EL GRAN BURLADOR DE AMÉRICA: ALVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA Juan Francisco Maura © De esta edición: Parnaseo y el autor Juan F. Maura Octubre de 2008 Colección: Estudios y Libros de Parnaseo-Lemir I.S.S.N.: 1579-735X Diseño de la cubierta: J. L. Canet Dibujos de la Portada: Hernando Maura Maquetación: José Luis Canet y Héctor Hernández Gassó Publicaciones de Parnaseo http://parnaseo.uv.es Este libro se incluye dentro del Proyecto de Investigación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, referencia HUM2005-01334 ÍNDICE DeDicatoria 7 introDucción 9 capítulo primero: por ser más corto que largo 29 capítulo segunDo: el imaginario europeo 43 capítulo tercero: las Amazonas, El Dorado y el Rey Blanco en los Comentarios de Alvar Núñez [Relación de Hernando de Ribera] y en la carta de Luis Ramírez 61 capítulo cuarto: la creación del mito 77 capítulo quinto: más información sobre el perfil biográfico de Alvar Núñez 113 capítulo sexto: Pero Hernández y Martín de Orúe 125 capítulo séptimo: los Comentarios (edición de 1555) 145 capítulo octavo: los Comentarios (1) 163 capítulo noveno: los Comentarios (2) 187 capítulo Décimo: los Comentarios (3) 213 capítulo unDécimo: el fiscal Juan de Villalobos y la persecución de los franceses 237 capítulo DuoDécimo: crítica actual 245 capítulo Décimotercero: el matrimonio de Alvar Núñez y su pártida para América 253 capítulo Décimocuarto: la invención de Norteamérica y la muerte de Esteban de Dorantes 271 apénDice a: Procesos y Autos seguidos sobre la nulidad de matrimonio de los Sns. Duques Dn. Alonso y Da. Ana de Aragón 287 apénDice B: Martín de Orduña en nombre de Juan de Ayolas se queja de que se la haya dado la gobernación del Río de la Plata a Cabeza de Vaca 291 apénDice c: El fiscal de S. M. y Alvar Nuñez Cabeza de Vaca con Martín de Orue en esta Corte sobre ciertas cosas que le acusan 293 apénDice D: Memorial de los testigos que fueron tomados en la provincia del Rio de la Plata en las informaciones que se hicieron contra Alvar Núñez Cabeza de Vaca 301 apénDice e: Memorial del pleito del licenciado Villalobos fiscal de Su Magtt. con Alvar Nuñez Cabeza de Vaca gobernador que fue del Rio de la Plata (Probanza sobre la actuación de Alvar Núñez en su viaje desde las islas Canarias, Cabo Verde y Santa Catalina hasta la Asunción) 305 apénDice F: Lo sucedido después de la prisión de Cabeza de Vaca 1545 317 apénDice g: «Relación de Cabeça de Vaca» (1527) 319 apénDice H: Carta original del famoso cosmógrafo Alonso de Santa Cruz al emperador Carlos V sobre un viaje cartográfico 327 apénDice i: Lucas Vázquez de Ayllón. Explorador de la Florida, descubrimientos al norte entre los 35 á 37 grados en 1526 (Retraso en la salida de su armada) 329 BiBliograFía 335 Dedicatoria Quiero agradecer a José Luis Canet, una vez más, y a su equipo editorial el enorme esfuerzo que están haciendo con su publicación electrónica Parnaseo. Quiero agra- decer especialmente el apoyo documental recibido de María José Luna del Instituto Hispano Cubano de Sevilla; de Isabel Aguirre del Archivo de Simancas; de Isabel Simó Rodríguez, del Archivo Histórico Provincial de Sevilla; del profesor Juan Gil asiduo investigador de dicho archivo y de Agustín Pinto; de Asunción Miralles de Imperial, Julio García, Beatriz María Esther González Ibarra de la Real Academia de la Histo- ria; de Juan Malpartida y María del Carmen Díez Hoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional; de Juan Delgado Casado de la Biblioteca Nacional, de los bibliotecarios de la Casa de Velázquez, así como el de todos aquellos que a lo largo de los años me han apoyado en diferentes archivos y bibliotecas. Pero este libro está per- sonalmente dedicado a mi querida compañera Tania Arias que ha tenido la paciencia de revisar la versión final del manuscrito de este libro. También quiero agradecer a la biblioteca Bayle-Howe de la Universidad de Vermont y su excelente grupo de profesionales que han hecho posible la localización de tex- tos en remotas bibliotecas nacionales y extranjeras. Finalmente, pero no por ello en último lugar, agradecer la colaboración de mi querido hermano Hernando Maura al ilustrar el presente libro con una portada de un hidalgo español del siglo xvi. Introducción ¡Dejar un nombre! Efectivamente, dejarlo, y no llevárselo consigo. ¡De- jar un nombre en la historia! ¡Qué locura junto a llevarse un alma a la eternidad! Parece imposible que se ame más al nombre que a sí propio. He aquí otra forma de esa mortal esclavitud que hace que sacrifiquemos nuestra realidad a la apariencia que de nosotros hay en las mentes ajenas, que sacrifiquemos nuestro propio ser al concepto que de nosotros se ha formado el mundo (Unamuno, Diario íntimo). Aunque algunos vean en este estudio un ataque a la mítica figura de uno de los gran- des iconos cristianos de la conquista de América, como ejemplo de hombre bueno y piadoso en su sentido más auténtico de la palabra, no hay nada más lejano en mi in- tención. La reputación de hombre cristiano y misericordioso la ganó Cabeza de Vaca en Naufragios, narración que hizo de su experiencia norteamericana, que es sobre la que se ha centrado la opinión general y la crítica académica desde sus primeros tiem- pos. Resulta realmente sorprendente ver cómo su segunda narración, Comentarios, ha pasado practicamente desapercibida para la mayoría. El Cabeza de Vaca conquistador con ejércitos de hasta 10.000 indígenas, con infantería y arcabucería española en su lucha contra los guaycurues del Paraguay (cap. 22, fol. 29v.),1 tiene muy poco que ver con el retrato cuasi hagiográfico que hace en Naufragios de sí mismo en cuanto al tra- tamiento de los indios se refiere. La desconfianza con sus mismos aliados guaraníes también sorprende después de toda la retórica a favor del indígena norteamericano que ha hecho que se le comparase al padre Las Casas o al padre Córdoba. Escribe Alvar Núñez en sus Comentarios: «[L]os ballesteros con sus ballestas armadas, y los ar- cabuceros cargados los arcabuces y las mechas encendidas (según tal caso convenía); porque aunque los indios guaraníes iban en su compañía y eran también sus amigos, tenían todo cuidado en recatarse y guardarse de ellos tanto como de los enemigos, porque suelen hacer mayores traiciones y maldades si con ellos se tiene algún descui- do y confianza; y así suelen hacer de las suyas» (cap. 23, fol. 30r). Para mí, como para la mayoría de los que hemos leído la primera parte de su obra,2 la figura de Cabeza de Vaca me inspiró respeto, misericordia e incluso cierta rabia al ver como el Consejo de Indias le maltrató «injustamente» después de haber sobrevivi- do a las penalidades que tuvo que pasar para poder salir con vida de tantas desdichas y sufrimientos. Fue ésta una de las razones que hizo que yo terminase mis estudios por 1. En lo que respecta a la obra Comentarios, utilizaré la edición original de 1555 publicada en Valladolid, de la que afortunadamente se conservan algunos ejemplares en bibliotecas madrileñas (Biblioteca del Monaste- rio de El Escorial, Biblioteca de Palacio, y la Biblioteca Hispánica de la AECI). Me he permitido actualizar la grafía y acentuar las palabras que lo requieran, siguiendo por lo demás fielmente el texto original. Para la obra Naufragios sigo mi edición (Madrid: Cátedra, 1989, 2005). La paginación de esta edición será la utilizada en el presente trabajo sobre los Naufragios. 2. Yo la leí a los 18 años. 10 El gran burlador dE américa: alvar núñEz cabEza dE vaca las tierras por las que él anduvo y una de las razones de que me decidiese a realizar mi tesis doctoral sobre este personaje. A mi llegada a Estados Unidos y durante mis más de dos años de estudios en la Uni- versidad de Texas en El Paso,3 fundé una revista de literatura estudiantil, Ecos Hispanos, y creé la Sociedad Cabeza de Vaca. La editorial del primer número de la revista la dedi- qué a ensalzar la figura del noble conquistador jerezano e incluso conseguí autorización para recaudar fondos y poner una estatua de dicho personaje en el jardín de uno de los museos de la universidad.4 Hoy, sigo pensando que este genial jerezano se merece una estatua, aunque su rostro debería mostrar la mueca burlona y algo malvada de alguien que ha sabido hacerse pasar hasta el presente por lo que no era, superando en picardía y descaro a cualquiera de los personajes literarios del Siglo de Oro. Posteriormente pasé a la Universidad de Nuevo Mexico, en Albuquerque, donde pu- de realizar mi sueño de hacer mi tesis doctoral sobre este explorador. Ya empezada la investigación de mi tesis y a partir de dos viajes que hice a varios archivos españoles en los años 1985 y 1986, sobre todo al de los duques de Medina Sidonia, fue donde cambió mi percepción de tan carismático explorador. Pasó de ser un «héroe cristiano» a un genial manipulador por medio de sus acciones y su obra. Paradójicamente, su figura cobró para mí mucho más interés por la extraordinaria capacidad de convicción en su estudiada retórica que ha hecho que su obra siga siendo hasta el presente motivo de discusión y debate.5 Fue a partir de entonces cuando el caballero jerezano pasó a ser el «gran burlador» de las gentes de su tiempo y de la mayoría hasta el presente. Todo esto hace que para mí resulte sorprendente el que en España no se haya dado a este personaje ni a su obra el relieve que merece. Las razones pueden ser múltiples ya que lo mismo ha ocurrido con otras figuras sobresalientes que igualmente han pasado y pasan desapercibidas a la crítica convencional española. Como se observará, salvo honrosas excepciones, los trabajos más importantes hechos sobre Cabeza de Vaca se han reali- zado fuera de España. El interés que este personaje está suscitando y suscitará sobre todo en el mundo anglosajón hace que en muy poco tiempo las pantallas y librerías de habla inglesa empiecen a comerciar y sacar partido del enorme potencial épico-histó- rico y riqueza literaria que lleva consigo este periodo inigualable de expansión ibérica por todos los mares y océanos de nuestro planeta. Si este individuo hubiese sido un explorador protestante no dudo por un momento que ya tendría su nombre en todas las calles y lugares públicos de su país. Quiero pensar que esta actitud de cierta apatía en valorar lo nuestro, lo español, lo hispánico en general, está empezando a cambiar. El peligro aparece cuando dejamos que sean otros los que manipulen a su propio gusto y con sus propios errores la historia de España e Hispanoamérica.6 De la misma manera y también hay que decirlo, gracias a la labor de muchos autores y académicos extranje- ros enamorados de la historia y literatura hispánica, tenemos un número cada vez más numeroso de estudiosos que traducen e investigan el riquísimo acervo cultural que, ya 3. En la que terminé mis estudios empezados en la Universidad Complutense de Madrid. 4. Cosa que no se llegó a cumplir porque la estatua costaba mucho más de que lo nuestro pequeño grupo de estudiantes y amigos se podía permitir. 5. Hasta el presente (2008) se sigue defendiendo a capa y espada la figura este enigmático personaje. Véanse entre otras obras, La Odisea de Cabeza de Vaca de Ruben Caba. 6. Véanse sobre este tema mis artículo «Cobardía, crueldad y oportunismo español» y «La hispanofobia...».
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