Lew Nichols se dedica a formular predicciones estocásticas, una mezcla de análisis sumamente perfeccionado y de conjeturas basadas en informaciones sólidas. Estas predicciones son el enfoque más aproximado a la predicción del futuro que el ser humano es capaz de realizar a finales del siglo XX. En manos de Nichols, constituyen un instrumento de asombrosa exactitud, y su notable capacidad le gana un importante puesto en el equipo de Paul Quinn, el ambicioso y carismático alcalde de la prácticamente ingobernable ciudad de Nueva York, cuyas ambiciones se cifran en alcanzar la presidencia de Estados Unidos en 2004.A pesar de su efectividad, las predicciones estocásticas no tienen nada de paranormal. Nichols adivina el futuro, pero no puede "verlo" realmente. Ese es el extraordinario don que se ofrece a enseñarle el misterioso Martin Carvajal, el de un conocimiento totalmente clarividente del futuro. Obsesionado por ayudar a Quinn a llegar a la Casa Blanca, Nichols no puede desperdiciar la oportunidad, a pesar de sobrecogerse al observar el efecto que causa en Carvajal el conocimiento de todos y cada uno de los actos de su propia vida, incluyendo el de su muerte.