Description:El gran coche negro se detuvo con silencioso frenazo y suave vaivén de los potentes amortiguadores, en la esquina de una calle del Bronx neoyorquino. Dentro iban cinco hombres: dos en el asiento delantero y tres en el de atrás. De los cinco, cuatro eran altos y fuertes, de mirada dura y viva, penetrante. El quinto, sentado en medio en el asiento trasero, era más bien menudo, calvito, casi enclenque. Estaba evidentemente asustado, y aún pareció asustarse más cuando el hombre que iba junto al conductor se volvió hacia él. Era el mayor de todos, quizá de unos cuarenta y cinco años. Sus ojos eran claros, su mirada fija, dura. —Muy bien, Trevor —musitó—. Hemos llegado. Es decir, creo que hemos llegado. Todo depende de que nos haya mentido o no.