El KITsCH ENsaYO PsICOaNalÍTICO alonso Posada Majluf aldvs matadero El KITsCH ENsaYO PsICOaNalÍTICO Este libro se realizó con apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes a través del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales 2015. El Kitsch. Ensayo psicoanalítico Primera edición 2017 D.R. © Alonso Posada Majluf D.R. © 2017, Casa Aldo Manuzio, S. de R. L. de C.V. Flamencos 72 Colonia San José Insurgentes C.P. 03900, Ciudad de México D.R. © 2017, Editorial Matadero Cerrada Mártires de Tacubaya 1Bis, 3A Colonia Escandón C.P. 11800, Ciudad de México Todos los Derechos Reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamien- to informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito de los editores. ISBN: 978-607-975709-0 Impreso en México / Printed in Mexico El KITsCH ENsaYO PsICOaNalÍTICO alonso Posada Majluf aldvs matadero sabEr si quisiéramos explicar el gusto como una simple convención social, es- taríamos obligados a pensar el mal gusto o kitsch como un fenómeno de la misma naturaleza. las ciencias sociales –el valor de la diversidad cultural– la psicología –el valor de la subjetividad– apuntan a ello. Pero, en la violencia del mal gusto el relativismo no aplica. lo kitsch no acepta los criterios civilizados de nuestros tiempos, lo kitsch es deleznable sin ate- nuantes; en lo kitsch, pues, se asoma la importancia de pensar el concepto de gusto, hasta ahora no tocado por el psicoanálisis, con toda la atención que la filosofía le dio a este problema en otros tiempos. ¿Qué es el kitsch, pensado desde el psicoanálisis? buen gusto se llama al juicio sobre lo bello, mal gusto o kitsch, al jui- cio que dice “es bello” de algo que no lo es. la referencia explícita al cuerpo (a uno de los cinco sentidos) obedece a la frontera ubicada en la lengua entre lo que se dice y lo que no se puede decir: “lo bello es lo que, sin concepto, es representado como objeto de una satisfacción universal”,1 lo bello no se produce si la obra no toca lo imposible de la palabra. lo bello excede al lenguaje, a lo conceptual, y la noción para hablar de esto, el gusto, está en esa vinculación tan especial que se da en esta región del cuerpo, en la boca; entre lo que se articula con la palabra y lo que no se puede articular, entre el saber y el sabor. Gusto y juicio estético son sinónimos. El gusto como sentido de la lengua es sinónimo del gusto como sentido de la lengua. Esto es, el gusto es igualmente el sentido de las papilas gustativas, como el sentido del inconsciente frente a la palabra; es un discernimiento sobre los elementos del mundo que se incorporan por la boca –la alimentación– y un discer- nimiento de lo que se incorpora, del Otro: la palabra. así, todo saber con- lleva un sabor, una percepción del mundo. Cada ciencia y disciplina, cada 1. Immanuel Kant, Crítica del juicio, Madrid, Tecnos, 2007, p. 123. 7 hipótesis del sujeto genera un excedente con sus percepciones aledañas. la preeminencia del lenguaje en el mundo humano, en tanto no conforma una totalidad, tiene una función creativa y por tanto, estética. la presen- cia del juicio de gusto está en todos los juicios, el juicio del gusto impulsa los demás juicios (para Freud, el juicio de atribución es anterior al juicio de existencia) y los aterriza: “me gusta”, “no me gusta”, punto. sin em- bargo, la radicalidad del juicio personal, la naturaleza subjetiva, no agota el problema. El gusto tiene sus propias condiciones, si bien es cierto que buscarlas (la norma del gusto) es un despropósito contemporáneo, hablar del kitsch goza de buena salud: lo kitsch se justifica por su densidad, por su presencia cotidiana, la discusión sobre el carácter objetivo o subjetivo del gusto encuentra en lo kitsch una certeza y en sus paradojas encuentra –a su vez– la versión contemporánea de los misterios que presenta lo bello desde la antigüedad. En psicoanálisis, la estética ocupa un lugar privilegiado en tanto que la teoría contradice sus principios básicos. si bien alrededor del in- consciente se ha conformado un cuerpo teórico –lo cual ha estimulado a otros campos del conocimiento y en sí mismo ha dialogado con la filosofía– hay otro saber del psicoanálisis que no tiene que ver con las articulaciones teóricas. la noción de inconsciente misma no le permite al discurso psicoanalítico identificarse con cualquier conocimiento. El inconsciente es un saber diverso. El material del inconsciente que se ha dado en llamar saber, sabe. “El inconsciente es el lugar constituido por un material literal des- provisto en sí mismo de significación.”2 al estar desprovisto en sí mismo de significación, este saber es opuesto al conocimiento, pero sabe. se ha definido negativamente como saber que no se sabe, pero podríamos defi- nirlo positivamente como un saber que sabe, que sabe a algo de cada quien. El concepto estético de gusto concuerda con el origen griego de la palabra estética aesthesis, que al traducirse como sensación, hace una re- 2. roland Chemama, Diccionario del psicoanálisis, buenos aires, amorrortu editores, 1998, pp. 221-222. 8 ferencia directa al cuerpo y del cuerpo al inconsciente. “las sensaciones sólo se vuelven conscientes en función de su ‘investimiento’ pulsional.”3 Saber es tener un conocimiento y es también literalmente tener un sabor. En un principio la palabra sapere se empleó para designar únicamente el sabor. la acepción de saber como conocimiento sólo se adquirió poste- riormente. Tras la huella, los conocimientos dejan un sabor. los ejemplos sobran: “ya me las olía”, “decir las cosas con tacto”. antes de la acep- ción del saber como conocimiento se utilizaba el sabor como el regusto que dejan los conocimientos. ahora bien, este movimiento del lenguaje es interesante entre otras cosas porque, tras formalizarse la acepción de conocimiento, la relación con la boca sigue metaforizándose. la expresión “me sabe mal” o “me sabe bien” y el gusto como noción filosófica para designar el juicio estético son muestra de esto. En la experiencia analítica la pulsión oral se encuentra de última, en una situación en la que todo lo que hace es ordenar el menú. Esto se hace sin duda con la boca, que está en el principio de la satisfacción –lo que va a la boca vuelve a la boca y se agota en ese placer.4 siempre hay un resto de lo que tiene que ver con el saber en su dimen- sión oral, el saber y el sabor, la lengua, el lenguaje, la boca, la metáfora. El gusto es el sentido más propicio para el discernimiento en el arte. si bien la vista y el oído son los sentidos más valorados en la tradición occidental debido al grado de desarrollo cognitivo que ofrecen, pero lo cognitivo, pre- cisamente, no es equivalente al saber. la metáfora apunta a la creación de sentido y al no sentido (pas de sens). lo que se conoce tiene algo de creación y lleva algo desconocido. los llamados sentidos fuertes se ocupan del objeto concreto “sinónimo de lo que existe.” 3. Gérard Pommier, Como las neurociencias demuestran el psicoanálisis, letra viva, bue- nos aires, 2010, p. 61. 4. Jacques lacan, El seminario (11). Los Cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. buenos aires, Paidós, 1989, p. 175. 9 […] se considera que el funcionamiento de ciertos sentidos desarrollan caracte- rísticas propiamente masculinas, mientras que el resto se consideran femeninos. las virtudes y logros atribuidos a los sentidos distantes son considerados mascu- linos no porque se crea que los sentidos funcionan distinto en hombres y mujeres […] sino debido a su contribución al desarrollo de la naturaleza racional.5 Es decir, la visión sola no alcanza a abarcar el conjunto de la estética, si bien puede identificarse con una de sus dimensiones en cuanto que la figura del semejante se dibuja a través de percepciones sensoriales, “lo que descubrimos en la menor experiencia del psicoanálisis es ciertamente del orden del saber y no del conocimiento o de la representación”.6 El gusto como juicio es igualmente pertinente también para hablar del saber en psicoanálisis si no se hace es porque la noción de gusto tiene su propia historia. Está acuñada dentro del campo filosófico pero, sobre todo, está cargada de connotaciones imaginarias. lo que escapa a la ima- gen especular regresa como valor burgués y discriminatorio. de no ser por estas razones no entendemos por qué no se hubiese articulado antes con mayor determinación en el psicoanálisis El saber del que trata el psicoa- nálisis es el gusto: el resto de las representaciones no representables, lo no fenoménico de los fenómenos, lo que yace en el arte más allá de la pintura, de la técnica musical, lo que está más allá de lo representado y que apunta a la verdad en todos los campos. El sabor del resto como presencia ajena al conocimiento existe incluso en las fórmulas matemáticas. Es algo de lo que la fórmula misma no puede hablar. El Juicio está estructurado como un juicio de gusto. Como anota Freud en La negación: la función del juicio tiene, en lo esencial, dos decisiones que adoptar. debe atribuir o desatribuir una propiedad a una cosa, y debe admitir o impugnar la 5. Carolyn Korsmeyer, El sentido del gusto. Comida, estética y filosofía, barcelona, Pai- dós, 2002, p. 55. 6. Jacques lacan, El seminario (17). El reverso del psicoanálisis, barcelona, Paidós, 1992, p. 30. 10