ebook img

El mundo de la Antigüedad tardía. De Marco Aurelio a Mahoma PDF

212 Pages·2012·3.51 MB·spanish
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview El mundo de la Antigüedad tardía. De Marco Aurelio a Mahoma

PETER BROWN EL MUNDO DE LA ANTIGÜEDAD TARDIA Prólogo de José Enrique Ruiz-Domènec CREDOS M U N D O A N T I G U O Este extraordinario estudio sobre los cambios cul­ turales y sociales en la Antigüedad Tardía (apro­ ximadamente desde el año 150 hasta el 750 d. C.) explica cómo y por qué aquel periodo supone un distanciamiento de la «civilización clásica». El au­ tor demuestra que esta fue la época en que se produjo la irremisible desaparición de la mayoría de las instituciones antiguas más arraigadas: en el año 476, el Imperio Romano había desaparecido por completo en la Europa occidental, y en el año 655 el Imperio Persa había desaparecido por com­ pleto de Oriente Medio. Brown examina estos cambios, y las reacciones de los hombres que los vivieron, y muestra que aquel periodo fue también una época de señalados comienzos. El resultado es una respuesta lúcida a una pregunta crucial en la historia mundial: ¿Cómo es posible que un mundo tan excepcionalmente homogéneo como la civilización mediterránea del año 200 d. C. se divi­ diera en tres sociedades: la Europa occidental ca­ tólica, el Imperio bizantino y el islam, que vivieron mutuamente enfrentadas durante la Edad Media? «Imperio, aparato del Estado (no más de mil indi­ viduos), oligarquías locales: Peter Brown afronta la microfísica del poder romano al tiempo que cues­ tiona el concepto de decadencia. ¿Cómo no hacerlo? Los germanos eran requeridos en el Imperio; eran los libertadores de los colonos agrícolas». JOSÉ ENRIQUE RUIZ-DOMËNEC Diseño de la colección: Luz de la Mora Imagen tie la cubierta: Detalle de El sueño de Constantino, c. 1457 (fresco), Piero della Francesca (c.1415-1492) / Album / akg-images / Electa M U N D O A N T I G U O PETER BROWN (Dublin, Irlanda, 1935) es pro­ fesor de Historia en la Universidad de Prin­ ceton. Su obra abarca desde el análisis del culto a los santos, pasando por su célebre biografía Agustín de Hipona (que escribió a los 32 años, y actualmente sigue siendo un texto de referencia), hasta una nueva inter­ pretación de la Antigüedad Tardía que sub­ vierte la difundida tesis de la decadencia del Imperio Romano acuñada por el historiador Edward Gibbon. Su erudición, su rigor y su sensibilidad le han convertido en uno de los historiadores más sobresalientes y singulares. PETER BROWN El mundo de la Antigüedad tardía De Marco Aurelio a Mahoma PRÓLOGO DE JOSÉ ENRIQUE RUIZ-DOMENEC TRADUCCIÓN DE ANTONIO PINERO R EDITORIAL CREDOS, S. A. MADRID Esta obra ha sido publicada con una subvención del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, para su préstamo público en Bibliotecas Públicas, de acuerdo con lo previsto en el artículo 37.2 de la Ley de Propiedad Intelectual. Título original inglés: The World of Late Antiquity. © Thames & Hudson Ltd., London, 1971. Publicado de acuerdo con Thames and Hudson Ltd, London. © del prólogo: José Enrique Ruiz-Domènec, 2012. © de la traducción: Antonio Pinero. © EDITORIAL CREDOS, S.A., 2012. López de Hoyos, 141 - 28002 Madrid. editorialgredos.com Primera edición en castellano: Editorial Taurus, /9S9. Primera edición en esta colección: febrero de 2012. réf.: GBNCO43 isdn: 978-84-249-2341-9 depósito legal: B-3.906-2012 Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito del editor cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones establecidas por la ley. Pueden dirigirse a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesitan fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47). Todos los derechos reservados. CONTENIDO Prólogo, por José Enrique Ruiz-Doménec, 9 EL MUNDO DE LA ANTIGÜEDAD TARDÍA Prefacio, 19 PRIMERA PARTE LA REVOLUCIÓN ROMANA TARDÍA 1. SOCIEDAD, 25 1. Los límites del mundo clásico hacia el 200 d. C., 25 2. Los nuevos gobernantes: 240-350, 35 3. Un mundo restaurado: la sociedad romana en el siglo iv, 44 2. RELIGIÓN, 55 1. La nueva manera: orientaciones del pensamiento religioso, c. 170-300, 55 2. La crisis de las ciudades: la ascensión del cristianismo, c. 200-300, 65 3. Los últimos helenos: filosofía y paganismo, c. 260-360, 74 4. La conversión al cristianismo, 300-363, 83 5. El nuevo pueblo: el monaquismo y la expansión del cristianismo, 300-400, 95 7 8 Contenido SEGUNDA PARTE LEGADOS DIVERGENTES 1. EL OCCIDENTE, II3 1. El resurgimiento occidental, 350-450, 113 2. El precio del resurgimiento: sociedad occidental, 450-600, 124 2. bizancio, 133 1. «La ciudad gobernante»: el Imperio oriental desde Teodosio II hasta Anastasio, 408-518, 133 2. La gloria: Justiniano y sus sucesores, 527-603, 143 3. Los imperios de Oriente: Bizancio y Persia, 540-640, 154 4. La muerte del mundo clásico: cultura y religión a comienzos de la Edad Media, 165 3. LOS NUEVOS ACTORES, 179 1. Mahoma y el surgimiento del islam, 610-632, 179 2. «Un jardín protegido por nuestras lanzas»: el mundo de la Antigüedad tardía bajo el islam, 632-809, 185 Cronología, 197 Mapa, 202 Bibliografía, 205 índice de nombres y materias, 215 PRÓLOGO por JOSÉ ENRIQUE RUIZ-DOMENEC En junio de 1996, Peter Brown estuvo en Barcelona. Aceptó la invi­ tación que le había realizado meses atrás para que dictara la confe­ rencia inaugural de la XXIV Semana Internacional de Estudios Me­ dievales. Bill Christian me ayudó a convencerle. Una misión difícil, si tenemos en cuenta la apretada agenda de un historiador de re­ nombre internacional. Buscaba con ello unir la Universidad Autó­ noma de Barcelona a la lista de universidades ilustres vinculadas a su actividad: Alls Souls College y Merton College en Oxford, Berkeley, Londres, Princeton, Padua, Harvard, UCLA o Collège de France. Aquellos días se mostró como una personalidad generosa, cordial y abierta. El hombre sabio capaz de moverse en todos los espacios. Me propuso que le eligiera un número de estudiantes relevantes, a los que invitó a un desayuno de trabajo en el hotel en que se hospedaba, en plena plaza de Cataluña. También aceptó con respeto los honores asociados a su prestigio. Le conduje al Palacio Requesens y le con­ vencí de que formara parte como académico correspondiente de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona. Aceptó encantado, con una naturalidad asombrosa, agradecido y, al mismo tiempo, sin darle excesiva importancia. Entre actos, me hablaba de su interés por el estudio de los santos como árbitros de la cultura. Fue estupendo comentar con él las ini­ ciativas de amigos comunes, como Sophia Bosch Gajano, que le que­ ría llevar a Roma, en una inolvidable comida en el restaurante Siete Puertas. Fueron en verdad unos días estupendos. La situación mejo­ ró, si cabe, durante el viaje al valle de Boí. Peter Brown quería cono- 9 10 José Enrique Ruiz-Domènec cer las iglesias románicas de la zona, en especial Sant Climent de Taüll, cuyo pantocrátor admiró en su ubicación museística. Me re­ sultó enriquecedor comprobar el acercamiento a lo sagrado por par­ te de un hombre alejado de las interpretaciones dogmáticas de la religión católica. En ese hermoso lugar pirenaico emergió el verda­ dero espíritu de Peter Brown, sus raíces irlandesas. Peter R. L. Brown nació el 26 de julio de 1935 en Dublin (Irlan­ da). Siguió una carrera poco ortodoxa para aquellos tiempos. A los treinta y dos años se hizo un nombre entre los estudiosos del mundo antiguo al escribir una biografía de san Agustín (se la publicó la edi­ torial Faber, de Londres). Un libro que tuvo suerte al atravesar el Canal de la Mancha: tanto en Francia como en España, y quién sabe si también en otros lugares, no tuvo la adecuada ubicación. Traduci­ do por editoriales católicas, su texto choca con sus lectores, que se resisten a una interpretación poco ortodoxa del norte de África en el siglo v, en particular del donatismo. Valorado como una herejía por la Iglesia de Roma, pocos lo habían visto como lo que realmente fue: una disidencia de la población mayoritariamente de origen berebere con respecto a una clase dirigente romana, insensible a los problemas sociales y económicos en una época de subida de precios y caída de los beneficios comerciales y las rentas agrarias. El donatismo no fue estrictamente una revuelta social, pero tuvo en la agonía de las clases desprotegidas la razón de su anclaje. San Agustín vivió de cerca el conflicto y se preocupó tanto por él como por los rumores de las «in­ vasiones» bárbaras. En ese libro, Peter Brown dejó claro que iba a proponer una lectura de ese pasado bastante diferente a la de los manuales escolares; una época cargada de problemas debidos a la caída y decadencia del Imperio romano. En realidad, lo que desde el siglo xvm con Edward Gibbon lla­ mamos la caída del Imperio romano no fue más que un desarreglo político y un desajuste militar en las provincias romanas de Occiden­ te (Britania, Galia, Norica e Hispania). A su estela, el retorno de los reyes para gobernar ese mundo que el Senado y el pueblo de Roma habían dejado a su suerte. Estas ideas están en el punto de partida de Prólogo II su libro más famoso, el que el lector tiene ahora en sus manos. En 1971, la editorial londinense Thames and Hudson le propuso que escribiera una síntesis sobre el complejo período de Marco Aure­ lio a Mahoma. Al aceptar el encargo, era consciente de que se enfren­ taba con un gran reto y, al terminarlo, se dio cuenta de que había escrito un gran libro y había acuñado un término para la posteridad. El título The World of Late Antiquity, «El mundo de la Antigüedad tardía», respondía a la triple herencia consumada por décadas de estudio sobre los siglos 11 al vii: la fractura silenciosa en la sociedad romana tras la muerte de Marco Aurelio, comenzada por su hijo Cómodo y continuada por la dinastía de los Severo; la lenta renuncia a los valores clásicos, incluido el valor del cuerpo, y, en tercer lugar, una crisis económica generalizada que consigue dividir el Imperio y dejarlo indefenso ante las sacudidas de una constante inmigración de pueblos «bárbaros» y sumido, con la desaparición del Imperio per­ sa sasánida, en la mayor guerra del mundo que la historia ha visto. Esta triple herencia historiográfica había otorgado un contenido a los estudios sobre la etapa final del Imperio romano, orientados a perfilar la tesis de Edward Gibbon: el Imperio no supo hacer frente a los cambios históricos, como proponía Ferdinand Lot, no fue ca­ paz de equilibrar sus instituciones con la integración del cristianis­ mo, decía Santo Mazzarino, quedó afectado por una sorda revolución social resultado, a su vez, de una crisis económica generalizada, pro­ ponía A. H. Jones o, simplemente, fue asesinado por los bárbaros, como espetó André Piganiol al final de un libro extremadamente polémico. En todo caso, los administradores imperiales y los gober­ nadores de provincias, cuestores y pretores, con la legitimidad que les daba el Derecho romano, no se dieron cuenta de que en las tierras entre Britania y el Adriático, entre la frontera del Rin y las Colum­ nas de Hércules, la renovación de la vida económica, social y cultural solo podía hacerse por las redes construidas por las comunidades cristianas y regentadas por los obispos y jamás mediante la tiranía burocrática y militar de los ilirios. Por ignorarlo, por servilismo ante el modelo ideado por Diocleciano de la Tetrarquía, el Imperio se vio

See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.