Description:Stanley Honnard amaneció un buen día muerto en el jardín de su residencia. Lo de «buen día», desde luego, no lo hubiera suscrito él; nadie dice una cosa semejante cuando le meten un balazo en el corazón desde dos pasos de distancia. El señor Honnard, entre otras cosas, tenía la profesión de rico, lo que significa, en su caso, que disponía de gente encargada de ganar lo suficiente para que él pudiera decir que era rico. Lo era y mucho, decenas de millones, según el vulgo; un poco menos, según el interesado, y menos todavía, según el Pisco. Aparentemente, no se le conocían enemigos, por lo que su muerte extrañó bastante. Pero cuando un hombre tiene millones, su peor enemigo es el dinero; siempre hay gente ávida de que el rico muera, para «forrarse» con sus despojos monetarios. Éste, el del dinero, parecía ser el único motivo de la muerte de Honnard, porque no aparecían otros o, por lo menos, con la suficiente fuerza para cometer el asesinato. En cuanto a los sospechosos, las primeras miradas de la policía se fijaron en la viuda.