Un largo pasado y un breve futuro son sin duda el común denominador de los ancianos protagonistas de esta novela de Elizabeth Taylor, que la autora publicó en 1971, cuando era ya considerada por la crítica como la Jane Austen del siglo XX.
La heroína, Laura Palfrey, una dama llena de dignidad y resolución con el aire de un general vestido de mujer, es el centro de ese mundo de soledad y autocompasión que define al curioso hotel Claremont, la última residencia de Laura, un mundo cerrado donde la vida no es, se inventa.
La señora Laura Palfrey, viuda de un administrador, es una mujer solitaria, de menguados medios económicos y sin la menos esperanza de una vida mejor.
En circunstancias semejantes se encuentran los diversos personajes que la rodean, bañados de soledad y autocompasión, de fatuidad y tristeza.