Description:El centinela fue tajante en su orden. ¡Alto, o disparo!
Aquel pequeño hombre que se había acercado a las alambradas con gesto indiferente, se detuvo en el acto.
—¡Pronto! Cuerpo a tierra y con las manos en la cabeza.
El hombre vaciló un segundo y luego obedeció la imperiosa orden del centinela.
—Tú no tirar pequeño chino. Ser amigo.
El centinela siguió encañonándole con su arma, a pesar de las palabras pacíficas del extraño visitante. Había dado la voz de alarma y estaba esperando la llegada de sus compañeros. De lejos se oían distintas voces que repetían la alarma, y pasos precipitados se iban aproximando.