Fernando Lizárraga EL MARXISMO Y LA JUSTICIA SOCIAL La idea de igualdad en Ernesto Che Guevara CoLeCCion neXoS e d i C i o n e S e S C a P a r a T e EL MARXISMO Y LA JUSTICIA SOCIAL La idea de igualdad en Ernesto Che Guevara Fernando Lizárraga Registro Propiedad Intelectual Nº ISBN: 997586-9-56-9065-05-7 Producción General: Miguel Soto Inostroza. Diseño de Portada: Francisco Figueroa R. ©Fernando Lizárraga ©Escaparate Ediciones E-mail: [email protected] www.edicionesescaparate.cl Julio 2011 IMPRESO EN CHILE Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada y transmitida por cualquier medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin autorización previa del editor. 4 ÍNDICE Prefacio 9 Prólogo 1 - El Che como teórico de la justicia Atilio A. Boron 13 Prólogo 2 - ¿Construcción o reconstrucción de la justicia ? Camilo Sembler 23 Introducción 33 ConsideraCiones teóriCas 35 el marxismo guevariano 39 Capítulo 1 Una teoría marxiana de la justicia 55 1.1 Injusticias capitalistas 59 1.2 Circunstancias de justicia 63 1.3 El Che en sus circunstancias 65 Capítulo 2 El Principio de Contribución 77 2.1 Primera fase del comunismo 77 2.2 Cuba y su transición 83 2.2.1 Campesinos, burgueses y proletarios 86 2.2.2 demoCraCia y soCialismo 93 2.3 Proporcionalidad socialista 97 2.4 “A cada cual según su trabajo” 107 Capítulo 3 El Principio de Diferencia 117 3.1 Rawls y el marxismo 117 3.2 Desigualdad justificada 122 3.3 Desigualdad injustificada 126 3.4 El ethos de la Revolución 136 3.5 El Gran Debate y el Sistema Presupuestario 147 307 3.6 Estímulos morales y materiales 160 3.6.1 HaCia una moral revoluCionaria 179 3.6.2 esCala salarial 200 3.6.3 trabajo voluntario 210 3.6.4 Éxodo de tÉCniCos 216 Capítulo 4 El Principio de Necesidades 227 4.1 El sistema de necesidades 227 4.2 “A cada quien según su necesidad” 231 4.3 El Hombre Nuevo 247 4.4 Las necesidades y el Hombre Nuevo 262 Conclusión: El perdurable encanto de la justicia 275 Biliografía 295 308 Para mis viejos: Renée y Ricardo 7 PREFACIO DEL AUTOR A uno de mis amigos le gusta repetir una frase que suelen atribuirle a Lenin: “No hay nada más práctico que una buena teoría”. Es su modo más eficaz de amonestar, fraternalmente, a quienes siguen pensando que la teoría es, en el mejor de los casos, una pérdida de tiempo. Es su modo de alentarme a perseverar en este oficio de las ideas, los libros, la escritura. Su frase de cabecera es la mejor justificación que puedo encontrar para este libro. Los lectores juzgarán si la teoría que aquí se ofrece es de la buena. En sus comienzos, esta obra fue una tesis de maestría, que escribí entre 1998 y 1999 en la Universidad de York, Inglaterra. El título de aquel trabajo era: “Red Rawls. The difference principle at work in communism”, que puede traducirse, sin gran pérdida, como “Rawls, el rojo. El principio de diferencia en el comunismo”. Bajo la certera supervisión de Alex Callinicos, académico y mili- tante del trotskismo británico, busqué combinar la concepción de Marx sobre la justicia social con la del filósofo norteamericano John Rawls. No era, desde luego, un proyecto original, puesto que varios pensadores marxistas ya venían procuran- do un diálogo crítico con las tendencias igualitarias y liberales nacidas al influjo de la teoría rawlsiana. Aunque he ajustado mi perspectiva con el paso de los años, las ideas de aquella tesis aún forman el núcleo conceptual de este libro. El Che, como siempre, llega sin avisar. A principios del año 2000, me en- trevisté con Atilio Boron para pedirle que fuese mi director de estudios doctora- les. Le comenté que mi propósito era ahondar en la relación entre Marx y Rawls, entre el marxismo y el igualitarismo liberal. Su entusiasmo fue inmediato, pero me hizo una advertencia fundamental. “Está bien -me dijo- pero todo esto parece colgado de las nubes; es un proyecto excesivamente formalista y tiene que bajar a tierra”. No me pedía que abandonara la teoría, sino que hallara un caso que permitiera cotejar las elaboraciones más formales. Y ahí apareció el Che. Porque sin ser un especialista en su obra, me eran familiares sus preocupaciones sobre la justicia social, los incentivos y la dimensión ética del marxismo. Intuí que si alguien se había encargado de reflexionar a fondo sobre el problema de la justicia, ese alguien tenía que ser el Che. Creo no haberme equivocado. En el 2004, finalicé y defendí, en la Universidad de Buenos Aires, la tesis doctoral “Principios de justicia en el pensamiento de Ernesto Che Guevara”. Me 9 resulta muy difícil hallar el tono y las palabras exactas para darle las gracias a Atilio Boron. Estoy convencido de que no pude haber tenido un mejor director de tesis. Siempre encontró tiempo para orientarme; sus indicaciones, críticas y consejos fueron invariablemente acertados. Su erudición y su rigor analítico me permitieron vencer muchísimos obstáculos que a primera vista se me ocurrían in- superables. La generosidad sin dobleces no es cosa de todos los días en el mundo académico. Por eso, la calidad humana de Boron y su sincero compromiso con la formación de estudiantes de grado y postgrado constituyen excepciones dignas de elogio. A mediados de 2006, recibí un sorpresivo correo electrónico desde Cuba. La Editorial de Ciencias Sociales había decidido publicar mi tesis doctoral. Gra- cias a la iniciativa de Néstor Kohan, uno de los más eruditos y comprometidos especialistas en la obra del Che, mi escrito había viajado hasta la isla, cargado de buenas recomendaciones. Así, la tesis se convirtió en el libro La justicia en el pensamiento de Ernesto Che Guevara, que fue presentado en la Feria Internacional del Libro de La Habana, en febrero de 20071. Y hace un par de años, la politóloga chilena Paula Vidal leyó una versión electrónica de este libro y, con enorme bon- dad, se tomó el trabajo de divulgarlo entre sus contactos. Manuel Ossa, de Nexos, me alentó a revisar el texto original y a depurarlo de varios excesos academicistas que aún persistían. El resultado es la edición, corregida y actualizada, que ahora ponemos a consideración del público. A lo largo de estos años he recibido el apoyo de muchas personas y orga- nizaciones. Mencionarlas a todas sería imposible; no mencionar a ninguna sería injusto. Por eso, quiero expresar algunos agradecimientos. A Atilio Boron, Miguel Rossi y Néstor Kohan, grandes maestros y entrañables amigos. A Gisela Wisniac- ki, Fabián Petrecca, Sabrina González y Alexia Massholder, refugios de afectos, ideas y charlas interminables en Buenos Aires. A mis profesores y colegas de York, en particular, a Alex Callinicos, Naomi Cooke, Nigel Greaves, Mark Cartwright y Will Roberts. A la gente de la Editorial de Ciencias Sociales de La Habana y de otras instituciones cubanas, muy especialmente a Sonia Almaguer, Julio César Guanche, Yamel Santana, Yasmín Portales Machado y Lázaro Rodríguez Oliva. A Paula Vidal y Manuel Ossa, por su audaz confianza en este libro. A mis com- 1 Instituto Cubano del Libro, Editorial de Ciencias Sociales, Ciudad de La Habana, Cuba, 2006, 372 páginas, ISBN 959-06-0900-7. La edición que ahora presentamos ha sido completamente refundida por el autor. 10 pañeros y amigos del Colectivo El Fracaso; a Ariel Peruccelli, Pablo Scatizza y Bruno Galli, con y de quienes tanto aprendí, sigo aprendiendo (de libros y otras cosas) y a quienes tanto admiro. A mis colegas del Cehepyc y del Ceapedi, en la Universidad Nacional del Comahue. A Edgardo Datri, amigo y coordinador de la Escuela de Formación Política y Sindical “Carlos Fuentealba”. A todos quienes me honran y sostienen con su amistad y cariño desde hace veinte años en este arisco Sur. A Rosana y Agustín, por cada uno de los días. Neuquén, Patagonia Argentina, marzo de 2011. 11