Description:Yo nunca me declaro en la primera cita, yo nunca digo lo que no siento,
yo nunca como pasteles entre horas. Las famosas chicas Yo Nunca tenían
una afición desmedida a afirmar categóricamente cosas que el destino no
tardaba en obligarlas a enmendar. Todo era cuestionable menos que
Marcelina se casaba y su despedida de soltera las había pillado medio en
bolas (Literal y figuradamente)
A Renata le costaba admitir que su pareja estable empezase a dudar del
amor que los unía, en el mismo momento en el que a ella la ascienden a
directora del departamento de nuevos talentos en el museo en el que
trabaja. Siempre pensó que Ángel era su media naranja hasta que encontró
una naranja entera.
Tener el pelo absoluta e irremediablemente liso era uno de los
quehaceres diarios de Lucita hasta que dicha obsesión a punto estuvo de
costarle la integridad física. Opositora sin remedio y con la mala
suerte de la que mucho tienta a la tal, conoce al chico perfecto el día
en que menos podía oír sus palabritas de amor.
Telma se erigió como anfitriona de la despedida y no sospechó hasta qué
punto ser la organizadora del evento iba a proporcionarle tantos y
tantos buenísimos momentos. Esotérica, mandona y cual funambulista por
el cable, intenta salir de la treintena sin dejarse en el camino ningún
cabo suelto que pudiese llegar a hacerla feliz. Aunque, para ello,
tuviese que obviar que, por aquel entonces, él aún era menor de edad.
¡Pelillos a la mar! Y mejor si son los que les quedaban de tontas…
Con esta novela, Noe no solo sigue la
estela de sus dos exitosos trabajos anteriores Señálame un imbécil y me
enamoro (Ézaro Ediciones) y ¡Quiero un hombre magdalena! (Ediciones Z)
sino que, una vez más, tiene que rendirse al hecho de que hay sueños que
no se esfuman al hacerse realidad. Hay realidades que superan sueños.
Para muestra, tres botones.