Pocas horas después del combate en la Plaza de las Tres Culturas y edificios circundantes en Tlatelolco la trágica noche del 2 de octubre de 1968, ya que los ambulantes casi habían acabado de levantar muertos y heridos y la policía y soldados habían capturado a reales y supuestos francotiradores, unos vecinos descubrieron semi agazapado el cadáver de un joven en el pasillo del tercer piso del edificio "Chihuahua".
Al registrarlo en busca de identificación le hallaron bajo Ia cintura y fuertemente sujeto can el cintillo, un pequeño portafolio mal cerrado que contenía un legajo manchado de sangre fresca, tres billetes de mil pesos, uno de quinientos, y ochenta y siete pesos mas en billetes menores. Al parecer, el joven estudiante, mortalmente lesionado espero que terminara la lucha para escapar, y cuando ca11aron las armas se fue arrastrando rumbo a las escaleras, de las que quedo a unos pasos cuando las fuerzas le faltaron y murió.
No quedó desfigurado par las heridas. Empero, nadie lo identificó. Su cadáver estuvo varios días en el anfiteatro hasta que hubo necesidad de sepultarlo en calidad de desconocido. El legajo que guardaron los vecinos resultó ser el diario íntimo en que anotaba meticulosa y ampliamente los sucesos mas salientes del Movimiento Estudiantil, del que debió ser uno de sus líderes. Estaba escrito a máquina; salvo la última hoja, con anotaciones a mana, en desorden, segundos antes de iniciarse la batalla.