Description:El hombre descansó la mano sobre la culata de su revólver y musitó: —Suelte las armas. Hablaba con tranquilidad y tan calmosamente que el cigarrillo que sostenía entre sus labios no se movía apenas. Sus ojos eran negros y despedían una mirada negra también, un poco siniestra. Al ver que el visitante no obedecía enseguida insistió: —Las armas. Déjelas ahí encima. —Es una costumbre un poco extraña, ¿no cree?