Description:Contiene también El sheriff de Río Nueces, del mismo autor. La tarde estaba demasiado calurosa. El jinete se dió cuenta de ello cuando sintió su rojo pañuelo atado al cuello empapado de sudor y levantó los ojos al cielo, buscando la carrera del sol, aún demasiado alto. Como no le acuciaba prisa alguna, desvió el caballo hacia la protección de un macizo de árboles que se agrupaban a la izquierda y desmontó. El caballo, cuyos flancos brillaban como un espejo, agradeció la grata sombra que ofrecían las grandes ramas cuajadas de hojas verdes y brillantes, y se dedicó a ramonear por la reseca hierba, mientras el jinete, sentado en tierra, con la espalda recostada sobre el recio tronco de un añoso roble, dejaba pasear su clara y brillante mirada por el dilatado paisaje que se ofrecía a sus ojos.