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El Final Del Poema PDF

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G io rg io A g a m b cii El final del poema Estudios de poética y literatura Traducción i^pról-ogo de Empardo Dobry Adú'íü^ Hidalgo editora .■'.SambeJl. G:.or^iü á fcul H'l poema : cstudli* de driiÉÚSA.y .í:íw.im'¡i ( GÍÚjg» Ag^CC ■ í1- ’jgicdo Dob.y. ■ 1¿ ivl . - C: iJ:lí ^tíi-ums ae BliCíÚi? ALlV5 ■Vuit.L:* 1 iJjl^r'í': -01.5 J.f)lí f ; ífl v l1 te:. ■ itil-nKüt'iU' hi.^orii) clt: Ed^.irdo DuUy T::líÍll^-:'ó_- ■SEN 37S -JS7-j7í)í-í2-'2 j'ítá•ü'jín c h:nü;t,l úJ'Í£Ínnli Cat$%4¿k í'.'.-JHítnt- >tt pr.ethá f di irtit-VMa lfuJstdiin l^liíirdí' H^bry J laJLlúdór, (Jt libioLTílfLitiDi CJI ° riego J'lp s f AjlL£TÍO i 'i-^- F.üior fyfcLin 1/íbEtiglilf Diiíjio: CibriM I >i CiiL^poc P-íiiidón üti AlgC n n r ü © Gio^b ,^un3ír.: 1 ÍJ%, 2C10 9.151 pub/Míc by Manido liHitcri. il>%; si'ii.or, LntírtíiOl'i O >Ádridllá i l:d^lLí3 cd :nrri S.A.; Kln miv. üd: j AL'.ah irl n l^Tíi.CO Eíl l'stclibe^ fue LieEutibJíii i fnvíi t.pt; KiifníL' Ijrcf¿ry Ajene, S.L.. Eüíaéloru1- - yi>ceíij v Afrete IncLs¿n Agéflii£ ~crtírriíi.i- .ii.ji.. í/iaquflii nrig:.nil: Iidusmíi Stúpij líijJlS flrgünLiíia: W S7--2 l.T.TirESü tll Ai'g'rtm.j Ql:íCl; JlccVir? e¡ úí pósiro (]ii¿ jrLd.LL‘L- k 'fy 1 .71 \ riu^ibi^n h :¡¡-j (odu i'r.ión pürda. 0 :ot;I .^tl "jeriuifo r-írriro de li tdLioik:. ToJljs los dü'írh.K leieiwuíoi. E l. n x.u . DF.T. PC.)E N'A P o éticas inesperadas: Agambjen y la poesía Giorgio Agamhen reunió sus ensayos sobre poesía y litera cura bajo ei título original tic Categoría: iudlane de­ bido a que, como explica cn el prefacio, los primeros de ellos fueron escritos para una revista que iba a poner en marcha junto a Tralo Cal vi no y al editor Claudio Rugaiiori. Esa publicación iba a p i votar ¿ubre pares de conceptos coordinados u opuestos; Calvino estaba trabajando ya en lo que hubieran debido ser sus Conferencias Norton, en Harvard! |la muerte inesperada, en 1933^ impidió que se dictaran), y que se convertirían en su pósLumo Seis propuestas para el próximo milenio-, Acatnben se propuso trabajar sobre los pares “tragedia/comedia” y “biografía/ fíbula” (entre otros), ya que se ocupaba cn ese momento de Ja “titulación cómica1' del poema de Dante. F.l hecho es que !a revista, concebida cn París, nunca llegó a publi­ carse y que, en lo que respecta a los ensayos que Agaraben reuniría más tarde en el presente libro exceden el marco nacional que le sirvió de germen: lo exceden en el espacio y en el tiempo (ni Arnaut Daniel ri Dante pueden consi­ derarse sencillamente"italianos'’), en el aparato conceptual (la tensión en la lengua entre “la serle semiótica y la se lie (Jior^io Agimbcn semántica' que, según et ancor; define la poesía, vale como mínimo para todo el ámbito occidental) y en el lingüístico (puesto que bilingüismo, diglosia, gloso.alia y fricción entre lengua viva y lengua muerta, acontecimientos que aparecen en muchos de lo.s trabajos aquí reunidos, son de primera importan da para i a tradición italiana, pero emapolabies a otras series nacionales o idiomÍLÍcas). I.o “italiano”, entonces, equivale casi siempre a ‘europeo’' o ai menos 3 b parce de la literatura, europea escrita. en lenguas romance. Las prevenciones que e.se título puso en m ardía, sin embargo, mantuvieron este volumen alejado del lector en castellano —aunque no del inglés (TheEndof iba Poem, 1999) ni del francés (La fin dupoéme, 2002)-. Xo es casualidad que tanto en la edición en inglés como en la edición en francés se haya declinado traducir el título original italiano por el de uno de Los ensayos que contiene el volumen, una opción que liemos .seguido aquí también. Se trata de desucar, precisamente, que algunos de los asuntos más importantes tratados er. estos ensayos .son válidos para ios estudios de poética en cualquier len­ gua moderna. La paradoja reside en que buena parte de las ideas más fuertes que aquí se desarrollan, corno por ejem­ plo que "la posibilidad del encabalgamiento’ es la única definición formalmente sostenibls del poema en verso (y que, por lo canto, el final deí poema sería indistinguí!) e de la prosa), han sido citadas, parafraseadas s imitadas en infinidad de ocasiones, sin que tuviéramos hasta ahora un acceso al riguroso desarrollo y con texto-en que esas ideas aparecen y son argumentadas. % El final ¿el poema Eí pensamiento contemporáneo emerge, er. varios tic sus momentos cent raí es, de una forma inesperada tic leer poesía.: Nietzsdie inaugura esa línea con su insólita inter- preracion de la tragedia griega que, a conrracorrieme de la disciplina filológica, .iba a aportar !a base para la filosofía post metafísica del siglo XX; Heidegger (a cuyos últimos seminarios asistió Agamben) la radicaliza con sus opera­ ciones críticas sobre Holderlin -principalmente- y Riike; íjti el ámbito francés. S&rtre dio categoría o otológica a la obra del poeta Francis Ponge y, más recientemente, Alain Badiou emprendió su resumen intelectual del siglo XX a partir de unos versos de Ossip Mandelstam -curiosámen­ te, el mismo poema, “El siglo'1, que utilizaría Agamben para responder a la pregunta acerca de qué. .significa .ser contemporáneo, en el volumen Desnudez-, kn los antí podas de la República platónica, que proclamaba incom­ patibles poesía y filosofía, la palabra poética aparece en la sase del pensamiento filosófico desde la segunda mirad del siglo XIX y hasta nuestros días, A diferencia de a guno.s de los autores que hemos cita­ do —n oro ñámente. 1 Icidcgger lector de Holderlin, como lo demostraron, por caminos distintos, Th, W, Adorno y Paul de Man , Agamben no fuerza a :os poetas a decir lo que su sistema o doctrina necesita que sea. dicho; se trata de encontrar —como se afirma en “Corrí", uno de los ensayos más curiosos y estimulantes, en el encuentro entre líríca trovadoresca, exégesis crítica y anatomía hu­ mana- “la esencia pensante de la poesía y la poetizante del pensamiento”: lucra de ese “quiasmo invertido7' no exigen ni poesía ni pensamiento. ¿Se trata de un pliegue de la filosofía sobre ia filología? R! pumo del que se parte es, más bien, la convicción de que 110 hay pensamiento verdadero sin sospecha, sin indagación, ¿cerca de k forma tradicional de leer y ordenar k historia literaria. Agamben se enfrenta a k pregunta acerca de por qué Dante llama Comedid a una obra que, visiblemente, no tiene forma ni intención cómica, ¿ partir de esta ce”reza: "Hasta que se p-uebe lo contrario, consideramos que Dance, corno 'hombre de mucha prudencia’) no puede haber escogido su ínctpit con ligereza o superficialidad. Al contrario, precisamente ei hecho de que k titulación cómica pueda parecer día- cardante respecto a cnanto conocemos desús ideas y de las ideas propias de su tiempo, debe hacemos suponer que esa decisión fue atentamente meditada'. Donde la tradición crítica ha visto una incoherencia y acaso un capricho -y por eso se ha abstenido de meditar una respuesta a ese in­ terrogante , el filósofo encuentra, al contrario, la clave de bóveda de lo que debe sor pensado paru entender la obra y d contexto cultural en ei que fue concebida. Y persigue esa línea hasta sus ultimas consecuencias, como k tarea.- e¿peti- fien de la lectura crítica, a partir de uno de los documentos más explorados, k carta de Dante a Cangrandc della Scak: uRs licito preguntarse ¡...] sí los argumentos materiales’ aportados por Dar.te ■ J en su aparento superficialidad no esconden acaso una intención, cuya expl i citación incumbe a la crítica como su tarea especifica'. La respuesta involu­ cra, mediante el poema, a la. teología y a la ética, desde el momento en que es puesta en relación con la divergencia Ll hnal <lel tioft-T.a entre, “culpa trágica” y “culpa cómica". La central i dad del asunto queda, demostrada por el hecho de que la decisión cdfvira de Dante marca una perdurable tradición antitrá- gica, que se mantiene hasta, la actualidad. Dante es, en efecto, tina figura transversal a todo el libro: no sólo -y no tanto— por el carácter fundacional —y por la grandeza- de la Divina comedia sino por la persistencia de su reflexión- acerca del lenguaje, basada en .su posición entre el latín y el vulgar; en estas páginas no se pierde nunca, de vista, el De vulgsri dnquemia ni c: Convivio. Pero no como cuestión histórica sino como aquello que siempre sigue sucediendo en dpoema (como en i a famosa anotación de Kafka: la expulsión del Paraíso no es algo remoto en el tiempo, está pasando ahora mismo), puesto que es allí donde la lengua muerta y la lengua viva establecen su campo de fuerza; porque es en el poema donde la lengua se está haciendo, donde —según la ramosa fórmula de Valéiy- se sostiene la duda entre sonido y sen­ tido; y ei) esa suspensión el hecho poético genera a la ve?, su fuerza y Su problemática existencia. í7,! desacuerdo entre ‘acontecimiento sermoneo" y "acontecimiento semántico” tiene lugar, por ejemplo, en la rima, cuando da mente busca una analogía de sentido allí donde, desilusionada., no puede .riño constatar tan sólo unü correspondencia de signos". No casualmente se cita en varias ocasiones el indpit de: Evangelio de Juan: “En el principio existía la Palabra..• una fórmula que puede ser utiliza.da también pira las rozos de los trovadores, esas breves ‘vidas” escritas a posterior! para darle al poeta una biografía surgida de Ciiorgio Agambsn sus composiciones, y no d revés: primero lo poetizada y después lo vivido. De es re modo, cualquier ten r ación de lectura psicología o biografista queda abolida: el poeta es una función del poema. Todo debe ser registrado como mutación dentro del poema; así, ta historia de la poesía occidental es un lento peregrinar de la oralidad a la escri­ tura, de lo musical a io gráfico. Esta perspectiva permite alguna de las asociaciones mis inesperadas y por eso mismo estimulantes, como la que vincula la 1 rima, sneíra" ce la sextina de Arnaut Daniel -en la que el eco no se produce dentro de la estrofa sino de una estrofa a la siguiente, ya que todas las estrofas repiren las mismas palabras en los finales de verso pero en un orden distinto— con e! umbral de la vanguardia francesa: "la sextina canielina es el primer movimiento de una partida, secular que tendrá en el Coup de dé; mallarmcano su jaque mate, y en la que se pone en juego la emancipación del texto poético no sólo del canto sino, en general, de roda ejecución oral1'. Este progresivo predominio de la escritura, es indisociabLe de lo que Agaraben señala siempre que se presenta la ocasión; lo que cama en el poema —y aquello a lo que e! poema canta, al menos en primera instancia—es- la lengua misma. Así, si en Dante “Beatriz es el nombre de la experiencia amorosa del acontecimiento de la palabra que está en juego en el texto poético mismo*, la Polia de! Hypnerotomachia de Políziano representa “el sueno de la lengua”, esa lengua que es a la vez “la vieja” y *la muerta” del personaje femenino del poema. Frente a h idea tradicional del latín como lengua muerta y las lenguas romances como evo[uciones vivas desprendidas Je ese [ronai, Agamben, a partir de Pascoii y su "pensamiento de la vo¿'\ juega con la idea de que roda lengua poética es ya Lengua rautita: y que, por lo tanto, la poesía es esencialmente bilingüe, ya que trabaja a la ve?, con e! registro de la lengua coma vo7. muerta y de la palabra en su perpetuo proceso de3 transformación. Lo fijado y lo finido; tumo exclama el peregrino que llega, a las tuinas del foro romano v, más carde alTíber, en el soneto de Quevedo: “huyó lo que era Hrme y solamente / lo fugitivo permanece y dunf. Agaraben llega a hablar, incluso, del ‘‘bilingüismo implícito en toda palabra humana1; la muerte de Beatriz, la muerte de Laura (el aura) "no es sino el aliento de la voz, es decir, finalmente, aura muerta”. Pero, a la vez, “posea es aquel que, en la palabra, genera la vida". Por eso la poesía nos importa; dice el filósofo. Para nosotros, que conocemos, en nuestro ámbito lingüístico, la predominancia de poé­ ticas de la transposición de la lengua coloquial, las pro­ puestas teóricas contenidas en e.ste ibro pueden servirnos de instrumentos para pensar de otra manera eias derivas. “La poesía -dice Agamben parati aseando a Pasco 1 i— habla en una lengua muerta, pero Ja lengua muerta es lo que da vida al pensamiento. £1 pensamiento vive de Ja muerte de la palabra". Entonces, sólo hay pensamiento, y .sólo hay poesía., mediante la experiencia deia muerte de la palabra, mediante la pronunciación de las palabras muertas, Ei ángulo insólito desde el que se iee k poesía en es­ tos ensayos ¿urge del nada obvio cruce de caminos que conforma la base intelectual de su autor: discípulo de

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