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el nacimiento de la literatura argentina en las revistas literarias 1896-1913 PDF

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Delgado, Verónica El nacimiento de la literatura argentina en las revistas literarias : 1896- 1913 Tesis presentada para la obtención del grado de Doctora en Letras Director: Miguel A. Dalmaroni Co-director: José Amícola Este documento está disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, el repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, que procura la reunión, el registro, la difusión y la preservación de la producción científico-académica édita e inédita de los miembros de su comunidad académica. Para más información, visite el sitio www.memoria.fahce.unlp.edu.ar Esta iniciativa está a cargo de BIBHUMA, la Biblioteca de la Facultad, que lleva adelante las tareas de gestión y coordinación para la concre- ción de los objetivos planteados. Para más información, visite el sitio www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar Cita sugerida Delgado, V. (2006) El nacimiento de la literatura argentina en las revistas literarias : 1896-1913 [en línea]. Tesis de doctorado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Disponible en: http://www. fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.233/te.233.pdf Licenciamiento Esta obra está bajo una licencia Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Argentina de Creative Commons. Para ver una copia breve de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/. Para ver la licencia completa en código legal, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode. O envíe una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA. EL NACIMIENTO DE LA LITERATURA ARGENTINA EN LAS REVISTAS LITERARIAS 1896-1913 TESIS DE DOCTORADO Director: Dr. Miguel A. Dalmaroni Codirector: Dr. José Amícola Doctoranda: Lic. Verónica Delgado Carrera: Doctorado en Letras/ Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación/ Universidad Nacional de La Plata Septiembre de 2006 Índice general Introducción pp. 2-16 Capítulo I: La Biblioteca, El Mercurio de América y La Montaña. Las formas de una demanda compartida 1. Presentación pp. 17-19 1.1. La Biblioteca: las limitaciones de la voluntad autonómica pp. 19-31 2. El mundo intelectual: entre el Estado y la política pp. 31-36 2.1. Los intelectuales de la cultura letrada y el progreso: ganancias y pérdidas pp. 37-40 2.2. Miguel Cané y Carlos Rodríguez Larreta: defensa de la propiedad en cuestión pp. 41-48 2.3. Las condenas selectivas de Groussac pp. 49-61 2.4. Políticos, literatos, poetas, escritores-periodistas pp. 61-77 3. La lección de Groussac: la organización cultural pp. 78-84 3.1. La discusión con el modernismo pp. 84-91 3.2. La construcción de la literatura argentina pp. 91-92 3.2.1 En contra del criollismo pp. 92-96 3.3. Joaquín V. González y Recuerdos de la tierra. La tradición inventada pp. 97-105 4. El Mercurio de América y La Biblioteca: la continuidad en la diferencia pp. 105-108 4.1. Alianza institucional y afiliación estética: lazos con La Biblioteca y con La Revista de América pp. 108-118 4.2. El Mercurio y las revistas. La ejemplaridad del caso francés pp. 118-127 4.3. Las ideologías de artistas: el sacerdocio del arte pp. 127-137 5. Entre La Biblioteca y El Mercurio, La Montaña. Un episodio de política literaria pp. 138-140 5.1. Intelectuales y artistas en La Montaña pp. 140-141 5.1.2. Ingenieros: la crisis del 90 como conspiración moral pp. 141-145 5.1.3. Lugones: el poeta anarquista salvador pp. 145-148 Anexos correspondientes a este capítulo: índice general e índice onomástico de La Biblioteca (LB), transcripciones de El Mercurio de América, sumarios de La Montaña Capítulo 2: Ideas: juventud, mercado, novela y cultura nacional 1. Presentación pp. 149-150 1.1. Ideas: una acción cultural ‘necesaria’ pp. 151-163 2. Retratos de los jóvenes de Ideas: literatura, calidad moral y profesionalización pp. 163-182 2 3. Con los mercuriales y contra el ateneísmo. Crítica, legitimidad y polémica en ‘Letras argentinas’ pp. 182-205 4. Las paradojas del espiritualismo: un mercado ejemplar pp. 206-210 4.1. Novela, mercado, nación pp. 210-211 4.1.1. Con la novela hacia el mercado pp. 211-222 4.1.2. Hacia una tradición nacional de mercado pp. 223-233 4.1.3. Casos patológicos, herencia, medio: las huellas del naturalismo pp. 233-238 5. De las representaciones criollistas hacia el teatro nacional pp. 238-240 5.1. Los públicos del teatro. Ultraje y educación pp. 240-246 5.2. En contra del criollismo: el gaucho se va pp. 246-253 5.3. La sociedad de bombos mutuos: la encuesta a propósito de Sobre las ruinas pp. 253-258 Anexos correspondiente a este capítulo: índice general y de las secciones particulares de Letras argentinas (LA), Letras francesas (LF), Letras Hispanoamericanas y Españolas (LHE) y Teatros (TE) de la revista Ideas Capítulo 3: Nosotros: el amplio espejo de la cultura nacional 1. Presentación pp. 259-261 1.1 Nosotros en el comienzo: inconclusión y continuidad pp. 262-271 2. Nosotros y la posta intelectual: la construcción de la autonomía pp. 271-284 3. La crítica y la edificación de la literatura argentina pp. 285-289 3.1. Lugones: ese simpático enemigo de Giusti pp. 289-298 4. Por un teatro nacional: “nobles emociones” y “sanas alegrías” pp. 298-300 4.1. Entre civilización y barbarie pp. 301-307 4.2. Los géneros malsanos pp. 308-313 5. La inflexión nacionalista p. 313 5.1. Una lección de socialismo: el buen nacionalismo pp. 313-318 5.2. Desde el americanismo hacia el nacionalismo pp. 318-330 5.3. Nuevos sujetos, temáticas recurrentes: Nosotros, los argentinos pp. 331-336 5.4. Martiniano Leguizamón: hacia la construcción de la historia nacional pp. 337-349 5.5. La discusión con los pares: el caso Rojas pp. 349-367 5.6. El valor de una encuesta pp. 368- 375 Anexo correspondiente a este capítulo: índice de Nosotros 1907-1913 (NOS) Conclusiones pp. 376-383 Bibliografía pp. 384-394. 3 Introducción Esta investigación se inscribe en el campo de estudios sobre publicaciones, cuyos resultados han sido hasta hora más que relevantes. El corpus de esta tesis está compuesto por las revistas La Biblioteca (1896-1898), El Mercurio de América (1898-1900), La Montaña (1897), Ideas (1903-1905), y Nosotros (período 1907-1913) en las cuales se propone indagar el proceso de emergencia y constitución del primer campo literario argentino, atendiendo especialmente a las diversas formulaciones y soluciones que cada uno de estos órganos imaginó con mayor o menor grado de voluntarismo.1 En ese sentido, y teniendo en cuenta el carácter necesariamente histórico del objeto, el estudio de las revistas en tanto formaciones culturales y, específicamente, las modalidades de sus relaciones externas e internas deben pensarse en el marco del cambio histórico. De ese modo, sin dejar de advertir que este concepto ha sido pensado para estudiar las prácticas especializadas en sociedades desarrolladas, el mismo será de utilidad para mostrar cómo las publicaciones que conforman nuestro corpus escenificaron en el espacio más específico de su enunciación cultural o literaria, los modos particulares de un proceso más amplio, como lo fue el de la modernización que se venía produciendo no solo en la Argentina, desde las últimas décadas del siglo XIX. Este proceso fue condición de posibilidad de una modernización cultural y literaria, que las publicaciones tematizaron y contribuyeron a forjar. Así, el aumento poblacional a partir de un fuerte componente inmigratorio, el desarrollo creciente de los centros urbanos, la implementación de políticas eficaces de alfabetización y la conformación de sectores sociales medios fueron decisivos en la emergencia de un público lector y en la aparición de un mercado de bienes simbólicos, propiciado por el auge de la prensa periódica. En relación con el problema de la constitución de un campo intelectual y literario autorregulado y relativamente autónomo, proceso sinuoso y siempre desafiante de cualquier teleología, Pierre Bourdieu ha señalado que la realidad designada por vocablos de uso 1 El concepto de campo intelectual acuñado por Bourdieu en 1966 define, para las sociedades modernas, el área social diferenciada en cuyo seno se inscriben los productores culturales y sus producciones simbólicas, y funciona con arreglo a una lógica específica, marcada por la lucha y la competencia por la legitimidad cultural. Según Carlos Altamirano este concepto “permite pensar los condicionamientos sociales que obran en el universo de la producción cultural, sin ignorar lo que ésta tiene de específico”. Cf. Altamirano, 2002: 9-10. 4 corriente como escritor, artista o intelectual, fue creada por los productores culturales que trabajaron para producirla a través de enunciados normativos por medio de cuyas descripciones fueron haciendo ver el mundo social conforme a sus propias creencias. De ese modo, el funcionamiento del mundo literario en calidad de campo debe considerarse como resultado de un complejo y dificultoso proceso histórico de diferenciación. Desde una perspectiva como ésta, el estudio de las relaciones de sus miembros potenciales con el poder, el mercado y el dinero resulta ineludible.2 Así, y para el caso de la cultura francesa, Bourdieu ha definido en términos de “subordinación estructural” la colocación dominada de los escritores e intelectuales en función de sus vínculos con los poderes externos, en el momento que describe como “fase crítica de la emergencia del campo”.3 Esta nueva forma de dominación se instituye, según Bourdieu, a través de las mediaciones del mercado -fundamentalmente la prensa- y de instituciones en las que se intersectan el mundo político con el mundo literario y artístico. Estas instituciones constituirían eficaces articulaciones entre ambos campos y funcionarían como instancias de una legitimación inespecífica o bastarda.4 En ese sentido, la lógica confrontativa inherente al funcionamiento de un mundo literario autorregulado, será el resultado histórico de la ardua conquista de los principios de la autonomía literaria. Sin dejar de tener en cuenta el “francocentrismo de los análisis empíricos en los que se asienta su modelo teórico del campo literario” (Gramuglio, 1993: 39) y prestando especial atención a la forma particular en que la autonomización tuvo lugar en nuestro país, las proposiciones de Bourdieu permiten pensar algunos términos generales de ese proceso, legible en el corpus propuesto para esta investigación. En las revistas se estudiará el desarrollo de un movimiento por el cual escritores, críticos, intelectuales y artistas reflexionaron acerca de sus propias prácticas y afirmaron la necesidad y el derecho a su reconocimiento en tanto tales, procurando determinar las singularidades que ese desarrollo adquirió en un contexto político, social y cultural diverso del europeo. Así, por 2 3 En la historia de la conquista de la autonomía de la literatura francesa que Pierre Bourdieu realiza en Las reglas del arte, es bajo el Segundo Imperio, alrededor de 1840, cuando el campo literario se separa del poder político. Cf. Bourdieu, 1995: 79-174. María Teresa Gramuglio ha señalado las consecuencias metodológicas que suponen las definiciones de campo intelectual en Las reglas del arte. Se trata ya de “una red de relaciones objetivas entre posiciones y ya no agentes del campo (…) la corrección tiene largos alcances metodológicos pues subraya las exigencias de analizar la inserción del campo intelectual en el campo del poder y la estructura interna del campo, antes de comenzar por algún agente individual”. (Gramuglio,1993: 38-42). 4 Este es el calificativo que utiliza en Las reglas del arte para nombrar dichas instituciones, que en el caso francés, son principalmente los salones. (Bourdieu, 1995: 85). 5 ejemplo, para el caso argentino, incluso las posiciones más extremas de los intelectuales en favor de la autonomía no supusieron de manera uniforme edificar la independencia a partir de un divorcio absoluto con respecto al orden estatal. Prueba de esta situación es el pacto con el Estado que imaginó Paul Groussac desde La Biblioteca o el sistema de suscripciones oficiales previamente solicitado por Vicente Quesada y Miguel Navarro Viola desde la Revista de Buenos Aires. En Argentina, además, las revistas han ocupado un lugar central, variando su inserción entre lo institucional y lo no institucional. El funcionamiento de esa variable, institucionalización - no institucionalización, debe pensarse en relación con los circuitos culturales en los cuales se insertaron o se insertan, pero también se liga con las distintas fases del campo intelectual y literario argentino. Asimismo, no es posible establecer una relación fija e invariablemente oposicional entre la novedad y el carácter institucional de las publicaciones. Las investigaciones de historia literaria y cultural focalizadas en el análisis de publicaciones periódicas argentinas han venido multiplicándose desde hace algunos años. Así lo atestigua la labor continuada de especialistas entre los que se cuentan Jorge B. Rivera, María Teresa Gramuglio, Beatriz Sarlo, Susana Zanetti, John King, Jorge Panesi, Roxana Patiño, Leticia Prislei, Silvia Saítta, Jorge Warley, Carlos Mangone, Geraldine Rogers, Claudia Román, Noemí Girbal. A esto debe sumarse la edición facsimilar tanto de revistas de alta cultura letrada como de semanarios y folletines,5 los intentos de intelectuales como Horacio Tarcus y la creación de centros de publicaciones,6 la creciente presencia de mesas sobre revistas en los congresos recientes o los simposios específicamente dedicados a ellas.7 Desde una perspectiva que las coloca en el centro del análisis de un objeto más vasto –la historia literaria y cultural-, estudiar revistas supone considerarlas como un material básicamente heterogéneo, polifónico, casi siempre contradictorio, e implica necesariamente 5 Oscar Terán en la colección La ideología argentina ha editado La Montaña, la Revista de Filosofía, La voz de la mujer; Margarita Pierini, La novela semanal; el CeDInCI ha publicado en la serie Facsimilares, el Certamen Internacional de La Protesta, Contorno, Cristianismo y Revolución y la edición digital facsimilar completa de Pasado y Presente de los años 1963 a 1965 y 1973. 6 Centro de documentación e Investigación de la cultura de Izquierdas en la Argentina (CeDInCI). 7 Un caso paradigmático fue el encuentro organizado por Saúl Sosnowski, para conmemorar los 20 años de la revista Hispamérica que dirige. El resultado de ese encuentro fue el libro que el mismo Sosnowski editó, La cultura de un siglo. América Latina en sus revistas (Madrid – Buenos Aires, Alianza, 1999). Otro, las Primeras Jornadas de Historia de Revistas y Publicaciones Periódicas (Rosario, 2001). 6 pensar la relación que las publicaciones establecen desde su enunciación política, ética, estética, literaria, con el campo cultural. Estudiar revistas supone dar cuenta de la relación (deseada, efectiva, posible) de una cultura o, específicamente de una literatura, con la sociedad en la que se inscribe. De manera particular, puede decirse que las revistas culturales y literarias conforman el lugar donde los intelectuales (escritores, críticos, artistas, etc.) discuten y redefinen las características, las funciones y la legitimidad de sus propias prácticas. Pensadas como formaciones culturales8 las revistas vehiculizan la ideología estética de un grupo, marcan los movimientos y las tendencias artísticos e intelectuales de un momento dado, y esta intervención detenta un carácter determinante y formativo, un papel central en el proceso social y en la cultura en la que se inscriben. Las revistas constituyen así un espacio privilegiado para la construcción de una historia cultural, que las atraviesa y en cuyo curso actúan de diferentes maneras y con grados de eficacia diversos. 2. El problema de la modernización en América Latina ha sido abordado por la crítica literaria y cultural. Ángel Rama afirma que el proceso democratizador que había entrado al continente desde 1870 conjuntamente con la expansión económica imperial cuestionó y puso en crisis el carácter aristocrático, elitista y clasista de la labor de los intelectuales. Ese carácter sirve para comprender la ‘conmoción’ que se produjo en el seno de las elites tradicionales con respecto a los efectos no deseados de un proceso marcado por la llegada aluvional de extranjeros (Rama, 1985). Así, gran parte de los intelectuales de la fracción intelectual de la elite argentina expresaron sus alarmas frente los peligros de la democracia 8 Raymond Williams utiliza el concepto de formación cultural para dar cuenta especialmente del modo en que funciona la vida cultural y artística, es decir, prácticas especializadas en las sociedades modernas. En ese sentido, identifica las formaciones con los movimientos o tendencias –literarios, filosóficos, científicos, artísticos-, a los que Williams considera articulaciones de formaciones efectivas más amplias, las cuales, a su vez, no siempre guardan una relación afirmativa con los significados de las instituciones formales. (Williams, 1988: 141-142). Posteriormente, en su análisis histórico de las formaciones, Williams va desgranando un modelo de análisis sociológico de este tipo de agrupamiento de los productores culturales entre cuyas premisas pueden mencionarse la necesidad de analizar la composición interna del grupo, sus cambios, sus autodefiniciones, el tipo de actividades que los aglutina así como también sus relaciones externas. Williams afirma que, en la cultura europea, desde mediados del siglo XIX se registra un crecimiento marcado de las formaciones culturales independientes, en particular de grupos de especialización, hecho que para el autor se vincula, entre otras cosas, con las crecientes organización y especialización del mercado y con el desarrollo de una idea liberal de la sociedad y de su cultura en función de la cual podrían aceptarse distintos tipos de obras. (Williams, 1988: 58-67) 7 como sistema social y respondieron con sus discursos las cuestiones que planteaba esa sociedad aluvional y magmática que tendía a igualar la fuerza del número con la de la calidad (Terán 2000). Parte su parte, en el marco de la modernización y especialmente de las relaciones entre literatura y poder, Julio Ramos ha estudiado los vínculos problemáticos entre la literatura y el Estado, para ver en ese carácter problemático la condición de posibilidad de la autonomización y la modernización literarias. (Ramos, 1989: 8). Asimismo, ha leído en los abundantes prólogos literarios del período, una función decisiva en la diferenciación de subjetividad del escritor moderno y advierte en ellos la configuración de un discurso autorreflexivo que reorganizaba los límites del territorio literario según los criterios de la literatura emergente. (Ramos, 1989: 10) Estudios más próximos inscriptos en esta problemática sostienen que algunos escritores e intelectuales durante la modernización de la literatura argentina en torno a 1910, imaginaron como misión principal de las nuevas letras la planificación del Estado, de la que se seguía la justificación del lugar del escritor moderno en la sociedad. En ese sentido y contrariamente a una diferenciación ya modélica de los escritores centrada en la oposición, la negación o la impugnación del Estado, se plantea que es posible leer en la alianza entre intelectuales o escritores y el Estado, uno de los modos característicos de la modernización literaria argentina. (Dalmaroni 2006) Por otro lado, el estudio de la conformación de un campo literario autónomo en la Argentina no puede dejar de atender a los procesos de formación y ampliación del público y, particularmente, a los efectos significativos de la explosión de la prensa. Así, Adolfo Prieto observa que el nuevo tipo de lector -producto de las campañas de alfabetización propendió a circunscribir un espacio cultural nuevo respecto del “cual el modelo tradicional de la cultura letrada continuó jugando un papel preponderante aunque ya no exclusivo ni excluyente” (Prieto, 1988). Los vínculos entre esos dos espacios de cultura mostraron zonas de fricción y de contacto, puntos de rechazo y vías de impregnación. Espacio característico y novedoso de la intersección entre ambos circuitos culturales fue la prensa periódica, cuyo desarrollo vertiginoso más entrado el siglo XX, contrastaba con las dimensiones del espacio de la cultura letrada que eran casi las mismas desde hacía veinte años (Prieto, 1988). En América Latina y en comparación con Europa, la inexistencia de un mercado editorial estable y de una institución educativa específica que albergara la literatura indicaba la ausencia de bases institucionales. De ese modo, la literatura estuvo asociada y dependió de 8 otras instituciones, y tuvo un desarrollo desigual ligado, en muchos casos, a los deseos de autonomía de quines aspiraban y demandaban la independencia. (Ramos, 1989: 84). Más allá de la posición que tomaron con respecto al mercado y al público, los nuevos escritores los convirtieron en preocupaciones centrales. El hecho de que el público generara en los escritores la necesidad de pronunciarse frente a él es un fenómeno propio del 20, basado en el aumento cuantitativo del público, dos de cuyos resultados fueron el rebajamiento del gusto y la explotación comercial de esa necesidad de lectura, principalmente por los periódicos y los editores, seducidos por los réditos fáciles e inmediatos (Auerbach, 1979). Asimismo, en sintonía con lo que Eric Hobsbawm denominó el sentimiento de incomodidad del arte en los últimos años del siglo XIX europeo algunos de los escritores modernos desde una mirada elitista y aristocrática definieron su arte como lucha contra la mediocridad que identificaron con las formas mercantiles de la cultura (Hobsbawm, 1999). Este pronunciamiento fue pensado para el caso de los modernistas latinoamericanos como una postura generalizada de denostación del proceso capitalista, que exhibía el malestar de “formarse dentro de espacios sociales sometidos a un rápido curso de reificación” y se reconoció en la explicitación del gusto por lo selecto, delicado, exquisito, raro (Real de Azúa, 1977). La aparición de una incipiente industria cultural promovió el desarrollo de una actitud profesionalista de la que dieron cuenta la crítica y el comentario de libros en periódicos y revistas -a partir de los cuales interesar a los lectores en el consumo de la literatura-, la colaboración literaria en magazines como Caras y caretas, o la inserción en el teatro nacional. (Rivera: 2000). En torno al Centenario Sarlo y Altamirano visualizan una autoimplicación entre la profesionalización del escritor y el desarrollo del nacionalismo cultural, y correlacionan esa temática con el ascenso de la figura del escritor profesional y la construcción de ideologías de artistas. En el campo intelectual emergente, caracterizado por la presencia de elementos arcaicos y novedosos, se ocupan de un conjunto variado de cuestiones, entre otras, los modos de autorización e ingreso a la vida literaria, los criterios de evaluación de las obras, los posicionamientos frente al elogio y el éxito comercial, los vínculos entre las promociones consagradas y las nuevas, las formas de la sociabilidad literaria, las características del nuevo mercado de literatura que comienza a constituirse. (Altamirano-Sarlo, 1983). 9

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