Description:Pocas cosas podían producir tanta emoción en la ciudad de Phoenix como la desaparición de Susana Eider. Susana, pese a que ya no era una niña, había estado actuando en los mejores saloons de la ciudad, y los hombres que suspiraban por ella podían contarse por docenas. Sus piernas estaban consideradas entre las más lindas de Arizona. Su voz y sus picaros ademanes hacían poner los ojos en blanco a solteros, casados, viudos y muertos. Pocos eran los que sospechaban que Susana Eider tenía ya treinta y ocho años. En realidad, nadie sabía su edad exacta, pero algunos la sospechaban. De todos modos, decían, era indiferente. En una mujer como Susana Eider, los años no contaban. Para muchos seguía siendo tan maravillosa como el día que debutó sobre las tablas de un escenario.