquitec­ tónicas».' El fin al cual están subordinados todos los demás es el bien i. i. Aristóteles, Ética a Nicómaco, I i. Para esta obra, sigo, en general, la tra­ ducción de A. Plebe publicada en Aristóteles, Opere, ed. G. Giannantoni, Roma- Bari, Laterza, 1973. Sin embargo, en este caso, prefiero traducir methodos por «tratado científico» y no por «investigación». Cito las obras según la paginación de la ed. crítica de I. Bekker, Aristotelis Opera, ed. Academia Regia Borussica, Berlín, 1830-1831, que aparece en todas las traducciones. 9 1(> /•,’/ pensamiento político Je . I nstóteles supremo (to aristón), objeto de la ciencia «más dominante y arquitec­ tónica» que existe: la ciencia «política».2 A continuación, Aristóteles explica por qué el bien supremo es objeto de la ciencia política. Por «bien supremo» entiende el «bien del hombre» {to anthropinon agathon), idéntico para el individuo solo y para la «ciudad» (polis), aunque, si lo consideramos como bien de la ciudad, es «más grande y perfecto», por lo cual es «más hermoso y divino» perseguir el bien de la ciudad. Pero el bien de la ciudad, como indica la palabra polis, es objeto de la ciencia «política», por lo cual el tratado (methodos) que va a comenzar también es «político», en cuanto exposición de la ciencia política.3 Aclararé el significado del adjetivo «política» cuando hable de la ciudad, de la cual deriva la palabra. Ahora veamos qué significa, en este contexto, el sustantivo «ciencia». Indudablemente, se refiere a una disposición cognoscitiva, o, como dirá Aristóteles más adelante, «demostrativa»:4 la «ciencia». Sin embargo, para Aristóteles, la «cien­ cia» no difiere de lo que él llama «filosofía», y emplea ambos términos, episteme y philosophia, como sinónimos.5 Así pues, el Estagirita no con­ cibe la distinción, típicamente moderna, entre «ciencia» política (o de la política) entendida como mera descripción —o, como diría M. We- ber, como discurso «exento de valoraciones» (wertfrei)— y «filosofía» política (o de la política) entendida como base, justificación o valora­ ción. Acabamos de ver que la ciencia política de Aristóteles tiene como objeto el bien y, por lo tanto, incluye valoraciones y juicios de valor. Por otra parte, según Aristóteles, hay varios tipos de ciencia o, lo que es lo mismo, de filosofía: ciencias (o filosofías) «teoréticas», que forman parte del conocimiento puro (theoria)\ «prácticas», que for­ man parte de la acción (praxis), y «poiéticas», que forman parte de la 2. Ibid., 1094 a 27. 3. Ibid., 1094 b 7-11. 4. Ética a Nicómaco, VI 3,1139 b 31-32. 5. He intentado ilustrar este aspecto en mi libro L’unitá del supere in Aristote- le, Padua, Cedam, 1965. / ai ciencia política 11 producción (poiesis) de un objeto.6 Las ciencias teoréticas compren­ den la matemática, la física y la «filosofía primera» (después llamada «metafísica»), las poiéticas comprenden —presumiblemente— to­ das las «artes» y «técnicas» (technai), y las ciencias prácticas com­ prenden todas aquellas cuyo fin es una acción, como la hípica, la es­ trategia o la economía (sobre la cual volveremos); entre estas, la «más dominante y arquitectónica» es la ciencia política, que, por tanto, es una ciencia (o filosofía) práctica;7 como el propio Aristóteles declara: «El fin de la política no es el conocimiento, sino la acción».8 Eso significa que la ciencia política consiste en conocer el bien supremo del hombre, pero, además de conocerlo, también debe con­ tribuir a alcanzarlo, esto es, a practicarlo. Y, puesto que Aristóteles, en la Ética a Nicómaco, identificará el bien supremo del hombre con la «felicidad» (<eudaimonia), el «vivir bien» (to eu zen) o el «obrar bien» (to eu prattein), y lo concebirá como el logro de las mejores disposiciones, esto es, de las «virtudes» (arete) características del hombre,9 10 podemos decir que la ciencia política se propone contribuir a hacer a los hombres más «buenos», «felices» y «virtuosos». En este sentido, comparte el mismo fin que otra «política» a la cual también alude Aristóteles (sobre la que volveremos): la praxis política, por ejemplo, la de los legisladores. Pero lo comparte en calidad de «in­ dagación» (silepsis) o «búsqueda» (zetesis)'0 esencialmente cognosciti­ va, esto es, de ciencia práctica. 6. Metafísica, VI i. 7. La expresión «filosofía práctica» se encuentra en Metafísica, II 1, 993 b 20-21, donde se dice que su fin es la acción (ergon); en cambio, el fin de la filosofía teorética es la verdad. 8. Ética a Nicómaco, I 3, 1095 a 5-6. [En general, para la Ética a Nicómaco sigo la traducción de J. Pallí (Madrid, Credos, 2010). (N. de la í.)| 9. Cf. Ética a Nicómaco, I 4, 1095 a 14-20. Sobre la concepción de la felici­ dad, véanse los caps. 6 y 7. En I 6, 1098 a 16-18, el bien del hombre, es decir, la felicidad, se define como «actividad del alma conforme a la virtud». 10. Cf. Ética a Nicómaco, 1 13, 1102 a 5-13, donde el autor dice que el fin de los «verdaderos» políticos, por ejemplo, de los legisladores de Creta y Esparta, es 12 /•.’/ pensamiento político ile. \mtóteles La definición de la ciencia política como conocimiento del bien (que coincide con lo que, a partir de Aristóteles, se denomina «éti­ ca») y, a la vez, como ciencia práctica, cuyo fin es hacer mejores a los hombres, nos permite situar históricamente la postura de Aristóteles con relación a la filosofía moderna y a la filosofía política anterior a él, en particular a la filosofía de Platón. La concepción de la ciencia política como conocimiento del bien, esto es, la coincidencia en­ tre política y ética, distingue la postura de Aristóteles de la ciencia y la filosofía políticas modernas, pero, indudablemente, la aproxima a la postura de Platón. Insisten en ello varios filósofos de la segunda mitad del siglo xx, como Leo Strauss y Eric Voegelin, que contrapo­ nen la filosofía política de Platón y Aristóteles a las ciencias políticas, o sociales, modernas de origen weberiano, y también a la filosofía política de Maquiavelo y Hobbes, quienes concebían la política como disciplina autónoma de la ética." Platón y Aristóteles coinciden al identificar la ciencia política con la ética, pero sus posturas divergen en muchos aspectos. Por ejemplo, Aristóteles, en su concepción de la ciencia política, introdu­ ce la distinción entre ciencias (o filosofías) teoréticas y ciencias (o fi­ losofías) prácticas, distinción del todo ajena a Platón. Este concibe la ciencia política, esto es, el conocimiento del bien supremo, como algo idéntico a lo que él denomina la «dialéctica», esto es, el conocimien­ to de las ideas o la filosofía misma, atribuyéndole como objeto la idea del bien, que es la causa del ser y del conocer para el resto de ideas, es decir, el principio de todo.'2 En cambio, Aristóteles distingue la «hacer que los ciudadanos sean buenos», fin que también atribuye, aunque en­ tendido como objeto de indagación y búsqueda, a la ciencia política. n. Cf., por ejemplo, L. Strauss, Che cos’é la filosofía política?, trad. it., Urbi- no, Argalia, 1977 (ed. orig. 1954) [hay trad. cast.: ¿Qué es filosofía política?, Ma­ drid, Guadarrama, 1970I; E. Voegelin, La nuova scienza política, trad. it., Roma, Borla, 1968 (ed. orig. 1952) Ihay trad. cast.: La nueva ciencia de la política, Madrid, Katz, 2006]. 12. Cf. Platón, República, VI 509 B. Para las obras de Platón utilizo la pagi- i m ciencia política ciencia política, como conocimiento del bien supremo del hombre, de todas las ciencias teoréticas, incluida la filosofía primera o meta­ física, pues, aunque su objeto sea un bien supremo, se trata de un bien supremo que nada tiene que ver con el hombre, porque es una de las causas primeras del todo o primer motor inmóvil: Dios.'3 Por eso, algunos sostienen, con razón, que Aristóteles es el fundador de la «filosofía práctica»,'4 y gran parte de la corriente de la filosofía moderna conocida como «rehabilitación» o «renacimiento» de la fi­ losofía práctica tiene como autor de referencia a Aristóteles.'5 Como ciencia (o filosofía) práctica, la ciencia política cuenta con un estatuto epistemológico distinto al de las ciencias teoréticas, esto es, posee menor «rigor» (ftkribeid) o precisión, ya que su objeto, el bien o los bienes, en opinión de Aristóteles, «presentan muchas di­ vergencias y posibilidades de error», puesto que las mismas cosas, por ejemplo, la riqueza o la valentía, pueden ser un bien o un mal según cuáles sean las situaciones o las personas implicadas. A través de dichos bienes es posible mostrar la «verdad», lo cual es propio de cualquier ciencia, pero solo «de forma sumaria y aproximada» ipa- chyclos kai typó)\ y también es posible hacer demostraciones, como es propio de cualquier ciencia, aunque partiendo de premisas que solo son válidas «en la mayor parte de los casos», con lo cual se llega a conclusiones del mismo tipo. Por eso, la ciencia política se diferencia de la matemática, basada en demostraciones rigurosas, y de la retó- nación tradicional que aparece en la ed. de Stephanus, incluida en todas las tra­ ducciones. 13. Aristóteles, Metafísica, XII 7, 1072 a 35-b 30. 14. Cf. G. Bien, La filosofía política di Aristotele, trad. ¡t., Bolonia, II Mulino, 1985 (ed. orig. 1973), págs. 11-17. 15. Cf. M. Riedel (ed.), Rehabilitierung der praktischen Philosophie, 2 vols., Freiburg, 1972-1974; F. Volpi, «La rinascita della filosofía pratica in Germania», en C. Pacchiani (ed.), Filosofía pratica e scienza política, Abano, Francisci, 1980; L. Cortella, Aristotele e la razionalitá della prassi: Una analisi del dibattito sulla filo­ sofía pratica aristotélica in Germania, Venecia, Jouvence, 1987; E. Berti, Aristotele nel Novecento, Roma-Bari, Laterza, 1992, págs. 186-244.

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