“Lo envolvió en una mantita azul, con cuidado, antes de dejarlo sobre la hierba. Se quedó de pie mirándolo, sonriendo. Entonces abrió la bolsa y comenzó a colocar las flores, despacio, de manera metódica.Cuando hubo terminado, sacó el zapatito que quedaba en el fondo de la bolsa y lo colocó sobre la manta.Ya estaba todo listo. Echó un último vistazo y comenzó a caminar”.
De este modo arranca “El olor de las flores secas”, thriller en el que la recién nombrada brigada Basurto y su nuevo aprendiz, el cabo Delicao, deberán trabajar contrarreloj para dar caza al responsable de las muertes de mujeres embarazadas y los hijos que no llegaron a ser, en Madrid y alrededores. Crímenes bien planeados, ejecutados sin violencia ni ensañamiento, casi poéticos, y con las flores como hilo conductor. ¿Quién puede estar detrás de tales atrocidades? ¿Qué persigue el asesino? Y, sobre todo, ¿qué papel juegan las flores en este caso?