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El drama del alma, algo sobre México y Maximiliano, poesía en dos partes con notas en prosa y PDF

138 Pages·2010·20.1 MB·Spanish
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•••«•»¡tv 1020005933 ym m u MA Da M ML ALGO SOBRE MEXICO Y MAXIMILIANO Con notas en prosa y comentarios de un loco POR DON JOSE ZORRILLA " REIMPRESO EN LA IMPRESTA DE JUAN N. DEL VALLE Puente de San Pedro y San Pablo núm. 8. . pé •-St mmmmm i mmmmb. be Castillo de Miramar que en el mar azul te miras, ¿por qué miras sin cesar mar adentro en ese mar cuyas ráfagas aspiras? ¿Por qué va tu Castellana de un balcón á otro balcón, y á través de su persiana contempla la mar lejana con febril ajitacion? Cierra todos tus balcones, castillo de Miramar: cuelga de negros crespones tus gallardos- torreones y no mires más al mar. F O N DO FERNANDO DIAZ RAMIREZ Ya es en vano que le adules? «que dará miedo leer. en vano enfloras tus salas, Castillo de Miramar, en vano tu mármol pules, que vas desde hoy tu belleza y tus perfumes exhalas con crespones á enlutar, sobre sus ondas azules. castillo de la tristeza Haces mál si en el favor te has de venir á llamar. fias del voluble mar: te arrullará alhagador, IL y tus pi¿s irá á besar; pero el mar siempre es traidor. Castillo ayer tan risueño, Miramar, no fies más tioy triste mansión mortuoria, en las ondas pasajeras ayer pensaba tu dueño del mar que mirando estás; que escribiera yo tu historia.... que no te traerán jamás jla suya me quita el sueño! al que por ellas esperas. Hoy que del mundo salid Quita de ese torreon del martirio con la palma, ese mástil señorial; n<5 la historia que él pensó ya se rasgd el pabellón sino el drama de su alma que ostentó en él tu blasón vengo á revelarte yo. bajo corona imperial. Otro pasaba en la mia Tu crónica alegre ayer que enlazado está con él: como una árabe leyenda y es esta doble agonía que escuchar daba placer, lo que va mi poesía va á ser una historia horrenda á confiar á un papel. —6— —7— Mas no vayas á olvidar cuando era la Emperatriz. si llegas mi libro á ver, Castillo de Miramar, que sólo á luz de tu bogar puesto para dar pavura no se debe de leer: entre cielo, tierra y mar, sé discreto, Miramar. castillo de la locura Yo soy quien á tu Señor te has de venir á llamar. bacia de otros lectura, mientras era Emperador III. allá donde boy el rencor le niega hasta sepultura. Castillo que á tu Señora Yo soy quien á tu Señora hoy como prisión encierras, canté allá una salmodia: yo la vi, poco ha de ahora, ¡no sepa por tí en mal hora de otro alcázar moradora que canto por él ahora y Señora en otras tierras. los salmos de la agonía! Y la vi cón inquietud Castillo de Miramar, ir por aquella rejion, si llegan á tí estas hojas, fiada en la rectitud, no se las des á hojear: en la fé y en la virtud tíralas antes al mar de su leal corazon. en donde los piés te mojas. Yo crueé en el campo un dia Llanto de pena verter mi corcel con su corcel; no hará á la loca infeliz, y temblé porque sabia quien lágrimas de placer que de aquel campo podia derramar la supo hacer salir cautiva sobre éL Tuve allá asiento en su mes» y que también le vendí! y en su presencia sitial: Miramar, si en darla un dia pero siempre tuve priesa rumor con tus écos das, de verla salir ilesa no des en la fantasía de aquel país desleal. de repetir la voz mia: Y cuando que el mar surcaba no la hables de mí jamás. oí decir en Castilla, cuando supe que arribaba del mar de Francia á la orilla, IT. la creí en salvo.... y erraba. Respirado el aire habia Castillo de Miramar, de aquella letal rejion tú, que si al fin Dios la cura y herida de allá venia. la tendrás que aposentar {Bien allá me lo decia en sus dias de pesar, sin cesar mi corazon! como en los de su locura, Mas bendigo al juicio Eterno empieza á ensanchar con tiento que el suyo quitarla quiso: la red de su incertidumbre,. pues, sin juicio hoy de lo estemo«, para que con paso lento no comprenderá en qué infierno entre en su alma el sentimiento se tornó su paraíso. de su inmensa pesadumbre. Yo, aunque otra vez se le dé Ya de su casa no soy Dios, jamás á verla iré: como en su Imperio: no puedo ¡no vaya á pensar de mí l'éerla historias desde hoy: que por traidor me salvé mas con la suya me quedo —10— —11— y á España á contarla voy. que entrar como aventurero Castillo de Miramar, sin corona en Miramar. por cuyos balcones mira ¡Oh castillo sin ventura! la que crée que por el mar prisión hoy en donde llora á tu playa ha de arribar coronada la locura, el amor por quien delira; castillo de la amargura di á tu infeliz Castellana te han de llamar desde ahora! que del balcón se retire, que cierre bien su persiana, Y. y que al mar con ánsia vana ya desde hoy nunca mire. Díle que ya que esperar Castillo de Miramar no tiene ma's que en el cielo; que ya al mar en vano miras, que el que esperó ver tornar quédate con tu pesar: no halló senda por el suelo, que temo que me ha de ahogar ni navio por el mar: la atmósfera en que respiras. y si en tan salvaje guerra Castillo de Miramar tal vez ni aun tumba le encierra, que en duelo tan infinito que no le envíe á buscar envuelto vas á quedar.... ni vivo sobre la mar, ¡guai que el castillo maldito ni muerto bajo la tierra. no te lleguen á llamar! Mas que su honor queda entero: ¡Adiós, triste fortaleza pues quiso hacerse primero que al mar que te azota miras: coronado allá matar, quédate con tu tristeza, —12— —13— que á darme vértigo empieza lo escrito dentro de tí! la tristeza que me inspiras! ¡Y si al tesoro común Yo me voy con mis cantares de tu cuenta capital á la tierra en que nací, otro cuento cada cual á echar ante sus altares pudiéramos dar aún.... mis flores y mis pesares: fuera cuenta más cabal! y apréndelo tú de mí. Porque tú debes saber, Pues ya aquel no ha de llegar pues se fué en tí á concebir, que esperábamos los dos cdmo y quién did tan ruin ser castillo de Miramar, al Imperio que, al nacer, vamos en Dios á esperar, se envid á México á morir; que quien nunca falta es Dios. y debes saber también cdmo tu dueña infeliz VI. perdid su juicio y por quién, y si hay quienes razón den Mas oye aún, Miramar: de la de la Emperatriz. me pesa á mi hogar partir, sin poder en tí sondar VII. algo que, á poder hablar me pudieras tú decir. Mas semejante poder ¡Delira mi mente loca! Dios no puso en tí ni en mí: castillo, empresa tan ruda ¡otro el cuento habia de ser, á más poderosos toca: si me dieras tú í leer Tú, que lo sabes sin duda,

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llos paramentados de morisca guadamacilería pasama- xieada de oro y sedas: ha visto á las mexicanas con sus naguas de cien colores, sus mal
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