Description:Roger Lambert apagó el cigarrillo cuando, por fin, oyó la llegada de un coche delante de la casa. Había dejado las verjas abiertas a propósito, para que el visitante pudiese llegar allí directamente, sin tener que esperar. Se puso en pie, fue a la ventana del despacho, y fuera, en el discretamente iluminado jardín de la pequeña villa de la rué Baria, en el barrio nizardo de Riquier, vio el coche. Un coche que ya conocía: Rudolf Korlak acudía a la cita lijada. Salió del despacho, fue a la puerta de la casa, y la abrió, justo cuando el visitante se disponía a llamar. —¡Ah…! —musitó éste—, me ha visto llegar, Lambert. —Pase, Korlak. Naturalmente que le estaba esperando.