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el narratema de la revolución mexicana como sujeto, o referente de acción dramática PDF

301 Pages·2017·1.85 MB·Spanish
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EL NARRATEMA DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA COMO SUJETO, O REFERENTE DE ACCIÓN DRAMÁTICA ARMANDO PARTIDA TAIZAN 1 EL NARRATEMA DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA COMO SUJETO, O REFERENTE DE ACCIÓN DRAMÁTICA I PRESENTACIÓN II ESTUDIOS DRAMÁTICOS PRIMER PERÍODO SEGUNDO PERÍODO III LA HISTORIA COMO SUJETO, O REFERENTE DE ACCIÓN DRAMÁTICA ACERCA DEL TEATRO HISTÓRICO DIACRONÍA DEL TEATRO HISTÓRICO TEATRO POSMODERNO TEATRO HISTÓRICO Y POSMODERNIDAD IV REFERENTE Y REFERENCIALIDAD EN LA CONTEXTUALIDAD DE LA HISTORICIDAD DEL TEATRO LATINOAMERICANO TEATRO HISTÓRICO, DOCUMENTAL, ¿FICCIONAL? SIMULACRO Y SIMULACIÓN FICCIONALIZACIÓN DE LA REALIDAD HISTÓRICA NACIONAL METAHISTORICIDAD V LA HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA COMO SUJETO, O REFERENTE DRAMÁTICO SUJETO Y REFERENTE VI TEATRO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA ¿TEATRO HISTÓRICO? ¿TEATRO HISTÓRICO VS FICCIONAL? LA REVOLUCIÓN MEXICANA COMO NARRATEMA EN EL TEATRO MEXICANO DE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX LA REVOLUCIÓN MEXICANA COMO NARRATEMA I 2 EL DRAMA SIMBOLISTA La sirena Roja (1908), Marcelino Ávalos LA REVISTA POLÍTICA Y EL DRAMA DE LA REVOLUCIÓN LA REVISTA POLÍTICA El país de la metralla (1913), José F. Elizondo; EL GÉNERO DRAMÁTICO Huerta (ed. 1916), Salvador Quevedo y Zubieta. Tierra y libertad (1915-1917 (¿), Ricardo Flores Magón; LA RECONSTRUCCIÓN DEL PAÍS EL DRAMA Y COMEDIA DE COSTUMBRES LA TENDENCIA NACIONALISTA: DOS VERTIENTES OPUESTAS EL TEATRO DE TENDENCIAS UNIVERALISTAS EL TEATRO MUNICIPAL Y LA COMEDIA MEXICANA EL TEATRO DE ULISES LA REVISTA POLÍTICA LAS TENDENCIAS DOMINANTES Entre hermanos (1923-1924), Federico Gamboa; Vía crucis (1925), José Joaquín Gamboa El corrido de Juan Saavedra (1929), María Luisa Ocampo; LA RECONSIDERACIÓN DE LA REVOLUCIÓN INSTITUCIONALIZADA LA REVOLUCIÓN COMO NARRATEMA OFICIALIZADO LA EXPERIMENTACIÓN DRAMATÚRGICA LA EXPRESIÓN LÍRICO POPULAR EL TEATRO DE COSTUMBRES EN LA COMEDIA MEXICANA LA CULMINACIÓN DE LA REVISTA POLÍTICA LA ESCENA DESPUÉS DEL TEATRO DE ULISES LA REVOLUCIÓN INSTITUNACIONALIZADA Emiliano Zapata (1932), Mauricio Magdaleno; 3 San Miguel de las Espinas (1933), Juan Bustillo Oro; El Gesticulador (1937-1938?), Rodolfo Usigli; Linda (1937), Miguel N. Lira; EL CIVILISMO NACIONAL EL AUGE DE LA ESCRITURA DRAMÁTICA EN BÚSQUEDA DE UNA EXPRESIÓN ESCÉNICA EL PROGRESO CIVIL AJUSTE DE CUENTAS Felipe Ángeles (1954-1956 /1961), Elena Garro. III LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN EL TEATRO MEXICANO DESPUÉS DE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX LA REVOLUCIÓN MEXICANA COMO NARRATEMA II DEL TEATRO ARISTOTÉLICO AL NO ARISTOTÉLICO LA PUESTA EN ESCENA ¿DRAMATURGIA COMPROMETIDA O DE INTERTEXTO BRECHTIANO? El atentado (1962), Jorge Ibargüengoitia; LOS SESENTAS YA SE FUERON La madrugada (1970), Juan Tovar; Santísima (estr. 1976), Sergio Magaña; LA NUEVA DRAMATURGIA Aunque vengas en figura distinta Victoriano Huerta (1984), Gerardo Velásquez; El oro de la Revolución Mexicana (1984), La verdadera Revolución (1979), Óscar Liera LA REVOLUCIÓN Y LA NOVÍSIMA DRAMATURGIA Viva Cristo Rey (1989), Jaime Chabaud; DRAMATURGIA DE FIN DE MILENIO Bajo tierra (1992), David Olguín; 4 TEATRO EMERGENTE PERIFÉRICO TEATRO DEL NORTE Y FRONTERIZO LOS HÉROES MÍTICOS REGIONALES DE LA REVOLUCIÓN Cantata a Carrera Torres (1991), Medardo Treviño; EL CENTAURO DEL NORTE COMO NARRATEMA ¿Herraduras al Centauro? (1995), Enrique Mijares; La casa de las paredes largas (1998), Gabriel Contreras; Pancho Villa y los niños de la bola (2005), Antonio Zúñiga. ¿LA REVOLUCIÓN MEXICANA COMO SUJETO, O REFERENTE DE ACCIÓN DRAMÁTICA? El jefe máximo (1991), Ignacio Solares; El clarín de la noche (2000), Manuel Talavera. Lascurain o La brevedad del poder (2003), Flavio González Mello; ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL NARRATEMA DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA BIBLIOGRAFÍA CITADA HEMEROGRAFIA CITADA ÍNDICE. 5 EL NARRATEMA DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA COMO SUJETO, O REFERENTE DE ACCIÓN DRAMÁTICA ¿Cómo se relacionan los rasgos de identidad social y de la identidad institucional revolucionarios con los mecanismos de fabulación de la dramaturgia mexicana actual?, y del propósito común de explicar el estado actual del concepto de Revolución a través del análisis de la percepción social, la concepción institucional y la fabulación dramática, como recurso que propicia la autodefinición de la sociedad. Rosa María Sáenz1 PRESENTACIÓN I Si la novela de la Revolución vino a constituir su propia narrativa casi como un género específico, a su vez podemos considerar que la dramaturgia nacional ha tomado a ésta por igual en su devenir como fuente de inspiración a su narratema sobre los sucesos y los protagonistas históricos de la Revolución mexicana, tanto como sujeto, como referente, de acción dramática; desde la perspectiva social, política e ideológica, dominantes en el momento en que han sido escritas las obras dramáticas aquí seleccionadas a lo largo del siglo transcurrido del movimiento armado. Ya sea como memoria individual, colectiva anónima u oficial. De allí su polisemia en su interpretación a todo lo largo de éste período, respecto a la verdad histórica o revelación dramatúrgica, sobre los mitos fundacionales e ideológicos compartidos en las obras de los dramaturgos aquí incluidos. Debido a lo anterior, un mismo suceso revolucionario o histórico, al igual que la visión sobre los personajes participantes en el movimiento armado, fuesen plasmados no sólo de acuerdo a la perspectiva histórica sobre éstos, sino además desde la propia 1 Rosa María Saénz, Mecanismos de fabulación en la dramaturgia mexicana actual y la identidad revolucionaria, 6 perspectiva ideológica y estética de los creadores. De allí si bien, el asunto metaficcionado ha sido el mismo, el juicio (aristotélico) no ha resultado unívoco; como resultado del tratamiento ideológico y estilístico propios a los dramaturgos interesados en plasmar esta gesta; considerada como “heroica”, a lo largo de la historia nacional. Así mismo han prevalecido los ejes narrativos sobre la Revolución mexicana: morales, éticos, políticos e ideológicos en la dramaturgia nacional, determinados por las diferentes percepciones; tanto en la primera como en la segunda mitad del siglo XX, al igual que en la primera década del siglo XXI, de donde ha surgido el narratema sobre ésta, ya sea como sujeto o referente. Como consecuencia de lo anterior, nos encontramos con una amplia perspectiva de expresiones dramatúrgicas sobre el tema en cuestión, que aún no termina de dilucidarse y / o agotarse del todo; habiendo servido de inspiración a muchísimos dramaturgos de esa centuria y de la presente. De ninguna manera este trabajo tiene como objeto el recrear la historia2, ni presentarla como una acumulación de sucesos de la Revolución mexicana, a través de las obras dramáticas seleccionadas. Ya Aristóteles en el capítulo 9 de su Poética (como se le ha dividido), establece la diferencia entre el historiador y el poeta; en este caso entre el historiador y el dramaturgo, quienes: […] se distinguen en que uno cuenta los sucesos que realmente han acaecido y el otro lo que podía suceder. Por eso la poesía es más filosófica que la historia y tiene un carácter más elevado que ella, 2 No obstante lo anterior, se han incluido varios datos, considerados por nosotros necesarios para situar en contexto algunos personajes o caudillos, protagonistas de la lucha armada revolucionaria. Por otra parte, no nos preocupa hablar, referirnos, al pasado de las grandes gestas y efemérides; pues la historia no es propiedad de los historiadores. 7 ya que la poesía cuenta sobre lo general, la historia lo particular. Lo genérico, es decir, lo que un hombre de tal clase hará o dirá, verosímil o necesariamente, tales o cuales cosas; es a este tipo de representación que tiene la poesía, que atribuya nombres a sus personajes; lo particular es lo que ha hecho Alcibíades, o lo que ha sucedido.3 Por tanto, no es función de la dramaturgia, la de reproducir los hechos históricos, para ello existen los libros de historia y las biografías de los protagonistas y caudillos de la Revolución. Lo importante es el planteamiento y la visión ideológica, imperantes en las obras de los autores seleccionados; ya sean los que vivieron en esa época o los posteriores a ésta, como medio de reflexión sobre sobre el pasado nacional y su fuerza cultural actual y su relación con la historia nacional, y su contextualización desde su presente. Por otra parte, el texto dramático se distingue del histórico, por su cualidad eminentemente espectacular; es decir: por su capacidad de ser representado, de ser escenificado. Además de su inminente teatralidad, se han privilegiado en este estudio aquellas obras que presentan textos espectaculares propositivos, y no sólo por presentar el propio hecho de la Revolución, desde una perspectiva particular. Linda Hutcheon señala en su Poetics of posmodernism, las diferentes versiones sobre un mismo hecho histórico, y la imposibilidad de conocerlo, o de que dicho sucesos haya tenido lugar del todo diferente a como se ha reseñado; de allí la fragmentación del mismo, desde su perspectiva histórica y la incertidumbre de cómo pudo haber sido; cuestión planteada posteriormente por ella misma, respecto al drama histórico: 3 Alcibíades fue un general ateniense (c.450-en Frigia 404 a. J.C). Fue discípulo de Sócrates, jefe del partido democrático, arrastró a los atenienses a la temeraria expedición siciliana (415). Acusado de sacrílego (mutiló las estatuas de Hermes), huyó a Esparta, poniéndose a su servicio. Más tarde buscó la protección del sátrapa Tisones; para luego reconciliarse con Atenas (407). Murió asesinado en el exilio. 8 La discusión de la relación entre el arte y la historiografía es, por lo tanto, relevante para cualquier poética del posmodernismo, pues la separación es tradicional. Según Aristóteles, el historiador podía hablar solamente de lo que ha sucedido, de los detalles del pasado; el poeta, por otra parte, hablaba de lo que podía haber sucedido, lo que le permite lidiar con universales. Liberado de la sucesión lineal de la escritura histórica, la trama del poeta podía tener diferentes unidades (Hutcheon, 1988: 106).4 Si bien en su momento, Don Armando de Maria y Campos publicó su estudio ejemplar sobre el Teatro de Género Chico y El teatro de Género Dramático en la Revolución mexicana (1957), reseñando un sinnúmero de obras dramáticas y libretos de revistas,5 estrenadas o publicadas hasta el período presidencial de Adolfo Ruiz Cortines; por otra parte incluyó en su estudio una gran cantidad de obras no estrictamente relacionadas directamente con los hechos históricos en cuestión. Así mismo quedó acéfala la producción dramática de la segunda mitad del siglo XX; período de conformación de la escritura moderna de la dramaturgia nacional. A su vez Wilberto Cantón publicó en 1982 la antología más divulgada sobre el Teatro de la Revolución mexicana (1982),6 donde se hace presente la interpretación histórica de la Revolución por parte de los dramaturgos antologados; al igual que textos no originalmente dramáticos sino narrativos adaptados a la escena como Los de abajo de Mariano Azuela y La rebelión de los colgados de Bruno Traven. Sin embargo, casi todos los textos dramáticos incluidos fueron escritos por igual en la primera mitad del siglo XX. 4 Linda Hutcheon, A poetics of Posmodernism: History, Theory, Fiction, New York: Routledge, 1988, p. 106. 5Género escénico-musical --mejor conocido como Teatro de Género Chico—, en particular el Teatro de revista política; surgido a partir del movimiento revolucionario, en el que se comentara el diario acontecer del curso de éste; en particular las acciones de sus caudillos. 6 Wilberto Cantón, Teatro de la Revolución mexicana. 9 En tanto en el estudio crítico de Marcela del Río, publicado posteriormente por el FCE: Perfil y muestra del teatro de la Revolución mexicana, (1997)7 las obras incluidas en la sección antológica se circunscriben a sólo autores nacidos hasta 1915; dando como resultado un corpus más cerrado. Razón por la cual casi toda la producción dramática correspondiente a la segunda mitad del siglo XX, y en lo transcurrido del presente, escrita sobre el período revolucionario en cuestión, no ha sido antologada, o su publicación no ha gozado de amplia difusión, al haber sido publicada mayoritariamente en diversas entidades federativas del país. Consecuencia de lo mencionado anteriormente, se deriva que dicho asunto --como narratema--, sigue siendo actual, al encontrarnos con un gran número de textos dramáticos, teniendo éstos los mencionados sucesos revolucionarios y sus protagonistas como sujeto o como referente de la acción dramática. Escritura dramática caracterizada por diversos modelos estilísticos y de acción dramática, y no sólo el aristotélico. Sin hablar ya de otros enfoques distintos al historicista o documental. Este fue el motivo determinante para la selección de los textos dramáticos incluidos; privilegiando aquellas obras, cuyo Texto espectacular --implícito--, resultaba escénicamente propositivo desde la percepción teatral contemporánea, frente a otros textos, no considerados; además de constatar en éstos una visión particular sobre el propio hecho de la Revolución mexicana. 7Marcela del Río, Perfil y muestra del teatro de la Revolución mexicana. El estudio académico fue presentado como tesis doctoral en la Universidad California, Irvine, y fue publicado previamente sin la antología en 1993. 10

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