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El Eurocentrismo. Crítica de una ideologáa PDF

229 Pages·1989·4.182 MB·Spanish
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traducción de ROSA CUSMINSKY DE CENDRERO EL EUROCENTRISMO crítica de una ideología por SAMIR AMIN t V. /'s-® \ *> CP- -v y *• m siglo ventiuno editores siglo veintiuno editores, sa de cv CEfiflO DEL AGUA 248> DELEGACION COrOACÁN 0431QMÉXJCO, D.F siglo veintiuno de españa editores, sa calle plaza , 2M43 Madrid, españa 5 siglo veintiuno argentina editores siglo veintiuno editores de colombia. Itda CARRERA 14 NÚM SO 44. BOGOTÁ, DE. COLOMBIA > portada de maria luisa martínez passarge primera edición en español, 1989 dk © edjtores, s.a. de c.v. siglo xxi ISBN 9Ó8-23-1525-5 impreso y hecho en mé\ico / printed and made in mexico Indice INTRODUCCION PRIMERA PARTE: PARA UNA TEORIA DE LA CULTURA CRÍTICA DEL EUROCENTRISMO 1. CULTURAS TRIBUTARIAS CENTRALES Y PERIFÉRICAS 26 i. La formulación de la ideología tributaria en el área eu roo ríen- tal, 26; n. La cultura tributaria en las demás áreas culturales del mundo precapitalista, 64 2. LA CULTURA DEL CAPITALISMO. EL UNIVERSALISMO TRUNCADO DEL EUROCENTRISMO Y LA INVOLUCIÓN CUL- TU RALIS TA 72 (. La liberación de ia metafísica y la re interpretación de la reli­ gión, 78; íi. I.a construcción del culturalismo eurocérurico, 86; III. E) marxismo ante el desafio del capitalismo realmente exis­ tente, 112; iv. La aceleración del proceso culturalista: provincia­ lismos y funda ment al i sinos, 11S; v. Elementos para una cultura verdaderamente universal, 12S SEGUNDA PARTE: PARA UNA TEORÍA SOCIAL NO EUROCÉNTRICA 3. PARA UNA VISIÓN NO EUROCÉNTRICA DE LA HISTORIA 148 i. El rnodo de producción tributaria, forma universal de la so­ ciedad precapitalista avanzada, 148; H. El feudalismo eurupeo, modo rributario periférico, 161: iiï- El mercantilismo y la transición al capitalismo: el desarrollo desigual, clave del mila­ gro de la singularidad europea, 166; iv. El eurocentrismo y H debate sobre la esclavitud, 176; v. El eurocentrismo en la teoría de la nación, 181 4. POR UNA VISION NO EUROCÉNTRICA DEL MUNDO CON­ TEMPORANEO 185 i. El capitalismo realmente existente y la mundializacion del va­ lor, 185; II. La crisis del imperialismo contemporáneo, 206; III. La desconexión y el Estado nacional popular, 213 (^1. El eurocentrismo es un culturalismo en el sentido de que supone la existencia de invariantes culturales que dan for­ ma a los trayectos históricos de los diferentes pueblos, irre­ ductibles entre si. Es entonces antiuniversalista porque no se interesa en descubrir eventuales leyes generales de la evo­ lución humana. Pero se presenta como un universalismo en el sentido de que propone a todos la imitación del modelo occi­ dental como única solución a los desafíos de nuestro tiempo. '« El eurocentrismo no es ;la suma de prejuicios, equivoca­ ciones e ignorancias de los occidentales con respecto a los demás. Después de.todo, éstos no son más graves que los pre­ juicios inversos de pueblos no europeos para con los occi­ dentales. No.es pues un etnocentrismo banal, testimonio sólo de los limitados horizontes que ningún pueblo del pla­ neta ha superado verdaderamente todavía. El eurocentris- mo es un fenómeno específicamente moderno cuyas raíces no van más allá del Renacimiento y que se ha difundido en el siglo En ese sentido constituye una dimensión de la XIX. cultura y de la ideología del mundo capitalista moderno. ^ El eurocentrismo no es una teoría social, que por su cohe­ rencia global y su aspiración totalizadora pretenda dar la clave de la interpretación del conjunto de problemas que la teoría social se propone dilucidar. El eurocentrismo no es más que una deformación, pero sistemática e importante, que la mayoría de las ideologías y teorías sociales dominan­ tes padecen. Dicho de otra manera, el eurocentrismo es un paradigma que, como todos los paradigmas, funciona de ma­ nera espontánea, con frecuencia en la vaguedad de las evi­ dencias aparentes y. del sentido común. Por esto se manifiesta de maneras diversas, tanto en la expresión de los prejuicios trivializados por los medios de comunicación como en las frases eruditas de los especialistas de diversos dominios de. la ciencia social. •^ . Hay varias maneras de tratar el tema: la primera con- 2 sistiría en captar el eurocentrismo en sus múltiples manifes­ taciones y en revelar cada vez los errores particulares. En­ tonces se deberían definir los diversos campos de expresión de esas manifestaciones. \¡j Uno de ellos podría ser la crítica de la versión propuesta por los medios masivos sobre problemas del mundo contem­ poráneo y la política. Un proyecto de este género implicaría el trabajo de un equipo consagrado a examinar sistemática­ mente algunos diarios importantes y programas de televi­ sión. Que yo sepa, este trabajo no ha sido realizado, aunque sin duda ajguna merecería serlo. Pero no es éste nuestro pro­ yecto. , o Podrían anailizarse otros dominios del edificio cultural moderno de esta misma manera. Por suerte existen algunos trabajos valiosos que se han propuesto este objetivo. Por ejemplo, Edward Saíd ha escrito un excelente análisis de la deformación eurocéntrica producida por el oriéntalismo. Asimismo existe un análisis profundo de la "helenomanía” y de la construcción del mito de Grecía~ancestro-de-Occ¡den­ te, que ha propuesto Martin Bernai. Hay cantidad de buenas críticas de las diferentes versiones del racismo, etc. Gomo es evidente nos inspiraremos en las conclusiones de todas estas contribuciones importantes. fr La segunda manera de tratar el tema, que será la nuestra, se propone ir desde el principio más allá de estas contribu­ ciones sectoriales a la crítica del eurocentrismo, para situar­ lo en ljt construcción ideológica del conjunto del capitalismo. Se tratará pues de precisar las funciones de legitimación particulares a las cuales responde la dimensión eurocéntri- cá> así como habrá que mostrar cómo esas funciones contri­ buyen a ocultar la naturaleza del capitalismo realmente existente, a deformar la conciencia que uno se puede hacer de sus contradicciones y de las respuestas que se les dan. Esta opción entraña tres consecuencias. (¿ La primera es que no es eficaz entrar en el meollo del tema desde la primera página del libro. Sé le pide al lector, entontes, que tenga un poco de paciencia, a lo cual desgra­ ciadamente no siempre predispone la deformación de las lecturas rápidas de nuestra época. Pero si el eurocentrismo, como lo pretendemos nosotros, es una reconstrucción mito­ lógica reciente de la historia de Europa y del mundo —en su dimensión cultural entre otras—, es más eficaz comenzar por ofrecer otra visión de esta historia, al menos en lo que res­ pecta a la región a la cual pertenece desde la antigüedad griega y pasando por la Edad medía, la Europa real y mítica. Cuando del texto surja el eurocentrismo —en el capítulo de 2 la primera parte— se verá entonces en respuesta a qué pro­ blemas nuevos y en contraste con qué realidades se constru­ ye. Habíamos pensado por un momento invertir esta presen­ tación precisamente para satisfacer la curiosidad del lector impaciente. Pero el "retrato hablado” del eurocentrismo —que aparecerá a su debido tiempo en e] texto para resumir los caracteres de la deformación en cuestión— colocado de entrada al comienzo, hubiera parecido extremadamente tri­ vial, y por añadidura poco convincente puesto que retoma el conjunto de opiniones dominantes que a la gran mayoría pa­ recen evidencias de un supuesto sentido común. La segunda es que el análisis del eurocentrismo que aquí se propone suscita los problemas más difíciles de la teoría social. Ahora bien, pensamos que desde este punto de vista, los instrumentos conceptuales de que disponemos siguen siendo completamente insuficientes. La teoría está dividida, no sólo por la oposición —útil— de las escuelas del pensa­ miento, sino todavía más por su desarrollo extremadamente desigual de una disciplina de la ciencia social a otra. Quizá existan teorías económicas del capitalismo que responden aproximadamente a los criterios contenidos en la definición de ¡a ciencia. Pero en los dominios de lo político (el poder) y de lo cultural casi no hay más que reflexiones. Sin embar­ go, este juicio severo está lejos de ser ampliamente compar­ tido. Là reflexión social está todavía atestada de dogmatis­ mos de toda naturaleza, cuya preocupación exclusiva sigue siendo la de revocar los viejos edificios y, mediante acroba­ cias dudosas, reproducir las antiguas respuestas a las nue­ vas preguntas. Más grave aún es el hecho de que, al respon­ der a las desilusiones y a la crisis de nuestra época, los best-sellers se nutren de la teología llamada neoliberal cuya respuesta a todo —respuesta fácil— tiene sin embargo la ventaja de reafirmar y legitimar los prejuicios, lo cual expli­ ca sin duda su éxito. Vv La tercera es que el paradigma del eurocentrismo —como todo paradigma— no puede ser echado abajo sólo por la crí­ tica interna de su debilidades. Este paradigma responde a cuestiones reales, aun cuando podamos pensar que lo hace de manera errónea. Hace falta entonces sustituirlo por res­ puestas positivas correctas. Pero esto deberá hacerse sa­ biendo que el equipo conceptual del cual disponemos sigue siendo frágil. x Se trata pues de un complejo trabajo de reconstrucción de larga duración, y no tenemos la ambición de proponer aquí la teoría global de la que aún se carece. Sin embargo expon­ dremos algunos de los elementos de esta reconstrucción, que nos parecen indispensables, . El plan de la obra se deriva de las observaciones prece^ 3 clentes. En la primera parte nos proponemos hacer la critica del eurocentrismo a partir de una hipótesis que concierne a la teoría de la cultura, puesto que el eurocentrismo es un culturalismo. Sobre la base de esta hipótesis, en el capítulo desarrollaremos la idea de que la construcción cultural 1 de la Europa precapí ta lista pertenece a la familia de las construcciones ideológicas/'tributarias periféricas". En el capítulo demostraremos que la nueva cultura capitalista 2 que se forja en Europa a partir del Renacimiento es ambi­ gua: por una parte rompe totalmente con su pasado tributa­ rio (lo cual le da su dimensión progresista y alimenta su am­ bición universalista), pero por la otra se reconstruye sobre cimientos míticos cuya función es la de borrar el alcance de esta ruptura mediante la afirmación de una continuidad his­ tórica inexistente (lo cual constituye el contenido mismo de la dimensión eurocéntrica de la cultura del capitalismo, que anula el alcance universalista de su proyecto). ^ En la segunda parte nos proponemos desarrollar positiva­ mente dos tesis que nos parecen esenciales en la reconstruc­ ción de una teoría social no eurocéntrica. La primera es que la hipótesis del desarrollo desigual explica el "milagro euro­ peo” (el salto precoz al capitalismo) sin tener que recurrir necesariamente a los subterfugios del eurocentrismo. La se~ gunda es que la hipótesis del valor mundializado explica la verdadera dinámica del capitalismo como sistema mundial realmente existente y su contradicción principal, una diná­

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