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El Pensamiento De Santo Tomas PDF

294 Pages·1960·6.835 MB·Spanish
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EL P E N S A M I E N T O DE S ANTO TOMAS F. C. Copleston B R E V I A R I O S DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA Traducción de Elsa Cecilia Frost El pensamiento de Santo Tomás por F. C. COPLESTON FONDO DE CULTURA ECONÓMICA MÉXICO - BUENOS AIRES Primera edición en inglés, 1955 Primera edición en espafiol, 1960 La edición original de este libro fue publicada por Penguin Books con el título Aquiius. Derechos reservados conforme a la ley © 1960 Fondo de Cultura Económica Av. de la Universidad 975-México 12, D. F. Impreso y hecho en México Printed and made ¡a México NOTA PRELIMINAR Santo Tomás de Aquino fue un profesor universitario y su obra tiene el sello impersonal y objetiv o que aso­ ciamos generalmente con los escritores dedicados a este tipo de trabajo. En su vida no hay una nota dramá­ tica sobresaliente, comparable a la que ha hecho im­ perecedero el recuerdo de Sócrates. Tampoco se trata de un personaje extraño y solitario del tipo de Nictzschc, atracción constante para biógrafos y psicólogos. Los he­ chos de su vida pueden narrarse, en consecuencia, muy brevemente. La fecha exacta de su nacimiento no ha podido fi­ jarse, pero es probable que haya tenido lugar en 1225. Provenía de una familia de origen lombardo y nació en el castillo de Roccasecca, próximo al pequeño poblado de Aquino, situado entre Nápoles y Roma. A edad temprana fue enviado a la abadía de Monte Cassino, donde recibió la primera instrucción; en 1239 llegó a Nápoles para estudiar en la Universidad, fundada en 1224 por el emperador Federico II. Por esa época in­ gresó en la Orden de Sto. Domingo, lo que provocó la oposición de su familia que lo mantuvo encerrado bajo custodia por algún tiempo. Al recobrar la libertad se dirigió hacia el norte a fin de proseguir sus estudios con San Alberto Magno, otro dominico, en París y Co­ lonia. En 1252, a su regreso a París, se inició en el magisterio, dando —según la costumbre— un primer curso sobre las Escrituras (hasta 1254) y después otro sobre las Sentencias de Pedro Lombardo (de 1254 a 1256). En las universidades medievales ocupaba un lugar muy importante la explicación y comentario de un texto y hasta el siglo xvi el utilizado era el Libri quattuor sententiarum (Cuatro libros de sentencias), obra esencialmente teológica compilada en el siglo xii por Pedro Lombardo. Los mayores teólogos y filósofos de los siglos xiii y xiv, entre ellos Sto. Tomás, Duns 7 8 NOTA PRELIMINAR Escoto y Guillermo de Occani, la explicaron y comen­ taron. En 1256 Sto. Tomás fue nombrado profesor regular de teología y pasó a ocupar una de las dos cátedras con­ cedidas a los dominicos en la Universidad de París. Sin embargo, el nombramiento no quedó totalmente recono­ cido sino hasta el año siguiente a causa de las disputas entre el clero secular y las nuevas órdenes religiosas. De 1259 a 1269, vivió en Italia, donde enseñó sucesiva­ mente en Anagni, Orvicto, Roma y Viterbo. Volvió a París, pero tres años después (1272) fue enviado a Ña­ póles, donde debía organizar el seminario teológico de los dominicos. El papa Gregorio X le ordenó, dos años más tarde, tomar parte en el Concilio de Lyon, pero murió en el camino el 7 de marzo de 1274. Esta vida errante parece poco apropiada para un erudito y un pensador, pero su constante aplicación al estudio y el trabajo, en todas las circunstancias, le permitió producir un número asombroso de obras en su corta vida de 49 años. Se nos dice que era algo distraído, pues se absor­ bía en tal forma en sus pensamientos que llegaba a olvi­ dar, en ocasiones, todo lo que le rodeaba. Fue, sin embargo, conocido por su bondad y a pesar de su devo­ ción al estudio supo hallar tiempo para predicar. Fue un sacerdote y un fraile ejemplar y hacia el final de su vida llegó a gozar de la experiencia mística. En diciem­ bre de 1273, después de haber tenido una visión mien­ tras decía misa, suspendió su trabajo en la tercera parte de la Sunima theologica, diciendo a su amanuense que había llegado al final de sus escritos. La razón que dio fue que: “después de lo que Dios se dignó revelarme, me parece paja todo cuanta he escrito”. Fue canoni­ zado el 18 de julio de 1323. Las dos obras más conocidas de Sto. Tomás son los dos tratados sistemáticos, la Summa contra Gentiles y la Summa theologica. El comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo fue una obra de juventud; sus co­ mentarios a Aristóteles están dedicados básicamente a NOTA PRELIMINAR 9 la explicación del texto, y de sus comentarios a la Es­ critura no tenemos por qué ocupamos aquí. Su pensa­ miento maduro se encuentra en las dos Sumas. Hay, sin embargo, otros escritos en los que Sto. Tomás desarrolla temas especiales y algunos de ellos tienen un valor incalculable para el estudio de su filosofía. Algu­ nos de ellos, el De veritate, el De potentia y el De malo, son conocidos como Quaestiones disputatae. Son los resultados, redactados por el maestro, de las polémi­ cas sostenidas a intervalos durante todo el año. Además de estas disputas o discusiones regulares, existían las Quaestiones quodlibetales (Problemas acerca de un tema cualquiera), que eran polémicas sostenidas durante la Navidad y la Pascua, en las que podía tocarse cualquier asunto; Sto. Tomás nos legó también algunas Quaes­ tiones quodlibetales. Finalmente, tenemos los opúscu­ los, algunos de los cuales, por ejemplo el De ente et essentia, una obra de juventud, tienen una importancia considerable desde el punto de vista filosófico. Puede mencionarse asimismo el De regimine principum (So­ bre el gobierno de los príncipes), cuyas partes auténti­ cas fueron escritas en Italia, y el De unitate intellectus (Sobre la unidad de la inteligencia), que pertenece a la segunda estancia del Santo en París. De las dos Sumas, la primera fue la Suma contra los gentiles, cuyo primer libro fue escrito en París y los otros tres en Italia. De acuerdo con la tradición, fue redactada a petición de San Raimundo de Peñafort para ayudar a los religiosos dedicados a la conversión de los moros en España. No se necesita, sin embargo, un estudio muv profundo de la obra para darse cuenta de que se baila lejos de ser un simple manual para misioneros. Los “gentiles” que Sto. Tomás tiene en mente no son tanto mahometanos devotos comunes y comentes, como hombres cuya visión está imbuida por la filosofía naturalista. El contexto que nos permite apreciar el propósito y la finalidad del libro es la con­ frontación del cristianismo con la interpretación de la 10 NOTA PRELIMINAR realidad —aparentemente naturalista—, que representa la filosofía heleno-árabe. Uno de los fines de Sto. To­ más era demostrar que la fe cristiana reposa en un fundamento racional y que los principios de la filosofía no llevan necesariamente a una concepción del mundo que excluya el cristianismo, implícita o explícitamente. Pero no escribía sólo para quienes comparten con los cristianos un cierto número de creencias, pues en el se­ gundo capítulo menciona expresamente a los “paganos” al lado de los judíos y los mahometanos. Este hecho hace menos sorprendente el que dedique considerable atención a temas como la existencia de Dios. En el primer libro trata de la existencia y naturaleza divinas; en el segundo, considera la creación y el alma humana, su naturaleza y su relación con el cuerpo; y en el tercero pasa a ocuparse del fin último del hombre. Inicia la obra con una consideración acerca de verdades que, tal era su convicción, pueden probarse por la sola razón. En los últimos capítulos de los libros tercero y cuarto trata, en cambio, de la doctrina específicamente cris­ tiana. Santo Tomás nos dice que la Suma teológica fue escrita como una exposición sistemática y resumida para uso de los “novicios” en teología. la mayor parte de esta obra fue redactada en Italia y durante la segunda estancia del Aquinatense en París. En los últimos años de su vida, en Nápoles, trabajó en la tercera parte, pero, como ya se ha dicho, no llegó a completarla. Así, pues, la obra está dividida en tres partes, pero la se­ gunda se divide a su vez en dos, conocidas respectiva­ mente como la Prima secundae (primera parte de la segunda parte) y la Secunda secundae (segunda parte de la segunda parte). La primera parte está dedicada a Dios y a la creación, aunque incluye un tratado de la naturaleza humana y de la vida intelectual del hom­ bre. En la segunda parte, considera Sto. Tomás la vida moral; la primera subdivisión está consagrada al último fin del hombre y a temas morales en general, y la se­ NOTA PRELIMINAR 11 gunda subdivisión a las virtudes y los vicios particulares. Por último, en la tercera parte habla de Cristo y de los sacramentos. Es evidente que ninguna de las dos Sumas puede ser considerada como un tratado filosófico, pues aun la Suma contra los gentiles contiene mucho que no puede quedar comprendido bajo el rubro de “filosofía”. Y esto no sólo de acuerdo con las ideas posmedievales acerca de la naturaleza y miras de la filosofía, sino de acuerdo también con el propio deslinde de Sto. Tomás entre la filosofía y la teología dogmática; deslinde que señalaremos en el primer capítulo. Es más, aun cuan­ do los comentarios sobre Aristóteles y algunas otras obras —el De ente et essentia, por ejemplo— pueden ser consideradas como puramente filosóficas, sería un error suponer que el De veritate, por ejemplo, debe tratar de asuntos puramente filosóficos. Algunas de sus partes sí están dedicadas a ellos, a la verdad lógica, a la conciencia y al libre albedrío, pero se ocupa tam­ bién de temas que pertenecen específicamente a la teo­ logía cristiana, tal como el conocimiento de Cristo y la gracia divina. La ausencia de un tratado filosófico sis­ temático de tipo posmedieval entre los escritos de Santo Tomás dificulta el aconsejar a cualquiera que desee es­ tudiar la filosofía tomista en sus fuentes, pero que no quiera, al mismo tiempo, ocuparse de temas de teología cristiana. Sin embargo, una forma de iniciar tal estudio sería el tomar alguna selección de sus escritos (al final del libro, en la nota bibliográfica, se mencionan varias) y emplearla como clave. Otra forma recomendable sería estudiar la Suma teológica con la ayuda de A Compa- nion to the Summa de Waltcr Farrell O. P. que tam­ bién aparece en la nota bibliográfica. Para terminar creo necesario explicar el método que he seguido en este libro al citar a Sto. Tomás. Como ya se ha dicho, la Suma teológica está for­ mada por tres partes (a las que se añadió un suple­ mento), la segunda de las cuales se divide a su vez en 12 NOTA PRELIMINAR dos. Cada una de estas partes está dividida en “cues­ tiones”, y la mayoría de éstas contiene varios “artícu­ los”. La numeración de las cuestiones se inicia con cada nueva parte (incluyendo la segunda mitad de la segunda parte) y de los artículos con cada nueva cues­ tión. En cada uno de los artículos, Sto. Tomás cita primero las objeciones en contra de la doctrina que va a proponer y después pasa a exponer ésta en lo que se conoce como corpus (“cuerpo”) del artículo. Para terminar va contestando por orden a las objecio­ nes, a la luz de la doctrina expuesta. Cuando se cita la Suma teológica, la cita remite siempre al “cuerpo” del artículo en cuestión, a menos que se incluya un ad 1 o íd 2 en cuyo caso se remite a la respuesta a la objeción mencionada. In corpore significa que la cita se lia tomado del cuerpo del artículo al que se está haciendo referencia. Así, la cita: “S. t., la, 16, 3” sig­ nifica que el texto se ha tomado de la primera parte de la Suma teológica, cuestión 16, artículo 3, del cuer­ po de este artículo. La cita: “S. t., lia, Ilae, 98, 2 ad 1” remite a la segunda mitad de la segunda parte de la Suma teológica, cuestión 98, artículo 2, respuesta a la primera objeción. Las Quaestiones disputatae, como el De veritate, el De potentia y el De malo, están divididas en cuestiones y artículos; sin embargo, en algunos casos, el De anima (Sobre el alma), por ejemplo, existe una sola cuestión. La estructura de los artículos es semejante a la de los de la Suma teológica. Por tanto, la cita: “De potentia 6, 4 ad 2” remite al artículo cuarto de la sexta cuestión del De potencia, respuesta a la segunda objeción. El título de la Suma contra los gentiles se ha abre­ viado en las citas así, C. g. La obra está dividida en libros y capítulos; en consecuencia, la cita: C. g., 2, 4" indica que el texto en cuestión se ha tomado del capí­ tulo cuarto del segundo libro de la Suma contra los gentiles. Los opúsculos están divididos de diversas maneras.

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