Darío Azzellini El negocio de la guerra i n Nuevos mercenarios y terrorismo de Estado i l l e DDaarrííoo AAzzzzeelllliinnii z Las formas de conducción de la guerra han cambiado. z A El «debilitamiento» de los Estados nacionales, evidente ((CCoommppiillaaddoorr)) síntoma del sistema-mundo capitalista, ha propiciado la o privatización de la violencia: las guerras están integradas í r a la economía de mercado, y como consecuencia lógica a EEll nneeggoocciioo D han terminado por convertirse en el «objetivo principal de los actores con el fin de lograr ganancias en el capi- ddee llaa gguueerrrraa talismo global». La creciente aparición de mercenarios (agentes de compañías militares privadas), paramilitares y complejos criminal-institucionales en las líneas de combate es una muestra, como diría Azzellini, de que la NNuueevvooss mmeerrcceennaarriiooss yy tteerrrroorriissmmoo ddee EEssttaaddoo realidad va más allá de cualquier película de ciencia- ficción. A lo largo de esta exhaustiva investigación,va - o rios expertos revelan los mecanismos ocultos tras las d «nuevas guerras» focalizadas en Latino amé rica, Asia, a t s África y los Balcanes. E e d Darío Azzellini (Wiesbaden, 1967). Politólogo, autor y ao documentalista. Actualmente cursa un doctorado en la m r Universidad Wolfgang Goethe de Francfort (Alemania) rs y la BUAP de Puebla (México). Es miembro del consejo eri uo editorial de Working USA, The Journal of Labor and r gr e Society y de laInternational Encyclopedia of Revolution t a and Protest. 1500 to the Present. Ha publicado numero- y l sos estudios, entre ellos podemos mencionar: Il Vene - e os zuela di Chávez. Una rivoluzione del XXI secolo?(2007) dri a y Das Unternehmen Krieg (2003) o n e ic cr oe m g es o n v e lu EN EL NEGOCIO DE LA GUERRA Nuevos mercenarios y terrorismo de Estado EL NEGOCIO DE LA GUERRA Nuevos mercenarios y terrorismo de Estado Darío Azzellini Compilador 1ª edición alemana, Das Unternehmen Krieg,Assoziation A, 2003 1ª edición en español, Txlaparta, 2005 1ª edición en Monte Ávila Editores, 2009 © MONTEÁVILAEDITORESLATINOAMERICANAC.A. 2008 Apartado Postal 70712, Caracas, Venezuela Telefax: (58-212) 263.8508 [email protected] Imagen de portada David Morey, 2009 Diseño de la colección ABV Taller de Diseño, Waleska Belisario Diagramación Sonia Velásquez Corrección Olga Molina / Wilfredo Cabrera Hecho el Depósito de Ley Depósito Legal Nº lf50020098002952 ISBN 978-980-01-1736-1 PRÓLOGO A LA PRESENTE EDICIÓN Las formas de conducción de las guerras están cambiando. Al lado de los ejércitos estatales surgen cada vez más compañías militares priva- das (CMP1), compañías de seguridad privadas (CSP), paramilitares, «Señores de la Guerra», ejércitos privados y mercenarios como nuevos actores de guerra. Actualmente, las guerras se llevan a cabo con menor frecuencia entre estados nacionales, y con mayor frecuencia en el inte- rior de éstos entre tropas regulares e irregulares y, en todos los casos, contra la población civil. En las ciencias sociales y los medios eso es debatido bajo el término «nuevas guerras». Generalmente, se considera la creciente aparición de actores privados de violencia como síntoma del «debilitamiento del Estado» y como «caos»; así como una pérdida del «monopolio de la vio- lencia estatal» es síntoma de «Estados fallidos» frente a los cuales Occi - dente se encuentra más o menos impotente. El presente trabajo analiza estos fenómenos desde otra perspectiva. Demuestra cómo es precisamente la globalización capitalista y neoliberal la que está llevando a nuevas guerras en las periferias de este sistema. La presente edición es la más completa y actualizada hasta la fecha sobre la obra viva que representa «el negocio de la guerra». La primera edición en alemán, en el 2003, estuvo precedida por una serie de seminarios y debates, que organicé junto con mi amigo y compañero de trabajo y mili- tancia Boris Kanzleiter, con varios de los y las especialistas que luego apor- taron sus investigaciones para el libro. La idea surgió debido a que, por las regiones y los conflictos que conocíamos, era evidente que más allá de supuestas explicaciones religiosas, étnicas, nacionales, etcétera, se trataba de una violencia organizada de parte de viejas o nuevas élites que toma 1 formas cada vez más privatizadas y estructuradas, y la cual, en fin, cumple un papel estabilizador, en el sentido que garantiza las condiciones de explotación: de fuerza de trabajo o de recursos. Dos años de intensos debates dieron luz a la primera edición en alemán (Das Unternehmen Krieg, Assoziation A, 2003) curada en conjunto con Boris Kanzleiter. Desde entonces el libro ha visto numerosas ediciones en diferentes idiomas y países, casi todas actualizadas y ampliadas: La empresa guerra(Venezuela, Question, 2004); La privatización de las gue- rra$ (Bolivia, Cedib, 2005); El negocio de la guerra (Estado Español, Txalaparta, 2005); La empresa guerra - Bisnis Perang dan Kapitalisme Global(Indonesia, Insist, 2006); L’Azienda Guerra(Italia, manifestolibri, 2006); Le Business de la Guerre(Francia, Gatuzain, 2006) y El negocio de la guerra(Argentina, Txalaparta, 2008). A partir de la edición boliviana me ocupé sólo de actualizaciones y ampliaciones, mientras extendí mis investigaciones a Iraq, Venezuela y el desenvolvimiento de la privatización de servicios militares a escala mun- dial. Frente a ediciones anteriores, la presente se puede considerar en gran medida un libro nuevo. Lo cual incluye a la edición en castellano de Txalaparta, presentada por el presidente venezolano Hugo Chávez Frías en el programa de radio y televisión Aló Presidenteel 10 de febrero de 2008, al cual tuve el honor de asistir como invitado. Para la presente edición no sólo reescribí los capítulos sobre Iraq, la clasificación de CMPy el marco legal, Co lom bia y México, sino que también incluí un capítulo nuevo sobre Venezuela y el mapa global de la privatización de la guerra, fruto de una maravillosa colaboración con la artista Lize Mogel, de Nueva York. El uso de violencia privatizada como síntoma inherente del supuesto «debilitamiento del Estado» está siendo impulsado en gran medida por Occidente. Esto queda particularmente patente en el desarrollo que pre- senta el ejército estadounidense, el cual crea en su mismo seno elementos de privatización que integran la conducción de guerras a la economía de mercado. Las CMP —generalmente fundadas por antiguos soldados de carrera asumen hoy, ya no sólo la construcción de campamentos mili- tares, sino cada vez más (también), misiones de combate. Ha transcurrido ya mucho tiempo desde que la declaración de Independencia de Estados Unidos calificó el uso de mercenarios por el rey de Inglaterra como 2 «totalmente indigno de una nación civilizada». En Iraq hay más emplea- dos de CMPque soldados de la coalición. Analizando las nuevas guerras en Latinoamérica, África, los Balcanes y Asia, no encontramos ningún tipo de «caos», «estallidos de violencia irra- cionales» y «conflictos étnicos», como se sugiere en innumerables medios de comunicación. Hemos llegado más bien a descifrar un nuevo orden de guerra, donde los actores militares privados son usados por los Estados y las élites para asegurar su dominio. Tal como hemos venido investigando desde hace muchos años, en casos concretos esos actores pueden ser paramilitares para la lucha contrainsurgente en Colombia2y México3, o contrarrevolucionaria en Venezuela4, como también compañías militares privadas que reclutan ex militares y policías para patrullar en los protec- torados de los Balcanes, Afganistán e Iraq. Mientras tanto, la conducción de la guerra se ha convertido en algunos casos en el objetivo principal de los actores, con el fin de lograr ganancias en el capitalismo global. Esto es válido, por ejemplo, para los aparatos militares africanos, que se transforman en empresas de la industria mine- ra y llevan a cabo luchas armadas entre ellas por el dominio de las minas, dejando tras de sí un inmenso número de víctimas (sólo la guerra del Congo le ha costado la vida desde 1994 a un número de personas que oscila entre 2,5 y 3,5 millones, siendo el 90% civiles). Las «nuevas guerras» no constituyen un fenómeno que pueda ser con- siderado como homogéneo. La guerra de las compañías mineras militares en el Congo difícilmente puede ser comparada con el programa paramili- tar de lucha contrainsurgente colombiana, que sigue la doctrina del Low intensity warfare (guerra de baja intensidad) del ejército de Estados Unidos, enseñada en el centro de formación para los militares latinoame- ricanos ubicado en Fort Benning, en el estado de Georgia (ex Escuela de las Américas). Un cuerpo de guardaespaldas reclutado entre mercenarios en Estados Unidos para el presidente afgano Abdul Hamid Karzai es algo diferente a los antiguos militares del ejército del apartheid sudafricano, quienes protegen hoy los oleoductos en Nigeria al servicio de consorcios trans- nacionales. Antiguos generales altamente condecorados del ejército 3 estadounidense —quienes prestan ayuda militar privada en la creación del ejército croata y permitieron que éste realizara una de las mayores «lim- piezas» étnicas de la guerra de Yugoslavia— tienen poco en común con los narcotraficantes en Kosovo o Macedonia. Estos últimos libran batallas competitivas bajo la apariencia de representantes armados de «grupos étnicos», hasta ser integrados por parte de la «comunidad internacional», bajo un control de protectorado en las funciones gubernamentales. De allí que el análisis de casos específicos sirva para la diferenciación entre ellos y, al mismo tiempo, sea requisito indispensable para generalizaciones. En capítulo I, Thomas Seibert critica al discurso mismo sobre las «nuevas guerras». Seibert afirma por una parte que los diversos fenómenos atribui- dos a las «nuevas guerras» como, por ejemplo, el surgimiento de ejércitos no estatales, no son tan novedosos aunque sí se estén transformando. Por otra parte, el autor también asevera que con el cambio del contexto global desde finales de los ochenta, se forman estructuras sociales y políticas que promueven la expansión de las economías de guerra. Bajo esta perspecti- va, formas de transformación de la conducción de guerras en una parte de la economía de mercado, el creciente surgimiento de paramilitares, ejérci- tos de mercenarios y de compañías militares privadas, representan una consecuencia directa del capitalismo neoliberal. Sigue en el capítulo II una investigación sobre Iraq, el ejemplo más avanzado de privatización de la guerra con 180.000 contratistas trabajan- do en tareas militares o de seguridad. Describo cómo funciona el negocio en Iraq, cómo el país se ha transformado en un punto de encuentro inter- nacional para CMP, cómo éstas reclutan personal en todo el mundo y, durante los últimos años, especialmente en América Latina. El tema de las CMPhabía sido ignorado y descuidado durante mucho tiempo. Sólo después del ataque de milicianos iraquíes en Faluya que le costó la vida a cuatro mercenarios el 31 de marzo de 2004 empezaron a ser publicadas más informaciones al respecto. A pesar de que en un pri- mer momento se trató de convencer al mundo de que los estadouniden- ses asesinados eran civiles, con el paso del tiempo no se pudo ocultar que éstos eran empleados de la compañía militar privada Blackwater USA. Aunque supuestamente son civiles y no militares, los empleados de ese tipo de compañías asumen plenamente tareas militares. En el caso de la 4 Blackwater los «empleados» como guerreros privados —personal militar altamente calificado y entrenado— asumen tareas hasta de más riesgo que el ejército mismo. En Iraq, por ejemplo, estaban encargados de actuar detrás de las líneas enemigas, es decir, se introducían de manera clandestina a Faluya para llevar a cabo acciones militares, cuando ésta estaba controlada por fuerzas rebeldes iraquíes. Un trabajo altamente peligroso y muy bien pagado (hasta 1.500 dólares al día). Ejércitos priva- dos, expertos militares e informáticos al servicio de las tropas estadouni- denses, radares del ejército de Estados Unidos manejados por compañías privadas, aparecen como elementos de ciencia-ficción. Sin embargo, la realidad a veces va más allá y es más increíble que cualquier película de este género. El negocio mundial de las compañías militares privadas alcanza, según estimaciones, unos 200 millardos de dólares anuales. Los capítulos IIIy IVanalizan las CMP, la forma moderna de los merce- narios, que desempeñan un importante papel en cada uno de los ejem- plos regionales descritos. Estas empresas reclutan personal cualificado y lo ofrecen como servicio a misiones bélicas para asesoramiento militar, labores de reconocimiento e inteligencia y formación militar. En el capí- tulo IIIanalizo cómo se ha desarrollado el negocio de la privatización de la guerra en los últimos años, qué clase de tareas asumen las CMP, el por- qué de esa externalización (que tiene bien poco que ver con ahorros eco- nómicos, como nos quieren hacer creer los discursos oficiales), qué modelos económicos fomentan la privatización de la violencia y cómo se ha organizado la impunidad alrededor de las actividades de las CMP. En el otro capítulo sobre el tema (Cap. IV) Boris Kanzleiter describeel desa- rrollo de las CMPantes de la guerra de Iraq. En el capítulo V,relativo a Colombia, analizo cómo se crearon grupos paramilitares por parte de las élites locales con el apoyo del ejército y empresas transnacionales y se contrataron compañías militares privadas, todo ello bajo auspicio financiero y político proveniente principalmente de Estados Unidos. Luego, para tranquilizar a la comunidad internacio- nal, premiar a los paramilitares, legalizar las riquezas robadas y evitar que fueran juzgados por sus crímenes, se organizó una supuesta desmoviliza- ción, después de la cual los paramilitares siguieron existiendo y asesinan- do como antes. Sus víctimas son generalmente sindicalistas, activistas de 5