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el imaginario jesuita en los reinos americanos (ss. xvi-xix) PDF

210 Pages·2016·1.05 MB·Spanish
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ACTAS DEL SIMPOSIO INTERNACIONAL “EL IMAGINARIO JESUITA EN LOS REINOS AMERICANOS (SS. XVI-XIX)” LIMA, 19 Y 20 DE AGOSTO DEL 2014. ACTAS DEL SIMPOSIO INTERNACIONAL “EL IMAGINARIO JESUITA EN LOS REINOS AMERICANOS (SS. XVI-XIX)” A CTAS DEL SIMPOSIO INTERNACIONAL “E R A L IMAGINARIO JESUITA EN LOS EINOS MERICANOS ( . - )” SS XVI XIX Lima, 19 y 20 de agosto del 2014 Actas del simposio Internacional “El imaginario jesuita en los Reinos Americanos (ss. XVI-XIX)” Julio 2016 De la presente edición: © Universidad Antonio Ruiz de Montoya Av. Paso de los Andes 970, Pueblo Libre, Lima Telf. (51-1) 7195990 (a) 128 [email protected] diseño de portada Carlos Yáñez Gil Ilustración de portada: Anónimo de la Escuela Cusqueña del siglo XVII, “Jesuitas portando indígenas a la salvación” del museo del Monasterio de Santa Catalina, Cusco. Todos los derechos reservados Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú No.: 2016-09276 CONTENIDO Introducción 5 CONfERENCIAS MAGISTRALES José de Acosta , SJ: Creatividad Intelectual y Pastoral en el Perú Colonial Claudio M. Burgaleta 13 Franciscanos recoletos y Jesuitas en las Américas: Utopianismos comparados en Nueva España, Paragua y y Nueva Francia Gauvin Alexander Bailey 20 La tradición naturalista y los jesuitas en los Andes Fermín Del Pino Díaz 34 La Antigua Compañía americana en el imaginario de la Nueva: apuntes para un bicentenario Pierre Antoine Fabre 48 MISIóN JESUITA 59 La Música en las Misiones de Mainas en los siglos XVII y XVIII Jaime Regan 60 La misión educativa en los colegios jesuitas en el Perú al momento de la expulsión Adolfo Domínguez 66 fILOSOfíA JESUITA 94 Los jesuitas y el imaginario de la filoso fía natural en el virreinato del Perú Roberto Juan Katayama Omura 95 La moral negociada. El Pro babilismo Jesuita y sus prolongaciones en el autoritarismo y la transgresión en el Perú Jaime Villanueva Barreto 101 Los entes mentales en la filoso fía escol ástica según el P. Antonio Rubio, SJ Sandro R. D’Onofrio 122 La unión formal negativa como término lógico en las Súmulas de José de Aguilar S. J Oscar Edmundo Yangali Núñez 128 Cursos filosóficos jesuitas en el Virreinato del Perú Milko H. Pretell García 133 TEMAS DE hISTORIA 163 La historia del Perú según Viscardo Francisco Quiroz Chueca 164 El antijesuitismo de Manuel Abad Yllana, obispo ilustrado del Tucumán y de Arequipa José Antonio Benito Rodríguez 172 Antigüedad, crítica e historia en la historia antigua de méxico de francisco Javier Clavijero Daniel Salas-Díaz 181 Epistemolog ía patriótica en la obra de los exiliados jesuitas Liliana Regalado 188 La obra del Padre Ricardo Cappa S.J. y el “canon historiográfico ” en el Perú del siglo XIX Joseph Dager Alva 198 I NTRODUCCIóN La Compañía de Jesús es una de las instituciones católicas más sólidas y represen- tativas de la etapa moderna en la historia de occidente. Por su carácter misionero, se diseminó desde muy temprano por todo el mundo, y a ella se le debe no sólo la llegada del mensaje cristiano en partes muy remotas del orbe, sino también la expansión del conocimiento de origen europeo, con sus luces y sus sombras. Desde sus inicios, y sin que ello estuviese en el origen de la idea que albergaba su funda- dor, el noble vizcaíno Ignacio de Loyola, la congregación de los jesuitas, seria iden- tificada como una orden de educadores. Efectivamente, solo 15 años después de ser fundada la Compañía, 56 colegios ya habían sido abiertos en territorio europeo. En 1574, es decir, 34 años después de fundada, ya había 163 colegios. Allende sus fronteras, un siglo después en 1639, llegarían a ser 444. Esto permitiría a los jesui- tas, hacia fines del siglo XVI, elaborar una reforma educativa, la Ratio Studiorum, que fue el reglamento de estudios aplicado a todos los colegios de la orden. La in- fluencia de este documento llegó a ser muy grande en la pedagogía moderna, y, de otro lado, su implementación en la educación del virreinato peruano dejó huellas palpables hasta nuestros días. La organización jesuita se concentró en la formación humana, con la finalidad de hacer mejores personas a través de su intención evangelizadora, que tenía como modelo central a la persona de Cristo. En otras palabras, misión evangelizadora y proyecto educativo eran caras de una misma moneda. Desde esta perspectiva debe entenderse todo el sistema organizativo y la economía que la Compañía de Jesús tuvo que desplegar para plasmar con eficiencia sus objetivos. Esto daría lugar a una impresionante expansión de obras jesuitas en todas partes de orbe, y en el Perú, mediante una economía en la que las haciendas jesuitas sostenían todo el aparato educativo y misionero de buena parte del territorio sudamericano. Esto a su vez dio lugar a la leyenda del “tesoro de los jesuitas” desde una incomprensión de la economía espiritual subyacente a toda la organización. Como bien dice el historiador Pablo Macera: “Empecemos por corregir al menos en parte la antigua y difundida leyenda, acerca del “tesoro de los iesuitas”. Nuestra documentación -en par- ticular la contabilidad de los coleqios- demuestra que el atesoramiento, la acumulación 5 improductiva de numerario y joyas, no fue uno de los objetivos de la Compañia. Su actitud económica era al respecto enteramente moderna, mucho más moderna de he- cho que la seguida por muchos de sus contemporáneos. lnvirtieron enorme sumas desde luego en la construcción de iglesias, en amoblar sus casas y enriquecer sus bibliotecas pero todos esos gastos suntuarios no deben ser confundidos con el atesoramiento propia- mente dicho. Hubo por cierto tesoros y joyas pero los testimonios son concluyentes en lo que se refiere a su importancia.” (Pablo Macera “Instrucciones para el manejo de las haciendas jesuitas en el Perú, ss. XVII-XVIII” En: Nueua Coronica, Vol 2, 2, Lima 1966). El “atesoramiento” no fue la finalidad, sino parte de toda la arquitectura simbólica que albergaba el trabajo espiritual y educativo que era la verdadera fi- nalidad. Anexo a esto no debe olvidarse la marcada defensa que ellos enarbolaron de los indígenas. Es a veces injusto el juicio que se realiza sobre el rol de la Iglesia en la etapa virreinal como si su labor hubiese estado en estrecha connivencia con las injusticias que producía el estado colonial. Los jesuitas por ejemplo, siguiendo las huellas de la prédica lascasiana, abogaron y trabajaron por los indígenas en una labor incansable que dio como fruto el rescate de muchas tradiciones espirituales de la tradición andina que fueron incorporándose subrepticiamente en las prácti- cas ortodoxas. Prefiero usar el término de hibridación antes que el de sincretismo, pues este concepto tiende paralizar el dinamismo de este proceso cultural, y que fue descrito por el desaparecido jesuita antropólogo Manuel Marzal como “crista- lización” de la religiosidad andina. Contrariamente, el fenómeno religioso, como práctica y objeto cultural, es un proceso en constante evolución que no cesa de transformarse y evolucionar. En el año 1767 los jesuitas fueron expulsados de los reinos católicos de Espa- ña. No fue el único escarnio que sufrieron. Poco antes habían sido expulsados de Portugal, a lo que le sucedería la expulsión de otros reinos como Francia. En todos los casos, las razones deben vincularse a un conjunto de resentimientos, recelos, temores de las autoridades religiosas y políticas, del rol e importancia que había alcanzado el Instituto fundado por el Santo de Loyola. Algunos de ellos quizá justi- ficados, pues los jesuitas llegaron en muchos casos a tener una gran influencia en las altas esferas por su cercanía en la formación de las élites. El caso peruano no ha sido estudiado sin embargo con detenimiento. Hacia el momento de la expulsión los je- suitas contaban con colegios, haciendas, operarios, distribuidos prácticamente en todas las regiones importantes del virreinato peruano. Su obra educativa se había diseminado en todo el país, produciendo una gran cantidad de obras que hoy per- manecen muchas de ellas en el olvido. Los jesuitas como en otras partes del mundo se habían convertido en los educadores de las élites, pero también estuvieron muy cerca de los más necesitados, especialmente de la población indígena y la africana también. Establecieron métodos misioneros que permitieron la preservación de las lenguas aborígenes mediante la elaboración de gramáticas y vocabularios muy minuciosos. Algunos de ellos fueron publicados, otros se perdieron. El misionero 6 Alonso Barzana, esforzado misionero de los primeros años de la presencia jesuita en el país, habló y trabajó 11 lenguas mientras iba abriendo camino a la nueva fe. Otros nombres quedan asociados a este trabajo incansable que no debe entenderse como mero intelectualismo, sino como una labor pragmática cuya finalidad fue la de formar los espíritus de los nativos, siguiendo la línea de un humanismo cristia- no. Antonio Ruiz de Montoya, José de Acosta, Ludovico Bertonio, Annello Oliva, Blas Valera, etc. son solo alguno de esos ilustres misioneros que dejaron profunda huella en nuestra historia. Este trabajo se quebró abruptamente en el año 1767 cuando en España se suspendió la Compañía de Jesús llegándose a expulsar a sus miembros de todos los Reinos sujetos a la Corona. Este evento ha sido estudiado con detenimiento, pero lo que poco se ha investigado en comparación, es qué es lo que sucedió con la Compañía luego de que el 7 de agosto de 1814, el papa Pío VII restaurara uni- versalmente la orden fundada por Ignacio de Loyola, mediante la Bula Sollicitudo omnium ecclesiarum, derogando así el Breve pontificio Dominus ac Redemptor de Clemente XIV (del 21 de julio de 1773) por el que se la había suspendido. Ya para entonces Rusia y el Reino de las Dos Sicilias, habían conseguido la concesión de recibir jesuitas en sus territorios, por lo que la Bula de 1814 se vio venir como una decisión inminente de la Santa Sede. Desde entonces la Compañía de Jesús tuvo que empezar desde cero sus actividades, tardando en restablecer su brío en distintas partes del mundo. En las Cortes de Cádiz, los cinco diputados del virreinato del Perú pidieron el 9 abril de 1811 la restauración de la Compañía en la América española, por considerarse su presencia “de la mayor importancia para el cultivo de las ciencias y para el progreso de las misiones”. El virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, hizo efectiva la real cédula de Fernando VII por la cual se restablecía la Compañía en todos sus dominios. Sin embargo, distintas vicisitudes de carácter político de- moraron el retorno de los jesuitas al territorio peruano. Este solo se produciría en el año 1871, cuando el P. General Pedro Beckx aceptó la solicitud del obispo de Huánuco, Manuel Teodoro del Valle, de enviar jesuitas para encargarse del seminario de su diócesis. En 1873, los jesuitas que vinieron al Perú formaron una primera comunidad en Lima para, unos años más tarde, fundar el colegio de la Inmaculada. Desde entonces y aun con una historia por escribirse, los jesuitas nos encontramos en el país, mediante diversos ministerios apostólicos que en su va- riedad, recogen en síntesis el legado original de la formación humana integral de acuerdo al llamado del Evangelio, en un mundo hoy en día cada vez más evidente en su diversidad y pluralidad. Esta relativa ausencia de estudios sobre el periodo conocido como Restaura- ción, llevó al Padre General Adolfo Nicolás, SJ, a motivar a toda la Compañía universal a movilizarse para iniciar estudios acerca de este periodo, de manera que 7 la memoria histórica produjera frutos importantes. Y así fue. En la mayoría de paí- ses en los que la memoria de la Compañía ha tenido un trabajo continuo gracias a la investigación, la celebración supuso recuperar el periodo posterior al evento de 1814. Así, se produjeron importantes encuentros, simposios, congresos que en Eu- ropa y otras partes del mundo rescataron del olvido el rol de la Compañía en todo el proceso ulterior a la Restauración. En el Perú, los jesuitas decidimos que para poder hablar de Restauración de- bíamos volver a repasar el modo en que se halla presente la memoria histórica de la Compañía en el país. Encontramos que dicha memoria se encontraba fragmentada o dispersa en estudios ligados a otros procesos, económicos, políticos, culturales, pero no siempre leídos desde una real comprensión de la institución religiosa que es la Compañía de Jesús. Encontramos pues, que había algunos vacíos que nos in- teresaría rescatar en el futuro. Hasta no hace mucho la perspectiva fue hecha desde el punto de vista del creyente y también desde dicha perspectiva, las lecturas en algunos casos tenían una perspectiva autocomplaciente o al menos, poco sujetos a la crítica histórica. Posteriormente, estudios desde la etnohistoria, lingüística, la historia económica, o la antropología, permitieron colocar el trabajo realizado por los jesuitas en la colonia como algo significativo para una interpretación de los discursos y fenómenos culturales coloniales, desde distintas entradas. Pero no siempre tenían en cuenta lo específico de su enfoque espiritual e institucional. Así, con justa razón, creemos que para llegar a entender la restauración de la Compañía en el Perú, se requiere volver a recorrer los trazos de su presencia en nuestra his- toria tomando en cuenta enfoques que sean enriquecidos respecto a su específico “modo de proceder” en el país. La organización de este Simposio en ocasión de la celebración de los 200 años de la Restauración, nos ha ayudado a percibir que este enriquecimiento en la interpretación es posible, pues existe un real interés por la Compañía de Jesús en perspectiva histórica, de parte de numerosos intelectuales que se encuentran, desde ya, y en distintas canteras, explorando esa historia. Gracias a la colaboración del Seminario de Arte y Pensamiento jesuita, con- formado originalmente por ocho estudiosos provenientes de distintos oficios y universidades de espíritu humanista, se pudo convocar a este Simposio en el que el tema de la presencia jesuita tomó forma bajo el título de “El imaginario jesui- ta en los reinos de América”. Uno de sus miembros fundadores, el Padre Jeffrey Klaiber,SJ, reconocido historiador jesuita, maestro a su vez de algunos de los que conformamos este Seminario, falleció repentinamente poco antes de la prepara- ción de este Simposio. A él dedicamos nuestro esfuerzo pues estamos seguros que él hubiese seguido entusiasmándonos por seguir incentivando el estudio de la Compañía en nuestro país. Estas Actas recogen la mayor parte de ponencias presentadas el 19 y 20 de agosto de 2014, en sesiones muy intensas que duraron toda la jornada, y que nos 8 hicieron dar cuenta del interés de los académicos locales por la historia de la Com- pañía. Los artículos que aquí recogemos han sido divididos en cuatro secciones. La primera de ellas está constituida por cuatro de las conferencias magistrales, realizadas por investigadores reconocidos en el mundo académico por sus estudios en el tema jesuítico. Claudio Burgaleta, SJ, Profesor de la universidad de Fordham nos introduce en un personaje fundamental e inaugurador de la presencia jesuita intelectual en el virreinato peruano: José de Acosta, SJ. Gauvin Bailey, profesor de Queen’s College se introduce en la historia comparativa de las misiones, mostrán- donos los paralelos entre las misiones jesuitas y la misión franciscana en el norte de América. Fermín del Pino, investigador del CSIC así como reconocido miem- bro de la Universidad Complutense y uno de los más importantes estudiosos del tema jesuítico, nos lleva por la novedad de una “etnociencia andina”, naturalista, en perspectiva de larga duración, en la que jesuitas como Acosta y Cobo habrían preparado el terreno para análisis propios de la mentalidad ilustrada como los de Humboldt. Pierre-Antoine Fabre, director de estudios de l’Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de Paris, por su parte, nos introduce a una profunda reflexión hermenéutica sobre el sentido mismo de la historiografía y la historia oponiendo, a la vez que complementando, la “antigua” y la “nueva” Compañía, que se gesta a colación de los 200 años de la restauración. La segunda sección luego de estas importantes contribuciones introductorias y diversas, es la que hemos denominado como “Misión jesuita” y recoge perspec- tivas distintas de la labor evangelizadora de la Compañía en el Perú. Jaime Regan, SJ, antropólogo jesuita, nos ilumina el paisaje amazónico de la presencia jesuita, con un tema pionero en la investigación histórica de esta región a través del tema de la música. Adolfo Domínguez, SJ, historiador, nos proporciona una excelente síntesis de los colegios jesuitas al momento de la expulsión. Aún y cuando se ha es- tudiado relativamente este tema, una exposición sistemática se echaba de menos. En la tercera sección, denominada “Filosofía”, tenemos una cantidad de artí- culos considerable y que reflejan el estudio reciente de algunos académicos en tor- no a las fuentes coloniales, dentro de lo cual debemos rescatar el proyecto Scolas- tica Colonialis, liderado por el Dr.Sandro D’Onofrio, de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Este proyecto ha permitido rescatar del olvido textos y autores que otros estudiosos también presentes en el Simposio, los profesores Yangali, y Pretell, traen a la luz, autores importantes aunque olvidados, tales como Alonso de Peñafiel o Joseph de Aguilar, a quienes se dedica análisis particulares, respecti- vamente. Mención especial amerita el trabajo minucioso de transcripción de los índices así como de la estructura de los cursos de estos insignes filósofos jesuitas del virreinato, realizada por el profesor Pretell, de la UNMSM. Debo mencionar que dos ponencias que fueron presentadas en esta sección de Filosofía no han sido publicadas en este compendio, pues a pedido de sus autores ellos consideraron 9

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11 Gauvin Alexander Bailey, Art on the Jesuit Missions in Asia and Latin ca Virtual Cervantes
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